Trotsky Vengarán publicó recientemente “Una noche de Rock en Medallo”, su cuarto álbum en vivo, el que, además, vendrá acompañado de un DVD de próxima edición. El registro, realizado en agosto del pasado año, es una buena muestra de la conexión que la banda tiene, específicamente, con el público de Medellín. A propósito del lanzamiento, conversamos con Hugo Díaz y Guillermo “Cuico” Perazzo (guitarrista y baterista del grupo, respectivamente), entre otras cosas, acerca de la experiencia de tocar para el público de aquellas latitudes, los anteriores intentos de proyectarse fuera del país y sobre cómo la postergación de su primer show en Antel Arena para 2021 termina convirtiéndose en una celebración de los primeros 30 años de la banda.
Por Liber Aicardi
¿Cuáles son sus expectativas cuando van a tocar a países Colombia?
Hugo – En realidad, a la altura de la carrera en la que estamos nosotros, este tipo de giras son como un regalo. Nosotros vamos a Colombia con la expectativa de tener buenos shows y de mantener ese cariño que la gente nos ha manifestado en idas anteriores. También, una cosa es cuando uno va a tocar y nada más, y otra cosa es cuando va a grabar un disco en vivo. Uno, ahí, tiene que estar con otro nivel de concentración, con otro nivel de tranquilidad que el tipo de show que se han dado en Colombia conspira, justamente, contra eso porque son shows sumamente caóticos porque la gente, realmente, se pone como loca. Encontramos un nivel de excitación cuando vamos que nos excede. Por lo general, se da esa dinámica de ir con un show grande donde compartir cartel con otras bandas, pero, aprovechamos el día anterior para hacer un show nuestro donde la gente que realmente guste de la banda escuche todo lo que quiere escuchar.
¿Por qué decidieron registrar el show en Medellín?
Cuico – Para serte sincero, en realidad, no es una idea que surgió de nosotros ciento por ciento, si no que surgió de unos grandes amigos que hay en Colombia, que son los integrantes de una banda que se llama Tr3s de Corazón, una banda que tiene muchos años en Medellín, que se mueve muy bien, que tienen un público muy fiel y ya hace prácticamente unos nueve o diez años que nos invitaron a ser parte de esa movida rockera de allá. Y, a lo largo de estos años, hemos estado yendo a tocar y ellos como que, de alguna manera, manejan nuestra carrera en Colombia, más que nada en Medellín. Y siempre le hemos dado la derecha porque, más que nada es gente que queremos mucho, que está convencida de los pasos a seguir y, en esta oportunidad, el planteo fue: “muchachos, tienen que venir a hacer un show acá y lo tenemos que grabar y lo tenemos que filmar para que se termine convirtiendo en un disco oficial de la banda, editado en el exterior y eso va a ayudar para que la banda siga creciendo”. Nos miramos y dijimos: “¿cuándo hay que ir?” (se ríe). También coincidió con que ellos, también, organizan eventos multitudinarios y estaban organizando un festival que se llama Carnaval Fest, que son dos días y estábamos dentro de esa grilla, en uno de los días, junto a Attaque 77, 2 Minutos y muchas bandas más de Latinoamérica. Nosotros tocamos en este festival y, al otro día teníamos este show nuestro en un boliche que se llama Cuchitril Bombay, que tiene aproximadamente la dimensión de un Bluzz Live, unas trescientas personas.
¿Cómo fue para ustedes salir del país cuando ya llevaban unos cuantos años de carrera, volver con frecuencia a revalidar la relación con el público y todo lo que eso implica?
Cuico – Mirá, no es nada fácil. Nosotros, ahora, el año que viene vamos a estar cumpliendo treinta años de carrera y el primer mercado que intentemos ir a golpear la puerta y a insistir y a insistir fue Argentina. Durante muchos años había que ir a hacer ese trabajo de hormiga, ir, perder plata – porque perdíamos plata – para ir a tocar en lugares que no estaban buenos, que eran chicos, que las condiciones eran pésimas, pero, ahí lo que primaba era “muchachos tienen que hacer todo esto porque es el trabajo de hormiga previo a que les vaya bien”. Hasta que, en determinado punto, nos cansó esa movida. Esa manera de trabajar, nos cansó muchísimo y, cada vez que nace la posibilidad de ir al exterior, para nosotros tiene que servirnos desde varios puntos de vista. No tenemos que perder plata y tenemos que pasarla bien. Entonces, la premisa es ésa. Y con esta gente de Colombia, lo hemos comprobado viaje tras viaje que es así y ellos nos entienden perfectamente. Entonces, pasa a ser una mezcla de trabajo con vacaciones, con diversión. Cada vez que sale la posibilidad de ir a Colombia, ya sabemos que uno va pasarla bien, a tocar, a pasar bien con amigos y a disfrutar.
Hugo – Es un poco inesperado porque, si te ponés a pensar, el año pasado fue el año que tuvimos más shows en nuestra carrera, creo, y gran parte de esos shows fueron en el exterior. Hubo shows en Colombia, hubo una gira por México que incluyó Miami, tocamos en Brasil por primera vez, tocamos en Buenos Aires, en Paraná, en distintas ciudades de Argentina, siempre nos están reclamando de Rosario, de Córdoba, de Mendoza… Es como que hay un apetito muy grande por ver a Trotsky fuera de fronteras, pero, nosotros, a esta altura, tenemos que hacerlo coincidir con nuestra agenda laboral y familiar. O sea, ya no tenemos la edad para decir “me voy un mes de gira a hacer que la banda explote afuera”. Parte de lo que nos hizo enfriarnos con el tema de Argentina, fue que Argentina requiere un trabajo que no estamos en condiciones de ponerle porque necesita otros tiempos, necesita que te subas a una Combi y te vayas un mes a recorrer, a hacer prensa, a tocar, a tocar, a tocar; y nosotros la manera en que lo podíamos hacer era de forma escalonada. Había como un chiste interno que pila de gente nos decía “miren que La Vela empezó así” (se ríe)… o sea, tocando en lugares para cien personas, doscientas personas… y, a nosotros, no es que nos desagrade esa dinámica de tocar para poca gente; nosotros disfrutamos parados arriba de un escenario haya la gente que haya. Lo que pasa es que uno siente que la cantidad de esfuerzo que le pone no reditúa en resultados. Y fíjate que nosotros ya somos tipos que tienen 50 años y que estamos lejos de poder decir “che, me voy un mes de gira”, porque tenemos otros trabajos, porque tenemos familia. Por eso, apreciamos pila shows como los de Colombia porque vamos un fin de semana en el cual recibimos una dosis concentrada de cariño, nos va muy bien, volvemos felices, con la sensación de que no sufrimos ni el viaje, ni el recital, ni nada. Está buenísimo que pase, pero no es algo que nos quite el sueño. No estamos tocando ni trabajando para pegar el salto a otro país. Sería buenísimo pero no nos quita el sueño. Estamos muy contentos con lo que tenemos acá, en Uruguay.
El primer mercado al que intentemos ir a golpear la puerta y a insistir y a insistir fue Argentina. Durante muchos años había que ir a hacer ese trabajo de hormiga, ir, perder plata – porque perdíamos plata – para ir a tocar en lugares que no estaban buenos, que eran chicos, que las condiciones eran pésimas, pero, ahí lo que primaba era ‘muchachos tienen que hacer todo esto porque es el trabajo de hormiga previo a que les vaya bien’. Hasta que, en determinado punto, nos cansó esa movida.
Guillermo “Cuico” Perazzo
¿Cómo arman el repertorio para un público como el colombiano y, además, teniendo en cuenta que esta vez iba a quedar un registro?
Cuico – Es difícil, pero, a través de las redes sociales podés sacarle un poco la ficha qué es lo que le gusta al público de Colombia. Es un público que es rockero, pero les gusta, por lo menos de Trotsky, las canciones que son más pop, o bien que podrían entrar dentro de las baladas, si bien no son baladas, pero temas como pueden ser “El alma en dos”, “Vestida para matar”, “Las penas”, canciones que son más tranquilas. En este caso, que teníamos que armar un repertorio para un DVD, nos parecía importantísimo darles un poquito la derecha en el sentido de “¿qué es lo que quieren escuchar?”. Igual, uno intenta meter canciones, sobre todo del último disco “Los valientes”, porque son canciones a las que les tenemos fe y, además queríamos mostrar cosas nuevas y se armó un repertorio que, en líneas generales, no es tan diferente a lo que podría llegar a ser un recital acá, en Montevideo.
No sé en el show competo pero, al menos en el disco, quedó plasmado un set con cierta unidad, mostrando el costado más melódico de la banda.
Cuico – Sí, es una mezcla de varios factores. Tiene como cierta unidad, tiene que ver con lo que yo te hablaba del tipo de canción que a la gente de allá le gusta, necesitábamos que hubiera clásicos de la banda, también. Porque, al principio, cuando nace la idea, a nosotros nos venía como anillo al dedo porque necesitábamos material para, de alguna manera, generar algo antes del Antel Arena (que hubiera sido el 16 de mayo). Necesitábamos mantener a la gente, ahí, expectante y con ganas de que vayan al Antel Arena a vernos. Y otro factor, es que teníamos sólo una instancia para grabar, era un show solo. En “Pogo” (N de R: disco en vivo de 2003) fueron dos fechas, en “No estamos solos” (N de R: disco en vivo de 2008) fueron dos fechas, el “Juegues donde juegues” (N de R: disco en vivo de 2015) es un disco que tiene temas de dos recitales diferentes, entonces, pudimos seleccionar los mejores. En este caso, era un disco en vivo donde íbamos a tener sólo una instancia para poder tocar las canciones y es un arma de doble filo porque te puede salir bien o hay canciones que, de repente, querés poner y salieron mal…
Hugo – Nos pasa que ese público punk rock de otras partes de Latinoamérica, de repente, valora el gusto por la melodía que tenemos nosotros. En Colombia, y muchas veces en México, nos han halagado nuestra capacidad para hacer canciones. Algo que suena como obvio, pero, muchas veces, nos ha pasado de compartir escenario con otras bandas que decís “hay como una actitud, hay como una agresividad, pero, ¿dónde están las canciones?” Y mucha de esa gente nos valora esa capacidad para hacer baladas. En Argentina, por ejemplo, cuando tocamos los temas más hardcore, los tipos no los agitan tanto porque para ellos no somos una banda hardcore. Entonces, es como que están esperando ver el costado que quieren ver, esas melodías a lo Ramones, a lo Attaque, que es como una veta de canciones que, por suerte, nos salen y que son muy valoradas en otros lugares.
En el disco se los nota, a ustedes, muy agradecidos con el público colombiano, pero, ¿ellos tienen una real dimensión de lo que significa para una banda uruguaya que vaya a tocar allá, que tengan un público que los sigue?
Hugo – Yo no sé si tienen real dimensión porque ellos son un público muy cariñoso, muy respetuoso sobre todo, entonces, es como súper normal hablar con la gente cuando te bajás del escenario, te abordan de una forma muy simpática, muy respetuosa. Además, es un público que sabe de rock, te vienen a hablar con criterio, de repente hay gente que se preocupa por darte una devolución de la banda y siempre son devoluciones de gente que conoce del rock, o del estilo que hacemos nosotros. Y es bueno porque vos te quedás hablando de música, que es lo más lindo. Y, fuera de Uruguay, obviamente, las distancias se agrandan muchísimo y, de repente te pasa como en Argentina, que te encontrás con gente que te dice “me tomé un tren y dos bondis para venir a verte” y vos te sentís como abrumado por tanto cariño. Nosotros tratamos siempre de explicarles que para nosotros esto es un regalo que nos hace la vida. Yo no sé si ellos toman consciencia, realmente.
Nos pasa que ese público punk rock de otras partes de Latinoamérica, de repente, valora el gusto por la melodía que tenemos nosotros. En Colombia, y muchas veces en México, nos han halagado nuestra capacidad para hacer canciones. Algo que suena como obvio, pero, muchas veces, nos ha pasado de compartir escenario con otras bandas que decís ‘hay como una actitud, hay como una agresividad, pero, ¿dónde están las canciones?’ Y mucha de esa gente nos valora esa capacidad para hacer baladas.
Hugo Díaz
Hay un momento gracioso en el disco, luego de tocar “El alma en dos”, en que vos, Hugo, decís “me encanta ver hombres sin camisa llorando cuando tocamos esta canción”… Contame cómo fue la situación, porque ya quiero verlo en el DVD…
Hugo – (se ríe) Creo que el pibe, específicamente, que estaba llorando no aparece… Estábamos tocando, había mucha gente haciendo pogo y, en el anillo del pogo, donde está esa gente que está que se mete y que no se mete, había un tipo que no estaba mirando el escenario, estaba con los ojos cerrados llorando cantando la canción. Era un pelado, todo musculoso, todo tatuado, con la remera en la mano… De repente, estás tocando y mirás al pibe llorando con una canción de amor y creo que es una linda manera de conectar a todo nivel. Me pareció increíble que la gente conecte con una canción tuya a ese nivel. Nos pasa en México, nos pasa en Colombia que los tipos tienen un nivel de ansiedad que cuando, finalmente, empezás a tocar la canción que ellos estaban esperando, se desarman. A mí también me pasa. Me pasó de lagrimear con Iggy Pop, con los Pretenders… porque son tipos que nunca te imaginás que vas a poder verlos en vivo cantando ésa canción… Yo conecto con la música a ese nivel, entonces, medio que le tomo el pelo al pibe, pero, me he reconocido como ese tipo de público que cuando tiene en frente a un artista tocando una canción que me conmueve, me hace lagrimear.
La reprogramación del show en Antel Arena para marzo del año próximo coincide con el año en que Trotsky cumple 30 años. De última, y con el diario del lunes, tan mal no salió la postergación ¿no?
Hugo – Nosotros, cuando tomamos la decisión de hacerlo no queríamos esperar a 2021. A nosotros nos plantearon la idea cuando fuimos a ver el show de Buitres de los 30 años. Fue: “¿y ustedes cuándo van a hacer el Antel Arena?” Y yo me reí, porque estaba viendo un mega recital de una banda grande de verdad, pero hay gente que lo creyó y confió. Yo quiero creer que este tiempo de espera que vamos a tener nos va a hacer agarrar más ganas y, realmente, hacer un festejo por todo lo alto. No son muchas las bandas que tienen la suerte de cumplir treinta años de carrera y, a nosotros, este parate nos agarró sin estar preparados, como a ningún colega, pero el 2019 fue un año particularmente activo para nosotros. O sea, veníamos bien, veníamos con viento en la camiseta…
Cuico – Es tal cual. Lo gracioso del tema es que nosotros no somos de festejar los años. Nunca hemos hecho shows festejando ni los 10, ni los 20, ni los 25… Y lo pensamos cuando surgió la idea de hacer el Antel Arena, hasta incluso se planteó de ponerle de título, al show (que terminó siendo “Historias sin terminar”), “Trotsky Vengarán 29 años y medio” como algo absolutamente irónico ¿viste? Y, la verdad, en este panorama, donde una de las posibilidades ciertas era suspender el show, cuando nos dieron la posibilidad de postergarlo, dijimos “fenómeno, cierra todo, tenemos que festejar los 30 años, es el show más importante de nuestra carrera”. O sea, todo de lo que hemos renegado siempre, en este momento, lo vemos como algo sumamente positivo y esperanzador. En mi caso, estoy feliz de que se pudo reprogrmar y cae justo en el año donde cumplimos 30 años. Le vi el lado bueno.
Y para esa fecha quizás con material nuevo…
Cuico – Y capaz que sí. Ahí sí. De hecho, habíamos pensado que, para este show, alguna canción nueva era lógico tener. Así que no dudo que para el año que viene algo nuevo vayamos a tener.
* “Una noche de Rock en Medallo” está disponible en formato digital en las diferentes plataformas de streaming y es distribuido por el sello Bizarro Records