El próximo sábado 28 de mayo, a las 21 hs. en Magnolio Sala, Walter Bordoni presenta en vivo «Bajo la misma ciudad», su último álbum editado hasta la fecha, publicado en 2020. A más de un año y medio de su lanzamiento, el mencionado puñado de canciones será interpretado en formato banda, para el que fueron concebidas, en lo que significará el regreso a la normalidad sobre los escenarios para el cantautor.
A propósito del show entrevistamos a Walter, quien nos cuenta acerca de las sensaciones de volver a tocar en un contexto de normalidad, al tiempo que nos adelanta sus nuevos proyectos.
Por Liber Aicardi
¿Cómo es presentar un disco en vivo luego de casi dos años de su edición?
No seré muy original si digo que es una situación rara, totalmente indeseada e impensable. Pero, bueno, siempre es recomendable mirar un poquito más allá de la propia nariz. . . pasaron cosas bastante más graves que no poder tocar, demasiada gente perdió la vida, tantos otros se quedaron sin laburo y sin sustento. Y los niños, los adolescentes. . . siempre pienso en el enorme agujero que les va a quedar después de estos dos años tan embromados. Porque no es lo mismo perderte dos años entre los 8 y los 10, o entre los 16 y los 18, que lo que puedo sentir yo a los cincuenta y pico. Afortunadamente, de a poco vamos saliendo de eso, tratando de recuperar nuestra vieja vida. Entonces, en lo personal y lo artístico, la parte buena del asunto es que todos estamos vibrando con una intensidad diferente, cuasi juvenil. Los ensayos vienen siendo una fiesta y estamos deseando que llegue el día y la hora de poder estar de nuevo en el escenario con toda la banda.
¿Te encontraste con nuevas lecturas de alguna de las canciones de “Bajo la misma ciudad” con el paso del tiempo?
Pasó algo curioso (y no fui el único al que le ocurrió, es algo que lo he conversado con muchos colegas): si bien todas las canciones habían sido escritas en 2019 o antes, había imágenes y climas que parecían referirse efectivamente a la pandemia; ciudades desiertas, imposibilidad de encontrarse con los amigos. . . hasta hay una que habla, metafóricamente, de un toque de queda. . . y resulta que, en algunas ciudades no tan lejos de aquí, el toque de queda se hizo realidad.
En tu espectáculo anterior “Sólo a bordo” recorriste tus más de treinta años de carrera en un formato solista. ¿Cuáles fueron tus sensaciones, tanto a la hora del show, como en el momento de recorrer los temas para armar el repertorio?
Ese fue un recital muy removedor, por varias razones. Hacía añares que no me presentaba totalmente solo en una sala teatral y en ese plan tan intimista. En el armado del repertorio, me di el gusto de meter algunas canciones que he tocado poco y nada en vivo, esa suerte de Lados B que van quedando un poco ocultos detrás de otros temas que tuvieron más repercusión. A su vez, en cuanto a lo retrospectivo, fue lindo probar hasta dónde algunas canciones de las más viejas podían convivir naturalmente con otras más recientes. Por otra parte, lo que elegí para el final del show terminó adquiriendo, de algún modo, otro significado. En los bises, me senté al piano y enganché un tema de Tom Waits con otro de Dino. Jamás sospeché que en la madrugada siguiente su hija Victoria me estaría llamando para avisarme que Dino había partido. . . Sin saberlo, lo estaba despidiendo. . .
Siempre es recomendable mirar un poquito más allá de la propia nariz. . . pasaron cosas bastante más graves que no poder tocar, demasiada gente perdió la vida, tantos otros se quedaron sin laburo y sin sustento. Y los niños, los adolescentes. . . siempre pienso en el enorme agujero que les va a quedar después de estos dos años tan embromados. Porque no es lo mismo perderte dos años entre los 8 y los 10, o entre los 16 y los 18 ,que lo que puedo sentir yo a los cincuenta y pico.
Más allá de lo significativo de esto último, en cuanto al hecho de tocar en el contexto de la pandemia, con aforo limitado, protocolo, etc. ¿Cómo lo viviste?
Honestamente, lo sufrí más como espectador que como artista. Yo soy un cinéfilo bastante empedernido y fue terrible no poder ir al cine, o después, poder ir pero estar de tapabocas toda la función, con butacas de separación o incluso con la primera fila inhabilitada (¡¡¡como si los actores pudieran escupir gotículas desde la pantalla!!!). Como intérprete, lo que me complicó más fue no poder tocar con la banda.
¿Ya estás trabajando en un nuevo disco? ¿Qué nos podés adelantar del mismo?
Ya estamos trabajando con Santiago Peralta, quien volverá a producir este nuevo álbum. No será un disco de canciones inéditas. Ya, cuando hice el show «Solo a bordo» estaba pensando en reciclar algunos temas que, o bien no me conforman las versiones que grabé originalmente o que son de esos lados B que mencioné antes. También habrá alguna más que nunca grabé como solista u otra que edité no hace tanto pero ahora irá cantada por Shyra Panzardo.
¿Qué nos podés contar del show presentación de “Bajo la misma ciudad” en Magnolio?
Vamos a estar tocando el álbum en forma íntegra, adelantaremos algunos de esos temas que entraremos a grabar en los próximos meses y bueno, no faltarán otros más clásicos en mi repertorio. Asimismo, como ya mencioné, estará la banda completa: Santiago Peralta y Seba Codoni en guitarras y coros, Shyra en bajo y voz y Leo Varga en batería.
Honestamente, sufrí más como espectador que como artista. Yo soy un cinéfilo bastante empedernido y fue terrible no poder ir al cine, o después, poder ir pero estar de tapabocas toda la función, con butacas de separación o incluso con la primera fila inhabilitada. Como intérprete, lo que me complicó más fue no poder tocar con la banda.
Hace unos días adelantaste en tus redes que vas a estrenar una nueva versión de “Aunque”, tema de Los Kafkarudos. ¿Qué recuerdos tenés de aquél proyecto?
Fue un proyecto divino, que disfrutamos mucho y que duró lo que tenía que durar. Sacamos un solo álbum en 2007 y sigo pensando que se trata de un buen disco con buenas canciones y buena poesía, fresco y equilibrado. Después hubo algunos intentos de grabar otro, pero por distintas razones nunca pudimos concretarlo. . .y no porque haya habido conflictos o cuestiones negativas, al contrario. Es un proyecto que siempre lo recuerdo con mucho cariño, una de las cosas más lindas que me ha dado la música.
¿Cómo sigue la segunda mitad del año para vos?
Con muchos proyectos, veremos cómo se acomodan los zapallos en el carro. En lo individual, además de la grabación del nuevo disco, estoy armando un libro que reúna mis letras de canciones, pero no será el típico “cancionero” sino un poemario. En ese sentido, la idea es editar los textos que se sostengan por sí solos, sin necesidad de escucharlos con su música correspondiente. En los últimos años me han invitado varias veces a ciclos de lectura de poesía y, pese a mis reticencias iniciales, comprobé que funcionan, por eso decidí llevarlos al papel.
Por otro lado, hay varios proyectos colectivos en danza. En julio, al influjo de Demian Caula, se presentará un disco en el que varios colegas (no solo uruguayos, hay también artistas de Argentina y el sur de Brasil) musicalizamos e interpretamos poemas del querido Macunaíma. En setiembre estaremos en el Teatro Solís celebrando la vida y la obra de Dino, retomando el recital 50/25, que íbamos a hacer con él y con Gastón Rodríguez en marzo de 2020 (fuimos de los primeros espectáculos cancelados por la pandemia). Por obvias razones, con Gastón decidimos reformular el proyecto, abriendo el juego e invitando a otros artistas (incluidos sus hijos, Bruno, y Santiago Ciarlo) para versionar las canciones del Maestro. Y bueno, hay también una idea de hacer algo con Daniel Amaro, un cantautor que admiro desde siempre. Daniel está radicado en Noruega hace muchos años, pero intentaremos alinear los astros para juntarnos en algún escenario del sur.
Las entradas están a la venta a través de Tickantel.