Marilina Bertodi: “Siento que aún no estoy en ese lugar de ser referente”

El pasado viernes vio la luz “Amuleto”, el segundo adelanto del próximo álbum de la argentina Marilina Bertodi, que verá la luz en el mes de marzo. La cantante y compositora, que además tomó a su cargo la producción del que será su quinto trabajo solista, se ha convertido en una de las principales figuras de la escena rockera de la vecina orilla no sólo por su obra, sino además, por haber obtenido varios reconocimientos entre los que se destacan el premio Gardel de Oro logrado en 2019, dos premios Gardel a Mejor Artista de Rock en 2017 y 2019, y dos nominaciones a los Latin Grammys también en estos años.
A propósito del lanzamiento del nuevo single – que cuenta con la colaboración de la cantautora chilena Javiera Mena – y de la inminente edición de su nuevo trabajo discográfico conversamos con Marilina, entre otras cosas, acerca del proceso del disco, de la decisión de encarar la producción artística del mismo y sobre el rol que ocupan las mujeres en la industria musical.

Por Liber Aicardi

Foto: Difusión

¿Cómo viviste estos últimos dos años tan particulares, tanto a nivel artístico como en lo humano?
Tuve de todo, la verdad. Creo que puedo sacar un balance positivo de lo que viví, pero, definitivamente tuve momentos de encontrarme con algo que hacía mucho que venía un poco esquivando enfrentar. Cuando todo frena y cuando no tenés excusas para estar haciendo otra cosa, se te pone enfrente eso que venís tapando, como metiendo parche, parche, parche y, de repente, lo tenés ahí adelante todos los días encerrado en cuatro paredes. Si tenés posibilidad de un balconcito viene increíble pero no fue mi caso, sólo tenía mis ventanas y mis instrumentos.

¿Lo pudiste capitalizar artísticamente?
Totalmente. Eso es el nuevo disco. Básicamente fue mi actividad para mantenerme lo más sana posible, mentalmente hablando, si es que se puede ser sano en este momento (se ríe). Pero, sí. Hacer un disco fue mi objetivo y producirlo, también. Fue como decir: “ahora tengo el tiempo, no tengo la excusa, tengo tiempo de encarar esto”. Y lo hice.

Además, fue un momento donde le pudiste dedicar más tiempo y cabeza que el que le podés dedicar habitualmente a un disco.
Sí, pero no solamente por una cuestión de tiempo. Creo que también por una cuestión de por dónde estaba indagando y las cosa de las cuales iba a habar. Antes de la pandemia yo tenía unos temas preparados para sacar justo en esos meses y decidí no sacarlos porque necesitaba indagar un poco más de qué estaba hablando, de todo lo que estaba viviendo el mundo y que lo seguimos viviendo. Sentía que estaba para hablar de otra cosa en este momento y que había algo distinto que tenía que enfrentar con las letras y con las búsquedas. Y creo que ahí es donde estuvo más el foco.

¿O sea que, al menos en la parte lírica, en el nuevo disco se refeja lo que hemos vivido todos en este tiempo? ¿O es algo más interno tuyo?
Es la pandemia obligándote a ver y revisar lo que tenés que revisar. Me parece que va más por ahí. Después, cada uno tiene sus propios monstruos y sus propios cuartitos oscuros donde ingresar y agarrase un miedo terrible y encontrarse con cosas feas, con cosas que no son tan terribles, etc. En mi caso tuve que enfrentar mis cuestiones, las cuales siento que las resolví bastante. Por eso digo que fue un balance bastante positivo. Siento que lo encaré y lo enfrenté de una manera en la cual me transformó mucho la forma de analizar lo que estaba componiendo y de qué estaba hablando. Crecí un montón. Me siento mucho más madura (se ríe). Más grande sobre todo.

Lo que más feliz me hizo, por ejemplo, de ganar el Gardel fue el abrazo con mis amigas, con mi hermana, ir a festejar después con un grupo de amigas. Fue hermoso. Eso es lo que más voy a recordar… el nivel de apoyo que recibí de parte de gente que quiero un montón, cómo estuvieron ahí para mí, festejando algo que logré yo y que era para todas. Para mí, va más por esos lugares todo en sí, todo lo que hago. En el momento en que me falte esa parte, me parece que el ambiente de la música, el negocio de la música, puede ser muy duro, muy cruel, muy frío.

¿Los dos singles publicados hasta ahora, podría decirse que marcan el rumbo general del disco?
Marcan en el sentido que son muy opuestos, lo que habla de abanico que se maneja en este disco. La primera canción que salió, que es “Cosa mía” es rock vintage clásico. Es como ir a una estructura súper, súper vintage descaradamente y modernizarla desde unos aspectos que yo creo que eran importantes desde qué decía, cómo lo decía, cómo cantaba, cómo encaraba algunas cosa del audio, algunas cuestiones más de ingeniería. Por otro lado, “Amuleto”, con Javiera Mena, que es el segundo, es una balada que tiene influencias de “In te air tonight” de Phil Collins. Es completamente otra cosa, es una máquina de ritmos muy derecha y muy cuadrada sonando con un montón de guitarras que hacen como nubes y climas mientras hay teclados, otros audios de teclados que dan, obviamente una época y una dulzura que no tiene, ni ahí, el primer corte. Entonces, creo que es dentro de ese abanico donde se encuentra el disco. Son un montón de influencias de discos y canciones que a mí me generaron algún tipo de cambio en mi vida, en mi forma de componer, en percibir el arte como bueno y lo quise representar en cada canción. Esa fue mi manera de producir: entender cuáles son mis referencias, qué es lo que yo disfruto y qué es lo que yo puedo hacer. Entonces, agarro un montón de esas y cada canción tiene un poco de eso.

¿Cómo fue hacerte cargo de la producción artística?
Fue toda una decisión que había que tomar. Una amiga, Barbi Recanati, música también (N de R: música y productora argentina, ex vocalista de Utopians), me dijo “Sos vos. Vos tenés que producirlo, animate”. Era sólo una cuestión de hacerlo, es determinación y organización, también, que son dos cosas que yo no tengo mucho y lo tuve que hacer, y me sirvió muchísimo para eso, también. Lo que me faltaba era confianza, me faltaba confianza y organización. Y en las dos flaqueé en el medio del proceso pero, así y todo, lo terminé. El disco lo tengo y me encanta, es hermoso. Es mi disco favorito hasta ahora, de verdad.

¿Cómo te desdoblaste en ese rol de artista y, a la vez, productora? ¿Tuviste mucho debate interno?
Totalmente. Eso es lo que más tuve: alargar los procesos. Eso es lo que yo hago. Soy de alargar mucho los procesos por cuestionarme y dudar si realmente estoy en lo cierto y, si, ví todas las opciones hasta que, entrado el proceso el disco yo también fui entendiendo que, ante todo, es una cuestión de intuición. Es eso: intuición. Y, después, la prueba de tiempo. Si pasa que, después de la intuición, un mes después de haber decidido algo, sigue gustando, fin. Ahí se terminó. Entonces, es como más responder en el acto y resolver, y después se piensa en frío, después te ponés cerebral. Yo siempre hago todo al revés, por lo cual es donde ahí alargo los procesos y entendí que la producción es mucho eso: mucha confianza, seguridad y hay que ser certero. Y me encantó. Es un gran ejercicio… para la vida (se ríe).

Además, en este caso puntual, el hecho de tener tiempo para hacerlo es un arma de doble filo porque también tenés más tiempo para detenerte en detalles, sumar elementos, subir, bajar instrumentos y ese tipo de cosas…
Sí, tal cual. Y no estar grabando y produciendo sabiendo que es como lo único que vas a hacer en el día como real actividad ¿no? No es que vas a estar yendo a tocar, a ensayar. No. Es todo. Lo cual tiene también su lado que esa actividad se empieza a volver otra cosa, también en tu día, que no lo sería normalmente, que puede llegar a ser una carga, un peso, algo que te empiece a aburrir, o como algo a lo que le depositás un montón de ansiedad y un montón de ganas. Yo nunca fumé tanto como en esa época porque, justamente, me sentaba y era un gran momento para mí en el día y si algo no me salía era duro… era duro (se ríe).

Siento que nosotras estamos muy contadas con los dedos de la mano en la industria y, de algún modo, tenemos muchas menos libertades de ser todas las variantes de seres humanos que podemos ser, no sólo dentro de estilos sino visualmente, incluso. Podemos ser feas, lindas, hegemónicas, no hegemónicas… Podemos ser talentosas y no talentosas, igual que los hombres, que hay un montonazo de hombres mediocres ocupando lugares y nadie se lo cuestiona.

Tuviste reconocimientos importantísimos como, por ejemplo, haber ganado el Gardel de Oro en 2019 ¿Cómo te llevas con la industria, con los premios y todo ese mundo?
(Piensa) No sé cómo me siento al respecto. La primera respuesta que se me viene a la cabeza es que no me parece algo tan trascendental, algo tan importante. Más que nada porque no lo hago por eso y nunca estuvo en el radar la posibilidad de que algo de eso pase como me pasó en el último tiempo. Realmente, jamás lo consideré. Para mí no era posible. Cuando empezó a pasar lo disfruté y tomé lo que pude de eso porque tiene muchos beneficios, obviamente. Pero a mí, la verdad, al final del día, las cosas que me consumen tiempo y energía son otras cosas, las cosas que me preocupan, las cosas que me hacen feliz. Lo que más feliz me hizo, por ejemplo, de ganar el Gardel fue el abrazo con mis amigas, con mi hermana, ir a festejar después con un grupo de amigas. Fue hermoso. Eso es lo que más voy a recordar… el nivel de apoyo que recibí de parte de gente que quiero un montón, cómo estuvieron ahí para mí, festejando algo que logré yo que era para todas. Para mí, va más por esos lugares todo en sí, todo lo que hago. En el momento en que me falte esa parte, me parece que el ambiente de la música, el negocio de la música puede ser muy duro, muy cruel, muy frío. No quiero hacer foco en eso. Lo bueno de la pandemia fue alejarme un poco de eso y limpiarme de eso me hizo muy bien.

¿Te sentís una referente no sólo por la música sino por los lugares que estás ocupando que, al fin y al cabo, sí, son referenciales?
Puede ser. Noto que hay chicas más jóvenes que me encuentran desde ese lado. Hay chicos, también, que hacen rock y componen y tocan y me tienen de algún modo como una referente. Yo siento que aún no estoy en ese lugar y que es algo que me va a llevar un tiempo entrar en ese lugar. Me gustaría pensar que no estoy ahí, pero me encanta la idea de algún día llegar a serlo como una especie de elemento para mantenerme muy consciente y muy respetuosa del lugar que ocupo. Me parece que es lo que más me preocupa de esos lugares a ocupar: hacerlo bien y hacer un buen uso de ese lugar de poder que normalmente se lo toma como un lugar simplemente de hacer crecer tu ego ¿no?, de autobombo. Me gusta pensar que desde estos lugares podemos generar algunos cambios. Yo, siendo quien soy, ya ocupando este lugar, es algo que no pasó antes, un poco cargo con eso. Pero no es tanto por mí, es una cuestión medio de coincidencia, como que la historia me encuentra justo en este momento. Es eso.

Pero, también, esa coincidencia a la que te referís que te puso ahí podría hacer que la ocupara otra mujer y lo que importa, al fin y al cabo, es el nivel artístico. No es casualidad que una mujer ocupe ese lugar en este momento…
Hay algo con todo eso… Siento que nosotras estamos muy contadas con los dedos de la mano en la industria y de algún modo tenemos muchas menos libertades de ser todas las variantes de seres humanos que podemos ser, no sólo dentro de estilos sino visualmente, incluso. Podemos ser feas, lindas, hegemónicas, no hegemónicas… Podemos ser talentosas y no talentosas, igual que los hombres, que hay un montonazo de hombres mediocres ocupando lugares y nadie se lo cuestiona. Ése es el tema con nosotras: si hay una que ocupa un lugar tiene que ser indiscutiblemente buena, o ser indiscutiblemente hermosa y carismática. No podemos no ser brillantez en algo. Entonces, cuando después cuando nosotras tenemos que analizar, por ejemplo, si yo gano un premio de este estilo y se me cuestiona si lo merezco realmente o si podría haber alguien más ahí… Esos debates y esas preguntas nos pasan a nosotras. Nunca nos paran de juzgar por todo. Es agotador, pero, también es natural para nosotras. No sé cómo sería distinto. El día que no nos pase más me parece que ahí, sí, me voy a dar cuenta del privilegio que es que nadie cuestione mucho porqué estás donde estás. Eso no nos pasa mucho (se ríe).

Generalmente se hace referencia a tu sexualidad, tanto en notas periodísticas como en informes ¿Cómo te llevás con eso?
Mucho tiempo, sobre todo la primera parte de mi carrera siempre sostuve que quería mantener todo en privado porque yo soy artista, yo soy música, no hago otra cosa, no soy nada más. Me define desde muy chica, todo lo que soy está ahí sobre todo. Pero, después me empezó a pasar que el concepto de lesbiana es algo que no lo veía presente en muchos lugares, entonces yo tampoco me podía proyectar. Todo esto que te decía de verme ganando un premio así, apareciendo en tapas de revistas, un montón de situaciones, no me veía tocando arriba de un escenario y viviendo de esto, menos. Y de algún modo necesitaba entender que la diversidad puede existir en todo aspecto. Sí, no es condicionante mi sexualidad, pero definitivamente, mirando hacia atrás, yo no tengo referentes que hayan sido como yo y que yo haya podido, de chica, decir “sí, una persona como yo puede hacer eso porque esto definitivamente no es una limitante”. Cuando no tenés ese referente, no tenés esa diversidad, realmente pensás que es un limitante. No sólo eso, sino que genere que ese mismo ambiente en el cual querés ingresar para vivir tu vida plenamente y con libertad, también te discrimina porque no conoce a nadie que sea como vos, entonces, tampoco te aceptan. Y entiendo completamente ese tipo de crítica de parte de mucha gente porque yo pensaba lo mismo y es verdad, estamos pidiendo algo y estamos haciendo todo lo contrario. Estamos pidiendo que nos traten de la misma manera, que nos den las mismas oportunidades, pero a la vez estamos re nombrando lo que somos. Eso, ante todo, quiero aclarar que se debe a algo tan simple y tan básico que es difícil de verlo porque está tan naturalizado y es que todos somos heterosexuales hasta que se demuestre lo contrario, entonces me parece que en los lugares de “éxito”, lugares de cosas cosas hermosas para compartir, también está bueno decir “y además soy homosexual” quiero que lo sepan porque quizás hay niños viéndome que quizás necesiten ver esto. Todos los tipos de lugares donde puedas encontrar una persona heterosexual podés encontrar una persona homosexual y todas las diversidades de la sexualidades están ahí, también. Además de que nosotras, las lesbianas, corremos con una cosa que es un estigma que tenemos que sacarnos y es muy difícil, y es que las lesbianas siempre fuimos utilizadas para consumo heterosexual del hombre. Las heterosexuales lo usan, también, para atraer mucho a los hombres, es parte de un erotismo que nunca excluye al hombre. Y en realidad sí, está excluido el hombre de esa ecuación. Y está bien. Es parte de una sexualidad, no todo tiene que correr y girar en torno a eso. Esas son distintas trabas que tenemos que, con el tiempo, supongo, tirar debajo y de parte de todos.

Yo soy muy de los noventa – me gusta todo el rock igual – y hay algo que me gusta de esas bandas y es la crudeza y lo viva que estaban arriba del escenario. Si vos te subís a ese escenario y te parás ahí, la banda está sonando, esa música está viva y eso no está pasando con los estilos actuales de música donde todo son pistas, muchas cosas están tocadas con computadoras, que está perfecto, y hay cosas hermosas, no es una crítica en ese sentido. Pero dije ‘éste es mi diferencial’, es un grupo de humanos sonando de verdad arriba de un escenario.

¿Y en el mundo artístico que, se supone, es más abierto te pasó de sentirte discriminada por eso?
La discriminación es rara, no es tan fácil de verla a primera vista, no es que alguien me señala y me dice “torta de mierda” o algo por el estilo. Va más por otro lado. Por ejemplo, ves a los productores que están de moda y los músicos que tocan con todo el mundo que están de moda y, la verdad que todos tenemos buena onda, pero se juntan a comer algo, o a jugar al fútbol y no nos invitan, no te invitan jamás. ¿Por qué? Porque sos mujer, primero. Segundo porque sos lesbiana. Después porque “sos un gay, sos un puto ¿para qué te vamos a llamar a comer un asado?”. Como que siempre quedamos afuera de esos lugares que son lugares de mucho contacto. De repente, hay productores de festivales enromes jugando al futbol con artistas enormes y todos ellos generan como un lazo y un mundo de contactos en el cual siempre quedamos excluidas. Ése es un solo ejemplo de un montón de situaciones en las que nunca entramos en un circuito que es medio invisible pero que es el que hace mover todo y es el que genera la mayor parte de lo que puedas ver en técnica, en productores que en todo sean hombres y no sea tan diverso.

¿Cómo viene tu año?
Este año ya arrancó excelente. Yo estoy muy contenta de poder sacar, finalmente, música. Hacía mucho que quería sacar algo nuevo, estoy pensando en hacer una muy buena gira por todos lados, tocar sin parar. Tengo una banda que la elegí específicamente, armé una nueva banda para este disco, como hago con casi todos los discos. Yo soy muy de los noventa, me gusta todo el rock igual, y hay algo que me gusta de esas bandas y es la crudeza y lo viva que estaban arriba de escenario. Como que no importa, después, lo que pasa en el PA, pero si vos te subís a ese escenario y te parás ahí, la banda está sonando, esa música está viva y eso no está pasando con los estilos actuales de música donde todo son pistas, muchas cosas están tocadas con computadoras, que está perfecto y hay cosas hermosas, no es una crítica en ese sentido. Pero dije “éste es mi diferencial”, es un grupo de humanos sonando de verdad arriba de un escenario, es como lo que más me encanta pensar de este año, de repente. En festivales es un distintivo que me dejaron ahí servido y yo lo voy a tomar, así que armé una banda de rock increíble y vamos a romper todo. Es mi sueño y son mis ganas de hacerlo. Así que eso es mi año, básicamente.

Foto: Marilina Bertoldi y Javiera Mena en el videoclip de «Amuleto».
Posted in: