“Planta Musical”, la colorida expansión de Los Nuevos Creyentes

Los Nuevos Creyentes publicaron recientemente “Planta Musical”, un álbum en el que ahondan en su faceta más psicodélica, sin dejar de lado los temas rockeros, logrando de esta manera un muy buen balance y yendo un paso más allá respecto de “El Sonido Bendito de Los Nuevos Creyentes” de 2017. La banda capitalizó en este nuevo trabajo, tanto a nivel compositivo como de producción, el recorrido realizado en los cuatro años que distan entre ambos lanzamientos. Para contarnos sobre “Planta Musical”, que se puede escuchar a través de las distintas plataformas digitales, conversamos con Zelmar Borrás, guitarrista del grupo.

Por Liber Aicardi

¿Cómo fue el proceso de “Planta Musical”?
En cierto sentido fue igual que “El sonido bendito” y que en todos los discos. Siempre componemos temas y cuando llegamos a una cantidad de temas equis decimos “vamos a grabar el disco”. Acá, pasó bastante tiempo entre “El sonido bendito” y este disco, eso hizo también, por diferentes razones, que se fueran corriendo las fechas para grabar. Lo íbamos a ir a grabar a Buenos Aires, tipo el 15 de marzo del año pasado y, con el cierre de fronteras y todo eso, lo terminamos grabando acá en setiembre. Tuvimos varios meses de seguir puliendo y puliendo, entonces, ahí, como que se fue armando también el sonido del disco. Capaz que antes hubiera quedado un disco más crudo, pero tuvimos más tiempo de laburarlo.

¿A nivel compositivo también tuvo similitudes con el proceso de “El sonido bendito…”?
Sí, sí, es como te digo. Son canciones que vamos haciendo, no es que hacemos treinta canciones y buscamos que tengan un concepto. Las canciones que llegaron son las que hay. Por ahí, después, con todo el tiempo de trabajo que tuvimos, se va buscando que todo tenga una unidad, que no termine siendo una colección de once canciones diferentes sino que tengan una coherencia.

¿En qué momento se dieron cuenta del rumbo que tomó el disco?
Yo, personalmente, me di cuenta cuando lo terminamos de grabar ¿Viste que el disco está como separado en dos? Eso se dio porque los temas eran así, pero hay temas que son más rockeros, por decir algo, y otros que son más viajeros. Entonces, cuando estábamos ya en la recta final nos fuimos dando cuenta que eso podía funcionar; y ahí sí, cuando te parás de afuera a escuchar lo que hiciste, te entrás a dar cuenta que el rumbo es diferente. Hubo una intención que no fue explícita de profundizar en ambos caminos, que lo viajero sea más viajero y más reposado, capaz, y, por ejemplo, los temas rockeros tienen cosas más raras. Como que tratamos de ir a ciertos extremos.

De afuera, uno percibe que es un disco pensado para llevar al vinilo, con dos temas instrumentales que cerrarían ambas caras ¿Ustedes lo pensaron así, también?
Me parece que no fue tan pensado sino que nos fuimos dando cuenta en un momento de eso, que estaría bueno hacer que tuviera como dos lados. También somos de generaciones que estamos acostumbrados a escuchar discos y todo lo terminás viendo así, como un todo y no como temas separados. Como que, sin quererlo, incluso le vas dando eses sentido de obra a esa colección de canciones.

El clima general del disco como que invita al transe ¿cómo decidieron profundizar en ese camino?
Nos pasó que, cuando sacamos “El sonido bendito”, tocándolo en vivo, después, nos dimos cuenta qué temas nos gustaban más y que toda esa parte del viaje, de transe era lo que más nos gustaba hacer en vivo y, también, notabas que la devolución de púbico en esos momentos era fuerte. Fue como un lugar donde nos fuimos sintiendo cómodos y quisimos seguir explorando en toda esa cosa de transe y dejarse llevar un poco, que siempre fue la idea de la banda. Pero si, en este disco se profundizó más en eso.

En cuanto al sonido es como más abierto y no tanto una suma de capas de instrumentos, incluso genera la sensación en el escucha de estar en el medio de la banda ¿Cómo trabajaron ese aspecto?
Lo grabamos con el “Nico” (Nicolás Demczylo), que habíamos grabado el disco anterior pero lo mezclamos con Gonzalo Rainoldi, que nos iba a grabar en Buenos Aires, pero aunque se suspendió todo, igual seguimos con la idea de que él lo mezclara. Lo mezclamos con él y tuvo esa idea que sea más limpio, más abierto, que haya espacialidad y grabamos en vivo, con todo microfoneado, pero con un micrófono en el medio que captaba todo. Grabábamos en círculo y con un micrófono en el medio, entonces, esa sensación que vos decís, quedó captada.

¿En tu caso cómo trabajaste las guitarras?
Hay mucho de no hacerlo explícito ni pensarlo mucho sino que es más sensorial en los arreglos, el audio… Con las guitarras, por mi parte por lo menos, la idea era no repetir lo que ya hice en el disco anterior. También, había una inercia de que sale un tema nuevo y lo primero que hago es apretar el mismo pedal que usaba siempre y abordarlo de la misma manera de siempre. En este caso como que traté de salir de la zona de confort. Si bien no es tan diferente, sí, salieron otros colores. Con las teclas pasó lo mismo, quisimos acercarnos de una manera diferente para no repetir, para que no fuera “El sonido bendito…” segunda parte.

También se nota también cierto cambio de roles, por ejemplo hay más presencia de teclados, las guitarras no son tan de riff, etcétera ¿trabajaron específicamente en eso?
Supimos, también, escucharnos mejor a cada uno y cada uno tener su lugar y dialogar mejor entre todos los instrumentos. Creo que ese fue un cambio notorio respecto a lo que estábamos haciendo antes.

“El sonido bendito” marcó un antes y un después en su carrera, logrando cierta repercusión en el ambiente ¿sintieron que había una expectativa por escuchar su nuevo disco?
Yo creo que lo que está bueno es saber que al hacer un disco, por lo menos, va a haber un puñado de personas que están esperando o quieren saber qué va a pasar. Eso, capaz que te marca en eso que te decía de tratar de no tocar lo mismo en la guitarra, en no abordarla de la misma manera, salir de la forma de confort, buscar un sonido que sea diferente. Todo eso, capaz que si no tenés gente que esté esperando tu música, capaz que lo hacés como siempre y no te importa. Tampoco es tanta gente, pero, capaz que son treinta personas que tienen ganas de escuchar un disco nuevo de Los Nuevos Creyentes y querés que ellos tengan algo nuevo para escuchar. Estar a la atura y, por lo menos darle un sabor diferente o ponerle algunos condimentos nuevos.

Posted in: