La banda Chicas Japonesas está de regreso. Luego de 15 años de ausencia discográfica “Niña Calavera” es el álbum con el que rompe el silencio el quinteto liderado por Gabriel Córdova (ex La Rosa Mosqueta) junto al poeta y perfomer Gabriel Richieri. En este segundo trabajo, a la vez profundizan lo realizado en su debut – con el cual ganaron el Graffiti a Mejor Álbum de Rock Alternativo en la edición 2009 de los premios – expande sonidos y texturas, creando un universo donde conviven el rap, el trip hop, el rock, el tango y la milonga, con la palabra hablada como propuesta vocal, la que aparece matizada con la incorporación de la poeta argentina Paula Bader.
Mañana, sábado 19 de agosto, a partir de las 21hs. en Magnolio Sala, Chicas Japonesas se presenta en vivo en un show donde recorrerá su reciente lanzamiento y reinterpretará sus viejas canciones. A propósito de todo esto, conversamos con Córdova y Richieri.
Por Liber Aicardi
¿Por qué hubo tanta distancia entre el primer disco y “Niña Calavera”?
G. Córdova – Siempre estuvimos trabajando, siempre estuvimos haciendo canciones y probando. Se fue dilatando en el tiempo porque hubo otras cosas en el medio, proyectos personales, en mi caso subiendo, también, el material de La Rosa Mosqueta a plataformas. Llevó mucho tiempo el armado del disco porque lo hago en casa y, a veces, se torna tedioso y pesado hacer todo, pero porque tampoco había ninguna planificación de que el disco tenía que salir tal fecha. Salió cuando tenía que salir.
G. Richieri – Yo creo que pasaron muchas cosas. Una de ellas era que, al principio, Gabriel estaba más colgado con el trabajo de estudio y yo quería subirme al escenario y como no terminaba de suceder eso con Chicas Japonesas, digamos, desarrollé un proyecto propio que tenía que ver también con decir poesía. Eso, la verdad, que me llevó mucho tiempo y también yo me alejé del proyecto. Pero el proyecto nunca se detuvo, como decía Gabriel.
¿Cómo fue el proceso de encarar el disco, justamente, luego de varios años sin publicar material?
G. Córdova – Como es muy de experimentación la composición, los textos y la música no es que vamos ensayando y armando un disco. Acá es recabar textos de Gabriel, textos de Paula, luego arreglarlos, ver la forma de decirlo entonces eso me lleva a armar canciones porque yo soy un tipo que hace canciones, básicamente. El hecho de llevarlo a una estructura de canción, digamos, lleva un tiempo. A eso sumale el tema de la producción, el masterizado y la edición. Pero el encare es ese básicamente: seleccionamos los textos, vienen ellos, lo graban, vemos cómo grabarlo y, después, me quedo armando viendo la música, haciéndolas canciones y después en llevarlo al vivo, claro.
¿Siempre viene el texto antes que la música?
G. Richieri – Eso ha ido mutando, buscando y evolucionando. El tema 1 del primer disco, “El hombre de verdad”, surgió como un pedido mío hacia Gabriel, todavía no trabajábamos juntos; sí, habíamos hecho cosas juntos, pero no con una intención. Yo tenía necesidad que quería hacer una intervención sonora con un texto mío, para una intervención de un artista plástico amigo y se lo comento a Gabriel. Me dijo “dale, traé el texto y lo hacemos” y fui a grabar el texto así, de primera mano, con mi forma y él, con ese decir mío, armó una canción. Ese es el formato original, digamos. Digo el texto de una manera y él lo acomoda en una canción, pero con el texto tal cual era. A partir de ahí, hubo otros ejemplos, le he mandado un montón de de poemas, de textos y -ahora no tanto- pero yo, antes, trabajaba muchos textos cortos. Entonces, Gabriel juntaba pedazos de texto de uno con otro, mezclaba y armaba un texto nuevo, y con eso armaba una canción. Eso fue mutando hasta que últimamente yo le mando el texto, pero ni me entero qué es lo que voy a hacer, y un día voy y me dice «escuchá esto” y está la línea tirada por él, yo busco el tempo ese y le agrego mi impronta.
¿Fueron encontrando una dinámica con el tiempo, entonces?
G. Córdova – Sí, es verdad que en este disco fue totalmente diferente a la anterior y se nota. Con Paula, por ejemplo, pasó que vino con un texto que me gustaba, del tema “Niña calavera” y, la primera vez que lo grabó, lo decía a 5000 por hora y empezamos a bajarlo “decilo más a este tempo” y para mí quedó mucho mejor porque se capta mucho más el decir de ella, que pasa al frente y queda buenísimo. Hemos encontrado una manera de laburar y, aparte, tengo que agradecer la generosidad de ellos, de darme la posibilidad cambiar algo, o decirlo de cierta forma, que es lo que permite adaptar una poesía y llevarla a una letra de una canción.
A pesar de la distancia de la que hablábamos, ente ambos discos se nota una continuidad, además de una apertura en los sonidos.
G. Córdova – Fue natural, sí. O sea, no fue premeditado ni pensado, pero sí se nota porque, incluso desde el sonido del disco, que están mucho más pulidas las canciones y la elaboración, son distintas. La gente lo percibe, así como que este disco es diferente al anterior, pero hay algo que se deja traslucir de que hay una. impronta diferente, una aproximación a la canción hablada diferente. El primer disco era más experimental, creo yo, aunque tiene para mí una de las canciones que es la síntesis perfecta de lo que queremos decir, la canción hablada, que es “Trayectoria”. Para mí es la síntesis de lo que lo que buscamos, la canción perfecta con estribillo, verso, pero hablada y hay momentos en que están al mismo tempo la voz hablada y la voz cantada.
Los textos de Gabriel -los de Paula también- son obviamente personales, pero yo elijo de ellos lo que puede ser sugerente, más universal y que puede ser aplicable a cualquier relación. Personalmente, cuando elijo los textos, elijo los que puedan resonar en la subjetividad de cualquiera.
Gabriel Córdova
También, en este disco, se nota un trabajo de las varias capas sonoras. ¿Cómo manejan los límites en ese sentido?
G. Córdova – El home studio lo que te da es una libertad tremenda, pero es un arma de doble filo. Hay canciones, por ejemplo, “Cabellera”, que llegó a una súper producción y, al final, no me terminó de cerrar y saqué todo, todo. Quedó casi pelada y ahí funcionaba. Está el problema también de no tener un productor externo que te diga a «pará acá que está bien”, entonces poder ver eso te lleva más tiempo, pero sí hay, hay un montón de capas. Hay muchas capas en todos los temas, pero esta vez hubo equilibrio.
Y en las letras ¿cuánto hay de autobiográfico?
G. Richieri – Yo soy absolutamente autobiográfico. Te mentiría si te dijera que no. No quiere decir que es lineal, digamos, pero sí utilizo mi experiencia y mis vivencias para trabajar poéticamente, sin duda. Justo hay como una paradoja porque “El hombre de verdad”, que es el tema que inició el proyecto, es la única cosa que escribí pensando en regalárselo a alguien -que es este amigo para el que hicimos ese tema- y que me salí de ese en lugar, pero es una excepción en realidad. Y ahí, digamos, el filtro, es la mirada de Gabriel.
G. Córdova – Los textos de Gabriel, los de Paula también, son obviamente personales, pero yo elijo de ellos lo que puede ser sugerente, más universal y que puede ser aplicable a cualquier relación. Puede ser un sugerencia de imágenes, de experiencias, es decir, puede ser Gabriel, puede ser aquél, no importa. Personalmente, cuando elijo los textos, elijo los textos que puedan resonar en la subjetividad de cualquiera. Paula capaz que es la más personal porque escribe mucho desde el punto de vista fememino y está buenisimo, también, le da un toque distinto.
¿Cómo llega Paula, la voz femenina, al proyecto?
G. Córdova – Surgió de casualidad porque no era que estábamos buscando, necesitamos otra voz, otra cosa. Siempre estuvimos abiertos a integrar en algún momento, como Agustín (Lucas) o algún otro poeta, pero no solo su rol de poeta, sino en su rol de vocalista, de performer. Lo que encontré en Paula, por ejemplo, cuando la escuché, era más allá de sus letras, era que el decir que tenía era muy musical. Tiene una identidad que la escuchás y decís que es ella, y eso está bueno, no es fácil de encontrar.
En cuanto a lo musical hay un mix importante de estilos. Hay trip hop, milonga, rock, etc. ¿Cómo integran ese mix?
G. Córdova – Es muy amplio, sí. Es producto de un mix de lo que uno va escuchando, que se te va filtrando. Hay una cosa que es del decir propio de ellos, que me van sugiriendo también una rítmica que la arropo desde las cosas que escucho y que me gustan. Pero no hay una intención que decir “este disco va a ir por acá”.
G. Richieri – Visto de afuera, porque yo no formo parte de la composición musical, -sólo opino si Gabriel me pregunta- lo que te puedo decir es que él es un tipo muy ecléctico escuchando música. A mí me ha sorprendido, a veces si me manda cosas que digo -te estoy hablando hace unos años, cuando mi hija tenía 14- “esto es lo que escucha a mi hija”. Me parece que esa apertura se ve en la composición final de lo que es el disco y en este más que en el anterior.
Gabriel es un tipo muy ecléctico escuchando música, a mí me ha sorprendido. Me parece que esa apertura se ve en la composición final de lo que es el disco y en éste más que en el anterior.
Gabriel Richieri
¿Cómo surge la versión de “Hermano te estoy hablando” de Jaime Roos?
G. Córdova – Siempre le tuve ganas a ese tema porque para mí es excelente. Siempre, desde que empecé a laburar con Gabriel, pensé que quedaba perfecto con el decir de Gabriel y después me enteré que no lo conocía al tema. Entonces, se lo hice grabar y decir sin haber escuchado el tema.
G. Richieri – Yo no soy fan de la música uruguaya de ese estilo, pero obvio, si de Jaime tenía discos y lo cantaba, pero ese tema no sé si es de algún disco que quedó en el medio de cuando yo dejé de escuchar a Jaime y no tenía ni idea, realmente. Yo cuando grabé, lo dije como a mí me parecía.
G. Córdova – Y yo lo fui llevando para ese lado. Después que estuvo terminado el tema, sí le hice escuchar el tema por Jaime.
¿Qué pueden adelantar del próximo show en Magnolio?
G. Córdova – Realmente estamos con muchas ganas de hacerlo porque hace mucho tiempo que no tocamos en un show solos, y la idea es hacer todos los temas del disco nuevo y traer los temas del disco anterior, pero ya con los ojos de este show y de este disco. Está la incorporación de Paula, no sólo con su voz sino escénicamente, se le sumó a la banda un pianista Fernando Cid y que permitió que (Alejandro) Moya no estuviera yendo del bajo al piano continuamente. Entonces, la banda está un escalón más arriba, suena poderosa y puede manejar los matices de otra manera. Para mí, la banda rinde, mismo.
G. RIchieri – La puesta en escena de este show está enfocada en toda la parte lumínica, digamos. Nos gusta construir un guión donde nos gusta ir por acá, por allá, crear climas, subir, bajar, todo eso. Le ponemos mucho foco a eso, esperemos lograrlo y además está Paula que hace que ya no esté solo en la voz, le agragamos textos, hay intermedios. No es el formato de recital de rock tradicional, es una puesta guionada de principio a fin, unida entre los temas por distintas cosas. Y, pienso, que genera cosas esa manera de presentar los temas. Hay temas que hicimos siempre, que ahora interviene Paula y ya te cambia completamente el show.
Las entradas para el show de Chicas Japonesas en Magnolio están a al vnta a través de Tickantel
Foto: Diego Velazco