Desde fines de los 80’s, ya sea con su primer banda, Camarón Bombai, como solista o con proyectos compartidos, Rossana Taddei ha construido una sólida y constante carrera cimentada sobre diversas propuestas musicales. Este año, lanzó su decimoséptimo trabajo, titulado “Cuerpo eléctrico”, orientado hacia un sonido más rockero respecto de sus trabajos anteriores, volviendo, en cierto modo, sobre sus primeros pasos como artista. El próximo viernes 10, a las 21 hs, Rossana lo presentará en vivo en el Auditorio Nacional del SODRE y antes conversamos con ella sobre el disco, su necesidad personal de volver a componer a partir de la guitarra eléctrica y del gran momento de las mujeres en la música nacional.
Por Liber Aicardi
¿Cuáles fueron los disparadores para la creación de “Cuerpo eléctrico”?
Los disparadores fueron múltiples. Principalmente emociones que tienen que ver con nuevas canciones que ya venían perfilando textos o energías en su interior que requerían otro tratamiento sonoro, otro vestuario. Siempre pasa eso cuando nacen canciones en el mismo período. Todas se pueden agrupar dentro de un mismo álbum, en general, porque vienen como desde la misma fuente, pero con distintas observaciones o ideas, pero son como hermanas, son familiares. De hecho, algunas quedan afuera porque son como muy hermanas, son como gemelas.
Las nuevas canciones suenan más rockeras ¿A qué se debe ese sonido y esa impronta?
Como que las canciones lo necesitaban, mi estado anímico, también, está necesitando un shock de electricidad. Estoy, también, viviendo, hace tres años, en un lugar muy tranquilo, que son médanos, hay muchísimo silencio y sentí que el equilibrio podía ser enchufar la guitarra eléctrica y componer desde ella, y explorar un poco en las sonoridades y en intentar componer con esas sonoridades. Ésa es la idea. Después, convoco a músicos del palo rockero como son “el cubano” Reyes, Santiago Montoro, Alejandro Moya, que vienen, ya, hace años tocando. Si bien, son músicos súper versátiles, pueden tocar cualquier género y, de hecho, hemos tocado todo tipo de de géneros en otros proyectos como “Semillas”, el disco anterior, que es más acústico, es un disco que reúne canciones de raíz folclórica, reúne como un concepto totalmente diferente a éste. Ahora, esto es otra performance y, creo, que espiritualmente estaba necesitando tener éste tipo de formato de banda y las distorsiones.
Estoy viviendo, hace tres años, en un lugar muy tranquilo, que son médanos, hay muchísimo silencio y sentí que el equilibrio podía ser enchufar la guitarra eléctrica y componer desde ella, y explorar un poco en las sonoridades y en intentar componer con ésas sonoridades. Ésa es la idea.
Eso que decís es curioso porque muchos artistas, a medida que van creciendo, se van alejando de esa veta más rockera, digamos, y en tu caso volvés a tus raíces.
Y está re bueno. Vuelvo a ése lugar, pero con un montón de información que, en el camino pude ir aprendiendo de mis propios amigos, de mis colegas, de los músicos y las músicas con las que compartí en todos estos años, hay un montón de lenguajes nuevos que pasan a formar parte de “Cuerpo eléctrico” mezclándose con el rock & roll. Hay conceptos jazzísticos, hay mucha construcción de coros en este disco, muy sutiles, hay muchas frases y cosas que tienen que ver con riffs pero que tiene ciertas influencias de los caminos que pude recorrer en el medio. Entonces, es un rock & roll, pero, tiene ciertas elaboraciones musicales que pueden rozar con el jazz y, también, con el pop. Tienen que ver con la improvisación, tienen que ver con el manejo de la voz en momentos libres de sonoridades que no siempre son impostadas correctamente. Y, este palo, lo que me permite es jugar con todo eso, también, pero dentro de un concepto de sonido más de pared , que hace que el vocalista tenga una cierta exigencia, que a mí me encanta, que es la de poder estar en equilibrio con la pared utilizando el instrumento voz . Es una descarga de energía muy intensa para poder abordar y me gusta mucho porque se pone mucho cuerpo. De ahí viene “Cuerpo eléctrico” y de otra historia que hay con un colibrí.
¿Cómo fue esa historia del colibrí?
Sucede que entra un colibrí a un ensayo y a un ensayo eléctrico, de esta magnitud no debería habitar un colibrí. Algo hubo ahí, alguna vibración que hizo que este ser maravilloso se metiera en la sala. Nosotros paramos el ensayo, intentando ayudarlo a salir, no lo lográbamos, el colibrí se cansó, se agarró de un tapiz que de la pared y empezó a arquearse hacia atrás como que se iba a desmayar, lo agarré en la mano, le dimos agua con azúcar, porque en algún lugar leí que lo podías reanimar y, al rato, empezó a tomar agua y se fue volando. Ahí fue como una asociación directa a unas cosas que “Cheche” (Gustavo Etchenique) tenía anotadas en un cuaderno, iba anotando nombres posibles para el disco, y tenía anotado “cuerpo eléctrico” como una referencia a un poema de Walt Whitman que se llama “Canto al cuerpo eléctrico” y a esa idea de que volaba el colibrí eléctricamente.
Cuando vos sos música mujer, estás en un territorio donde son todos hombres y tengo, realmente, muchas experiencias de haberlas vivido como en un lugar incómodo. Entonces, creo que activamente fui trabajando para hacer ése espacio, para tener ese lugar, para que se me respetara en ese lugar, de alguna manera, pero, con mucho tacto también y pienso que, ahora, esta movida, es muy enérgica, viene con muchísima energía y, también, tiene que ver con que hay muchas mujeres que venimos haciendo esos espacios para que eso ocurra.
Vos pertenecés a una generación de mujeres músicas que quedó entre medio respecto a la generación anterior de Laura Canoura o Estela Magnone, por ejemplo, y las jóvenes cantautoras como Alfonsina, Papina De Palma o Florencia Núnez ¿Cómo ves este momento de las mujeres en la música nacional?
Lo vivo con mucha felicidad porque es como sentirse acompañada dentro de un colectivo que siempre fue masculino, básicamente, donde los encuentros con otras colegas eran muy pocos. Cuando empecé, yo tengo el recuerdo de que las referencias, en ese momento eran Marian Ingold, que estaba siempre con Osavaldo (Fatorusso), muy admirada por mí, por toda su música, sus canciones. Estaba Laura Canoura, estaba Liese Lange, en ese momento, Gabriela Posada, que también tocaba y coincidíamos en lugares como Laberinto, Estela Magnone como gran referente. Y yo estaba, también, como en otro sector porque estaba rockeando, en ése momento, ahí era donde estaba con mi banda El Camarón Bombai, con mis primeros discos, y no nos encontrábamos mucho; es más adelante cuando ocurre que, en un festival que era de la canción montevideana que lo ganó Samantha Navarro, que era una gurisa, y, ahí, dije: “somos bisagra” las dos porque estábamos en la misma edad. Nos íbamos a ver mutuamente, después arma La Dulce y, después, te diré que instrumentistas había como Shyra (Panzardo) que es tremenda bajista. Y, ahora, aparece una camada gigantesca de músicas que acabás de nombrar y es una alegría porque, realmente, creo que se está empezando a dar una movida donde nos empezamos a unir, tenemos un grupo de Whatsapp donde estamos todas y no te podés imaginar lo que va a pasar a partir de esto que armó Lea Ban Sasson y, creo, que se viene con una linda movida donde todas podamos, de alguna manera, colaborar unas con otras, estar más cercanas y poder generar proyectos.
Y, además de la música, es un momento muy poderoso de las mujeres ¿cómo lo vivís vos?
Yo lo vivo observando, me gusta observar estos movimientos y analizarlos. Soy bastante calma en cuanto a todas estas movidas. Sí, yo vengo participando activamente, por lo que hago, en lo que es abrir ese espacio porque desde los quince años, estoy llevando adelante bandas donde somos muchos y soy mujer y estoy trabajando con hombres y en un ámbito masculino. Entonces, tengo como mucha historia para contar de episodios donde, de pronto, se siente totalmente la situación de que la mujer está en un ámbito que no es. Cuando vos sos música mujer, estás en un territorio donde son todos hombres y tengo, realmente, muchas experiencias de haberlas vivido como en un lugar incómodo. Entonces, creo que activamente fui trabajando para hacer ése espacio, para tener ese lugar, para que se me respetara en ese lugar, de alguna manera pero, con mucho tacto también y pienso que ahora, esta movida, es muy enérgica, viene con muchísima energía y, también, tiene que ver con que hay muchas mujeres que venimos haciendo esos espacios para que eso ocurra.