Resumen del año

“Estos son los días” Mandrake y Los Druidas.
Este lugar lo podría ocupar “Aunque estemos mal”, “Hombre rana” o “Cómo brilla el sol” por nombrar algunas de las tantas grandes canciones que tiene el primer álbum de Mandrake y los Druidas. Pero fue “Éstos son los días” la carta de presentación de esta nueva etapa de Mandrake y eso cuenta. Un blues rock denso y cansino con una performance vocal tremenda de Mandrake y una letra que te parte al medio. 

“Hoy vengo a ver” La Trampa.
La Trampa volvió este año y en este tema le habla al “nuevo uruguayo” con una letra de las que ya no abundan en nuestro rock (¿se acuerdan cuando el rock uruguayo hablaba de la realidad social?). Así como, en su momento, lo hizo con “Santa Rosa” (por citar el ejemplo más claro) la banda revela una fotografía del Uruguay, esta vez en su versión 2.0 y con la mayor conectividad del continente.

“Antenas rubias” Buenos Muchachos.
Amor a primera oída. El eslabón perfecto para unir “Nidal” con “#8”. De esos temas que están destinados a convertirse en clásicos de la banda. El regreso de Los Buenos los muestra en su momento definitivo, el que vienen construyendo desde hace más de veinticinco años, con los pies en la tierra y concentrándose en hacer buenos discos y altísimos shows. Y, encima, redondean la canción con terrible video los muy hijos de puta (permiso Costigliolo).

“Ese frío vacío” Alfonsina.
Acá debería estar “Casas unidas” pero, como ya fue destacada por Kristel y Costigliolo, y, a modo de hacer justicia con la canción con la que Alfonsina plantó bandera y redefinió el rumbo musical de su carrera, optamos por incluir “Ese frio vacio” en esta lista. Fue el primer corte y la punta del iceberg de esa gran colección de canciones que es “Pactos”.

“Bailando samba” Peyote Asesino.
El primer tema en lanzar el Peyote en casi veinte años generó cierta polémica entre sus seguidores. Que esto no suena a Peyote, que le falta rock (?), que Peyote era el de antes y más… Y no. Estamos en 2017, los tiempos cambian y no estaría bueno un “Mal de la cabeza Parte 2”. Bien por el Peyote que no jugó para la tribuna.

“Técnicas para hacer fuego” Franny Glass.
La más eléctrica (dentro de lo que es su estilo) de las nuevas canciones de Gonzalo Deniz. Una canción que va creciendo a medida que transcurren las vueltas y, cuando querés acordar, además de la voz, guitarras, bajo y batería tenés sonando un teclado y una trompeta, teniendo ésta su protagónico hacia el final de la canción. Y el verso “Nos quedó el camino y nada más” que te queda comiéndote la cabeza.

“Hay una chica en mi camino” Hablan Por La Espalda y Juan Wauters.
Una colaboración inesperada pero efectiva. Los Hablan se juntaron con ese personaje tan particular que es Juan Wauters para versionar al argentino Leo Dan, creando una atmósfera bien setentera, con un resultado tan bueno que te dan ganas de ponerte una polera y unos pantalones oxford para ir al kiosko a comprarle la Radiolandia a tu vieja.

“Right to the Moon” Lucía González.
Una canción cuya primera parte podría sonar en un comercial de TV, pero que en el estribillo toma un giro espacial que te lleva de paseo a la Luna y te devuelve a la Tierra como si hubiera sido un sueño, para, antes de terminar el tema, llevarte a dar otro paseo. Pero, esta vez, sin retorno de ese hipnótico estribillo que te envuelve y te deja flotando en el espacio.

“Criminal” Zero.
Dos días después de Montevideo Rock y sin previo aviso, Zero sorprendió lanzando su primer tema en más de veinte años. Una canción que, además de tener un riff que envidiaría más de una banda metalera, aborda una temática tristemente actual como la violencia de género. De todas formas, ya, el hecho de volver a escuchar la voz de Leonardo García, intacta como en los 80´s, justifica estar en esta lista. ¿Elección caprichosa? Sí.

“Vals del infinto” Campo.
Uno de los temas, a priori, “menos” Campo de Campo es de las canciones más hermosas que dejó el año. El vals con arreglo de cuerdas y beats electrónicos con el que se cierra «Tambor del Cosmos», es de los puntos más altos del álbum. La voz de Verónica Loza, la letra, el clima, la emotividad, ese amague de final pero que da lugar a una “vueltita más”…muy rico todo.