Tabaré Rivero: “La rabia sigue existiendo pero la puedo dosificar, llevar al escenario y convertirla en canciones”

Tras algunas reprogramaciones, La Tabaré finalmente podrá celebrar sus, ahora, 36 años de trayectoria el próximo martes 23, a las 21:00 hs en el Auditorio Nacional del SODRE con un show que lleva el más que oportuno título “Poesía de Rock & Rabia”, que bien define la historia de la banda. A proposito de ello, conversamos con su eterno líder, Tabaré Rivero, acerca del mencionado espectáculo, del presente y futuro de la banda, por supuesto, sin dejar de lado su mirada acerca de la realidad por la que transitamos.

Por Liber Aicardi

Foto: Paul Hernández

Contame de “Poesía de Rock & Rabia”, el show que van a hacer en el Auditorio del SODRE.
Este toque, en realidad es el festejo de los treinta y cinco años que íbamos a hacer el año pasado. Empezamos a trabajar la idea y se cortó por la pandemia, después lo programamos para fines del año pasado. Se volvió a suspender otra vez y, entonces, fuera del año ya no tenía sentido festejar un cumpleaños, no era con esa razón que íbamos a convocar la gente, sino hacer un concierto, simplemente, de encuentro nomás; ya no con las características de fiesta cumpleañera, sino de toque. Y decidimos cambiarle el título y hacer una especie de concierto con invitados, como siempre, con actores, con colegas de circo, colegas músicos, cantantes y hacer un repaso por algunas canciones de todos los discos y alguna canción nueva también.

¿Esa sucesión de cambios de fecha modificó en algo el show?
Modificó poca cosa. Teníamos pensado algo más festivo, más referido a la historia de la banda en sí, en el sentido de ir cronológicamente, pasando por algunos temas, incluso pasando por alguno de esos que no tocamos nunca en vivo y otras que, sí, tocábamos pero poco. Ese repertorio de temas que nunca tocamos quedó para otro momento porque, como hace mucho tiempo que no nos encontramos con la gente, la gente tampoco quiere escuchar esos “lados B”. Tampoco y probablemente vaya gente que hace años que no nos escucha, entonces, al contrario, vamos a tocar algunas canciones nuevas, en lugar de las otras.

¿El contexto de los últimos dos años te hizo traer alguna canción al repertorio que no estaba inicialmente?
No creo que haya sido la pandemia. Lo que sí ocurrió fue que, como es en esta época y está la obra de teatro “La euforia de los derrotados” en el Solís (N de R: Opereta en acto único dirigida por Tabaré Rivero y escrita en conjunto con Federico Guerra a pedido de la Comedia Nacional, que se está presentando en el Teatro Solis, con la participación en vivo de la Banda Sinfónica de Montevideo y la dirección musical del Mtro. Martín Jorge), incluimos un par de canciones de ésas que se están haciendo en el teatro pero en una versión eléctrica, ya que en la obra se están haciendo versiones sinfónicas de los temas.

Por un lado, el nombre “Poesía de Rock & Rabia” podría definirse como la historia misma de La Tabaré ¿no? Y, a la vez, la realidad te sigue dando motivos para estar rabioso, supongo.
Sí, sí (entre risas). Es cierto. Yo digo que, evidentemente, la rabia de un tipo de mi edad ya no es la misma que la de un muchacho furioso que salía de la dictadura en 1985. Ha pasado por otros filtros, por otra cantidad de lecturas y, además, aprendí a que las cosas, si bien me siguen causando rabia, me duelan menos. O no me pongan tan nervioso, por lo menos. La rabia sigue existiendo pero la puedo dosificar, llevar al escenario y convertirla en canciones y, a veces, hacer humor con esas canciones, seguir siendo irónico en la medida que se pueda.

¿Cómo llevaste el tiempo fuera de los escenarios, en tu caso, además que te afecto por el lado de la música y del teatro?
Te digo la verdad, el primer año lo tomé como algo doloroso pero, no, por el escenario sino porque, que al mundo le pasara eso, fue una sorpresa rara donde había una gran incertidumbre, incertidumbre con esa especie de tristeza, de desconfianza, rabia también, obviamente, que generó todo esto, sin saber qué era verdad, qué era mentira; desde la vacuna hasta si el mismo virus si existía o no. Todo lo que nos pasó a los que nos cuesta creer lo primero que nos dicen y, todavía, no terminamos de entender del todo bien qué fue lo que paso ni por qué sucede lo que sucede. Sin embargo, a pesar de todo eso, dije: “me quedo en mi casa, es algo que le pasa al planeta entero, no tengo derecho a quejarme, tengo un techo, tengo comida y tengo abrigo”. Tampoco tenía una necesidad imperiosa de salir de casa ni de subir a un escenario. Fue como una especie de descanso que no me lo tomé yo, sino que me lo obligaron. Eso fue hasta diciembre. Después, ya, en enero, pasar el verano en pandemia no me gustó. Luego, se abrieron los escenarios y se volvieron a cortar. Entonces, este año fue mucho más doloroso, no por las ganas de subirme a un escenario sino por la necesidad de cruzarme con gente. Además, estoy en una edad que, por ejemplo, me doy cuenta que antes me gustaba muchísimo ir al bar. El bar era un lugar, quizás, el único lugar donde yo me sentía cómodo haciendo sociabilidad. Y eso, me doy cuenta, me hizo mella porque no estoy yendo a bares, no es un lugar a donde tenga ganas de ir. Si bien necesito volver al escenario, encontrarme con gente y ensayar con los músicos me encanta, es un disfrute en sí mismo porque estoy con gente, pero, se ve que me dejó, también, eso que no tengo ganas de ir a bares. Y ahí está algo que me quitaron: la posibilidad de querer salir a socializar.

Yo digo que, evidentemente, la rabia de un tipo de mi edad ya no es la misma que la de un muchacho furioso que salía de la dictadura en 1985. Ha pasado por otros filtros, por otra cantidad de lecturas y, además, aprendí a que las cosas, si bien me siguen causando rabia, me duelan menos. O no me pongan tan nervioso, por lo menos.

¿Y la banda capitalizó ese tiempo en cuanto a nuevas composiciones o pre producción nuevo material?
Fue un año complicado porque, además nos agarró en el proyecto de grabar un disco que lo queríamos grabar a principio del 2020. Veníamos tocando algunas canciones muy lentamente porque teníamos todo el año por delante para ensayarlo y grabarlo a fin de año. Resultó que, de ese año, sacamos dos canciones que fueron “La moda del wash” y “País belleza”, y el disco quedó trunco. Nos mandábamos mensajes, yo no tengo redes sociales, ni siquiera tengo teléfono celular, tengo solamente email, entonces algunos músicos se comunicaban entre ellos por WhatsApp y yo me comunicaba con ellos por mail y mandaba algunas melodías para que fueran trabajando el año pasado, muy lentamente, sin apuro. Este año, sí, nos pusimos con todas las ganas, yo compuse un montón de canciones nuevas que no tienen nada que ver con las que veníamos ensayando antes, para el disco. Pasamos de la idea de hacer un disco que iba a tener cuatro o cinco canciones a hacer un disco que tiene como dieciséis canciones cortitas. Cuando lo estábamos ensayando, casi a punto de terminar, surgió lo de la Comedia Nacional, que también había quedado trunco desde el año 2019 (que lo íbamos a hacer en esa época). Entonces, tuvimos que suspender otra vez los ensayos del disco y se fue cambiando otra vez el proyecto, tenemos una cantidad de temas, tenemos como veintipico de temas y estamos eligiendo qué hacer. Incluso, si hacer un disco doble y sacar uno a principios del año que viene y otro a fines del año que viene, pero grabarlos los dos ahora. Estamos con un montón de cartas arriba de la mesa que estamos barajando, sacamos una canción y a las dos semanas la volvemos a recuperar… y así estamos, en pleno taller de laburo.

Yo siempre te digo lo mismo pero el acontecer de los últimos tiempos me hace volver a eso, siempre la realidad te está dando, cada vez, más motivos para escribir.
Sí, no hay vuelta que darle, la realidad supera la ficción ampliamente y a mí me genera mucho fastidio, mucha rabia y, por suerte, tengo la posibilidad de pasarla a canciones porque veo que la gente en la calle, también, está muy agresiva. Me doy cuenta en el tránsito ¿no? Tanto la realidad que ha pasado en Uruguay políticamente, como con este asunto a nivel planetario que fue el virus, todo esto no sé si me ha inspirado o simplemente saco de ahí cosas que trato de convertir en arte. La realidad, lo que a mí me demuestra, es una gran confusión. No solo mía, que puede ser que a un tipo de mi edad que lo empieza a confundir todo este cambio, pero, también a los jóvenes. Lo veo en los músicos de la banda que tienen treinta años menos que yo, también les pega de una forma muy similar a mí todo esto. Confusión, interrogante, no saben qué conviene, si trabajar, si estudiar, si mandar el hijo acá o mandarlo allá… No digo que tengamos miedo, pero estamos todos alerta sin saber por qué. Una cosa así.

Como expectantes a ver qué es lo próximo.
Claro, a ver cómo nos cuidamos de lo próximo y, al mismo tiempo, si se puede sacar ventaja porque también hay que sobrevivir. Yo nunca le saqué ventaja a las cosas porque nunca lo hice pensando en guita todo esto, pero, hay todas unas charlas alrededor de tratar de adaptarse al futuro ¿no?

La realidad, lo que a mí me demuestra, es una gran confusión. No solo mía, que puede ser que a un tipo de mi edad que lo empieza a confundir todo este cambio, sino, también a los jóvenes. Lo veo en los músicos de la banda que tienen treinta años menos que yo, también les pega de una forma muy similar a mí todo esto.

Y en cuanto a la nueva forma de consumir la música, La Tabaré viene de editar un EP, luego dos singles… ¿lograste adaptarte a estos formatos, aunque sea a regañadientes o no?
No, lo sufro como loco. No lo hago yo eso, lo hace el manager de la banda con el apoyo de los músicos, que me apoyan muchísimo a mí y al manager en el sentido que trabajamos en conjunto. Es una cooperativa La Tabaré, tanto en la parte económica como en la parte de ideas y me dan una mano en esto porque, si es por mí, ya no grabaría más nada, ya, porque no tiene sentido. A mí, eso de subir a música a las plataformas no me gusta. A mí me gusta una obra conceptual, digamos. Aun cuando los temas no estén entrelazados entre sí, para mí, un disco Long Play, significa una obra que empezaba en el tema 1 del Lado A y terminaba en el último tema del Lado B. Después, se pudo haber escuchado en un CD pero, hoy por hoy, esto de componer jingles que compitan en el mercado para ganarle a la otra banda, donde clickeamos y pasamos al tema siguiente, porque la gente se aburre en seguida, no escucha un disco, escucha un tema solo. Clickeamos y pasamos al tema siguiente que es de otra banda distinta, entonces tiene que durar tantos minutos para mantener la atención… y eso, mantener la atención, me parece una cosa tan ridícula… Si el disco me gustaba lo atendía, si tenía un contenido lo atendía. Ahora, parece que tiene que sonar bien, eso es lo primero, no importa que el contenido sea una basura y luego, que sea llamativo. Como se dice ahora, entretenido. Todo tiene que ser entretenido. El entertainment se comió al arte.

Entiendo lo que decís, pero las reglas del mercado no están más claras ahora, que ya sabés que esto es de determinada manera, todo eso que dijiste que tiene que durar tanto tiempo, que tiene que sonar bien, sabés quien te escucha, de dónde te escucha. Antes, quizás esas reglas estaban más implícitas y las manejaban sólo los ejecutivos de las compañías ¿no?
Es probable, pero también ahora es así. En definitiva, la música que escuchan las personas que están hurgando entre las cosas que están más escondidas en cuanto a música, se puede escuchar música muy rara de Tailandia, por ejemplo. Pero, lo muy raro de Tailandia es lo que Tailandia quiere mostrar, a lo que son los grupos under de Tailandia no llegamos porque hay algoritmos y cosas que son lo que definen qué es lo primero que aparece, aun cuando buscamos cosas raras. Entonces, siempre estamos en lo mismo. Yo no le veo ninguna ventaja a esto, más que todo, lo contrario. Si a un niño le regalan una juguetería entera, se aburre porque va a jugar cinco segundos con cada juguete; y así somos los adultos con toda esta cantidad de cosas, de libro bajados en PDF que jamás vamos a leer, discos bajados en MP3. Ya ni siquiera discos, sin carátula ni la información de qué músico tocó en cada disco, ni siquiera cómo se llama la canción que estamos escuchando. El grosso enorme de la gente cada vez escucha y atiende menos el detalle de la obra. Creo que la música sigue siendo lo que la moda te dicta, sobre todo esta música escuchamos nosotros. Si estamos hablando de jazz, puede ser, como el jazz es una música más elitista en el sentido que es para sólo algunos tienen un gusto muy refinado y saben de música, van y la buscan. El rock y el pop se confunden en una masa, una gran ensalada de cosas que están todas al mismo nivel. Andá, tirate a la piscina de porquerías y rescatá lo que más te guste y, si le embocáis al pegarle el manotazo a algo y sonó bien, escuchalo. Yo no le veo ninguna ventaja. Ninguna. Pero, siempre todo pasa por el filtro de mi edad, además, no cabe duda. A veces me digo, “no puedo pretender andar en tranvía si hoy por hoy existe el Uber” (risas). Alguien me dirá que es mucho mejor el Uber y es probable. Yo, en este sentido, a nivel artístico, preferiría seguir viajando en tranvía, tranquilo y leyendo.

Las entradas están a la venta a través de Tickantel.

La Tabaré 2021: José María Suárez (Bajo), Enzo Spadoni (Trombón), Marcelo Lacava (Batería), Leonardo Lacava (Guitarra), Pamela Cattani (Voz), Tabaré Rivero (Voz), Sebastián Gagliardi (Teclados)
Foto: Alvaro Faviere
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