Diego Manara y Los Muela de Juicio: sonido que llega desde el Olimar

Diego Manara y Los Muela de Juicio es un proyecto artístico-musical, que surge en 2015 en la ciudad de Treinta y Tres, de donde todos sus componentes son oriundos.

Diego es doctor en odontología y de ahí es de donde surge el nombre de la banda, que junto a Marcelo, Martín, Juan Andrés y Rodrigo (cuatro componentes como las muelas de juicio), forma luego de ganar el 10mo Concurso de Canto Latinoamericano de Guitarra Negra como solista. Uno de los premios fue presentarse en el marco de la 90na Edición de la Expo Prado y ese lo consideran como su primer show.

La banda se encuentra en una permanente búsqueda de sonidos, partiendo de la raíz del canto popular para generar un producto posmoderno fusionando asimismo folclore, candombe y otras manifestaciones musicales.

Al momento están embarcados en terminar de grabar su primer disco, el cual lleva siete años en proceso, ya que a todos les cuesta salir del estudio por ser demasiado exigentes. Lo que sí nos aseguran, es que cuando el disco esté terminado, se va a notar el trabajo de todos esos años.

Los Muela de Juicio, funcionan como una pequeña familia, una pequeña escuela donde un grupo de amigos interesados en indagar en la música y seguir aprendiendo, encuentran un espacio donde la parte humana es fundamental y ese tal vez sea el requisito principal para formar parte de la banda.

Desde su inicio participan en cada edición del Festival A Orillas del Olimar así como fueron seleccionados para participar del ciclo «Autores en su Tierra» de AGADU. El Festival de la Charqueada es otro escenario donde han llevado su sonido así como han formado parte del ciclo «Gira Música», organizado por el Instituto Nacional de Música de la Dirección Nacional de Cultura que los llevó a presentarse fuera de su departamento.
Han traído su canto olimareño a la capital de nuestro país en varias oportunidades con shows en la Sala Vaz Ferreira y la Sala Zitarrosa en el marco del Festival Bandas en Red del cual participaron en dos ediciones. De la misma forma han pisado el escenario del Teatro de Verano Ramón Collazo en la final del Festival Arena Sonora en su primera edición.

Llevaron también su espectáculo «RÍTMICO» al festejo de los 25 años del Teatro Florencio Sánchez del barrio Cerro, donde presentaron – a través de lo sonoro y literario – un show de candombe, zamba y milonga recorriendo también otros géneros musicales populares de nuestro país.

A propósito de que el trabajo del artista siempre debe tener su rédito, emocional y económico conversamos con Diego Manara, su fundador.

Por Andrea Villar Miravalles

Foto: Difusión

¿Cómo coinciden los integrantes de la banda en el camino musical?
Somos todos oriundos de la ciudad de Treinta y Tres y compañeros de una generación llena de música que nos permitió cruzarnos con nuestros diferentes proyectos musicales anteriormente. En 2014 gané el concurso Guitarra Negra como solista y atendiendo a que uno de los premios era presentarse en vivo en la 90 Edición de la Rural del Prado y que también había ganado el premio a canción inédita para el Festival Orillas del Olimar para el cual tenía proyectado tocar con banda, es que surgen los Muelas de Juicio. No quería presentarme solo, porque me gusta compartir este tipo de experiencias.

¿A qué le cantan Los Muela de Juicio? ¿Cómo es el proceso de composición de sus temas?
Los Muela de Juicio le cantamos al amor básicamente, versionamos temas del cancionero popular uruguayo que nos gustan de Zitarrosa, Eduardo Mateo, Gustavo Pena, Jaime Roos, El Sabalero, Ruben Lena, apuntando también a fortalecer el canto popular con composiciones propias.
El proceso de composición varía, las canciones son mías en música y letra, y cuando presento la canción a la banda se inicia un periodo de trabajo en equipo donde se revisan estructuras y demás. Hace poco terminé una canción que inicié hace 20 años atrás a la que no le encontraba la vuelta. Hay canciones que surgen rápido y otras como esta demoran años, pero son muy queridas todas.
Siempre digo que las canciones son obras de arte, cada una con una gran historia detrás. Intento que toda la banda sea consciente de que es muy importante lo que estamos transmitiendo.
Yo toco básicamente para mi regocijo compartiendo con estos grandes amigos. Luego si viene el reconocimiento del público o que te pasen en una radio, también es lindo no voy a decir que no, pero no es lo que más nos mueve. Lo que nos mueve es hacer música.

¿Qué impronta le imprime a su sonido el ser una banda olimareña?
Al ser todos nacidos y criados en Treinta y Tres tenemos una fuerte base de canto popular, no hay casa donde se haya escuchado Ruben Lena o Los Olimareños, todo ese cancionero está muy metido en nosotros. Si bien con los Muela de Juicio apuntamos a un sonido más contemporáneo y urbano siempre vamos a tener fuertes lazos con la música folclórica, con algunos destellos del mundo posmoderno, pero estando el Olimar presente en cada canción.

¿Cómo llegan a ser seleccionados por AGADU para el ciclo “Autores en su Tierra”? ¿Cómo fue el proceso de selección de temas a presentar?
Un día estoy mirando la tele y por ahí tomé conocimiento de este ciclo, me contacté con Cacho Labandera que era quien estaba encargado en ese momento y enviamos toda la información sobre el proyecto para ser tomados en cuenta. Me dijo: «Hay muchos postulados y venimos atrasados, pero mandanos todo».
Al año y medio, quizás un poco más, me avisaron que habíamos quedado seleccionados y grabamos un ciclo junto con Copla Alta, Tantomán de Paysandú y algunos otros exponentes de la región.
De ahí surge este material audiovisual, súper profesional para el interior del país, donde generar un producto de ese tipo es un poco más difícil. La selección de los temas de autoría propia la hicimos entre todos intentando plasmar un poco de todo lo que hacemos ya que hay mucha fusión en nuestro sonido.

Participan en cada edición del Festival “A Orillas del Olimar» convocados por el gobierno departamental. ¿Consideran que existe apoyo suficiente para el desarrollo de artistas locales en general en el interior del país?
Hay apoyos, es un tema de gestión me parece y de que las bandas generalmente no tienen un productor o un manager y los propios artistas son los que tienen que asumir el rol de mover su música, conseguir espacios para tocar etc.. lo cual sería mi rol muchas veces en este proyecto. Uno tiene que buscar las oportunidades, mostrar que se está en el ruedo, siempre trabajando y tratando de aportar.
Tampoco nos ponemos mal si no estamos en un festival o en otro, somos autocríticos y entendemos que en todos lados no se puede estar. Entendemos que hay lugares donde no corresponde porque son para otras propuestas artísticas. Sabemos dónde estamos parados.
Acá en Treinta y Tres vemos que hay apoyo, también a artistas más nuevos o emergentes. Siempre podría ser más claramente. Nosotros como trabajadores de la cultura tratamos de incentivar al gobierno de turno, a fomentar la cultura local ya que en definitiva con eso no pierde nadie y ganamos todos.

Han sido convocados también por organizadores de festivales de localidades cercanas para llevar su música a nuevos escenarios. ¿Consideran que estos eventos aportan al crecimiento de la escena musical fuera de la capital?
Siempre suma difundir la música de un lugar a otro, eso abre cabezas y alguna semilla queda sembrada. Nos gustaría tocar en más lugares fuera del departamento donde entendamos que nuestro proyecto será bienvenido.
Previo a postularnos para tocar en algún festival evaluamos si queremos tocar ahí y si sumaría para la banda presentarnos. Ahora los festivales departamentales se están abriendo a recibir juntos al rock, el canto popular y la música tropical. Antes era más cerrado, no se generaban esos intercambios de géneros en un mismo evento.

¿Luego de esas experiencias se generan interacciones o intercambios con otras bandas del interior?
Cada vez que salimos a tocar y compartir con otras bandas, el intercambio es de las cosas más lindas que te deja esta aventura de la música. Salir fuera de nuestro lugar de influencia nos permite conocer otras realidades, gente y propuestas nuevas. Existe en nosotros la necesidad permanente de mezclarse con otros géneros. Conocer otros músicos siempre es nutritivo.

¿En qué momento se encuentra el proyecto y que podemos esperar para lo que resta de este 2023?
El proyecto en este momento está ensayando mucho, creemos que este año si vamos a terminar de grabar nuestro disco. Es el disco con el proceso más largo que he hecho (siete años al momento). Decimos que somos la banda que “más conversa». Somos amigos y por lo tanto en los ensayos se dan charlas de todo tipo y tocamos poco lo que hace que se dilaten ciertos procesos, pero la realidad es que no tenemos ningún apuro.
Todos nosotros tenemos nuestras profesiones y trabajos, si bien cobramos nuestro cachet cuando nos presentamos, no vivimos de la música. De todos modos siempre reivindicamos que es lo que nos gusta hacer y no tocamos en lugares donde no se valore nuestro proyecto. En los cursos y talleres de Guitarra Negra aprendí que el trabajo de uno siempre debe tener su rédito , emocional y económico.
Cada uno de nosotros tiene también otros proyectos. Por ejemplo, yo junto con el guitarrista, tocamos en una orquesta de guitarras, con el percusionista tenemos una banda de reggae; el baterista y el guitarrista también tienen otro proyecto juntos. Todos tenemos muchos proyectos para el 2023 y también con los Muela de Juicio.

Diego Manara y Los Muela de Juicio son
Diego Manara: guitarra y voz
Marcelo Pachón: batería
Rodrigo Abella: guitarra eléctrica y coro
Martín Lucas: percusión
Samuel Diogo: saxo y flauta transversa
Adrían Andrade: teclados y sintetizadores
Gastón Marichal: bajo

FB: @losmuela33

YT: diegomanaraylosmueladejuic4503