El próximo viernes 20 de diciembre, a las 21 hs, en la Sala Delmira Agustini del Teatro Solís, Diego Presa se presentará a voz y piano, acompañado por Pablo Gómez. En un formato inusual para el cantautor, versionará canciones propias y ajenas, además de estrenar material de su próximo álbum en solitario, que verá la luz en los primeros meses de 2020. A propósito del show, conversamos con Diego, quien nos habló del desafío de adaptar las canciones al piano, cómo le influye tal instrumento a la hora de componer y de sus sensaciones acerca del reconocimiento de su obra.
Por Liber Aicardi
¿Cómo te surge la idea de hacer un show a voz y piano?
Hace unos meses, ya, que me surgió la inquietud de presentar las canciones no en el formato más clásico de cantautor, que es el formato en que yo me presento habitualmente, como cantautor de guitarra y voz. Entonces, encontrar una manera de compartir estas canciones de manera íntima, austera, jerarquizando los silencios, jerarquizando las palabras, jerarquizando pequeñas fluctuaciones de intensidad, pero, no con la guitarra, sino de una forma que yo pudiera, también, concentrarme en el aspecto vocal. También, esto se da porque a Buceo Invisible hace, ya, un par de años que entró Pablo Gómez, que es tecladista y, entonces, ahí se dio como de manera más directa, más fluida, el hecho de invitarlo a arreglar estas canciones con el piano. A mí me interesa mucho el instrumento piano. Me parece un instrumento anacrónico totalmente fuera de tiempo y de una riqueza enorme tímbrica, armónica y me parecía que mi voz podía, de alguna manera, relacionarse y entrar en ese universo pianístico de una buena manera. Y, la verdad, es que se ha generado algo diferente, las canciones como que reviven de otra manera. Y para mí, en cuanto a la interpretación, es un ejercicio que, tanto en la técnico-vocal y expresivo, pero también escénicamente me exige y me estimula.
¿Qué criterios priorizaste para armar el repertorio?
Las canciones que pueden tener una versión pianística más natural, digamos. Que pudieran traducirse al piano de una manera más sencilla, si se quiere, más cantada. Eso, como primer criterio y, después, estuvo bueno experimentar con algunas canciones que eran como muy guitarrísticas y buscarle la vuelta en el piano, que las transformó.
¿Sos de componer en el piano o siempre lo hacés con la guitarra?
En los últimos años he compuesto canciones en el piano, también. Tengo un piano en mi casa, no soy pianista pero de vez en cuando investigo. La disposición de las notas en el piano te genera como nuevos recorridos, nuevos viajes. La guitarra uno ya la tiene compañera de muchos años y como que vas hacia los mismos recorridos. El piano, sobre todo en lo armónico, te provoca lugares nuevos hacia dónde ir.
A mí me interesa mucho el instrumento piano. Me parece un instrumento anacrónico, totalmente fuera de tiempo y de una enorme riqueza tímbrica, armónica, y me parecía que mi voz podía, de alguna manera, relacionarse y entrar en ese universo pianístico de una buena manera. Y, la verdad, es que se ha generado algo diferente, las canciones como que reviven de otra manera.
¿Te lleva a componer desde otro lugar?
Si, de otra manera, tal cual. Y surgen cuestiones armónicas, rítmicas distintas, capaz, que una lógica diferente a una lógica guitarrística y eso está bueno.
¿Y en lo vocal también?
Sí, porque de alguna manera, lo melódico va vehiculizado por el entorno armónico. Entonces, si lo que se va dibujando es una armonía en la cual vos no estás acostumbrado a explorar, también lo melódico va tomando un camino diferente. De las cosas más interesantes que tiene este oficio de escribir canciones, es la cuestión esta de no dominar demasiado la herramienta. Trabajamos con un material muy particular y el hecho de no saber exactamente que es lo que estás haciendo o no prever hacia donde estás yendo y descubrir el sentido que tiene lo que hiciste un tiempo después de haberlo hecho. Todo ese tipo de cosas me parece que preservan el fuego, la intensidad del acercamiento que tiene uno a la composición de las canciones.
¿Eso te da más oportunidad de investigar, de experimentar?
Sí, sobre todo eso: otra mirada. Un viaje distinto.
¿Sentís que a lo largo de estos años has cambiado el lugar donde te paras para componer?
En parte, sí. Pero a veces vuelvo, también a algunas posiciones. Me reconozco en algunos lugares donde ya he estado. Pero, el hecho de seguir enamorado del oficio, implica necesariamente descubrir formas distintas de escribir.
¿Absorbés de la interacción con los demás compositores en tus otros proyectos?
Sí, es algo inevitable. Buceo Invisible fue el ámbito donde aprendí a escribir canciones y gracias a mis compañeros, a mis amigos que escucharon esas primeras canciones, esos primeros esbozos y la respuesta de ellos, fue lo que me hizo seguir. El ámbito de Buceo Invisible siempre fue constructor de confianza para mí y es algo que agradezco infinitamente.
Buceo Invisible fue el ámbito donde aprendí a escribir canciones y gracias a mis compañeros, a mis amigos que escucharon esas primeras canciones, esos primeros esbozos y la respuesta de ellos, fue lo que me hizo seguir. El ámbito de Buceo Invisible siempre fue constructor de confianza para mí y es algo que agradezco infinitamente.
¿Sentís un mayor reconocimiento de tu obra en los últimos años?
Sí, sin dudas. Hay un montón de cosas que no esperaba con respecto a eso, pero, siempre estuve muy pendiente de la canción y de cómo la canción podía incidir o comunicarse con la vida cotidiana de algunas personas. Y eso, de alguna forma, en círculos muy pequeños, en el círculo más cercano de amigos, siempre me pasó que sentía que sucedía algo con esas canciones. Y ahí el sentido ya está completo, cuando hay alguien que escucha y reelabora o siente determinados movimientos emocionales o intelectuales y te lo hace saber. Creo que ahí hay un sentido que se completa. Ya, eso, es súper importante, Después, si, los últimos años se ha ampliado la cantidad de gente que escucha mis canciones y eso es un privilegio, es algo que agradezco y me obliga a seguir trabajando de manera dura.
¿Qué te genera que canciones como “Mis incendios” o “Sos” tengan una segunda vida a partir de su inclusión en el repertorio de El Astillero?
Es como algo apabullante, por momentos. Es una sensación muy intensa, muy fuerte. A veces, no reacciono de manera elegante a eso, me cuesta reaccionar porque tampoco eso lo domino del todo.
¿Qué es lo próximo que viene para vos luego de este show?
Yo ya estoy trabajando en mi próximo disco solista. Estoy trabajando con Fabrizio Rossi, de (la banda) Mux y productor de algunos discos, hace unos meses. Venimos grabando un cuerpo de canciones que, seguramente, se editen en la primera mitad del año que viene y, alguna de esas canciones son las que voy a tocar en este formato de piano y voz, pero que no son canciones que haya grabado o este grabando en este formato. Son canciones que también tienen como una vida paralela, por hacer una analogía. Tienen esta versión, esta manera de presentarse y, a la vez, las estoy grabando con otras intenciones instrumentales y de producción para el disco.