El Gavilán: «En este disco tenía la necesidad de compartir»

En noviembre pasado El Gavilán publicó «Doble Ilusión», un álbum que seguramente marcará un antes y un después en su carrera, tanto por el nivel de sus composiciones como por la particularidad en la que fue concebido y posteriormente registrado. Con una gran cantidad de invitadas que se apoderan de los vocales y el protagonismo a lo largo del disco, el mismo se encuadra entre lo mejor que nos dejó 2021.
El próximo sábado 25 de junio, a las 21 hs. en la Sala Hugo Balzo del Auditorio Nacional del SODRE, El Gavilán presentará en vivo «Doble Ilusión» en una noche que tendrá la apertura a cargo de MagikaSoul y la presencia de muchas de las voces femeninas que participaron del disco tales como Mínima, Mica Medizábal, Ximena Bedó, Valentina Volonté y Beth Suzacq, entre otras.
A propósito de ello, conversamos con él sobre el proceso de su gran trabajo discográfico, la elección de las invitadas y de la censurada portada, entre otros temas, en la entrevista que te compartimos a continuación.

Por Liber Aicardi

Foto: Gerardo Peón

¿Cómo surgió «Doble Ilusión»?
El disco nació casi sin querer. Estábamos con mi novia en la casa y le pregunté «¿Vos escuchaste el Double Fantasy, el disco de Lennon y Ono?». Y me dice «no». Entonces, puse un cassette con el «Double Fantasy» y le voló la cabeza. Ahí, le dije «¿qué te parece si yo compongo las canciones y hacemos un disco y lo cantamos los dos? » Esto fue en 2013, después nos separamos. El disco me parecía muy raro en esa época, entonces, si bien había hecho los demos, el disco quedó ahí, como archivado. Con todo esto que pasó con la pandemia, estaba buscando algo en la computadora y encontré los demos, los escuché y dije «ah, carajo. Está raro pero está buenísimo. Vamos a grabarlo». Entonces, como que fue un embarazo bastante largo del disco, porque desde 2013 hasta que empecé a grabarlo a principios de 2021 fue un largo tiempo. Y «Doble ilusión» es un disco que también quedó archivado porque no encontraba un saxofonista adecuado, a mi entender. No quiero decir que no haya saxofonistas buenos, pero quería uno que soplara como yo me lo imaginaba, hasta que apareció Rami Heredia y dije «si, es hora de grabarlo, ya está». Aparte encontré los demos y apareció Rami, lo escuché tocar y dije «éste es el tipo» y ahí nos pusimos a grabar. Llevó bastante tiempo grabarlo, como un año y algo, aparte, por grabarlo con todas las chicas ¿no?

¿Cómo llegaste a un disco prácticamente a dúo con mujeres?
Parte de ahí, de donde comienza el disco, que es con mi ex novia. Si bien yo compuse las canciones para los dos y el amor salió como salió, me pareció que a la hora de grabarlo me parecía que tenía que pedirle su bendición (se ríe) y me la dió. Me parecía correcto porque ella vio nacer el disco, también, de alguna manera. Entonces, me pareció una buena idea que, en vez de llamar a una sola amiga, porque iba a ser como un reemplazo. Yo no quería sentirlo así, ni quería que ella lo sintiera así, tampoco. Me pareció una buena idea llamar a varias amigas. Hice algunos llamados y me dijeron que sí, de muy buena manera y empezamos a grabar. Y, realmente, no me equivoqué en la selección porque en este disco, que lo he escuchado bastante, porque si bien es un disco mío, es un disco que comparto con un montón de tamaño de artistas, lo escucho como si no fuera mío y me parece que quedó perfecto como yo quería. No perfecto para los demás, perfecto para mí. Hice el disco que quería. Algunos textos los cambié. En uno o dos cambié algunas palabras, en otros dos se se cambiaron casi por completo, pero la mayoría están iguales que en 2013, las músicas son iguales que en 2013 y el tema «Los caballos» lo compuse cuando encontré los demos y me dí cuenta que me faltaba un tema. Ahí pensé en Mica Mendizábal que tiene una voz alucinante, es una hermosura. Compuse el tema pensando en el timbre de su voz, calculándolo en realidad, porque no tenía precisión en eso. Y empecé a cantarlo allá arriba como lo canta ella. Lo terminé y le mandé un mensaje, le pregunté si lo quería cantar y me dijo que sí. Y creo que es uno de los tracks especiales del disco porque hay un quiebre allí, quedó muy bonito. Y con su voz, que es una cosa incomparable, no había chance de que lo cantara otra persona. Esa canción, con esa letra tenía que cantarla ella y si ella no lo cantaba no podía venir otra persona.

¿Cómo hiciste la selección de quién participaba en el disco y quién cantaba en cada tema?
En realidad fue fácil y difícil a la vez. Tengo tantas colegas y yo tenía ganas de incluirlas a todas… No voy a tirar nombres, pero pensé en muchas. Inclusive, a algunas de las chicas yo no las conocía. Fue difícil decidir «voy a llamar a tal artista» pero, básicamente fue por la calidad humana, lo artistas que son y, por supuesto en los timbres vocales, en cómo le quedaría también, si la canción les calzaria. Más o menos fue así y no me equivoqué…

Las chicas tenían que sentirse cómodas, también, con los textos. Quise ser cuidadoso con eso también. Si había alguna palabra con la que ellas no se sintieran cómodas, que no pasó, estaba dispuesto a cambiarla. Yo quería compartir, más allá que acompañaran mi visión y, si bien yo considero que me la juego con algunas letras, tenía la necesidad de compartir.

Pero tiene mucho de rompecabezas ¿no? Porque, además de lo tímbrico, está la impronta de cada una más allá de lo vocal.
Exacto, tenían que sentirse cómodas, también, con los textos. Quise ser cuidadoso con eso también. Si había alguna palabra con la que ellas no se sintieran cómodas, que no pasó, estaba dispuesto a cambiarla. Yo quería compartir, más allá que acompañaran mi visión y, si bien yo considero que me la juego con algunas letras, tenía la necesidad de compartir. Por ejemplo, te pongo el caso de Annie Thompson: escucho su voz, voy a buscar un video o escuchar su voz y digo «Puercoespín le tiene que quedar bien». Entonces, ahí me animaba a llamar. Después que lo calculaba mentalmente, que lo escuchaba y estaba bastante seguro de que no iba a tener problemas, ahí las llamaba y me daban el OK.

El disco tiene algo de signo de los tiempos también, por el momento de las mujeres ganando protagonismo en la escena. Y esa apertura de cantidad y calidad te permite tener material de dónde elegir, de alguna manera.
Esto, yo sé que lo entendiste, no fue calculado. Además, esto empezó en 2013. De repente, si hubiera sacado el disco en 2013 hubiera sido un visionario con el concepto (se ríe). Pero no hubo nada de eso, a mí siempre me gustó compartir. Yo, en 2015, cuando estaba viviendo en México, tenía una banda que estaba Mint Parker en la guitarra, Karla Molkovich estaba en el bajo y fue una banda con la que presentamos el disco «Debut» y era una banda alucinante. Y yo contento de compartir, pero no por decir «hice una banda con chicas ¡qué loco que estoy!»

De hecho, a este disco no lo promocionás como un disco de duetos con mujeres…
Exacto. Mucha gente lo escuchó y colegas amigos me dicen «Pero cantás poquito, vos». Yo canto, yo estoy ahí… las letras las compuse yo.

¿Esta etapa que comenzaste hace unos años, ya sin Los Verde, te da mayor libertad de hacer este tipo de cosas, por ejemplo?
Y sí, hay una libertad. En un momento, todavía tocando con Los Verde, me encontré con que Sebastián Casafúa me invitó a abrir un show de él y ellos no podían ir y dije «bueno, voy solo». Me dio como miedo ir solo. Me tuve que tranquilizar, me llevó unos días, me tuve que tranquilizar pensando en que las canciones las compuse yo, yo me las sé, no puede haber problema en eso. Y fui… cagado, pero fui. Estaba tocando el tema «Lo que pienso» y de repente me di cuenta que podía frenar el tema en una parte para hacer una arreglo en el momento y salió fantástico. Ahí dije «mirá lo que tiene esto: yo puedo manejar el tiempo a mi manera». Y, por supuesto, me di cuenta de que ahí había libertad que una banda no la podías tener porque está todo ensayado y si se te ocurre una diablura en el momento es muy difícil explicarla. Entonces, sí, hay una libertad. También me pasó que el disco «Debut», es un disco que tanto los textos como la música no encajaban mucho con El Gavilán & Los Verde. Ése fue el primer disco que fue producido completamente por mí, que me tuve, y quise, arreglarme yo solo y ahí me di cuenta que tenía otra libertad y que me estaba yendo para otro lado. Ellos también tenían sus cosas, así que no hubo problema con eso.

Cuando salió el tema ‘De moda’, en 2019, yo sentía que el mundo musical ya estaba yendo para otro lado, entonces, junté eso de ‘nunca estoy de moda, nunca estoy de moda, nunca hice un mango tocando rock & roll’. Ojo, no es con bronca, yo me estoy cagando de la risa… Me parecía que el mundo estaba cambiando y que yo estaba cada vez más fuera de moda, era ya un tipo grande y viendo las nuevas músicas, que son espectaculares, pero que no tengo ni idea cómo se tocan.

Hay de tu parte una cierta ambigüedad, tanto en este disco donde jugás con los conceptos femenino y masculisno ya desde la carátula, pero también en el single «Paranoia o Intuición» que publicaste en 2020
Bueno, este disco, me lo dijo un amigo charlando de todo un poco en su casa: «éste es un disco femenino». Yo no me había dado cuenta, sabía que tiene eso especial de que yo había compartido con las chicas y tiene razón… es un disco femenino. La portada también tiene alguna cosa de esas. Yo creo que sí, están las dos cosas ahí, y más cosas también. Y si me preguntás qué quise transmitir con la portada del disco, sí, estoy con un zapato masculino y otro femenino. Yo siempre consideré que era ambas cosas. Ambas cosas y, en realidad, una totalidad de otra cosa que va mucho más allá de decirte: «soy esto o esto».

¿Con respecto a la carátula, la censura fue explícita o fue autocensura?
Ya me di cuenta cuando intenté subirla a Spotify y no me dejó. No podía estar ni pixelada, ni desnudo, entonces ahí ya ví que se complicaba. Después intente subirla a Facebook y duró casi nada. Entonces, llamé a un amigo, que es diseñador, y le conté lo que estaba pasando y me dijo «si querés te hago una para Spotify y para Facebook y eso, y te ponemos un vidrio estrellado adelante». Yo no quería tapar eso, me parece una pelotudez tapar. No lo hice para armar quilombo ni nada, es parte de la esencia del disco. Yo, este disco, con otra tapa no lo veo. Entonces, publiqué esa, con el vidrio estrellado, hice una web, en la entrás y ves la portada del disco, clickeás y vas a Spotify. Después intenté subirla, creo que dos veces más y también la censuraron. Ahí dije «ta, no voy a poder subirla». Pero mucha gente la vió y mucha gente entendió.

En «Aquí voy, otra vez» retomás el tema de sonar en la radio, como en la canción «De moda»…
Es una humorada, en realidad. Cuando salió el tema «De moda», en 2019, yo sentía que el mundo musical ya estaba yendo para otro lado, entonces, junté eso de «nunca estoy de moda, nunca estoy de moda, nunca hice un mango tocando rock & roll». Ojo, no es con bronca, yo me estoy cagando de la risa. Estaba en Buenos Aires y estaba escuchando el tema de Charly «No se va a llamar mi amor» que dice «Estás prohibida, pásenlo en la radio»; parece que el tema se iba a llamar «Mi amor» y cuando fue a SADAIC a registrarlo, le dijeron que no se podía llamar así porque ya había un tema que se llamaba «Mi amor», entonces Charly le puso «No se va a llamar mi amor». Y ahí, tomé esa idea y ese concepto de «Pásenlo en la radio» y me hice una canción para mí. Me parecía que el mundo estaba cambiando y que yo estaba cada vez más fuera de moda, era ya un tipo grande y viendo las nuevas músicas, que son espectaculares, pero que no tengo ni idea cómo se tocan… Yo no sé hacer un trap, nunca te supe hacer un reggaeton… Pero si bien «De moda» era una humorada, en «Aquí voy, otra vez» dije «bueno, si van a pasar una tema en la radio que pasen éste». Me parece que la letra está buena y me parecía necesario decir lo que pienso, lo que siento que es correcto y lo que siento que está pasando, también. Entonces, ahí volví a repetir otra vez la frase como diciendo «no pasaron el tema que pido que me pasen en la radio, bueno, capaz que este sí».

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