Rossana Taddei: “La música no existe si no es colectiva”

Rossana Taddei acaba de publicar su álbum “Raíces Aéreas”, que llega seis años después de su predecesor “Cuerpo Eléctrico”. A lo largo de once temas que atraviesan diversos géneros, la cantante y compositora nos deja una buena hoja de ruta con lugares musicales que ha visitado a lo largo de sus más de tres décadas de carrera. Todo esto en el marco de un grupo de canciones nacidas en un contexto de pandemia y lejos de nuestro país, encontrándose de este modo con el concepto que que también define esta etapa de su vida, tanto personal como artística.

El próximo jueves 28 de noviembre a las 21h en Magnolio Sala, Rossana Taddei se presentará en vivo – acompañada de Gustavo Etchenique y Alejandro Moya – y las entradas para el show se encuentran a la venta a través de RedTickets. A propósito de su reciente lanzamiento, conversamos con ella.

Por Liber Aicardi


Foto: Difusión

¿Cómo fue el proceso de “Raíces Aéreas», un disco que tiene seis años de distancia con “Cuerpo Eléctrico”? ¿Cómo fue este período?

Lo que pasó fue que teníamos la presentación de “Cuerpo Eléctrico” en el Teatro Solís y, unos días antes, sale toda la historia de la pandemia, entonces ese disco no lo pudimos presentar en el Solís. Ese año y el siguiente fueron años de silencio. Nosotros, igual intentamos tratar de llegar a la gente con las canciones de “Cuerpo Eléctrico» a través de las redes y fue el momento donde empezamos todos, creo, de una manera lo más creativa posible, a intentar hacer el puente de las canciones a través de las plataformas de internet. Luego, pasaron los meses y, al ver que realmente estaba todo muy bloqueado, decidimos irnos de Uruguay. Nos fuimos a Suiza, a Ticino, a empezar esta etapa y a ver cómo sacarle un lado diferente a la movida.
En ese periodo de esos dos años que estuvimos todos a la deriva en el medio del mar navegando, naufragando, empezaron a surgir estas canciones de “Raíces Aéreas” y con todo el tiempo del mundo, porque por lo general mis discos se fueron sucediendo uno tras otro en forma muy natural y, también, casi que de forma espontánea. Siempre estaba muy a la mano lo de componer. Salían canciones, de forma natural, estaba como naturalizado que la vida musical y todo lo que iba sucediendo día tras día es natural, pero en realidad no es natural, lo vas haciendo y va pasando porque está fluido el andar y porque nadie te puso una piedra delante. Entonces, era cómo sortear esa piedra y, siempre, la música fue la que resolvió todo y lo sigue haciendo ahora, también, en este preciso momento que estoy viviendo ahora.
En esos dos años de transitar esa etapa en otro espacio, donde a su vez no tengo los mismos vínculos que acá, empezaron a surgir estas nuevas músicas con todo el tiempo del mundo. Este disco tiene once canciones, que seleccionamos de un montón más que quedaron para el próximo y trabajamos con mucha dedicación desde todos los ángulos.

Probablemente este período sea el más espaciado entre discos ¿no?

Es probable… Por ahí, en los inicios, que era más difícil, hubo un momento donde pasaron años, pero no sé si tantos. Por lo menos, con respecto al ritmo con que venía sí, es el período más largo.

El concepto del título parece tener una conexión con “Cuerpo Eléctrico”, el título de tu álbum anterior, que había sido disparado por una anécdota con un colibrí. En este caso también hay muchas aves y naturaleza presentes tanto en sonidos como en palabras. ¿Tienen una conexión real ambos discos?

Yo siento que toda la obra de canciones, todas, están reunidas en álbum, tienen nombres, pero son como las perlas de un collar. Forman parte del mismo collar. Podríamos decir que están acompasadas al ritmo de lo que voy viviendo, el día a día, las emociones, los acontecimientos que están ocurriendo cotidianamente. Cada canción va surgiendo y, después, queda dentro de una perla, pero esa perla, a su vez, está interconectada con las anteriores, con las que conviven. Siento que hay canciones de este nuevo disco que son hermanas, pero preciosamente alineadas con las de algunos de mis primeros discos. Está todo conviviendo ahí, hay una interconexión en todos los planos, de todos los cuerpos, no sólo de discos sino todos los cuerpos de cada persona, también, de todas las personas.

Siento que toda la obra de canciones, todas, están reunidas en un álbum, tienen nombres, pero son como las perlas de un collar. Forman parte del mismo collar. Podríamos decir que están acompasadas al ritmo de lo que voy viviendo, el día a día, las emociones, los acontecimientos que están ocurriendo cotidianamente.

¿Definirías “Raíces Aéreas» como un disco conceptual?

Sí, totalmente, es un disco conceptual. Creo que todos los discos lo son, también, por esa misma razón, porque todos están dentro de una misma atmósfera de reflexiones, de vivencias que tienen que ver con ese momento en el que surgen todas juntas las canciones.
El hilo siempre termina siendo dónde pones el ojo y qué es lo que me emociona o lo que me hace decir “esto que estoy contemplando afuera me está moviendo determinada imagen o determinada emoción adentro” y, al mismo tiempo, es al revés, como un espejo. Y sí, puedo decir que hace bastante tiempo estoy muy alineada con el hecho de contemplar estos pequeños episodios que tienen lugar en la naturaleza. Desde la infancia tengo una gran atención puesta en esos pequeños universos y esas pequeñas historias que se van formando, de pronto, como en “Liviana y breve» que es una canción que compuse en uno de esos momentos en que se podía salir. Entonces, si vas como a esa atmósfera, los tiempos eran más laxos, un día era larguísimo. Yo agarraba una bicicleta y si no estaba muy frío, me iba a algún lugar donde poder mirar algo que no fuera las noticias, salir del apartamento… ahí estaba la salvación. Me decía “bueno, me siento acá, abajo de este manzano, hay una pradera, esto es la vida”. Y ahí aparecían dos maripositas de un color lila súper pequeñas, empezaban a armar toda una danza y yo sacaba el celular y empezaba a cantarle a eso, ponerle melodía a eso. Hoy está como muy de moda el tema de las residencias artísticas; si esto hubiera estado dentro del contexto de residencia artística sería lo que hice durante todo ese tiempo, buscarme espacios para poder conectar profundamente con algo que, por ahí, es mínimo, pero es donde está toda la vida y donde está toda la info en forma de analogía. Es decir, esta mini metáfora me está dando toda la fuerza para decir “es necesario este mensaje”. La vida es liviana, es breve, tenemos que andar livianos, todo es muy breve…

De hecho, el disco abre con el tema “Las aven saben” y en el estribillo cantás “las aves siempre saben dónde ir”. Es algo tan cotidiano que lo normalizamos y si lo llevamos al plano de los humanos, no es tan común que sepamos dónde ir…

Exacto, y ese es el tema, las aves saben. Y ese, como hoy me hablabas de “Cuerpo Eléctrico” y del colibrí, ahí puede haber una cuestión que nació en la experiencia previa con el disco anterior, como vos sabés la anécdota, y quedó prendida en mí. Como queda también en “Semillas”, ese disco también tiene que ver con todo, porque la selección, si bien no son temas de autoría mía, fue una selección hecha desde ese lugar con esta raíz folclórica que es tan primaria y que tiene toda la verdad, porque en el folclore es donde encontrás todo esto. En cada texto de los folcloristas potentes tenemos un inmediato acceso a términos y a conceptos filosóficos y a cosas muy místicas, muy profundas de la vida. Entonces, “Raíces Aéreas” en realidad también nos lleva a que mi historia de vida está en distintos territorios y nunca desarraigarme de los afectos. Cuando aparece “Raíces Aéreas” como posible nombre, dije “¡sí!”, porque me representa, representa toda esta fase, toda esta etapa de la música que se está nutriendo en distintos territorios y, además, mi persona está teniendo que habitar en distintos territorios y adaptarse constantemente a lugares tan distintos como son Suiza y Uruguay, dos pueblos completamente distintos desde todo punto de vista. Entonces, mis raíces aéreas tienen eso de la raíz, que va por arriba y de la que se tiene que adaptar musicalmente como supervivencia de un montón de aspectos.

¿Recordás un momento puntual en el que llegaste a ese concepto?

Desde el principio, y no lo solté nunca, surgió el término “raíces aéreas” o el reconocer qué es una raíz aérea en una conversación con una amiga. Yo había dado un concierto en París y, cuando termina el concierto, me hace un comentario porque entre una canción y otra dije algo como que “en cada lugar donde estaba me sentía también como en casa y al final uno en realidad es la casa de uno mismo”. Pero lo sentí desde el inicio y no lo solté, incluso hice unos cuantos conciertos allá y los llamé “Raíces Aéreas” y todavía no estaba en el disco, este periodo es “Raíces Aéreas». Y, después que estaba pronto el álbum, compuse la canción “Raíces Aéreas”, que no está incluida en el disco.

En cuanto a lo musical este disco es un buen resumen de lo que son tus influencias y tu recorrido. Está el folclore que recién mencionabas, también está el candombe, tiene algunos toques de pop-rock, tiene también hasta algún toque flamenco. ¿Vos lo sentís así también?

Si, lo siento así. Sucedió naturalmente y, obviamente, que es un trabajo en colectivo. Todo lo que es el arropado lo empezamos a construir con “Cheche” (Gustavo Etchenique), lo que fue como la columna vertebral de cada canción y ahí es cuando la emoción está a full, porque empieza la participación de él, armamos la estructura de cada tema y empezamos a pasar esto grabado en celular a (Alejandro) Moya, otro pilar fundamental. Y Moya inmediatamente se engancha y empieza a pasar bajos, ideas, etc.

Ahora es el momento, también, en esta etapa, que me decanta mucho la idea de transmitir claramente el tema de lo colectivo en la música, porque la diversidad está en lo colectivo, la música no existe si no es colectiva.

En el disco participan invitados como Hugo Fattoruso, Nicolás Ibarburu y particularmente Romeo Taddei que debe ser muy especial para vos contar con él. ¿Cómo surge la participación de ellos en el disco?

También, como en la pregunta anterior, se da naturalmente. Así como el hecho de que se incorpore un candombe, o que aparezca una bulería, o que mute la primera versión de una canción y se transforme en un ritmo más popero o lo que sea, también se estaba dando que Romeo empezó a tocar. Estaba en su mundo componiendo, buscándole la vuelta para su proyecto que está saliendo, y venía a casa, a un almuerzo y ahí peloteábamos cantarola, era familia de cantarola, lo de toda la vida, lo que para mí es una felicidad enorme recibir a mis sobrinos en casa y que estén con la música, y que la música sea como fue toda la vida en mi casa: el modo de comunicarnos poder compartir eso juntos. Ahí surge “Mirando el cielo”. Romeo armó la música, empezó a tocar sus acordes, yo agarré lapicera, le digo “pará, vamos a grabar acá”, escribí la letra, llegué hasta un punto, metemos “tallereo” rápido, grabamos, y en esa tarde surge y queda grabado en su celular y en el mío, archivado como un año. Cuando reaparece todo esto de entrar a estudio, me acordé de ese tema con Romeo y digo “vamos a mirar cómo era”. Después, nos juntamos y Romeo repasó cómo eran los acordes, él tiene la llevadita muy de Claudio, y cantamos mirando el cielo juntos. También tocó en “Raíces Aéreas” la viola.
Con Hugo es una fiesta ¡por Dios, maestro! Comparto completamente esta historia de que podamos interactuar todas las generaciones. Yo no puedo creerlo… No es la primera vez que participa Hugo en nuestras músicas y, cada vez que aparece él, es una inyección de un montón de mundos que hay en su energía en su esencia vital, no sé cómo llamarlo. Está todo ahí, es una información muy fuerte que hay ahí y para mí es una bendición total poder compartir con todas estas personas que participen de esta forma, que es de corazón, está buenísimo. Por eso adoro este disco, también.

También cantás una canción en italiano ¿es otro gusto que te pudiste dar en este disco?

Sí, te digo de verdad, todo ha salido de forma casi no premeditada, por lo menos conscientemente. Se va armando subconscientemente toda la película y también colectivamente. Y, ahora, esta etapa también es como el momento en el que me decanta mucho la idea de transmitir claramente el tema de lo colectivo en la música, porque la diversidad está en lo colectivo, la música no existe si no es colectiva.
Hay una forma de mostrar la música que es, quizá porque es más simple, que se asocia a una persona. Por ejemplo, en este caso se asocia a mí, pero lo mío es la letra, la melodía, cantar, las armonías, los acordes que puedo poner para construir, para ayudarme a decir. Pero, después, hay un laburo que es de un grupo de personas. En el tema “Las Riberas” hay algo interesante que sucede que se parece a “Fábrica”, del disco “Cuerpo eléctrico”. Yo le afané a Moya, de un posteo Facebook – yo soy re fan de de las cosas que escribe Moya – le digo “mirá, tengo otra letra, si me das el OK, sale ‘Las Riberas’”. Y tenemos varias cosas así, en coautoría medio “de pesado», porque él no se entera que yo “le afano” (se ríe).

¿Qué nos podés adelantar de la presentación en vivo de “Raíces Aéreas” el jueves 28 en Magnolio Sala?

Va a ser una noche muy especial para nosotros porque hace bastante que no tocamos en una sala. Me van a acompañar Gustavo “Cheche” Etchenique en batería y Alejandro Moya en bajo eléctrico y programaciones y vamos a presentar ocho canciones de “Raíces Aéreas», con algunas novedades que preparamos para el show en vivo, algún tema inédito y temas del repertorio habitual.

Foto: Difusión
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