A veinticinco años de sus comienzos y tras más de seis sin publicar un álbum, latejapride* acaba de lanzar “La forma del viento”, un disco donde el septeto regresa con un sonido más orgánico respecto de sus predecesores pero sin dejar de lado su sello hiphopero con tintes electrónicos. Durante el mencionado paréntesis discográfico la banda atravesó algunos cambios internos que incidieron en el nuevo rumbo musical, pero la maquinaria originaria del oeste montevideano nunca se detuvo.
Con motivo de la reciente edición, además del estreno de un nuevo videoclip perteneciente al tema “Diapositivas”, conversamos con Davich Mattioli (voz y beatmaker) y Maicol Clavijo (beatmaker y voz).
Por Liber Aicardi
¿Por qué tuvieron que pasar casi siete años desde “Cazadores de gigantes” para que publicaran un nuevo álbum?
Davich – Es verdad que van a hacer casi siete años. Pasaron muchas cosas… Pasaron cosas (se ríe).
Maicol – La vida, proyectos de vida de gente de la banda…
Davich – Aparte de tocar bastante, tratar de reinventarse, buscar cosas nuevas, cosas frescas, o que a nosotros nos parecían frescas, con respecto a lo que estábamos haciendo, sumado a eso que dice Maicol, que son las realidades de vida de cada uno de los integrantes que tuvo sus viajes. No sé… la casa propia, cambios de profesiones, cosas que implican mucho tiempo de dedicación. Eso no se vio reflejado en los toques porque la banda siguió tocando, pero sí, obviamente en la generación de contenidos nuevos, cosa que intentamos solventar de alguna forma con los singles. En 2018 salió “Sin demoras», en 2019 “Corré” y en 2020 “Hábito”, pero igual, es verdad que hubo un parate productivo, por lo menos hacia afuera, hacia adentro siempre hubieron cosas que nunca se terminaron de bajar a tierra.
Maicol – Hay canciones que quedaron en el camino también….
Davich – También hubo una transformación humana dentro de la banda porque en 2015, cuando salió “Cazadores de gigantes” no éramos los mismos integrantes que somos al día de hoy. Es más, en 2016 la banda se transformó porque entró Flavio (Galmarini) en la bata, “Seba” (Sebastián Cuello) en la guitarra, unos años después entró Cototo (Cuello) en el bajo. Ese grupo humano, a la hora de generar canciones nuevas, generó un proceso de ensayo y error. O sumarlos a ese proceso que ya veníamos haciendo de ir generando otro tipo de canciones.
A su vez “La forma del viento” es el primer disco que no editan en formato físico. ¿Cuáles son las sensaciones al respecto?
Davich – Es raro. Es una sensación rara pero, ya, con los simples que venían saliendo, nos veníamos haciendo un poco la idea que es la nueva realidad; es un nueva época donde lo tangible no pasa por lo físico sino por la música.
Maicol – En “Cazadores…” ya fue que se conversó si sacar el disco físico o no. Este cambio ya había empezado antes, incluso.
Entre ambos discos, también cambió mucho el entorno musical, hubo un crecimiento sustancial de la movida del hip-hop, las mujeres fueron tomando protagonismo en la música nacional, por mencionar algunos cambios en la escena. ¿Cómo ven todos este cambio?
Davich – Han aparecido pila de propuestas, muchas de mujeres, lo cual celebramos y aplaudimos de pie. A mí, personalmente, me parece algo súper rico porque no solamente es en abundancia sino es, también, en calidad. Hay un nivel que está muy bueno, hay propuestas por demás interesantes y no hace más que enriquecer la música nacional, trascendiendo cualquier tipo de género.
En cuanto a lo estrictamente musical, es el disco más orgánico que han lanzado hasta la fecha. ¿Cómo llegaron a este sonido?
Davich – El cambio de integración de la banda, incorporar batería, etc. hicieron, también que el grupo humano apostara por reformular la metodología de trabajo e integrar a estas piezas que estaban dentro del colectivo a la parte de producción de las músicas. Si bien se siguió trabajando a partir de las secuencias y de los beats por computadora, ese boceto se llevaba después a la banda y se transformaba en algo más colectivo, si se quiere, que tuviera una identidad que es lo que terminó quedando plasmado.
Algo más cercano a sus shows en vivo ¿no?
Maicol – También. Una cosa llevó a la otra. Nos acostumbramos a escuchar a la banda sonando y nos gusta como suenan los temas así. Vimos la posibilidad de grabarlo de esa forma.
Davich – Y tratar de reflejar ese vivo en el disco, que no sea una cosa separada. Que sea lo más cercano a lo que es la banda en vivo.
También es, de sus álbumes, el que más singles tuvo antes de la edición. ¿Es algo que fue buscado?
Davich – No es algo que haya sido buscado, es algo que se dio. Pandemia mediante, nos obligó a eso. Cuando salió “Hábito”, por ejemplo, que es una canción que es re libre, “disfrutá del afuera” y todo eso, sale en un contexto del primer día de pandemia fuerte que se cerró todo. Entonces, como que te deja medio en offside y, a raíz de eso, fue como un parate que nos hizo que el tiempo de generación y de producción de los temas, nos ayudó a reverlas, a repensarlas y, de algún punto, algunos temas arrancarlos de cero en base a ese contexto que estábamos viviendo. Como que te hacía repensar a vos mismo, revalorizar cosas que antes de la pandemia no valorabas tanto. Un ejemplo de eso es “Como quiero estar”, que es como una oda a esas pequeñas cosas que uno disfruta y que, capaz, antes de la pandemia no las teníamos tan presentes.
¿Fue el proceso más rápido al momento de grabar?
Maicol – Algunos temas, sí. No los primeros singles, pero muchos se grabaron en Maldonado. Nos juntamos un fin de semana en Maldonado y grabamos el resto de los temas. Luego, se retocaron, se agregaron un par de saxos y esas cosas…
Davich – Grabarlo fue rápido, mezclarlo no tanto.
¿Es la primera vez que trabajan de esta manera?
Davich – Es que una cosa fue llevando a la otra. La idea de irse salió porque estábamos en un contexto donde no se podía hacer nada y la única forma que veíamos de poder avanzar era “hagamos una burbuja y vayámonos unos días afuera”. Y teniendo esas posibilidades era la forma más práctica para poder concretar esos temas y, después, todo ese material llevarlo con Daniel Anselmi y empezar a armar todo el puzzle de lo que sería el disco. Había cosas que ya estaban avanzadas y que, a partir de esa ida a Maldonado, fue como un quiebre que hizo que ese proceso que venía medio lento. Fue el disparador para unir este material nuevo con lo que ya teníamos y pulirlo para sacarlo.
En el orden de los temas se da algo particular y es que los primeros singles, son los últimos tracks del disco. ¿Cómo fue esa decisión de invertir, de algún modo, el orden cronológico?
Davich – Fue más sonora que musical porque los tres últimos, “Corré”, “Hábito” y “Sin demoras”, que son los tres primeros que salieron, tienen una sonoridad muy distinta al resto de las canciones. El resto de las canciones son las que grabamos en Maldonado con toda la banda y eso genera que tengan una coherencia sonora. En los otros temas, si bien también grabó la banda, grabamos en otro sistema. Grabamos en un estudio, todos por separado, y hay elementos que hacen la diferencia que del primer tema 1 al 7 todos tienen esa cosa analógica, el 8 (“Ojos abiertos”) no, porque es pura y exclusivamente secuencia, y el resto es un híbrido, que se nota más o se nota menos, pero en los primeros temas está mucho más integrado a lo que es la banda en vivo.
También se nota otro aire musical, hay temas con toques de blues, por ejemplo. ¿Esto tiene que ver con el cambio de integrantes en la base rítmica?
Davich – Creo que eso se debe a los aportes de los músicos que están dentro de la banda, que se suman a una idea o un concepto que sale de una base de un sample, pero después lo que le suman el color, la cadencia y el swing, básicamente son ellos. Eso es algo muy personal de cada uno de los músicos. A nosotros nos encanta y, por algo, son parte de la banda.
¿Cómo se da la dinámica de las letras, ahora, teniendo en cuenta que hay tres MCs?
Maicol – En realidad es como se vaya dando. Yo, generalmente, no escribo tanto; hago música y, por ahí, hago un estribillo o melodías de estribillo y la parte de escribir rap es un poco más puntual. Vamos viendo. El que se quiera subir se sube y si no salió nada para escribir, cerramos el tema.
Hay un tema en el disco “Diapositivas”, tiene una letra muy especial, donde aparecen la familia, el barrio, las raíces en definitiva. ¿Cómo surgió?
Davich – Ese es un tema bastante personal que surge de la necesidad de recordar a la familia, a los seres queridos que ya no están. Es una forma de homenajear, también. Pero no recordar desde un lugar triste si no desde un lugar lindo y hacer como un viaje regresivo, en tratar de recordar esos mojones, hacer como un raconto de imágenes, tratar de reproducirlas a través de las letras como un ejercicio de ver esas diapositivas, esos momentos y tratar de plasmarlo en la canción y en cómo eso se fue dando hasta que llegamos con mi hermano (N de R: Tejo Mattioli, DJ de latejapride*) a lo que fue nuestro primer acercamiento a la música y cómo eso nos transformó en nuestra cotidianeidad. Era un ejercicio que sentía la necesidad de hacer como forma de homenajear, de sanar, de tenerlos presente, que sea algo vigente. Para mí era la forma más linda de traerlos de vuelta.
Este año cumplen veinticinco años como banda. ¿Cómo ven todo este recorrido que han hecho?
Davich (sorprendido) – ¿Veinticinco? No puede ser… (hace una pausa)
No sé si me gusta mucho mirar para atrás en ese sentido sino que siempre estamos buscando generar cosas nuevas, lo que vamos a hacer mañana va a ser mejor que lo que hicimos ayer. Esa es la mentalidad. Después, si sale es otra cosa (se ríe). Obviamente, siempre está bueno recordar los momentos lindos y hacer revisiones pero como lo vivimos día a día, si no estás tocando estás ensayando, si no estás ensayando estas pensando en que vas a organizar un toque o hacer un video, no te das cuenta. Siempre estás tratando de generar cosas, no te da mucho el tiempo como para decir “¿te acordás cuando tocamos en el Pilsen Rock?”, ponele. Estuvo “de más” la experiencia pero seguimos mirando para adelante, no parar tanto en ese sentido.