El primer álbum en solitario de Martín Iglesias, “Verte Llover”, marca un nuevo capítulo en el recorrido del guitarrista, compositor y productor uruguayo que, más allá de su juventud, ya cuenta con una extensa trayectoria. Desde hace más de una década, Iglesias participa activamente en la escena local integrando —desde distintos lugares— proyectos como Eté y Los Problems, Seba Ulivi, La Hoja en la Rama, Los Perros de Rocha y Seba Codoni, entre otros.
Entre la canción de autor, el rock alternativo y una raíz rioplatense que se manifiesta en forma de tango, milonga o folclore, Iglesias construye en su debut un paisaje sonoro propio, donde conviven distintos climas con naturalidad. Lejos de la espectacularidad y más cerca de la sensibilidad, “Verte Llover» confirma a su proyecto como uno de los más prometedores en lo que va del año.
A propósito del reciente lanzamiento conversamos con Martín acerca del impulso personal que dio vida a este grupo de canciones, la búsqueda de una voz propia y sobre el proceso creativo —a la vez que colaborativo— que culminó con el disco.
Por Liber Aicardi

Foto: Difusión
¿Cómo estás viviendo este momento de publicar este primer disco de tu proyecto solista?
Es un lugar nuevo, es un lugar peculiar. Tiene una magia, porque es sentir las cosas, sentir la narrativa de una película en primera persona, sentir mucha liberación porque son canciones que hace tiempo vienen sucediendo, por lo menos en mi. Son las canciones que tengo grabadas en la mente desde que tengo 14 años. ¿Sabés dónde está grabada “De tu ilusión”? En la (laptop) XO del liceo, estaba la primera estrofa y el primer “De tu ilusión”. El resto lo trabajé después. Esa canción se la había mostrado a La Hoja en la Rama como para tirarla para el proyecto, para el disco y fue una de las canciones que no entró y, por alguna razón, cuando estaba armando la lista de canciones para mi disco me puse a trabajar un montón y esa canción entró. La sensación ahora es de venir cargando con un montón de cosas y que voy soltando todo. Es, también, como fragmentarme un poquito para poder verme desde afuera.
¿Y de dónde sale la necesidad del proyecto solista, más allá del disco, concretamente a tener un proyecto tuyo propio, que lleve tu nombre?
De la asociación de independencia que quiero tener, que no solo va linkeado con la música sino con mi vida también. Como cualquier persona de mi edad, o un poco más o un poco menos, tenemos la sensación de querernos ir de la casa de nuestros viejos. En parte, también me agarra eso en la música, de que vengo compartiendo hace mucho tiempo con un montón de personas y nunca había tenido la posibilidad de trabajar todas las canciones que tengo en la cabeza y de creer que hay algo importante, porque tampoco tenía que convencer a otra persona, acá solo me tenía que convencer a mi mismo y fue más fácil. Pero la necesidad viene de que hay cosas que desde el lugar artístico uno quiere decir, incluso de pararme en un lugar político, también. Por ejemplo, a mí no me gusta mucho el tema del cantor uruguayo con la guitarra, me rompe un poco las bolas. Entonces, también, por eso me metí a hacer un disco y no me metí primero salir a tocar mis canciones porque eso significaba que las tenía que defender yo solo con la guitarrita entonces dije “¿sabes qué? Estas canciones a mí me salen a la cabeza una “bata”, un bajo y yo cantando arriba”. Ahí, también, está la necesidad de aplicar otra cosa nueva, distinta a lo que ya venía haciendo, meterme en un mundo que en realidad era para jugar y todavía no me lo estaba permitiendo. También fue en la pandemia, que fue como el momento de pausa en todo el mundo, viste, que un día ya me estaba muriendo de la necesidad de salir a tocar, de estar ensayando, tenía reales ganas de estar haciendo música y no tenía con quién, o sea, sí tenía con quién pero no podía. Entonces está el tener con quién, con uno, también, como un viaje de encontrarse con uno mismo.
Por otro lado, yo este disco no lo hubiera podido hacer de no haber sido por cada persona que estuvo ahí, que también eso fue el por qué llegué al disco. Porque entendí que ya estaba en un lugar en el que podía hacerme valer a mi mismo, ¿entendés? Ya estuve en banda, ya grabé discos, ya tuve la posibilidad de trabajar con un montón de gente grosa, ya pasé por un montón de lugares. También quise juntar a la gente que en realidad en la vida me viene marcando musicalmente.
La sensación ahora es la de venir cargando con un montón de cosas, y que voy soltando todo. Es también como fragmentarme un poquito para poder verme desde afuera.
En la ficha técnica, cuando uno ve la cantidad de gente que participó del disco supone que de algún modo estuviste acompañado y eso te facilitó la carga a la hora del trabajo…
Sí, claro. Por ejemplo hay tres bateros, está Diego Morales, está Andrés Coutinho y está “Juanma” Cayote. Es una locura todas las personas que puedo nombrar… A Juli (Julieta Taramasso), Lucca Pedretti, Ayrton Dos Santos, Betina Chaves, Melina Sosa, Seba Codoni, Martín Gil, Marcio Barros tocó tambores, Iván Krisman, también. Toda gente con la que ya compartí música. Desde otro lugar, Ernesto (Tabárez), que no participó en el disco pero fue gracias a él también que lo pude grabar, porque él me prestó un lugar y gracias a eso pude grabar. No creo que nadie haya laburado conmigo porque sienta que está en deuda, no hay nadie en deuda conmigo y yo no estoy en deuda con nadie tampoco, me parece. Me manejo más de una filosofía de que se arman sociedades. Entonces, yo ya confío en vos y confío en lo que vos hacés, y confío desde un lugar donde lo que hacés es muy honesto.
¿Cómo hiciste el filtro de las canciones? Por supuesto que como todo primer disco deberías tener 10 más de las que quedaron en el disco…
Si, el filtro lo dice mucho cuando nos juntamos con Garo (Arakelian), con él hice un taller de letras digámosle. Cuando nos juntamos a hacer la edición y corrección de las letras, yo le llevé un “paquetote” de canciones y empezamos a elaborar las letras. Porque tampoco les encontraba el viaje, no le veía como algo que ver junto con las otras, y como que de repente se empezaron a agrupar un montón en lo que ahora es el disco “Verte Llover”. Y no fue hasta que terminé las letras ahí con Garo que dije “esto es el disco».
¿Las letras condicionaron la selección, entonces?
Sí, claro, totalmente, totalmente… Porque también eso me pasa: es mi primer laburo como compositor desde un lugar más serio. Mi otro laburo como compositor había sido bastante amateur —o principiante más que amateur—, ahora estoy
en el amateurismo (risas). Con Garo cerré las canciones desde las letras, después me fui a Brasil con mi pareja de ese entonces y, cuando volví, traje una canción más, se la mostré a Garo y le dije “ya con esta cierro el disco”.
¿Cómo te sentís con esto de exponerte en las letras, que son bastante personales? Aunque las lleves a un lugar más universal, no dejan de ser letras que salieron de sentimientos y situaciones personales.
Todas buscan, en parte, hacerme un bien a mí, pero después también buscan hacerle un bien al resto y dejar un granito de buena intención en esta vida. Pero son canciones que no son ligeras, son canciones un tanto pesadas algunas y traen eso. Es eso que digo de la honestidad, siento que prefiero este camino que otros caminos de ya saber por dónde ir.
En cuanto a la parte musical, básicamente es un disco de, llamemos rock alternativo, que tiene folclore, que tiene también tango, que tiene milonga. ¿Eso se fue definiendo sobre la marcha o ya lo traían las canciones?
Hay canciones que nacieron con el género que es, otras que cambiaron de género en el proceso, pero había cosas bastante indefinidas.
Y en cuanto a la parte vocal, ¿cómo te encontrás en ese rol?
Hubo muchos desafíos, porque por ejemplo, “Ignífugos” es una canción dentro de lo que me queda más cómodo, porque es cómodo dentro de lo que vengo cantando, es como más de una cantada rockera, más grito. Pero fui a laburar con Fernando Ulivi toda la parte vocal porque había mucha interpretación, mucho aire que necesitaba laburarse desde otro lugar. La parte de la interpretación vocal fue la más desafiante, sí. Después, el resto, en realidad, ya lo sabíamos hacer. Era lo que ya sabíamos, tocar ya lo sabíamos hacer, pero lo que no sabía hacer era cantar de un lugar nuevo para mí, salí de mi lugar común.
¿Te llevó mucho trabajo encontrar tu voz, más allá de eso en un primer trabajo en el que también tenías que encontrarte con contigo?
Cada vez las canto más, entonces también es una situación de que me voy encontrando cada vez más. Después de escuchar el disco, entendí que todo el laburo que estaba sucediendo, más allá de si me gustaba o no me gustaba, también era un registro
de este momento, entonces como que si a mí me gusta ahora como estoy sonando, como está sonando mi voz, perfecto. Pero también me dije “tampoco te quedes cómodo y contento con eso, no te ‘achanches’, hay que seguir laburando”, entonces también estuvo la sensación de, en algún momento, escuchar algo que no me gustó y decir “bueno, ya quedó, ya está, hay que soltar” porque si no, no se termina nunca más. También esa sensación de que esto es el registro honesto de este tiempo, después sucederán 20.000 cosas más, pero yo estoy muy contento con todo el disco, estoy fascinado.
Todas mis letras buscan, en parte, hacerme un bien a mí; pero después, también buscan hacerle un bien al resto y dejar un granito de buena intención en esta vida.
Y en cuanto al trabajo de estudio, ¿es un disco que llegaste al estudio ya con cosas definidas o lo seguiste trabajando a la medida que lo ibas grabando?
En realidad, capaz, el 70 por ciento del laburo fue previo de estar con “Seba”, que nos encerramos a hacer la preproducción, maqueteando, dándole con fe a todo. Pero después fue llamar a la persona que iba a cumplir tal rol, y ahí cada persona le metió lo suyo teniendo también en claro un arreglo, pero ese arreglo también era de intención, tipo “yo te doy esto como muestra”. Para “Juli», por ejemplo, escribí pila de líneas de bajo, pero para darle la intención de lo que quería que sonara. Después, ella agarró y en muchas cambió, metió cosas mucho mejor. Desde la producción era muy sencillo porque la gente que le daba las cosas para tocar, también era grosa, todo el mundo toca muy bien, realmente es gente que admiro cómo toca.
¿Cómo lograste ensamblar el sonido y el toque de músicos tan diversos para lograr un producto definido y que tenga tu personalidad? Te lo pregunto porque, porque por ejemplo, Juli e Iván son dos artistas de escuelas y lugares totalmente distintos…
Cuando estábamos produciendo, yo ya sabía quién quería que tocara cada cosa. Entonces, para mí era una cosa que simplemente encastraba, natural. Juli, por ejemplo, es la reina. Porque, aparte tocó todos los bajos, solo el bajo de “La Baba del Diablo”, el tango instrumental, ese lo toqué yo. Lo que estuvo muy bueno fue ver también el viaje de cómo se llevaba ella con cada batero —porque la bata y el bajo se grababan en vivo— la chispa que se sacó con cada uno, la sinergia que había ahí, eso fue brillante. Y ver cómo cada músico convivió con lo que ya iba quedando, mostrarle a Iván “Se Ha Perdido” y decirle “necesito una cosa como que hablen dos bandoneones, uno que hable más de la mano izquierda, otro que hable más de la mano derecha, pero que vayan metiendo lo que quieran” y estaba hecho para él, cada tema estaba hecho para quien lo tocó.
¿Ya estás pensando en la banda con la que vas a defender este disco? ¿Cual es el criterio?
El criterio es que me caigan muy bien, que podamos charlar y que podamos disfrutar un montón de la música sin egos y simplemente tocando. El verdadero éxito para mí se da ahí, cuando encontrás un grupo humano que está para la misma que vos, que tiene ganas de hacer música, que les tirás una idea y que se copen con esa idea. La verdad me siento privilegiado de que realmente les guste lo que hago, que hayan accedido a tocar conmigo y que se hayan copado.
En realidad, hay mucha gente que va a ser la que está en el disco, obviamente. Hay gente que está ahí fija, que me encantaría que esté todo el tiempo, que capaz no está, pero en realidad en la presentación va a ser a partir de un montón de gente que participa en el disco también porque quiero hacerlo sonar como es el disco. Ahora no quiero tocar, por ejemplo, hasta que sea la presentación del disco. En principio, ir a defenderlo que suene lo más fiel posible y, después, sí caer con formatos más reducidos.
