La banda argentina Árbol vuelve a presentarse en Montevideo, el próximo sábado 28 de setiembre, a las 21 hs, en La Trastienda MVD en una fecha, que marcará el reencuentro con nuestro país después de casi siete años de inactividad y tras su regreso a los escenarios en 2017. Canciones como “El fantasma”, “Trenes, camiones y tractores” o “Pequeños sueños” (con sus respectivos videos en alta rotación en MTV), una propuesta musical ecléctica e intensas actuaciones en vivo, posicionaron al grupo a la vanguardia de la escena argentina en la segunda mitad de los años 2000. Hoy, a veinticinco años de su formación, y luego de atravesar algunos cambios en su alineación desde aquél momento, Árbol continúa con varios proyectos por delante; entre ellos, el inminente lanzamiento de nuevo material discográfico. Sobre ello, la actual escena musical rioplatense y de las distintas etapas de la banda, conversamos con su baterista Martín Millán en la entrevista que te compartimos a continuación.
Por Liber Aicardi
Este año se cumplen veinticinco años de los comienzos de la banda ¿son de mirar en retrospectiva?
Hasta ahora, no solemos mirar mucho para atrás, pero, viste cómo es… cuando uno se va poniendo grande para hacer algunas cosas a nivel sentimental, cómo uno vive, las cosas que uno quiere seguir peleando por ellas y otras que, quizás, no y entonces las dejás de lado, todo eso lo vas viendo desde otra perspectiva. Ahora, nos están pasando un montón de cosas que reivindican todo lo hecho, entonces, en ese sentido, es muy gratificante. Venimos de hacer varios shows muy importantes y ver a gente cantando de vuelta los temas, gente joven que, de repente, había escuchado la música, pero nunca había visto la banda en vivo. Entonces, en ese sentido, sí, miramos para atrás. Nos empieza a caer la ficha, a punto de cumplir veinticinco años de todo lo que generó nuestra música y nuestros shows y todo lo que hemos girado. En ese sentido es muy emocionante.
Árbol es de las últimas bandas que logró colocar algunas de sus canciones en el cancionero popular en la era pre digital ¿Cómo lo vivieron entonces y cómo ves el modo de escuchar música de hoy?
Desde ya, nuestra generación viene de lo analógico, de no tener redes, todos vimos el antes y el después de tener una computadora y entonces, todo pasó muy rápido, en algún punto. Hoy en día, visto con el ojo artístico, cambiaron las prioridades, yo creo. Antes, se ponía mucho empeño en preparar un disco, en todo lo que implicaba el arte, si iba a llevar booklet o no, si iba la caja de acrílico o de cartón… ni hablar de lo que es armar las canciones, el concepto. Nosotros, si bien siempre fuimos muy eclécticos, también, fuimos conceptuales gracias a Santaolalla que nos enseñó una forma de trabajar que, después, la hicimos propia. Hoy en día, lo de la plataforma digital es mucho más palpable porque tenés el día a día, tenés esto de entrar y mirar unos numeritos que te dicen cómo van las cosas. Sí, es verdad que la gente está más dispersa, que la gente no soporta, prácticamente, escuchar un disco entero, escucha dos o tres temas y, ya, tiene que saltar a otra cosa. Entonces, también, por eso se instauró lo de sacar el sencillo, el single. En esa moda entramos, también, nosotros, ahora porque nos resulta práctica, nos resulta novedosa, nos resulta ágil. También está bueno renovarse respecto a los formatos que, clásicamente, uno traía. Hoy en día le damos otro tratamiento y está buenísimo igual. Por ahí, para uno, que es de una generación más vieja, está ese sabor como que lo que se hacía antes tenía otro trabajo más minucioso, más detallista porque las cosas se apreciaban con otro timing.
Cuando es un grupo, las decisiones las toman entre todos, las composiciones se hacen entre todos o de a pares. Cuando hay una persona que, de alguna forma, está deseando tener la decisión plena en un grupo, esa persona termina naturalmente, afuera de ese proyecto porque es imposible hacerlo solo y pasar por sobre sus compañeros, digamos. En ese sentido, lo que vivimos nosotros en aquél momento fue natural, fue lo que tuvo que suceder.
También son de las pocas bandas que sobrevivieron, por decirlo de algún modo, al alejamiento de su cantante principal ¿dudaron, en aquél momento, en seguir adelante con la banda?
No, te digo en serio que no. El alejamiento de Eduardo (Schmidt) hasta como que se dio naturalmente. Una banda es una banda, hay roles, pero, es un grupo; si no es una banda de un solista y las decisiones las toma una sola persona. Cuando es un grupo, las decisiones las toman entre todos, las composiciones se hacen entre todos o de a pares. Cuando hay una persona que, de alguna forma, está deseando tener la decisión plena en un grupo, esa persona termina naturalmente, afuera de ese proyecto porque es imposible hacerlo solo y pasar por sobre sus compañeros, digamos. En ese sentido, lo que vivimos nosotros en aquél momento fue natural, fue lo que tuvo que suceder. Y lo más groso fue que en ese momento, la banda siguió y, de hecho, tuvimos logros aún mayores. Eso fue increíble. Me refiero a logros económicos y musicales, las dos cosas. Después que se fue Eduardo hicimos un disco como “Hormigas” (2007) que fue increíble. Empezamos a vivir cosas nuevas, a poder disfrutar de todo ese éxito y ese camino recorrido. Fue como una refundación, por llamarlo de alguna forma. Nos dimos cuenta dónde estábamos parados y ese disco, “Hormigas”, nos hermanó, aún, más. Fue muy loco. Después, cuando sacamos “No me etiquetes” (2009), coincidieron varias situaciones en la banda que necesitábamos como un refresh del grupo, que cada uno tuviera un tiempo para hacer sus cosas para que volviéramos a tener ganas de sentarnos a trabajar juntos a hacer cosas. Fue re sano tomarnos un receso porque somos amigos, somos familia. Sólo bajamos por un rato la persiana del grupo.
¿Ves en la escena argentina bandas que hayan seguido el camino de Árbol?
De lo que yo vengo escuchando, veo bandas que son eclécticas que me interesan. A mí no me terminaba de entrar el tema de lo urbano; si bien escucho mucha música, de todo, no me terminaba de entrar. El contenido no me gustaba. Hace poco escuché, y los fui a ver, a Ca7riel y Paco Amoroso y me partieron la bocha. Me mató la energía en vivo, me hizo acordar a los shows de los comienzos de Árbol, muy explosivo, los pibes salen y se morfan el escenario y, un poco, el espíritu de Árbol siempre, era ése. Era tipo: “te vamos a patear el culo” y era eso ¿no? Hemos compartido escenario hace unos meses, en México, con Bandalos Chinos, que también está bueno lo que hacen, Indios también me gusta lo que hacen, Francisca y Les Exploradores lo mismo… A la escena la veo un poquito más efervescente que hace unos años atrás que estaba medio diluida. Ahora, tomó como cierta fuerza. Yo trato de aprender, a mí me gusta aprender de bandas nuevas y, creo, que a Árbol le gusta aprender de bandas nuevas, también. Vemos las cosas que hacen, vemos como hacen las movidas, cómo las piensan. Nosotros tenemos un largo camino recorrido y siempre tenemos cosas para aprender.
Cuando sacamos “No me etiquetes” (2009), coincidieron varias situaciones en la banda que necesitábamos como un refresh del grupo, que cada uno tuviera un tiempo para hacer sus cosas para que volviéramos a tener ganas de sentarnos a trabajar juntos a hacer cosas. Fue re sano tomarnos un receso porque somos amigos, somos familia. Sólo bajamos por un rato la persiana del grupo.
¿Cómo sintieron la energía de volver a tocar juntos cuando regresaron como banda?
El regreso fue muy loco porque, en 2015, nos ofrecieron ir a la Semana de las Juventudes, un festival muy grande que se hace en México, todos los años, en el zócalo de la Ciudad de México. Lo hablamos entre nosotros, nos pareció que estaba bueno, además, Pablo (Romero, voz y guitarra) estaba viviendo en México y nos parecía divertido hacerlo. Al final, a los meses nos avisan que no se hacía por temas de presupuesto y qué se yo. Al próximo año, nos ofrecen hacer un Festival Ciudad Emergente en Buenos Aires con la vuelta de Árbol y, ya nos había picado el bichito de la invitación anterior y dijimos que sí y empezamos a trabajar. Obviamente, en la vuelta, teníamos que volver con algo, entonces hicimos un tema nuevo que fue “Tiembla el piso” y, finalmente, el 21 de septiembre de 2017, volvimos. Ahí arrancamos y ya no paramos.
¿Qué planes tienen para un futuro cercano?
Tenemos muchos proyectos. Tenemos cinco temas listos que los vamos a sacar en formato de single, quizás, a mitad o fines de octubre, porque tenemos que arreglar unos temas contractuales porque cambiamos de compañía, Ahora arreglamos con una compañía de México para poder tener más incidencia allá porque nos gusta, realmente, el trabajo que se está realizando allá, hay muchas oportunidades, sin descuidar los otros lugares. Estamos yendo, ya, desde el año pasado a tocar mucho a Paraguay. México, en lo que va de 2019, fuimos tres veces y a mitad de noviembre volvemos; vamos a un festival muy grande que es el Festival Catrina, que es un festival para 60.000 personas y cierran los Flaming Lips, que yo los amo (se ríe) así que no lo puedo creer. Vamos a compartir con ellos y con bandas mexicanas como Panteón Rococó, otras bandas argentinas y es probable que alguna uruguaya, también haya (N de R: El Cuarteto de Nos, también se presentará en el Festival Catrina). Vamos a tener como una gira de ocho o nueve fechas por allá y después volvemos en febrero a Argentina para seguir tocando. Paralelamente, vamos a ir, cada mes y medio, sacando de a un single.
A la escena (argentina) la veo un poquito más efervescente que hace unos años atrás, que estaba medio diluida. Ahora, tomó como cierta fuerza. Yo trato de aprender, a mí me gusta aprender de bandas nuevas y, creo, que a Árbol le gusta aprender de las bandas nuevas, también. Vemos las cosas que hacen, vemos como hacen las movidas, cómo las piensan. Nosotros tenemos un largo camino recorrido y siempre tenemos cosas para aprender.
¿Por dónde viene ese nuevo material?
Se armó como un mix, digamos. Son cinco temas, de los cuales tres son grandes éxitos de Árbol, pero regrabados, reformulados y con un invitado mexicano en cada tema. De hecho, en dos de esos temas, es una mujer la invitada.
¿Se pueden conocer los invitados?
Sí. Cantó Alejandra Moreno, de un grupo que se llama Ruido Rosa, también, en un tema, que es inédito y que lo grabamos con Gustavo Santaolalla, él grabo las voces, lo produjo y lo mezcló. En ese tema, participa Quique Rangel de Café Tacuba, participa Juan Manuel Torreblanca, que es un cantante joven de allá muy bueno y, también, tocó el acordeón Celso Piña que, lamentablemente falleció hace muy poco, es increíble… antes de eso, grabó en el tema ese. Después, tenemos un cover de una banda mexicana que se llama Little Jesus, que está buenísimo y la versión es medio rioplatense y quedó buenísima. Y, además, tengo que mencionarlo: estamos muy felices de volver a tocar en Uruguay. Yo creo que la última vez estuvimos por allá fue en 2009 o 2010. No me acuerdo si fue a un festival, pero, para nosotros, va a ser todo un acontecimiento. Aparte, particularmente, amo Montevideo, tengo un amigo muy querido que vivía acá y que ahora lo voy a ver. No vamos a estar mucho tiempo porque nos estamos volviendo el domingo, pero, el tiempito que estaré por allá voy a aprovechar para caminar por la rambla, aunque sea un ratito.
¿Sentís que algunas bandas uruguayas que han desembarcado en Argentina han plantado alguna semilla como para influir sobre las nuevas bandas?
Yo creo que hay una hermandad muy fuerte desde hace muchos años. Después, en los estilos, hablando de rock, estamos muy hermanados. Creo que nos atraviesa la música a ambos países, a ambas sociedades. Lo que hace No te Va Gustar, lo que hace La Vela, lo que hace El Cuarteto de Nos, después, en otro rubro, me encanta lo que hace Supervielle, también… Allá, en Uruguay hay mucha música y, realmente, mucha historia. A mí, muchos artistas de allá me atraviesan, me parten al medio. Me parece que es como algo obvio, de ambos lados hay bandas que son exitosas y que gustan. Mirá, hoy también me acordaba cuando grabamos un tema que se llama “Es lo que hay”, que llamamos a Los Balbis y venían y subían al escenario a cantar ese tema y ¡no quedaba nada! ¡Era más rockero que el más rockero! Como que nosotros, siempre, estuvimos atravesados por toda esa música que se vibra más uruguaya que argentina, todo lo que es el candombe, los ritmos, los tambores, toda la cosa percusiva. Para mí, estamos hermanados en ese sentido.