Un 6 de agosto de 1983, en un baile liceal en el Centro de Protección de Choferes de Pando, debutaba Los Estómagos, la banda puntal de la movida del rock uruguayo post-dictadura. Luego de seis intensos y prolíficos años, el 25 de agosto de 1989 el grupo subió por última vez a los escenarios para su recital de despedida, el que a la postre marcaría el comienzo del final de aquella movida. En tal sentido, agosto es un mes ligado íntimamente al cuarteto pandense y a sus seguidores.
Marcelo Lasso, baterista de la emblemática banda desde 1986 hasta su separación, hoy lidera Rojo Tres, grupo que formó en 2019 y que lo trajo nuevamente al ruedo tras veinte años de ausencia de la escena.
El próximo viernes 11 de agosto, a las 21hs. en Tazu Bar Cultural (Canelones 780), Rojo Tres homenajea a Los Estómagos con un recital denominado “¿Y ahora qué?”, basado en una recorrida por las canciones que marcaron la historia de aquella banda. A propósito de tan especial show conversamos con Marcelo sobre el homenaje y repasamos aquél momento de su carrera, al tiempo que hablamos del presente de Rojo Tres.
Por Liber Aicardi
Foto: Ariel Scarpa
¿Cómo surgió este show homenaje a Los Estómagos?
Con Rojo, en vivo siempre tocamos alguna canción de Estómagos. Desde el primer show hasta el último, siempre hay alguna canción. O sea que, para nosotros, no es ninguna novedad tocar canciones de Estómagos. La idea de este homenaje en particular viene del año pasado, creo que sobre noviembre o diciembre. Se nos ocurrió tirar la idea y al resto de la banda le encantó, así que viene desde el año pasado, por lo menos de hacerlo. Después, como siempre, el tema era conseguir fecha. Queríamos hacerlo en alguna de las de la fechas relacionadas con Los Estómagos. Obviamente, el 25 de agosto (N de R: 25 de agosto de 1989 fue el último recital de la banda) ya quedó porque está el 24 en el medio y es complicado, así que queríamos hacerlo el 6 (N de R: el 6 de agosto de 1983 se produjo el debut de Los Estómagos) pero no se pudo. Quedó en una fecha intermedia que es el 11 de agosto, pero la verdad que desde el año pasado viene ya la idea.
¿Tiene que ver también con el hecho de que, por parte de los demás ex Estómagos, no se hiciera nada? Por ejemplo, la esperada reunión de la banda.
En un momento, estuvo medio como caliente el tema de la juntada de Los Estómagos – “caliente” quiero decir que había gente que quería hacerlo, que hubo una cierta posibilidad- y, con el tiempo, se fue enfriando, eso que fue quedando para atrás. A mí me pareció que 40 años era un número importante. Pudo haber sido 30, también, pero 40 me pareció un número que valía la pena homenajear.
Yo no sé si aquellos, por su lado, harán algo. Sé que los Buitres, siempre, tocan canciones de Los Estómagos, Gustavo con Los Chanchos Salvajes también hace temas de Los Estómagos, el “hueso” (N de R: Fabián Henández) es el que está un poco más tranquilo con el tema de la música. Pero no sé si ellos harán algo o no, pero no estamos en contacto permanente, tampoco. Hablamos por alguna cosa puntual, pero no es un contacto permanente. De forma que, si se hiciera alguna otra cosa, el homenaje por parte de nosotros queremos hacer igual.
¿Cómo llegás a tocar en Los Estómagos?
Yo era amigo de Gustavo y nos juntábamos en lo de (la familia) Prato, en el ensayo, a charlar, a hablar de música, así como un montón de gurises que andábamos en la vuelta con Los Estómagos en aquellos años. Yo siempre traté -y trato- de tocar la batería y, a veces, cuando nos juntábamos en el ensayo que no ensayaban ellos, hacíamos un poco ruido con algún otro que agarrara el bajo para pasar el rato. Incluso, parece, yo me enteré hace poco tiempo, que uno de los que me propuso para el puesto fue el propio Leonardo Baroncini (N de R. baterista de la banda entre 1985 y 1986) al que respeto mucho como persona y como músico.
Un día cae Gustavo a casa, golpea la puerta para proponerme precisamente ocupar el lugar de Leo. Yo ni siquiera tomé la dimensión de lo que era tocar en Los Estómagos, en lo que se transformaron, en lo que es hoy con los años ¿no? y después de la disolución. No había todo esto que hay hoy en torno de Los Estómagos. Ensayamos, Fabián no estaba muy conforme, no le gustaba mucho, parece (se ríe). Fue así el acercamiento con Los Estómagos.
También estaba aquello propio de la juventud de no tomar real dimensión de las cosas ¿no?
Ellos estaban en el entorno a los 19, 20 años y yo, cuando empecé, tenía 15. Ya, tocando en Los Estómagos cumplí 16, había 4 o 5 años de diferencia con el resto. Ahora, si yo hubiera sabido en aquel momento que Leonardo era el que me había propuesto para que tocara en su lugar, probablemente hubiera dicho que no, porque te ponés a la par de un tipo que su laburo era tocar la batería. En esa época era un hobby tocar la batería y encima lo hacía mal, muy mal… lo sigo haciendo mal, pero lo hacíamos. Mucho peor que ahora… Si yo hubiera sabido eso, hubiera dicho que no, pero traté de alejarme de esas cosas y entonces dije “sí, sí, vamo´ arriba y vemos que pasa”.
Encima, tu ingreso se da con un disco próximo a salir…
Cuando yo me sumo a la banda, “La ley es otra” estaba en proceso de terminar de mezclarse. Faltaba alguna mezcla, incluso yo fui con Gustavo a IFU, el estudio. No formé parte, obviamente, de la grabación, pero formé un poco parte también de las últimas mezclas de disco. Fue una responsabilidad importante porque fue un disco que fue muy, muy importante en la carrera, de Los Estómagos por una cuestión de que fue el disco más popular, es uno de los discos que más difusión tuvo.
En Los Estómagos era bastante distendido todo y, cuando dejamos de sentir que la pasábamos bien, fue cuando se separó la banda. El vértigo, ese que se veía era afuera, nosotros no lo sentíamos. Yo, al día de hoy con Rojo Tres, sigo siendo un tipo que hace lo que hace para pasarla bien, para divertirnos, poder hacer canciones y mostrárselas a la gente. Lo mismo pasaba en los 80´s, estábamos muy lejos de ese vértigo.
¿Recordás tu primer show con Los Estómagos?
Claro, fue un 9 de octubre en los viejos “Jueves de Graffiti”, el pub que estaba en Shroeder y Arocena, me acuerdo clarito. Y de repente miro y veo a Leonardo en primera fila, cruzado de brazos, mirando atentamente lo que hacía. Fue una buena película, no solamente el hecho de tocar, sino que además tenerlo a Leo ah,í adelante, observando cada movimiento. Fue una sucesión rápida de de aprendizaje con la banda, porque fue en octubre para un público no me acuerdo yo, pero serían 100 personas y al poquito tiempo, o al otro fin de semana fuimos a San José a tocarf rente a un poquito más de gente y el tercer show fue en el Montevideo Rock, en el Prado. Tocar ahí, frente a tanta gente fue bárbaro, fue tremendo. Eso fue increíble…
Visto a la distancia, Estómagos tuvo una carrera prolífica, con cuatro discos en seis años y mucho material inédito, además de los toques. ¿Se sentía internamente ese vértigo?
No, no creo. Nosotros lo tomamos como un grupo de amigos que tocábamos rock. No hubo ese vértigo que se pudo haber visto por parte del público, dentro de la banda no existía, por lo menos yo no lo había percibido así. Nosotros íbamos, la pasábamos bien ensayando, nos divertíamos, hablábamos muchísimo. Eso sí, cada vez que tocábamos tratábamos de pasarlo bien y cuando las cosas empiezan a complicarse fue que se separaron Los Estómagos. Tampoco hubo nada que dijéramos “tenemos que seguir acompañando la movida”, nada de eso. Era bastante distendido todo y, cuando dejamos de sentirnos que la pasábamos bien, fue cuando se separó la banda. El vértigo, ese que se veía era afuera, nosotros, no lo sentíamos. Yo, al día de hoy con Rojo Tres, sigo siendo un tipo que hace lo que hace para pasarla bien, para divertirnos, poder hacer canciones y mostrárselas a la gente. Lo mismo pasaba en los 80´s, estábamos muy lejos de ese vértigo.
¿Cómo viviste personalmente el último show de Los Estómagos?
Fue una cosa muy particular, porque mucha gente hasta el día de hoy me cuenta que lo sufrió y que fue como sacarle algo. Hasta el día de hoy -yo lo sé y hay testigos- de gente que, incluso, detesta a los Buitres. No, porque sean los Buitres, sino porque fueron la continuidad de los Estómagos. Yo lo viví de una forma, muy natural, porque la cosa dentro de la banda ya estaba muy desgastada entre Gustavo y Fabián, entonces era como un alivio, por un lado, y una macana por el otro, por el hecho de cortar un trabajo que venía de tanto tiempo. Por otro lado, Gustavo y yo sabíamos que íbamos a seguir tocando juntos, por lo menos por un tiempo más. Entonces fue una sensación compartida, hubo de todo. Obviamente, después que te bajás del escenario y sabés que esas canciones, con esos músicos no le vas a tocar nunca más, sí, te cae un poco más la ficha ¿no? Incluso, mucho tiempo después, más aún en ese momento.
Tomar la decisión a los veintipocos años de separar la banda, antes que continuar con algún cambio en la integración, habla también de una madurez como grupo humano, más allá de las diferencias internas.
Por supuesto, y además que el problema, digamos, fuera entre los dos fundadores de la banda, porque es sabido que Gabriel vino después a Los Estómagos, pero los que fundaron toda esta movida fueron ellos dos. Cambiar un integrante hubiera sido algo muy mal visto. Creo que para la edad sí, fue una una solución y una decisión bastante madura. Se podría haber llegado a algún acuerdo entre ellos y, de repente, hubiéramos durado seis meses más o un año, pero no iba a ser muy larga la cosa porque era muy tedioso el tema. Porque cada uno quería imponer lo suyo y hubiera lesionado la música, entonces era imposible que se hubiera llegado a algún tipo de consenso entre ellos para poder seguir. ni económico ni de presión de la discográfica ni nada. Era ésa la solución.
Uno se hace un poco el duro, pero internamente te lleva a sentir una sensación extraña después de tantos años volver a tocar esas canciones. Incluso, cuando estás tocando te acordás de los lugares donde las tocaste, es una cosa muy rara… Te acordás de cuando las estábamos ensayando, que se estaban transformando en canciones, anécdotas de los estudios de grabación, etc. Claro que genera cosas en mí. Aparte, son cosas muy, muy lindas de volver a recordar y de revivir.
¿Cómo fue el momento en que comenzaron a elegir las canciones para este toque con Rojo Tres?
La idea era hacer, originalmente, cinco o seis canciones de cada disco, de los cuatro oficiales ¿no? Queríamos enfocarnos en los cuatro discos. Después, dentro de cada disco, la idea era que cada uno propusiera alguna canción. Y, la mayoría de los cinco integrantes, más o menos coincidimos en algunas canciones, así que fue mucho más fácil a la selección de canciones. El paso siguiente era ver qué tema, de esos que estaban en la lista, podíamos tocar, porque una cosa es tocar esas canciones cuando tenés 20 años y otra cosa es cuando tenés 53. Más aún, en el medio, haber dejado de tocar durante veinte años. Entonces hay temas que, definitivamente, no los puedo tocar. Es imposible. Yo siempre escuché decir que eran canciones simples, que no es mentira, pero hay canciones que tienen cierta complejidad. A veces pasa que la ensayás y ves que no sale la canción, o no suena como uno quiere que suene. Entonces, de esa lista enorme que hicimos, vamos tirando temas, ensayándolos, descartando algunas y sumando otras. La elección de las canciones fue así, básicamente. No más de seis canciones por disco y tratar de balancear cuál le gusta a uno, cuál le gusta al otro, pero hasta ahora venimos bien, venimos bien porque las que hemos propuesto las hemos podido tocar.
¿Qué te pasó internamente con esas canciones al momento de empezar a repasarlas?
Uno se hace un poco el duro, pero internamente, te lleva a sentir una sensación extraña después de tantos años volver a tocarlas. Incluso cuando estás tocando te acordás de los lugares donde las tocaste, es una cosa muy rara.
De esta lista para el 11 hay, por lo menos, cinco o seis canciones que yo no las toqué desde el ‘89. Incluso, a veces, las tengo que volver a escuchar porque alguna parte no me acuerdo, sinceramente. Pero se siente, sí. Te acordás de cuando las estábamos ensayando, que se estaban transformando en canciones, anécdotas de los estudios de grabación. Claro que genera cosas en mí. Aparte son cosas muy, muy lindas de volver a recordar y de revivir, más todavía, poder hacerlo con público. Así, que está buenísimo.
¿Y al resto de la banda?
Flavio (guitarrista) que es el último que se sumó a la banda -ya hace tiempo, pero es el más nuevo y además es el más joven- hay canciones que no las conoce, que jamás las escuchó en su vida, entonces es descubrir cosas nuevas. Para Diego (vocalista) y Leo (guitarrista), que son dos tipos que se criaron escuchando Buitres, Estómagos y toda esa movida, también está bueno hacer este homenaje y Gastón (bajista) que, está en una edad intermedia, digamos, hay muchas canciones que las conoce, otras que las descubrió ahora y le encantaron. Entonces, para ellos también está bueno hacer este homenaje, está bueno porque es un sentimiento compartido. Yo creo que los cinco compartimos el mismo sentimiento en base a tocar estas canciones.
Hablando de la actualidad de Rojo Tres, ¿Cómo viene el segundo?
El disco ya tiene dos adelantos, uno de ellos ya estaba por ahí dando vueltas en YouTube y Spotify, que es “Jueves contigo”. Ahora, hace poquito, se terminó de mezclar el “Días inciertos”, que es el segundo adelanto que en breve ya va a estar el video dando vueltas por ahí y, en general, el disco ya tiene grabado todo lo que tiene relación a la batería, bajo y a la guitarra base. Eso está todo grabado. Es un disco que va a tener diez canciones. Luego de este homenaje, no vamos Minas a tocar. Al regreso, probablemente volvamos al estudio para empezar a meter las otras guitarras que faltan y las voces. La idea es que el disco esté listo antes de diciembre. Pero va todo encaminado, el disco como quien dice en un 50 por ciento está grabado.
Las entradas anticipadas para el show “¿Y ahora qué? – Homenaje a Los Estómagos” de Rojo Tres se consiguen (hasta el 07/08) a través del cel. 097 72 44 20.
Foto: Claudia Rodríguez