En esta nueva entrega de #SoyFan, la N° 77, nuestra invitada es la música y escritora Patricia Turnes, quien, además de encontrarse trabajando en su tercer álbum (que llevará por título “Todo lo que no se cuenta en las canciones de amor”), el próximo sábado 10 de octubre, a partir de las 20 hs, en Sala Camacuá, se presentará en el marco de una nueva edición de Animalas, propuesta gestada, producida y protagonizada por mujeres. La fecha contará, además, con la presencia de Rodra y el debut oficial en vivo de Las Mantarrayas. Patricia es fan de Flavio Lira y lo que sigue son sus palabras acerca del ex Carmen Sandiego y actual Amigovio.
Creo que fue en el 2008 que lo conocí. Yo iba a clases de guitarra con Alberto Mandrake Wolf. Él me contó que por esos días iba a tocar en un boliche que se llamaba “La Nueva Ronda” con los Carmen Sandiego, unos chicos que hacían una música “bastante posmoderna”. “Hacen ruiditos con unos aparatos raros, y la música de ellos es original, me hacen acordar a The Cure” me dijo. Y agregó: “Creo que ellos te van a gustar”. Le hice caso. Fui y… ¡flasheé! En aquél momento los “Carmen…” eran un dúo integrado por Leticia Skrycky y Flavio Lira. Quedé boquiabierta con las letras de Flavio: eran oscuras, siniestras, trataban sobre experiencias emocionales raras, situaciones sexuales border, relaciones tóxicas, abusivas, etc. Pero también eran adolescentes, espontáneas, creepies y me causaban gracia. Eran sólo dos personas pero te metían en un viaje muy intenso, en una atmósfera creada por algunos instrumentos de juguete y otros más convencionales. Podría decir que me hice fan ese mismo día, cuando salí del toque, quedé muy impresionada.
Al poco tiempo los pasaron en el programa que tenía Gustavo Fernández Insúa. “Domingo Pop” se llamaba. Escuché el primer EP de ellos, “Vida espiritual” (2006) y me partió la cabeza.
Más adelante contacté a los Carmen Sandiego para hacerles una nota para la revista Freeway. Nos juntamos en la casa de Flavio, fuimos con una amiga. Les sacamos fotos y los entrevistamos, hicieron un recital ahí para nosotras, pude conocerlos más. En su casa, él, tenía colgados los mismos posters de músicos que yo solía tener en mi casa unos años atrás (The Smiths, Pixies, etc). Más tarde, me pasó que fui a un toque de otra banda en un boliche de Pocitos. Flavio también había ido, tomaba cerveza afuera y conversaba con unos amigos de él sobre cine, música, cultura pop y ahí flasheé más todavía con él. Reconozco que en aquella época lo espiaba un poco en un plan bastante Kathy Bates de “Misery”. Pensé que era un ser maravilloso y que yo necesitaba tener un amigo así en mi vida.
Pasó un tiempo y me animé a invitarlo a un cumpleaños mío, a él y a Leticia. Vinieron. ¡Yo no podía creerlo! Al tiempo nos empezamos a comunicar por Facebook, nos empezamos a ver más seguido y me animé a pedirle a Flavio que hiciera un taller de canciones a medida para mí. Yo había empezado a componer algo pero me daba mucha vergüenza todo, estaba bastante perdida y muy inhibida. Él me guió en este camino de hacer canciones, creo que tiene ese don de enseñar, me transmitió nociones básicas del oficio. Y me exigió también. Además me recomendó pila de buena música que hasta ahora escucho.
La historia de la groupie que persigue al músico tuvo un final feliz. Cuando por fin me animé a grabar mis canciones y a tocar en vivo, Flavio Lira colaboró conmigo. En “Lentes oscuros”, mi primer disco, (2017, producido por Fabrizio Rossi) aparece la voz de Flavio en una canción que se llama “Era un extraño amor”. Para “Yo tenía una vida” (2018), a Flavio y a Fabrizio se les ocurrió que ellos podían vestir un poco mis canciones, así que me lo plantearon y lo hicimos. Este segundo disco mío fue producido a medias entre él y Fabri. En este tercer disco que estoy por sacar este año, “Todo lo que no se cuenta en las canciones de amor”, él canta en un par de temas.
Es un artista muy prolífico, ha estado años editando discos junto a Carmen Sandiego, grabando, tocando, viajando por Chile, Argentina, etc. Tuvo un dúo con Federico Morosini de Julen y la Gente Sola llamado Las Valerias, con dos discos cargados de pop enfermo y acaramelado: “Minita/Minito” (2013) y “El Pueblo del Terror” (2017). Justo, esta semana se estrena «Carmen Vidal Mujer Detective» en el Festival Detour, película de Eva Dans para la cual él compuso música original y en la que, además, debuta como actor.
Dentro de la música uruguaya lo veo con gran proyección a futuro, con una obra tan sólida como única. En la actualidad tiene un proyecto solista que se llama Amigovio. Para fines de 2020 o, máximo, en febrero de 2021 saldrá su disco debut que está producido por Fabrizio Rossi y Francisco Trujillo. Tiene grandes canciones, le tengo tremenda fe a ese disco. En esta nueva etapa Flavio utiliza sintetizadores viejos, se mueve entre el synth pop y la canción romántica. Tiene mucha influencia de Steven Merritt y Molly Nilsson.
Flavio puede ser cursi pero a la vez maneja un nivel de ironía alto, cuando quiere es un hdp que te deja pensando con lo que canta. Admiro mucho su manera de hacer canciones. A mi modo de ver, él encontró una forma muy personal y fresca de componer en español. Sus canciones son bastante pegadizas, tienen gancho.
Entre sus influencias -muy bien procesadas, por cierto- están: la música indie en general y la española en particular (desde “Vainica Doble” a “La Bien Querida”), la latinoamericana, el pop más comercial, bandas punks, el melódico internacional, el rock británico, la música de los años cincuentas pero también los sonidos nuevos más bien vanguardistas.
Considero que él es único en su especie. Muchos músicos amigos le pedimos consejo, él tiene algo de maestro. Siempre sabe qué parte le sobra a una letra, cuándo una música aburre, qué orden le conviene más tener a las canciones de un disco, etc. Confío mucho en su criterio.
Cuando estábamos en el colectivo “Esquizodelia” Flavio era muy bueno también para la curaduría, para elegir qué bandas podían tocar con cuáles, en qué orden. Ahora ambos estamos en el sello Feel de Agua y también tiene esa impronta, además de que ha sido iniciador de proyectos muy interesantes como el disco de versiones de poemas de Martín Batallés “Sirviendo a un solo amo”.
En vivo se expresa de un modo muy irreverente, nos hace reír a todos con sus comentarios y ocurrencias. Sus presentaciones siempre sorprenden: puede empezar un show comentando celular en mano cuáles son sus candidatos más interesantes en Grindr, revolcarse en el piso mientras se enreda con el micrófono, bajar del escenario para abrazar a sus fans, o terminar la noche improvisando una especie de freestyle en el que saca para afuera todo el caos que hay en su interior más cualquier cosa que se le pasa por la cabeza.
Flavio es un tipo extremadamente curioso, muy culto. Yo le digo, a veces, medio en broma, que es un sabelotodo. No es solamente un músico, él es una persona que hace años se dedica a la crítica de cine, ha incursionado en el periodismo cultural en diversos medios, sabe muchísimo de música, es una máquina de incorporar nueva música. Ha hecho mucho por difundir cultura a través de sus podcast de cine (“Basuritas”, que hacía junto a Agustín Fernández) y de música (“Aleatorio de Winamp”, en Radio Pasillo). Tiene ese modo autodidacta, un estilo do it yourself que me atrae mucho, casi todo lo que sabe lo aprendió solo.
Trabaja duro para cada disco, en el concepto de la obra, en el arte. Diría que da todo de sí también en cada show que hace, se entrega y disfruta. Además, tiene frases memorables. Es tan gracioso que de algunas conversaciones con él saco frases o historias para canciones. Eso sí ¡siempre le pido permiso!