Track x Track: Niña Lobo “Migrar”

A un año de su formación, en el pasado mes de noviembre, Niña Lobo, la banda revelación de la escena indie local, publicó digitalmente su segundo EP titulado “Migrar”, un trabajo compuesto por cinco canciones en el que consolidan el sonido mostrado en su primer trabajo. El próximo jueves 12 de diciembre, en el marco del Festival Las Pibas, que tendrá lugar en el Centro Cultural España (Rincón 629), Niña Lobo se presentará en vivo a partir de las 20 hs, junto a S.A.K., Vuelan Los Botijas y Niña Chicle. El evento, que, también contará con talleres de formación, es con entrada gratuita. Tomando el festival y, específicamente, el show de Niña Lobo como pretexto, encontramos oportuno repasar Track x Track “Migrar” junto a Andrea Pérez, tecladista del grupo.

 

  • 01. Intro. Es raro hablar y describir canciones que no nacieron de mí. Pero, nacieron de Cami Rodríguez (voz y guitarra) y fueron a dar a nosotras, y de esos procesos sí puedo hablar. Yo creo que la intro de este EP es la clave para comprenderlo emocionalmente. Migrar es una búsqueda de honestidad en todo sentido. Honestidad con nosotras mismas en nuestras vidas personales, con parejas, familia y amigos, pero también honestidad musical. Es fácil dejarse llevar por la presión o la sensación de tener que hacer tal y cual cosa para demostrar algo, o para satisfacer a «alguien». Y es difícil ignorar eso y buscar lo que a vos te parezca que es el mejor sonido, el más honesto con la canción y trabajar a partir de eso. “Intro” es simpleza: una voz, una guitarra, y un colchón ambiental. Más nada.

    02. Japón. Siempre que hablamos de esta canción decimos que es la única canción que Camila escribió sobre estar feliz, aunque diga frases como «y si murieras en un choque de avión». La felicidad se nota en la emoción que la letra deja ver, pero también en la progresión de acordes y en los arreglos que hicimos. A mí esta canción me pone de buen humor, y sigue con la línea de la honestidad, o de la apertura emocional. El mejor momento es cuando la batería se pone re punk, y aguante los bajos de Isa que rompen todo al principio. Creo que “Japón” es muy representativa de lo que hacemos, el sonido que generamos y nuestras búsquedas emocionales y estéticas.

    3. Barcelona. Esta la escribí yo. La primera parte, en realidad, porque los versos de la segunda parte se le ocurrieron a Camila porque yo estaba trancada y no creía que la canción estuviese muy buena. En realidad, se la mandé en un audio jodiendo tipo: «mirá el bolazo que me salió», y al final quedó. Justamente porque la hicimos de a dos este tema tiene como varios momentos: empieza tranqui, se va construyendo, tiene una explosión como pum pum arriba y, después, vuelve a bajar. La instrumentación es básicamente la misma que “Japón”. No usamos mucha variedad de instrumentos porque buscamos mantener una coherencia sonora a lo largo de todo el EP. Yo, por ejemplo, grabé con un Farfisa, que es el que uso en todas las canciones además de otros teclados más apagados que sirven como colchón. El Farfisa tiene un sonido a teclado de juguete que me parece hermoso, es muy expresivo. La letra es tan literal que no tengo nada que explicar: es exactamente la anécdota que la inspira. El solo de guitarra de Cami Bustillo es belleza. Fin.

    4. Migrar. Canción homónima del EP. Es la bajada emocional, la patada en la panza, el momento de meterte abajo del acolchado con la persiana baja. Hablar de esta canción es difícil, así que mejor no me extiendo mucho. Sólo digo que la emoción, la honestidad, la frustración y la pérdida vuelven a estar presentes. Es de esas canciones que te hacen tan mal que a la larga te hacen bien.

    5. Decís que no. ¿Viste cuando te quedás re quemada porque una persona te ghosteó, se borró y, además, tiene el descaro de hacerse la boluda? Bueno, de eso trata “Decís que no”. A nosotras, esta canción nos lleva un poco poquito a las canciones de los ‘50, pero, también, esa cosa cheesy de las baladas surfers tipo “Don’t Worry Baby” de los Beach Boys. Y, creo, que todas hicimos arreglos con eso un poco en mente, lo cual fue bastante difícil porque hay que mantener una coherencia con lo anterior pero también respetar el «estilo» de esta canción en particular. La cosa más cursi es justamente la melodía que teclado y guitarra hacen juntos después del primer verso de cada estrofa. Es lo más.

     

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    Arte: Melissa Donde
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