La relación entre Patricia Turnes y Flavio Lira, trasciende lo estrictamente artístico. Más allá de compartir gustos, influencias y música, la complicidad personal entre ambos es palpable a primera vista, tal como si se conocieran desde la niñez. Pero, la realidad, es que éste vínculo comenzó cuando Flavio integraba la, ya desaparecida, banda Carmen Sandiego. Más allá de lo mencionado, cada uno de ellos tiene una identidad musical definida, a la vez que convergen en el universo pop, en el humor ácido y en la incorrección, cada uno desde su lugar. Ambos publicaron discos en los últimos meses que hasta ahora no habían podido presentar oficialmente en vivo. Patricia editó en 2020 su tercer álbum “Todo lo que no se cuenta en las canciones de amor”, mientras que Flavio lanzó este año el debut discográfico de Amigovio, su nuevo proyecto. El próximo sábado 14, a las 20 hs, en La Trastienda MVD, Amigovio y Patricia Turnes & Los Paquitos se compartirán una noche donde, además, participarán como invitados muy especiales Los Cournitos (dúo que, por el momento, prefiere no dar a conocer su integración), quienes debutarán con un mini show en homenaje a Courtney Love. Antes de esta fecha que promete mucho kitsch, nostalgia noventera y aroma a espíritu adolescente, conversamos con Patricia y Flavio en la entrevista que te compartimos a continuación.
Por Liber Aicardi
Comencemos por el principio… ¿Cómo se conocieron?
Flavio – Trabajábamos en la misma revista. Yo la conocía de ahí, no en vivo y en directo, pero sabía que ella existía porque trabajábamos en el mismo lugar y leía su columna. Después, ella fue a ver a la banda que yo tenía antes, que se llamaba Carmen Sandiego, una vez que tocamos en un lugar que ya no existe más, que se llamaba Otra Ronda, que fuimos como una especie de teloneros de Mandrake Wolf…
Patricia – Yo iba a clases con Mandrake en esa época y Mandrake tenía una fecha con ellos y me comentó “che, me parece que te van a gustar estos muchachos que hacen unos ruiditos medio raros”. Entonces fui y me encantó. Desde ese momento pensé que estaría bueno hacerles una entrevista para la (revista) Freeway y ahí nos conocimos un poco más. Después, yo iba siempre a los toques y, aparte, se dio que yo tenía canciones compuestas y estaba interesada en retomar ese tema, en editarlas, entonces le pedí a Flavio que me armara un tallercito de canción como para, esas canciones, poder cortarlas porque eran muy largas. Y me mandaba consignas y yo, ahí, producía, pero en definitiva, me sirvió a editar las canciones y animarme a terminarlas sobre todo, que era lo que más me costaba, por vicio ¿viste? Y también nos movíamos en la misma escena.
Lo primero que uno nota en el vínculo artístico entre ustedes es que hay una afinidad estilística en la forma de contar, con imágenes cotidianas, historias que en muchos casos fuertes.
Flavio – Creo que tenemos un sentido del humor bastante similar, en un punto. Y creo que a los dos nos gusta mucho el pop en todas sus variantes, entonces eso nos acerca bastante. Musicalmente, sí, creo que somos un poco distintos, pero nos acerca eso de no desmerecer al pop. Y nos gusta experimentar dentro del formato canción, desde el punto de vista de la producción.
Patricia – Sí. Si bien cada uno tiene su estilo, por suerte, tenemos el mismo tipo de humor, pero también cosas medio tristes a la vez. Las dos cosas…
Como una tragedia disfrazada de comedia ¿no?
Flavio – Igual, yo creo que la tragedia, de por sí, es un poco cómica. Hay pila de referencias cinéfilas que compartimos: Todd Solondz, Mike Leigh, también.
Patricia – Te voy a contar algo para que te rías. Cuando yo lo veía a Flavio hablar en un lugar y no era amiga de él ni nada, yo escuchaba todo lo que hablaba de películas, de libros y todo eso yo decía “yo quiero ser amiga de él” (se ríe). Porque, como que era muy afín el universo de lectura, cultura pop, chatarra, todo eso.
A la hora de escribir letras ¿se nutren de experiencias personales?
Flavio – Ahí somos muy diferentes, muy diferentes. Con Patricia, básicamente, tenés que tener un poco de cuidado porque podés decirle algo y ella, a los dos minutos, va a hacer una canción. Como que transforma su vida en arte y viceversa. Yo no soy nada autobiográfico, más allá que no crea que lo que haga sea impersonal. No me interesa en absoluto que la gente conozca mi vida o las cosas que me pasan y, de hecho paso mucho tiempo escribiendo las canciones, no soy un compositor muy inmediato. Voy acumulando frases e imágenes que me gustan y, en cierto momento, cuando encuentro el gancho, ahí, armo el puzzle. Patricia, componiendo, es más como un vómito, digamos.
Patricia – Cuando mucho, le pongo alguna cosa más si veo que está medio primitivo, el texto, lo trabajo un poco más. Pero, en general, sale de una. Pienso algo, busco acordes que me llamen la atención, pero sí, las canciones son bastante autobiográficas o historias de otros que me contaron que me quedaron en la cabeza en algún momento. Me gusta mucho el realismo y los escritores realistas.
Y también hay en ambos una búsqueda por incomodar, de provocar, también en el estilo de las composiciones, hasta en cierta forma de cantar. ¿Lo ven así, también?
Patricia – Yo ya no me doy cuenta pero es verdad. Pero, simplemente, incomoda porque en mi caso yo no trato de cantar con la voz de otra persona. Podría, pero no quiero.
Flavio – A mí me pasa lo mismo. No me interesan los virtuosos.
Patricia – Ni impostar la voz… No somos nada de esa escuela.
Flavio – De hecho, lo mío es bastante premeditado porque, en un punto, sé que cuando decís las cosas terribles que decimos, nosotros en nuestras letras, que lo digas de una forma tan casual genera una especie de doble efecto, para mí, en el sentido que puede operar de dos maneras. En el primero que hacés pasar una pastilla sin que la persona se dé cuenta porque lo estas cantando de una forma que no llama la atención en sí mismo, lo cual también te evita el problema de la sobre actuación, que a mí es algo que me preocupa. Y lo otro que sucede es que, una vez que entendés, creo que se vuelve más grave en el sentido que como esa persona tiene tan asimilado este horror que ya ni siquiera importa, como que eso lo vuelve peor, lo vuelve más horrible. Ése es mi motivo por el cual yo lo hago, no se cuál es el motivo por el que lo hace Patricia. (se ríe)
Patricia – Yo no lo hago por ningún motivo. Es que, a mí, no me gustan las voces tipo de ópera y todo eso. A mí me rechina cuando una voz es parecida a la otra. Digo: “pero ¿por qué no buscan su propia voz?”
Flavio – Igual tenemos influencia en la forma de cantar. De la misma forma que yo detesto las voces virtuosas y el gorgorito vocal, me gustan las voces que son como clamas, afinadas y que parece que están hablando. Pero que las influencias que están, están.
Lo mismo pasa con las imágenes que presentan en varias de sus letras…
Flavio – Yo creo que es porque nos aburren mucho las cosas ñoñas.
Patricia – Claro. A mí me gusta decir las cosas como son, como en una conversación.
Flavio – A mí no me gusta fingir que algo está bien cuando no está bien.
Patricia – Eso, para mí, es buscar la verdad. Incluso cuando escucho la gente hablar, trato de ver qué realmente lo motiva y qué realmente hay detrás de eso. Hay cosas que no son las que deberían ser, sino que son verdades que duelen mucho. Entonces, yo prefiero reírme un poco de todo eso y reconciliarme con la existencia, de alguna manera, a través del vehículo canción que tomar antidepresivos o llorar.
Flavio – A mí, lo que me sucede es que cuando pasa esto de ponerse en un plan de optimismo, alegría y positividad, siento que hay un riesgo permanente de demagogia o de discursillo, de moralina o de dar lecciones de cosas y, a mí, eso me parece atroz. Cuando yo escucho eso en otro artista me da mucha vergüenza ajena. No puedo hacerlo.
Patricia – Yo, al menos, me identificaba bastante con el movimiento punk, no voy a ponerme a patear cosas sobre el escenario, pero es como chocar. Como esa idea. Nosotros no es que seamos punks, pero, hay algo de eso, de reírse un poco de todo.
Hoy por hoy, también, la rebeldía pasa por otro lugar, distinto al de hace cuarenta años. Algunas actitudes ya están incorporadas a los comportamientos socialmente aceptables, de alguna forma…
Flavio – Yo creo que la incorrección siempre va a ser una forma de provocar. También creo que es una buena forma de encontrar aliados.
¿Ven que se ha perdido esa incorrección en nuestra escena musical?
Flavio – Sí, yo creo que sí. De hecho, hay como una especie de resurgimiento de cosas que yo creía muertas y enterradas, como cierto profesionalismo un poco rancio de que tenemos que hacer las cosas de tal y tal manera. Me da un poco eso que está pasando, como formulitas y una comodidad en el ambiente que a mí, un poco, me fastidia.
Patricia – A mí, lo que más me molesta del momento actual, es lo políticamente correcto. Eso, a mí, me molesta y me parece que es un poco castrante ya. Hasta el punto que no sé cómo me animé a hacer un disco sin pensar si las letras pasaban la censura de ciertas cosas. Pero, la realidad es que cada vez uno tendría que ir pensando todo lo que va diciendo por las dudas de ofender a algún colectivo.
Flavio – Para mí, honestamente, si se ofenden, mejor. (se ríe)
*Las entradas para el show están en venta a través de Abitab