Días atrás Eli Almic publicó “La Llave”, su tercer álbum, una obra conceptual que ve la luz más de cuatro años después de su antecesor “Días Así”. Entre medio, la rapera y actriz lanzó algunos singles y comenzó una búsqueda personal que la llevó a instalarse en Buenos Aires y, luego, repartirse entre ambas orillas del Río de la Plata.
Para su nuevo disco, el más personal de su carrera, trabajó con distintos beatmakers y productores, al tiempo que durante el proceso ella misma comandó el proyecto auto descubriéndose como productora. Pero, sin dudas, el punto fuerte de “La Llave” se puede encontrar en su lírica. A lo largo de los once tracks que lo componen, Eli desarrolla una narrativa -por momentos visceral, por momentos más emotiva- que atraviesa muchos pasajes de su vida y sus vínculos afectivos; todo esto, con tintes autobiográficos que la ubican en lugar de empatía más allá de la naturaleza de las situaciones referidas.
A propósito del lanzamiento, conversamos con ella sobre el proceso, tanto externo como interno, que la condujo por este camino, su rol de productora artística y sus proyectos para este año, entre los que se encuentra una gira por México y Colombia.
Por Liber Aicardi

Foto: Lautaro Blanco
Hay más de cuatro años de distancia entre “Días así”, tu disco anterior, y “La llave” ¿por qué pasó tanto tiempo entre ambos?
Sí, es muy loco, pasó mucho tiempo. “Días así” lo saqué en noviembre de 2020 y el año siguiente fue toda la promo de ese disco, los videoclips, presentarlo en vivo a fines de 2021, cuando la pandemia empezó a aflojar un poco. Me pasó que, cerca de la salida de ese disco, no sentí las ganas de hacer otro. Fue como “no voy a hacer un disco hasta que no sienta realmente ganas, porque tampoco tengo mucha idea de qué hacer”. Creo que la pandemia un poco influyó en esta cosa de que fue muy raro para todos. Saqué un disco al cual le puse mucho laburo y mucha expectativa en un momento en el que no lo podía tocar. Fue bastante duro para mí, que soy más de tocar en vivo. Creo que traigo eso del teatro, para mí el en vivo, la función, la puesta en escena es muchísimo, entonces, me tuve que reubicar; le habrá pasado a otra gente, obviamente, eso de ver cómo sigue la vida. Ahí me di cuenta que necesitaba recobrar la posibilidad de sentirme libre o algo parecido a la libertad, entonces empecé a viajar como para ver dónde puedo abrirme camino, dónde puedo apostar. Siento que la pandemia me frenó muy de golpe en un momento en el que yo estaba haciendo muchas cosas y me tomó tiempo -tal vez hasta ahora- reubicarme. Lo que hice fue viajar y tratar de abrir puertas en otro lado. En 2022 fui dos veces a Barcelona, tendí puentes por allá y saqué singles, fui probando. Incluso, tuve un momento en el que no sabía si quería seguir haciendo lo mismo. Si bien no soy una rapera purista, porque fusiono muchísimo, tuve mis momentos de decir “¿yo quiero seguir por acá o quiero hacer otra cosa?”. No le debo nada a nadie, así que entonces empecé a explorar con las canciones que saqué: “La vitamina”, la colaboración con F5, algo más candombe electrónico, hice “Con mi beibe”, con unos guiños más de dancehall pop, después “Dice que cambió”, que también iba medio por ahí. Y en ese interín, me cayó el deseo de hacer un disco. Estuvo bueno porque realmente fue bastante repentino después de unos años en los que, la verdad, me sentí un poco perdida artísticamente.
Como que nunca paré, seguí tocando, toqué mucho acá, toqué afuera donde pude, saqué música, hice videos. Creo que no parar me salvó bastante la cabeza. De hecho, la pandemia no la sufrí tanto porque estaba con el disco anterior, y fue mi cable a tierra. Y cuando me cayó el deseo de hacer otro disco, sucedieron varias cosas en mi vida que fueron cambios bastante grandes y sentí que era el momento para estar en otro lado que no sea Montevideo. Siempre quise vivir en otro lado, siempre, aunque sea por un tiempo. Estar en un lugar con más movida y siempre por estar tocando acá o por estar haciendo una obra de teatro, por estar haciendo cosas que me gustan y que disfruto mucho, me he quedado. En la pandemia tuve esa idea muy fija como de “cuando esto pase, no sé a dónde, pero me voy a ir”. Y eso también me salvaba un poco la cabeza. Me di cuenta que Buenos Aires era la mejor opción porque es muy cerca y puedo laburar en los dos lados, porque es una ciudad que está en un momento político de mierda, pero está llena de gente.
¿Concebiste este disco como un trabajo conceptual desde el principio?
Quise hacer algo conceptual porque nunca lo había hecho antes. Tal vez, “Días así” tenía algo de eso, hay un universo que nuclea los temas, pero acá fue diferente porque desde el “vamos” me lo propuse. Entonces, en un momento quise hacer este disco así. Pensé un poco en Kendrick Lamar o en algunos artistas que tienen esa cosa más conceptual y que tienen la idea de lo que van a hacer antes y después ven cómo lo cuentan, donde cada tema es una pieza. Eso me inspiró bastante.
Quise hacer un disco conceptual porque nunca lo había hecho antes. Tal vez, ‘Días así’ tenía algo de eso, porque hay un universo que nuclea los temas, pero acá fue diferente porque desde el principio me propuse hacerlo así.
Aparte de conceptual “La llave” es un disco que tiene mucho de autobiográfico. ¿Qué te motivó a hacerlo de esa manera?
Fue medio loco porque primero fue “quiero hacer un disco”. Bueno, “¿sobre qué?”. Y empecé a pensar cuáles son las aristas o las patas que más me representan. En el mundo hay tantas cosas que se pueden decir -porque este es un momento tan terrible, no es que me falte material-, pero no lo sentí para ese lado. No quise centrarme en eso y sino ver de qué no hablé. Yo nunca conté mucho sobre mí, creo que en “Soy Eli”, que es un single que saqué en la pandemia también fue la primera vez que hablé un poco como de mi infancia, de mi recorrido hasta hoy, y fue muy loco, porque en el rap es clave hacer eso. No es que sea obligación, pero tiene mucho sentido que un MC cuente su recorrido, quién es, de dónde viene, qué le hace ser quién es, y fue darme cuenta que yo, tal vez, empecé desde un lugar más externo, más de cómo construir mi sujeto político, de ver quién es él y qué dice, a qué luchas adhiere, a qué escenarios le pone el cuerpo, a cuáles no. Igual con el feminismo: qué quiero decir sobre esto, sobre lo otro. Y está buenísimo, porque en realidad era lo que necesitaba en ese momento y lo que a mí me daba una pertenencia, ¿viste? Ahora me di cuenta que era un momento de hacerme cargo de este otro lugar que me estaba golpeando, ya, la puerta y me estaba diciendo “che, está todo bien, están pasando muchas cosas en el mundo, pero ahora es esto”, lo que importa en la gente que crea, me parece, es conectar con lo que vos necesitás en ese momento.
En el disco se percibe que hay muchas situaciones, muchas experiencias de las cuales hablás que están miradas desde un lugar externo de alguna manera, con cierta distancia, lo que te permite hacer una lectura que capaz que hace unos años hubiera sido otra. ¿Hay una cuestión de estar parada en ese lugar más de entender, de perdonar al otro?
Yo creo que sí, también. Creo que hay algo clave que sucedió, que es la muerte de mi padre. Y no fue para nada inmediato, porque mi viejo falleció hace como siete años. Pero, fue la primera experiencia cercana, muy cercana con la muerte, de mi núcleo familiar y esa cosa de que no tenés ni idea cómo se procesa algo así porque es algo que tampoco tenés varios padres y varias madres, son vínculos muy específicos, muy complejos y muy contradictorios. El otro día pensaba que si eso no hubiera pasado yo este disco, capaz, ni lo escribía. Me ayudó irme, también, para estar sola, para poder escribir estas letras, porque hay momentos en los que fue bastante duro para mí escribir algunas cosas, o que me quedaba todo un día con una letra. Y de mucho caminar por la ciudad, meterme en un cine, esas cosas… fue bastante incómodo por momentos porque no tenía ni idea de lo que estaba haciendo, pero tenía que confiar en eso.
Está bueno esto que decís porque creo que sí, vengo haciendo un laburo en los últimos años bien importante. Yo creo que toda la vida estamos en esta cosa de intentar saber quiénes somos a nivel profundo, si estamos a gusto o no con lo que construimos, si nos gustaría cambiar algo, como esos momentos, distintos momentos de la vida que siento que te llevan a hacer esas lecturas. Entonces, me encontré con un momento así y creo que sí, que este lugar que vos nombrás, que está buenísimo para mí que se vea -porque también hay un lugar bastante más duro-, creo que oscilo bastante entre esos lugares en el disco. Y, si bien, creo que es bastante difícil hablar de ciertas cosas porque te exponen a vos y exponen a tu núcleo más cercano, en un momento, tenés que tomar la decisión si lo vas a hacer o no y hasta intentar a veces olvidar un poco que las personas de las que estás hablando capaz que lo escuchan después y cómo se van a sentir al respecto. Intenté ver cómo hacerlo con bastante responsabilidad, pero también con necesidad personal de decir “necesito expresarme y elaborar esto”.
¿Cómo jugó tu autocensura el momento de decidir si hablar o no sobre determinados temas personales?
Yo, en general, escribo y después veo. Me parece que es la mejor forma porque después podés editarlo y suavizarlo o lo que quieras, pero no perder la idea. Puede que haya reprimido alguna cosa, sinceramente no me acuerdo. Pero digo que puede haber pasado porque mi familia es mi familia y las historias que nos unen son las historias que nos unen, entonces para mí también es imposible no pensar en eso desde un lugar de “qué es lo que estoy diciendo y cómo”, pero me liberé bastante y traté de pensarlo como una especie de puzzle. Por ejemplo hay una canción que tiene como dos partes, que se llama “Ring/Niñe”, que la escribí en varios momentos y armé el puzzle después de la letra. Yo sabía que en un momento del disco quería que un beat cambiara y que se transformara en otro, pero yo ya tenía la idea de hacer algo medio cinematográfico en el medio, entonces le pedí a mi madre que me mande unos audios de Whatsapp con las frases que me decía cuando yo era niña y me llamaba, eso lo tengo como si fuera tatuado, porque si tu vieja todos los días a las 5 de la tarde te llama de la misma forma cuando vos estás jugando afuera, no te olvidás más. Entonces, con esos insumos, más las cosas que me salían a mí, y esta cosa de dejarme escribir, entendí este disco como un disco conceptual. No desde la música, sino que la música la fui resolviendo después. Escribí, escribí, escribí y después como que realmente lo vi como un puzzle, me quedaron un montón de cosas afuera y ahí iba viendo el equilibrio, también, de poner algo un poco más dulce para alivianar un momento, pero después entro con todo acá y digo algo re tenso. Capaz que lo pensé desde un lugar más dramatúrgico o más cinematográfico, eso tiene que ver un poco con mi formación. Y ahí intenté equilibrar un poco esta cosa de la crudeza y la honestidad, pero con momentos también de esto que decís vos, de intentar perdonar, como expresar cariño.
Hay un montón de cosas de las que no hablamos tanto, que son las más difíciles y que, en realidad, tal vez es donde nuestras realidades más se parecen, salvando las distancias de clase y de tantas otras cosas.
¿Pensaste en la identificación que puede sentir quien te escucha al momento de tocar temas tan personales?
La verdad que un poco lo pensé. No es algo que pensé desde el vamos, pero creo que como esta cosa que te decía al principio, de encontrarme como sujeto político, me hizo también darme cuenta que hay un montón de cosas de las que no hablamos tanto, que son las más difíciles y que en realidad, tal vez es donde nuestras realidades más se parecen, salvando las distancias de clase y de tantas cosas, cuál es el modelo de familia, eso también tiene que ver con el feminismo y con un montón de cosas que me apasionan y me encanta leer y escribir sobre eso, desde un lugar mucho más personal. Pero, al mismo tiempo siento que soy hija de una generación que por distintos motivos, prácticamente, no habla. Para algunas familias es más la dictadura, para otras es más un tema de roles de género donde, en mi caso, mi papá trabajaba todo el día fuera de casa y llegaba de noche y mi madre era la ama de casa como la que, supuestamente, no trabaja pero hace un trabajo prácticamente -no te digo esclavo- pero sin horario, de entender cuánto mi vieja como tantas madres no tuvieron la oportunidad de tener un propio camino personal o de ver que querían hacer con su vida por tener que criar a sus hijos con mucho amor, pero cuánto de mandato hay en eso. Me di cuenta que quería hablar de eso, obviamente por mi experiencia subjetiva, pero también entendí que seguramente eso iba a reflejar a otras personas, porque cuánta gente hay hija de matrimonios que se rompieron, o que se separaron, o lo que sea, o cuántas cosas no hicieron, mi madre, mi padre, los tuyos… Me gusta pensar, también, en la empatía desde ese lugar de que, tal vez nuestras historias no son tan distintas o se unen en varios puntos, pero no es que pensé el disco desde ahí sino que ya que está, está bueno que pase esa cosa. Siento que se dio naturalmente y me pasa, que estos días me están escribiendo, me están diciendo ese tipo de cosas, como “esto me pegó”, “acá me vi”, y eso me parece re lindo, porque como te digo, ni ahí lo haría desde ese lugar buscando eso, me parecería un poco raro, sino que es desde mi lugar más honesto, intentando alivianar mi carga, porque esa era un poco la idea de hacer este disco. Si a alguien le sirve para algo, se ve reflejada o le puede acompañar, o lo que sea, es hermoso porque ya trasciende mi vivencia. Esa parte es re linda de la música.
En cuanto al trabajo de la parte musical, en tu disco anterior trabajaste con Migue Nieto, en “Hace que exista” con DJ RC, en el EP “Reflejo” trabajaste con varios beatmakers. ¿Cómo fue en este disco?
Como no tenía ni idea de cómo hacer este disco porque me estaba por ir a Buenos Aires, no tenía un productor o productora, no tengo idea de qué hacer porque tampoco tenía alguien en Argentina, empecé a pedir beats a gente que conocía y a gente que no conocía y dije “con lo que tengo voy a empezar a grabar en casa”. Tengo una computadora, tengo un micrófono, tengo una tarjeta de sonido, aprendí con videos de YouTube a grabarme, editar voces ya sabía y dije “lo básico lo hago yo en mi casa”. Entonces, todos esos beats que tenía los grabé, hubieron algunos que los creé con alguna idea que ya tenía con productores. Hubo canciones que quedaron afuera porque no tenían nada que ver con la temática y las que sí las cerré y busqué otros productores para como complejizarlas y poder desarrollarlas más.
Algunas igual quedaron con el primer productor, por ejemplo, pero sí, hay gente con la que ya he laburado. Está Migue Nieto en un tema, Tinnitus está en dos temas, hay un productor de Perú con el que hice dos canciones, uno de Barcelona que hice una canción, de Argentina laburé con varios. “Cuenco”, por ejemplo, que para mí es una de las canciones más lindas del disco, ese tema lo hice con un beat de rap de un beatmaker argentino súper referente del under que se llama MPDhela, y después terminé con un productor que me lo pasaron y tampoco era mucho del género que me dijo “esto ya está buenísimo y funciona en sí mismo, le metería percusiones y coros, para mí tu estribillo me lleva como una especie como de canto latinoamericano” y yo, en un total acto de confianza, le dije, “bueno, ¡dale!”.
Me tocó ser a mí como la productora de todo, pero fui probando y la verdad que siento que en esta ensalada de gente de acá y de allá, todo confluyó, siento que el disco convive, los temas son de gente realmente bastante distinta, pero siento que igual hay como una congruencia de sonido, y eso está bueno.
¿Cómo te encontraste en ese rol ya no de trabajar mano a mano con otra persona, sino de ser vos quien toma las decisiones?
La verdad, me gustó, aprendí pila. Aprendí del no saber, aprendí de esta cosa de confiar y decir “bueno, ¡dale!”, de probar, a menos que no me interese ir por ahí. Me sirvió mucho para agarrar confianza, como decir “che, hay muchas cosas que yo hago que son producir”; porque las voces, por ejemplo, las produzco yo. Cuando estoy en mi casa, escribo las canciones y en el momento las grabo y elijo cómo cantarlas, cómo armonizar o, si lo voy a panear para un lado agudo, o si le quiero poner un delay. Me pasó con un productor con el que laburé que, en un momento, me dijo “no te preocupes por probar tantas cosas, siento que tenés la idea re clara”. Y cuando me lo dijo fue como “¡qué loco!”, porque a veces desde adentro te ves como muy dubitativa porque yo no tengo formación musical y todo lo he ido aprendiendo en el hacer. Está bueno porque con este disco me di cuenta que me gusta mucho la compu, que me encanta como la producción. Creo que antes también estaba metida en esta cosa de de la producción, pero sin saber que eso que hacía era, también, producir. Nunca diría que yo produje mis discos anteriores, pero sí que estuve en un rol de coproducir muchas veces. Creo que a veces las personas que cantamos, escribimos, no nos valoramos mucho en ese otro rol, no nos damos mucho cuenta que también estamos metidos en eso.
¿Qué es lo que sigue para este año?
Estoy pensando en la presentación de este disco, obviamente. Seguro, en Montevideo y Buenos Aires. Ahora me voy de gira, voy a presentar el disco en un principio en formato soundsystem en Medellín, Bogotá, Ciudad de México y Guadalajara. O sea, voy a estar unos días en Colombia y voy a estar unos días en México, que nunca fui y estoy re contenta. A mitad de año voy a volver con la banda para Colombia, porque gané Ibermúsicas, ahora me voy sola a hacer promo del disco y, después, vuelvo a mitad de año con la banda seguro para Colombia.
Tengo el año bastante armado entre esos viajes, esas giras y la presentación acá. Por ahora, eso.
