Hace 25 años, el Rock Uruguayo, en mayor o menor medida, apuntaba sus radares musicales hacia Europa y Estados Unidos, mientras que los ritmos latinos estaban reservados exclusivamente para la movida tropical. Abuela Coca surgió en ese contexto, generando tanto adhesiones como rechazos, irrumpiendo en la escena local con su colorida mezcla de salsa, candombe, reggae, ska, y rock. A su estilo, le llamaron “tuco” y marcaron el camino para una nueva generación de bandas que comenzaron a cultivar ese sonido mestizo. Desde entonces, Abuela Coca ha editado siete álbumes y ha recorrido varios países, incluso, llegando a Europa en distintas oportunidades con su música. Sobre aquellos primeros años, lo que significa la familia de “La Abuela” y de la actualidad de la banda, entre otras cosas, conversamos con Alfredo “Chole” Giannotti, uno de sus referentes, previo a su presentación el próximo sábado 23 en Plaza Mateo.
Por Liber Aicardi
Cuando comenzaron, eran tiempos bien distintos para el Rock Uruguayo en general y, también, para el sonido que proponían ustedes ¿Qué fue lo que te llevó a formar la banda y a buscar ese sonido?
Bien dijiste que eran unos momentos difíciles para nosotros como jóvenes, todavía jóvenes saliendo de una dictadura, con una democracia nueva, que no tenía un trabajo social para la juventud que se iba a encontrar con una libertad increíble. Nuestra meta era ser escuchados, salir de esa oscuridad que teníamos, a una música “de colores” por decirle de alguna forma. Sí, reivindicar nuestro pensar, nuestra necesidad, pero quizás con otro elemento que no sea, por ponerle colores, “negro” sino que sea un vehículo colorido en el cual transportemos nuestras palabras, nuestro sentir. Eso fue lo que motivó. Ser escuchados y que tuviéramos otra forma de poder decirlo, entonces buscamos en nuestros artistas primero, por ejemplo Rada, en los primeros trabajos de los artistas “tuqueros” de antes de la dictadura y con las influencias que teníamos de afuera, que venían llegando, por ejemplo la música mestiza de The Clash, el punk rock de los Pistols o, mismo, el nuevo sonido de The Police. Y ahí fuimos explorando nuestras herramientas. También teníamos mucha información de lo que estaba pasando en Centro América con el Reggae y con la Salsa. En esa época no había internet, así que nos pasábamos cassettes, escuchábamos CD’s y dicos de vinilo . Y eso que era como un juego, se fue transformando en una corriente, en una “movida” que cambió un poco la sonoridad de la música del Rio de la Plata y se habla de un Rock Uruguayo o un Rock Mestizo que éramos unas cuantas bandas que estábamos buscando algo nuevo. Algunas quedaron por el camino, pero La Abuela Coca como que desarrolló eso que, ahora, es una profesión y es una familia que lleva 25 años y en ese juego de decir, se armó un camino nuevo, que muchas bandas después lo siguieron y que enorgullece y nos sigue dando las ganas de levantarnos y seguir adelante como un proyecto hecho con amor. Lo que nosotros hicimos, fue algo que nos encontramos a tocar y que salió de nuestro corazón naturalmente.
¿Les fue difícil insertarse en un medio que iba, en cuanto a lo musical, predominantemente por el lado del Punk-Rock?
Éramos distintos. Odiados y queridos. Pero estaba bueno, yo me acuerdo de un toque en Villa Biarritz en el 92-93 donde estaban los “punkys”, los metaleros, estaban todos juntos y de pronto bailaban un pogo y después venía una salsa y nos quedaban mirando. En ese entonces, las tribus urbanas, más que estar unidas, se peleaban entre sí y lo que pasaba ahí era que no se empezaban a pelear. Yo pienso que había una necesidad de algo nuevo. Yo veía eso, que nos seguía la gente cada vez más y no estábamos en las radios. Conocían nuestras canciones y no teníamos los discos, hacíamos espectáculos que producíamos nosotros y la gente los llenaba. Había una necesidad importante de cambio. Mantener, sí, el sonido de las bandas que estaban y siguen vigentes y el sonido del rock crudo, también (eso me encanta). Pero sí, los jóvenes necesitábamos abrir el abanico, necesitábamos algo nuevo. Eso, sin querer, lo fuimos armando. Quizas tenga mucho que ver la llegada de Mano Negra en el ‘92 para todos, que fue un show con el que quedamos sorprendidos y quizás la necesidad de reivindicar a la juventud. Ahora la juventud está un poco más “trabajada”, pero antes era muy marginal, igual que la tercera edad. Las partes que son más sensibles del ser humano, se marginan en las políticas y nosotros estábamos marginados. Había razzias, nos juntábamos y nos llevaban “en cana”. Había toda una oscuridad en la democracia de Sanguinetti que era atroz. En ese contexto nace La Abuela Coca y en ese contexto nace también este cambio, necesitábamos colores, veníamos de una gran oscuridad.
Nuestra meta era ser escuchados, salir de esa oscuridad que teníamos, a una música “de colores” por decirle de alguna forma. Sí, reivindicar nuestro pensar, nuestra necesidad, pero quizás con otro elemento que no sea, por ponerle colores, “negro”, sino que sea un vehículo colorido en el cual transportemos nuestras palabras, nuestro sentir
¿Cómo es la dinámica interna de la banda, ya que son unos cuantos y seguramente varios con familia?
Somos una familia, y la familia es grande. Tenemos nuestra vida personal pero estamos en todo, porque imaginate que estamos todos entre los 40 y 50 años y son 25 años de banda ¿entendés? Es la mitad de nuestra vida, prácticamente, entonces se entrevera todo, sabemos todo, nosotros nos ayudamos mucho. Es una banda que a mí me ha ayudado mucho en las malas, en las malas personales también porque, a veces uno no se da cuenta, pero están los amigos que te ayudan y, para mí es una gran familia. Siempre digo: yo no puedo concebir no estar tocando con “La Abuela”, si se dice por ejemplo, que un año no tocamos. Ya lo hicimos una vez, pero no podemos. Entonces no sé hasta qué punto es un trabajo y hasta qué punto es una familia, va todo junto. Creo que eso le hace bien porque es un trabajo cooperativo, aprendimos a trabajar cooperativamente en las composiciones también, no es una banda que sea de un compositor, sino que hay cinco compositores en ocho músicos. Es un trabajo que aprendimos a hacer, que quizás sea más lento, pero es un trabajo “a la antigua” donde nos escuchamos nuestras canciones, cada uno aporta, se prueba, sabemos que si hay una cosa que yo propongo y que no es, no es contra mi persona sino que es porque hay algo mejor. Entonces lo fuimos mejorando en este tiempo y, también, lo llevamos a la vida. Por eso me parece que funciona en tanto tiempo. No es una banda que vos llegues a fin de mes y a vos te dé la plata como para vivir sólo de la banda, al contrario los músicos de Abuela Coca tienen que trabajar en otras cosas para poder llegar a fin de mes. La gran mayoría tenemos trabajos artísticos, pero no es una banda que vos puedas estar tranquilo que llegás a fin de mes, entonces todavía más te une. No es que “estoy porque gano bien”, estoy porque me encanta estar acá.
En estos últimos años han sido más una banda de gira que de discos…
Sí, y tocamos más afuera que acá en Uruguay, prácticamente, en el año. Tenemos más shows afuera que acá. Ahora estamos haciendo un DVD que sale en diciembre por MMG (Montevideo Music Group) de los 25 años, que es el show que hicimos en noviembre del año pasado, y estamos haciendo un repertorio nuevo para un disco nuevo que es el debe, porque el último disco de estudio es de 2010. Hace un par de años que estamos trabajando con cierta cantidad de canciones, hemos largado un par por internet, con su video, uno es “Patotero silencioso” y otro es “Mi ventana”, van a estar estas canciones este 23 de setiembre que vamos a estar tocando en Plaza Mateo, que son como un adelanto de todo este trabajo que estamos haciendo. Nos tomamos el tiempo, sí, porque queremos que en la suma de canciones sea un disco bastante potente ya que hace tiempo que no estamos con discos de estudio, la salida de un nuevo disco tiene que ser de un nivel importante, entonces nos tomamos el tiempo para conocer esas canciones, para entenderlas, para saber cuál es la que tiene que ir en cada lugar.
Abuela Coca es un colectivo de trabajo que no es monopolio de virtudes artísticas y que se desarrollan sólo en la banda. Tiene una libertad para los artistas en la cual le dejan su espacio para poder experimentar otras cosas
¿Cómo sobrellevan tanto vos, como Gonzalo Brown y los demás integrantes sus carreras solistas?
Abuela Coca es un colectivo de trabajo que no es monopolio de virtudes artísticas y que se desarrollan sólo en la banda. Tiene una libertad para los artistas en la cual le dejan su espacio para poder experimentar otras cosas. En el caso de Gonzalo y mío y como también de Morón y Fede Blois que somos los que hicimos discos solistas, la inquietud era lo que nos tenía con esa iniciativa de desarrollar un camino paralelo, nunca que uno tape al otro, simplemente por la curiosidad artística de seguir experimentando y de conocer más de lo que es la música. La banda es bastante madura y deja actuar, y una cosa lleva a la otra porque a mí me está pasando mucho que salgo a la Argentina con el proyecto solista y terminan pidiéndome “¿y cuándo viene la banda?” Es algo que se complementa y a mí me hace muy bien porque si no yo dónde vierto todas esas canciones que no van a estar en el disco. Porque, al ser una banda cooperativa, a mí me puede gustar una canción mía, tuya o del otro, pero en el contexto quizás no, y elegimos otra. Yo tenía una necesidad increíble de desarrollar esa parte y la banda lo entendió perfectamente. No sólo que lo entendió sino que lo impulsó porque sabe que eso, también, vuelve, es cíclico. Nos tomó mucho tiempo entenderlo, a mi también, pero el resultado está buenísimo porque el artista ya se saca las ganas de hacer eso y vuelve al trabajo cooperativo bien. Es saludable. Y los discos estuvieron buenísimos, Brown (Gonzalo) hizo un par de giras solistas por el exterior, el mío ganó el Premio Graffiti, todos los discos estuvieron nominados. O sea, valió la pena. Significa que el potencial es bueno y estimula, yo estoy armando otro disco solista, estoy armando canciones para el disco de La Abuela Coca, además de todo un trabajo de producción con una generación de músicos nuevos y algunas bandas conocidas que están trabajando conmigo en la producción.
Ustedes que viajan y están en contacto con mucha gente en otros países ¿Cómo ven desde afuera a la música uruguaya?
Es muy respetada. Nosotros estamos yendo desde 2004, entonces hemos tenido diferentes lecturas. La primeras eran del fútbol. En aquél momento 2003, 2004 era “el chino” Recoba o “el Enzo”. Después se empezó a hablar de Forlán, de la izquierda de Tabaré Vázquez, del no al tabaco. Después, se empezó a hablar de la música que pasaba acá, del candombe, lo estaban como descubriendo, descubriendo un nuevo país que tenía una nueva frescura. Después vino Mujica y en el 2010 era Mujica, Forlán y Suárez (risas) y la música uruguaya, La Vela Puerca, No Te Va Gustar, Cuarteto de Nos, el candombe, empezaron a interiorizarse muchos percusionistas por el candombe, hicimos en Brasil unas clínicas donde iban los percusionistas brasileros de Timbalada y de Daniela Mercury para saber lo que era ese nuevo ritmo que tenía mucha historia pero era poco conocido. Bueno, el propio Mick Jagger cuando vino quiso escuchar candombe. Entonces, nos ven como un país que está despertando, como un país alegre, somos un país alegre para el mundo. ¿Qué pasa? El miedo está en todo el mundo ahora, es el miedo lo que está dominando, hay un resurgimiento de las derechas en todo el mundo. Yo lo vi estando en Alemania eso. Y desde afuera ven que acá está pasando algo, ellos ven “ustedes no tienen tanta violencia, no saben lo que es vivir en la violencia”, tiene una visión totalmente diferente de afuera de nuestro país, la gente.