Hermanos Láser: “Nos gusta que las canciones sean lugares para habitar”

Hermanos Láser acaban de publicar “El problema de la forma”, su largamente esperado segundo álbum, sucesor de su muy buen debut discográfico de 2013. A lo largo de las diez canciones que componen el disco, la banda mantiene su sello característico de cuidadas melodías y arreglos vocales sobre capas de guitarras con diversas texturas. El próximo miércoles 24, a las 21 hs, Hermanos Láser se presentarán en vivo en Sala Camacuá (Camacuá 575 esq. Reconquista) y, antes, conversamos con Sebastián Cáceres (guitarra y armónica) sobre su reciente lanzamiento.

Por Liber Aicardi

¿Por qué dejaron pasar tanto tiempo para publicar el nuevo disco?
Llevó tiempo hacerlo, ésa es la realidad. Llevó tiempo componerlo, llevó tiempo arreglarlo y llevó mucho tiempo grabarlo. Pero, no es nada raro en nosotros. Todos los discos nos llevan, siempre, mucho tiempo. De hecho, el disco anterior llevó sus tres, cuatro años de composición y grabación. Tal vez, simplemente, en aquél momento, nadie estaba esperando nada de nosotros y, entonces, nadie nos hizo esta pregunta. Pero es, un poco, como nuestra manera de hacer las cosas. Pensamos que se sueltan tantas decenas o cientos de canciones por minuto al mundo y, si uno va a poner alguna más sobre la mesa, nos gusta que valga la pena, que las canciones, realmente, sean unos lugares para habitar, que sean buenas canciones. Entonces, lleva su tiempo. No nos pasa sólo a nosotros. Les pasa, también, a otras bandas de la vuelta, de colegas, que no voy a dar nombres para no exponer a Sante Les Amis (risas), con quienes estuvimos en la competencia para ver cuál de los dos discos era el auténtico “Chinese Democracy” del rock uruguayo. El disco más esperado y más demorado… y ganamos nosotros (risas).

¿Notaron la expectativa que había en buena parte del público?
Sí, y es algo lindo de sentir mientras uno no sienta presión al respecto, saber que alguien está esperando algo de vos, que quiere escuchar más, obviamente, es un halago, pero, nosotros trabajamos para nosotros. Es decir, no podemos componer o grabar para complacer a nadie que no sea a nosotros. Sólo hasta que a nosotros nos parezca que está pronto, soltaremos las cosas.

¿También observaron un crecimiento en su público en este período?
Sí. Si vas, más o menos, haciendo las cosas bien, los discos son como esos mojones que te van impulsando a crecer. Y, sí, lo que pasó con el disco anterior fue bastante insólito e inesperado para nosotros, pero, también llevó su tiempo. Tal vez, los frutos de ese primer álbum se llegaron a ver, recién, dos años después de haber sido editado, como que las cosas demoran.

Por lo menos a nosotros, nos gustan esos discos que se consumen lentamente, digamos, que uno les pueda seguir encontrando, escucha tras escucha, un montón de cosas hasta terminar enamorado de una pieza.

Eso te iba a decir, como que demoró en explotar el primer disco…
Sí, y eso está bien. Yo creo que habla bien de los discos. Por lo menos, a nosotros, nos gustan esos discos que se consumen lentamente, digamos, que uno les pueda seguir encontrando, escucha tras escucha, un montón de cosas hasta terminar enamorado de una pieza. Creo que es lo más lindo que nosotros percibimos cuando vamos a tocar en vivo, que la gente habita esas canciones, las siente como propias y las canta. Eso, sí, lleva su tiempo.

En cuanto a “El problema de la forma” ¿las canciones sufrieron muchos cambios durante el largo proceso de composición y grabación?
Seguro que las cosas fueron mutando todo el tiempo. Algunas dieron toda la vuelta sólo para terminar, exactamente, en el mismo lugar. Pero, eso no tiene tanto que ver con el proceso de composición, sino con el proceso de uno, de estar pronto para dejar ir las canciones. Entonces, las cosas fueron cambiando mucho, y en cada etapa de grabación, además, se abría un mundo nuevo de posibilidades. Todos los overdubs de guitarra fueron muy intensos, hay muchísimas capas de guitarra. A veces, cada una, proponía viajes en los que había que tomar decisiones. Entonces, sí, fueron mutando bastante hasta tomar esta forma definitiva, digamos.

En este disco, se corren un poco de cierta impronta folk o, al menos, no es tan evidente ¿Lo sentís así?
Puede ser. Lo sentimos bastante emparentado con el anterior pero, no como una cosa que nosotros buscamos en ningún momento, sino, más bien, dejar fluir lo que estaba saliendo durante todo ese tiempo. Entonces, puede ser que haya un poco menos de eso, pero, creo que tiene la misma cantidad de pop, o de cuidado por las melodías, que me parece bastante más característico de nosotros. Ya te digo, no fue una cosa que nosotros hayamos buscado que suceda. Simplemente, salió por ahí. Lo que sí buscamos fue trabajar sobre la canción y hacer que la canción sea instrumentalmente rica y que la melodía esté cuidada. Todo eso sí, se trabajó y se buscó.

Nosotros no componemos desde lo empático, sino desde nuestra experiencia y nuestras vivencias. Y, al componer desde lugares tan íntimos termina pasando eso, que hay un componente de quienes somos que está ahí, que queda indefectiblemente plasmado.

Me llamó la atención la presencia de la naturaleza en los títulos de las canciones, como en “Tormentas”, “Selva”, “Volcán”, “Cárcavas”. También hay unas aves sonando por ahí ¿A qué se debe?
Es una buena pregunta. La verdad, es que somos todos bichos bastante urbanos y, sobre todo hablando de Martín (vocalista) y de mí, que somos, junto con Fran Cunha (arte y visuales), los que le damos al lápiz, estamos bastante enclaustrados en Montevideo, no somos, tanto, de irnos para afuera. Entonces, eso de la naturaleza, sea, quizás, un objeto de deseo, la verdad que ni yo me había dado cuenta de eso (risas).

Y otro aspecto presente es la familia, más allá del parentesco con Martín, por ejemplo, en “Tormentas” la letra dice “sabés, dijo mi padre, hacé lo que quieras, pero hacélo bien”; por otra parte, la carátula también es una foto familiar…
Nosotros no componemos desde lo empático, sino desde nuestra experiencia y nuestras vivencias. Y, al componer desde lugares tan íntimos termina pasando eso, que hay un componente de quienes somos que está ahí, que queda indefectiblemente plasmado. Todo. Desde nuestros padres, la escuela, los amigos, los viajes internos, externos, todo eso termina quedando en las canciones.

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