En esta nueva edición de #SoyFan se da un hecho particular, y es que nuestro invitado es el primero en declararse fan de una banda nacional, por encima de otros artistas internacionales. Marcos Motosierra, vocalista de Motosierra, banda que en este 2017 cumple dieciocho años, podría haber elegido entre muchos grupos a los que admira como The Stooges, MC5, New York Dolls, The Ramones, Dead Boys, The Damned, The Cramps, Radio Birdman, The Hellacopters o Turbonegro. Pero no fue el caso. Marcos nos habla de su fanatismo por una banda, que al igual que la suya, irrumpió en la escena local con una propuesta salvaje y transgresora para la época: Chicos Eléctricos. Aprovechando que Motosierra se presenta el próximo viernes 15 de diciembre junto a Water Rats (Brasil), Deb and The Mentals (Brasil) y los locales Soketes en el Läjä Festival que se llevará a cabo en Bluzz Live, lo convocamos para participar de #SoyFan.
Por el año 1992, Marcos iba al liceo 36 (IBO) y tenía de compañero a otro músico: Roberto “Tito” Lagos, guitarrista de The Supersónicos. Como él mismo recuerda “El Tito tenía banda, yo no. Quería, pero no sabía cómo ni me animaba. Por supuesto que hicimos buenas migas, y por ahí se me abrió una rendija por la cual asomarme a todo ese mundo de discos, bandas y toques que me fascinaba.” Su encuentro con la música de Chicos Eléctricos ocurrió un día como tantos al regreso del liceo, y así nos lo cuenta: “Un día vuelvo del liceo y pongo El Dorado 100.3. En el programa ‘Rock hasta el Mediodía’. Estaban entrevistando a una banda uruguaya y el vocalista estaba ‘de vivo’ tomándole el pelo a todo el mundo, al conductor, al rock nacional, a la sociedad uruguaya, a su propia banda y a sí mismo. Hablaba como si estuviese en la esquina tomando vino con los pibes. Empieza a sonar una canción que se burlaba de los ‘jipis’ mientras el estribillo repetía ‘¡Dale maluco!’. La entrevista termina de manera abrupta mientras otra canción irrumpe a todo ruido y velocidad pidiendo ‘dame más guacha’. Al otro día, en el liceo la conversación fue ‘¿escuchaste ayer esta banda?’ ‘Si, NO PARECEN URUGUAYOS’. Era lo que estábamos buscando” sentencia.
Marcos continúa recordando que “ese mismo fin de semana, me atreví a ir por primera vez al boliche Juntacadáveres a verlos. Nadie iba a esos lugares. Un toque de rock generaba desconfianza y cero interés. Pagué la entrada, crucé la puerta… y me quedé paralizado. Había cuatro tipos arriba del escenario sudando sexo, droga y rock and roll a un volumen brutal.