Samantha Navarro completó con Tercera Isla, el EP publicado en plataformas digitales hace pocas semanas, su nuevo trabajo titulado “Amor”. La obra, presentada en tres islas con igual cantidad de canciones cada una, tuvo su primera entrega (Primera Isla) en mayo de 2020, cerrando el triángulo con la reciente edición. El orden de aparición de cada una de los EPs es inverso a su fecha de producción, al decir de la propia Samantha: “la primera isla es la más reciente, ya que es la que queda más cerca”. A propósito de “Amor” y de su próxima presentación en vivo, el próximo viernes 12, a las 21 hs, en Tribu (Maldonado 1858), conversamos con ella en una charla donde, además de contarnos sobre su nuevo lanzamiento, asomaron Ricky Martin, Astroboy, Sade y Paul McCartney.
Por Liber Aicardi
¿Cómo llegaste al concepto de islas y no hacer un álbum convencional?
El proceso de creación de disco fue así, también, en islas separadas en el tiempo y con concepciones de sonido, digamos, muy distintos y entonces me pareció que, por un lado, todas las islas juntas en un disco era algo como extraño, generaba una cosa que era compleja de explicar en una sola obra y me permitió terminar de trabajar lo que es el mastering de esta última isla hasta último momento, buscándole sutilezas, digamos. Me pasó, también, que esa manera de publicarlas me permitió también escucharlas de otra manera las obras y, como tienen eso de unión a través de las diferentes miradas sobre el amor y sus pasiones que se van articulando en cierto sentido a lo largo del tiempo, ahora sí, ya una vez que han emergido las tres islas, ya puede ser considerada una obra entera porque, me parece a mí que quien haya escuchado desde la emergencia de cada una de las islas va a entender el concepto que genera. Y tiene esa cosa como más moderna de los compositores más jóvenes, más de este tiempo, de ir más a lo reducido, no pensar en un proyecto tan grande. Se unen los dos mundos en un punto porque en realidad es una obra gorda, por llamarle así, Cada una de las islas tiene el sentido y se mueve con la otra, como que van conversando, también. Está bueno escuchar del primer al útimo tema y hasta en orden, te diría, pero sumó esta cosa que van yendo a lo largo del tiempo. La verdad, es que estoy muy feliz con esta manera de abarcar. También me pasa que, una vez que están estas islas y ya está todo terminado, me surge la pregunta ¿y si emerge una cuarta isla?
Primera Isla, es la más reciente en el tiempo en cuanto a su producción ¿eso también implica una cercanía musical hacia lo que es tu presente al día de hoy?
Básicamente, lo pensé como que era lo más cercano en el tiempo, como la isla que te ibas a encontrar antes si querías emprender este crucero. Musicalmente, también, estaba como en un momento totalmente pop cuando emergió a primera isla. Estaba ahí, en ese foco. Y, a mí, los cantos de sirena me van atrayendo y me van llevando hacia diferentes rocas, entonces, voy encontrando otra cosas que me van movilizando. Como no tengo prejuicios y, además, no tengo un púbico específico que vos digas “le interesa esa determinada faceta mía, entonces, eso es lo que voy a hacer porque quiero seguir agradándole a ese púbico específico” me parece que, más bien, mi público es un público descubridor, digamos, como que le gusta, de repente “Ricky Martin” (N de R: la canción “Pulso Redentor”) y le gusta el tema “Bowie”. O sea, los dos mundos. Es gente que tiene mucho sentido de humor. Digamos que no estoy atada a algo que es esperado o necesario para poder seguir trabajando o viendo. Voy probando y voy degustando diferentes cosas. Siempre se mantiene una particularidad, obvio, porque por más que una trate de ser otra, al final sos siempre tú. Pero, tú, vas siempre cambiando, entonces, me pasa esto, como que en relación al momento de la isla estaba en un ciento diez por ciento pop y, ahora, estoy en un sesenta y estoy explorando otras oscuridades y luces.
También, a lo largo de toda la obra uno puede apreciar una gran amplitud en tu interpretación vocal. Por ejemplo, en los temas pop como la propia “Pulso Redentor” o “Centeno” te acercás más a una estrella pop contemporánea, pero en las en los temas más intimistas te vas hacia otro lugar muy distinto…
Yo siempre estuve en ese canal, no sé si lo logré mucho pero, desde el principio, siempre busqué que se expresaran diferentes personalidades vocales que hacían a la canción, que eran funcionales a la canción y podían generar otra textura más a lo que se estaba proponiendo, tanto musicalmente como poéticamente. Desde chica, desde mi primer disco. Obviamente, influenciada por los consejos de mi padre, que es un músico académico que viene de otros lados y me pasaba eso de que su oreja era un poco diferente. Después, lo escuché con otra gente, maestras con las que me crucé en la vida y, obviamente, porque me vibró a mí y me pareció interesantísimo. También el tema, creo que es Hey Jude”, donde Paul McCartney se pone a gritar como loco para poder lograr esa voz en el final; me enteré de eso de chica y chau, me pareció fantástico. También con la edad sacás más trucos ¿no? Es como un lugar de disfrute también el tema de poder cambiar los personajes vocales. Es súper divertido.
Siempre se mantiene una particularidad, obvio, porque por más que una trate de ser otra, al final sos siempre tú. Pero, tú, vas siempre cambiando, entonces, me pasa esto, como que en relación al momento de la Primera Isla estaba en un ciento diez por ciento pop y, ahora, estoy en un sesenta y estoy explorando otras oscuridades y luces.
¿Te pasó que haya mutado o cambiado de isla alguna canción a la hora de hacer la selección?
No, eso no porque corresponden todas a un tiempo específico, ya, un lugar y unas personas que habitan esas islas, entonces en ese sentido como que ahí estaban donde estaban y tienen su sentido. En la segunda isla, que es como medio terrible, que es la más invernal, es una isla de la desilusión y de la muerte, cosas fuertes que te pasan con el amor que no es que te deja el amor sino el amor ese terrible que se murió la persona que amaste y nuca pudiste terminar bien. Me pasó eso de pensar: “bueno, esta isla, esta canción que se llama Siempre Me Decía ¿será que va acá o será que tiene que ir en la isla pop?” Y dije: “no, tiene que ir en esta isla porque corresponde temporalmente y porque corresponde, también, al hecho de que vos estabas en el horno y te encontraste con el amor de tu vida, tuviste terrible culo (por decirlo de alguna manera) y te reparaste de todos esos viajes”. Entonces, ahí, me pasó eso. Tuve esa duda puntual y después me pude justificar de que era la isla ahí y chau (se ríe).
Repasando tu cancionero, seguramente “Siempre me decía” sea tu canción en la que desnudás más tus sentimientos ¿Lo sentís así también?
Totalmente. En relación a lo autobiográfico y a lo positivo, porque muchas veces nos parece más interesante o estamos más inspiradas cuando queremos hacer canciones más como rescate de melancolía ¿viste que siempre dicen que compones mejor después que te dejó un amor y esas cosas? Y esto es al revés, es una canción de “¡Qué suerte! Cómo me llegó esto que es tan hermoso y qué agradecida que estoy y qué bien mi mamá que me dijo que iba a estar todo bien” Me pasó literal. Me pasaba de adolescente, que era como un bicho raro y yo no había encontrado a mi grupo de pertenencia, estaba como un poco perdida geográficamente en Montevideo y en las cabezas. Yo era como un bicho raro. Y ta… tuve esa suerte. Un par de veces me pasó también, no fue una sola, pero esta está dedicada a mi señora actual, mi productora de felicidad principal y, como dicen (impostando tono solemne) la madre de mis hijos… bueno, un hijo (se ríe). La madre de mi hijo.
Ricky Martin es el súper pop-mainstream total y el poder que tiene eso es súper interesante, llega reamente a mucha gente que puede ser que le abra a cabeza y que le ayude realmente. Y tiene eso de que es muy sensual, pero muy crack, como una combinación explosiva. Seguro tiene mal aliento, porque algún defecto tiene que tener (se ríe). Yo lo admiro pila. Me encantaría conocerlo, tomar mate con él cuando se pueda. Y la canción Pulso Redentor tiene eso de que nos encanta santificar.
En la Tercera Isla incluís una versión del tema “Electrodomésticos”, de Silvia Meyer. Es un tema que también asemeja a tus primeros discos ¿Cómo surgió a idea de versionarlo?
Me siento cien por cien identificada con esa canción, con todas las descripciones y con la parte musical. Esta es una canción de Silvia Meyer y de Marco Maggi, de los dos. Es una canción fascinante, tiene, en el arreglo original, un pedazo de un tema de Sade, que ¡si la habremos curtido a esa maravilla de cantante! Entonces, yo también le busqué un personaje vocal muy sedoso y es como el lugar ese de la vuelta a ciertos orígenes porque tengo un contacto muy fuerte con toda esa generación de música que me nutrió y que es tan importante y, de este tema, creo que soy la primera que graba una versión. No conozco otra versión de esa canción y es un temazo, tiene esa parte también que es totalmente vigente. Hoy por hoy, podrías cambiar los electrodomésticos por apps y estarías diciendo básicamente lo mismo ¿no?
Lo que no te sabía devota de San Ricky Martin…
Sí, bueno… inicié un culto que por una módica suma te puedo hacer parte de él. (se ríe). A mí me pasa con Ricky Martin que no soy fanática de la música de él. Nunca fui fanática de Menudo ni nada, pero siempre le seguí el pulso a él. Tiene tanta vida musical con personajes diferentes que siempre me pareció interesante, más allá que no es una música que yo curta. Las últimas cosas, más, porque me encantaron unos temas de hace un tiempo atrás, cuando vino al Velódromo, unas amigas sacaron entradas y lo fuimos a ver y ¡piramos! Con él, con toda la historia… Era cuando recién había salido de closet, entonces, toda esta actitud de él, también, está buenísima. En esa canción hay cosas que están inspiradas en Alma Mater (N de R: película uruguaya de 2004). Él como un culto en particular, como un santo en vida. Entonces, él tiene como eso de “bueno, ta, salí del closet” hizo un movimiento, ahora tiene unas canciones que tienen mucho sentido lo que está proponiendo. Es el súper pop-mainstream total y el poder que tiene eso es súper interesante, llega realmente a mucha gente que puede ser que le abra a cabeza y que le ayude realmente. Y tiene eso de que es muy sensual, pero muy crack, como una combinación explosiva. Seguro tiene mal aliento porque algún defecto tiene que tener (se ríe). Yo lo admiro pila. Me encantaría conocerlo, tomar mate con él cuando se pueda. Y la canción tiene eso de que nos encanta santificar. Entonces, también me interesó ese condimento de poder darle un homenaje a la cosa del santo, de la confianza al santo. Eso de “el santo te va a ayudar”, tiene como esa parte de cariño y de poder, también. Del poder sano. Por eso la letra va por ahí.
Que, si lo llevamos a origen, no es otra cosa que el poder del amor…
Exactamente, va por ahí, totalmente. Es eso. Por eso forma parte de todo este proyecto.
Una mujer tiene que ver a otra mujer en la escena. Y un varón también. Y una disidencia también. Es fundamental la representación, lo que significa a nivel simbólico y a nivel práctico, porque también es una fuente de trabajo fundamental y hay tantas creadoras como creadores. Hay mucha cosa y, tener algo centrado en la producción de los varones nomás te saca ventanas, es como que te reducís.
Desde tu anterior trabajo, ha cambiado mucho la industria discográfica, desde el formato en que se consume música hasta el aumento de la participación de las mujeres en nuestro país ¿Cómo vivís estos cambios?
En relación al EP, me parece un formato súper interesante. Yo descubrí este formato con mi hermano, Martín Rivero, con el primer disco de Astroboy que es una bomba, el “5 Estrellas”, que es un EP en el modelo más antiguo, que es más extenso. Pero, me parece que tres es un buen número, que son más o menos nueve minutos, que es como un chapuzón. Me gusta esto. Y me gustó pila este sistema de unir las islas, yo creo que lo van a adoptar muchos colegas también, que es un mix entre lo que se usa ahora de ir sacando temas de a uno y lo de la obra. Creo que ahí tiré un puentecillo hacia una nueva manera. No sé, yo soy medio creída y capaz que me lo creo esto y es totalmente mentira (se ríe).
Y en relación a las colegas, es maravilloso porque reamente hubo un cambio notorio te diría de unos cinco, diez años para acá donde hay una presencia marcada que no sucedía. Yo, que estoy hace 25 años, te puedo decir que realmente éramos pocas y era otra la actitud y la energía, era muy diferente todo. Esto es fantástico porque abre toda una puerta hacia una manera de ver el mundo que es una oportunidad para mejorar en sí porque también si vos tenés una escena que está atiborrada de varones, que está buenísimo porque seguro son unos cracks todos, te falta toda la otra energía, todas las otras visiones. Porque es muy distinto ser un varón que una mujer, ni que hablar y todas las otras combinaciones. Es diferente. Entonces, cuanto más conoces mejor es. Y cuanto más representado está, también, porque te habilita, además, a la autoafirmación, a cosas muy poderosas que todas juegan para que vos puedas ser más libre, para que puedas defenderte y para que seas más feliz, en definitiva. Tiene una parte de concientización de representación que es fundamental. Una mujer tiene que ver a otra mujer en la escena. Y un varón también. Y una disidencia también. Es fundamental la representación, lo que significa a nivel simbólico y a nivel práctico, porque también es una fuente de trabajo fundamental y hay tantas creadoras como creadores. Hay mucha cosa y, tener algo centrado en la producción de los varones nomás te saca ventanas, como que te reducís. No. Es como más. Y, realmente, te ayuda a plantarte y a luchar por tus derechos. Aunque escuches una canción de amor, estás escuchando a una mujer, otra visión. Es eso.