Tras su regreso, con su show en el Auditorio Nacional del SODRE en 2020 y luego de casi dos décadas de ausencia, Níquel ha retomado su camino con una continuidad concretada sobre importantes escenarios de nuestro país como el ya mencionado, el Teatro de Verano y el Teatro Solís, inclusive con ciclos de blues en locaciones pequeñas como la Sociedad Urbana VIlla Dolores o presentaciones en el interior del país y la vecina orilla.
El proceso de retorno de la banda tuvo su punto de culminación hacia fines del año pasado con la publicación del álbum “Paz y Swing”, ahora disponible en CD. Compuesto por ocho nuevas canciones, el disco capta la esencia del sonido que impulsó a la banda en los años 90, sumado a la cuota de renovación que imprime la nueva formación con el ingreso de Gonzalo de Lizarza en guitarras y Pablo Gómez en teclados, además del regreso de Daniel González, esta vez en guitarra y coros. En medio del camino del trabajo que marcó su vuelta a estudios, el grupo también se sobrepuso a la partida física del percusionista Wilson Negreyra en febrero del pasado año, haciéndolo aún más especial, con la banda rindiéndole homenaje desde el nombre y diseño de arte.
El próximo jueves 25 de mayo, a las 21 hs. en La Trastienda MVD, Níquel presenta oficialmente su más reciente lanzamiento en una fecha donde el grupo también recorrerá lo más importante de su repertorio.
A propósito de todo esto conversamos con Jorge Nasser, Enrique “Garza” Sosa y Pablo Gómez sobre el proceso “Paz y Swing” y la actualidad del grupo, al tiempo que nos adelantaron algunos de sus próximos pasos, entre los que se encuentra la publicación de un registro realizado en Buenos Aires. Níquel está de vuelta y sigue mirando hacia adelante.
Por Liber Aicardi
¿Cómo fue el proceso de “Paz y Swing”, un disco que además no podía llevar otro nombre, no?
Enrique – Primero que nada, es un homenaje a nuestro querido Wilson, que también fue parte de todo esto y participa en muchas de las canciones que están en el disco. Este relanzamiento de Níquel no está aferrado a la cola de grandes éxitos de toda la vida, sino que se tuvo el desafío de salir luego de un montón de años, pero con un disco nuevo, con ocho canciones que hacen referencia al sonido propio de Níquel de siempre.
Ahora, quizás hay más énfasis en todo lo que es la producción, que estuvo en manos de Jorge. Pero, desde mi punto de vista, lo veo como un disco que tiene énfasis en el sonido del rock y se despega de los ritmos que se escuchan hoy en día. Y sigue sonando a Níquel.
Fue un disco hecho con mucho gusto, pero complicado, por el hecho de que se hizo en pandemia y no tuvimos la oportunidad de estar todos juntos tocando y evaluando cosas de las canciones, sino que nos mandábamos las partes por mail, a veces nos juntábamos con Jorge en forma independiente, pero no estábamos todos juntos.
Es un disco muy variado en su concepto y estamos, realmente, muy contentos.
También, es la culminación del proceso de regreso de la banda que arrancó con el recital de regreso en 2019…
Pablo – Sí. El paso posterior a esta reencarnación de la banda, digamos, era generar material nuevo y eso siempre estuvo en la cabeza nuestra, pero imperaba hacer aquél concierto, que terminó siendo un disco en vivo y un video que está colgado en YouTube (“En vivo en el Auditorio”, 2020).
El paso posterior a ese trabajo era componer y generar material nuevo. Así terminó gestándose “Paz y Swing”.
Jorge – Estuvo desde el principio la idea, ya sabíamos que íbamos a hacer un disco de canciones nuevas. Cualquiera de las instancias donde tocábamos o nos reuníamos siempre contenían esa conversación sobre que íbamos a tener material nuevo. En ese sentido siempre estuvimos de acuerdo, siempre fue así la banda, una banda que produjo mucho. Con Níquel, desde el comienzo, siempre sentíamos esa necesidad de innovar, ya éramos un poco de esa escuela de pensar que el disco que viene suene distinto. Y Wilson lo tenía muy claro, también. Pablo también es compositor y venía en el paquete la reunión con, al menos, tratar de hacer algo nuevo. Y la forma en la que lo grabamos, ahora es difícil de entender, pero creo que el disco tiene algunos logros, algunos milagros desde ese lugar que igual consigue ser un disco de Níquel, consigue ser un disco orgánico. Y eso es virtud de la producción y de la experiencia de los músicos. Es increíble, pero lo que suena es indudablemente Níquel.
Personalmente una de las virtudes que le encuentro al disco, es que a pesar de no contar con la misma alineación – incluso con la incorporación de los teclados – sigue a sonando Níquel ¿Cómo trabajaron esa aspecto?
Pablo – Gonzalo y yo somos los nuevos, digamos. Pero Gonzalo era fan de Níquel. Yo, vi a Níquel en el ‘91, en el concierto “De Memoria” en el Teatro Solís, donde tocamos hace unos meses. Y, si bien no somos miembros originales, sabemos de qué se trata desde cero, aprendimos de eso. No somos músicos foráneos al estilo de la banda. Entonces, integrarnos a ellos fue un proceso súper natural. El sonido estaba claro desde cero.
Jorge – Estoy seguro de que cualquiera de nosotros que hubiera detectado algo que no era de Níquel, lo hubiera dicho. Me acuerdo, incluso, que con el tema de los teclados, principalmente esos cuatro años entre el ‘90 y el ‘94 que fueron el boom de la banda en cuanto a popularidad, éramos más como los Stones, que tienen al tecladista pero no lo nombran. Entonces, cuando entró Pablo se nos planteó un poco esa situación de qué hacer, si Pablo iba a ser un tecladista invitado o un miembro fijo. Lo hablamos y él quería ser miembro de la banda, y a mí me pareció que podía ser parte de las cosas nuevas que pasan con la banda. Y así fue. Incluso, a la hora de arreglar la música, tiene momentos importantes el teclado como en “Lenguas” o en “Sueño”, donde el Moog toma una predominancia que en aquella época no hubiera tomado.
No es fácil componer para Níquel y poner canciones en el repertorio que valga la pena tocar. Desde ese punto de vista, eso dimensiona aún más el disco nuevo. Tener en ocho canciones un grupo de ellas que estén a la altura del repertorio entero y que se hagan amigas, ya es un éxito en sí.
Pablo Gómez
También aporta la cuota de renovación al sonido ¿no?
Jorge – A eso iba con la idea de integrarlo como miembro oficial y todo lo que eso implica. Lo mismo pasó con el bajo cuando incorporamos al “Garza” (Gustavo Sosa), que le tocó reemplazar a otro peso pesado como el “Pato” (N de R: Pablo Dana, ex bajista de Níquel). Lo recluté yo personalmente y le hice hincapié en que quería algo diferente en el bajo, algo más sónico. Y eso se ve muy claramente en el disco “Prueba viviente” (1999) donde los bajos empiezan a tener efectos, no era un bajo tan rockero en el sentido clásico. Lo de “Garza” venía por un lado más experimental, y eso se mantuvo ahora. Una cierta variedad y sofisticación que se aporta desde su instrumento.
A la hora de la composición ¿tuvieron como standard el resto de la obra de la banda, en el sentido de que las nuevas canciones debían estar a la altura?
Jorge – Sí, todo el tiempo tenemos que dialogar con la obra. Eso, yo como productor, lo tenía re claro.
Pablo – No es fácil componer para Níquel y poner canciones en el repertorio que valga la pena tocar. Desde ese punto de vista, eso dimensiona aún más el disco nuevo. Tener en ocho canciones un grupo de ellas que estén a la altura del repertorio entero y que se hagan amigas, ya es un éxito en sí.
¿Cómo llegaron a ese filtro de ocho canciones?
Jorge – Fueron cayendo las canciones porque, de nuevo, aparece la pandemia. Es un disco recontra pandémico pero no habla en ningún momento de la pandemia. Ésa es justamente la gracia, que en ese momento en que no sabíamos si íbamos a poder respirar, si nos íbamos a enfermar o nuestros hijos nos iban a enfermar a nosotros – cosas muy locas, pero que sucedieron – no íbamos por ahí, no había ambiente para eso. Nunca, ni siquiera, se planteó.
Pablo – Date cuenta que en ese momento lo fácil era escribir sobre el horror que estábamos viviendo. Ese es un análisis que hoy se puede hacer a la distancia y está bueno reflexionar sobre eso. Era muy sencillo componer o pensar desde ese lugar en el que estábamos, sin embargo, eso no ocurrió.
Jorge – Y fuimos muy cuidadosos. Por eso son ocho temas, porque podían haber sido más. No por una sobre abundancia, sino todo lo contrario, con una humildad enorme fuimos construyendo estos temas. La canción “Lo que voy a decir”, que abre el disco es una coautoría con Pablo, dice mucho sobre que estamos en una nueva etapa, también.
Cada vez hay más entretenimiento y menos arte en la música. Entonces, nosotros, el entretenimiento que podemos ofrecer es una banda de músicos reales tocando música real, que está pasando ahí. Eso, ahora, capaz que hasta es un hecho artístico difícil de encontrar.
Jorge Nasser
Particularmente, hablando de “Lo que voy a decir”, lo encuentro conectado musicalmente con “Prueba viviente”, una canción de referencia de la etapa anterior. ¿Que sea la que abre “Paz y Swing” es, de algún modo, retomar desde el punto en que dejaron?
Pablo – Está buenísimo eso que decis. Nos gusta ese concepto, pero jamás lo manejamos, ni siquiera entre nosotros. Nunca hubo una idea de marketing, fue una casualidad. Salió muy natural.
Enrique – Lo que pasa es que en Níquel es un común denominador eso, las cosas salen con naturalidad. Así toquemos en un estadio o en un club o en un lugar como la Sociedad Urbana Villa Dolores, que tenés la gente al lado, simplemente es tener la gozadera y la actitud para tocar esas canciones. Son canciones también muy desafiantes, y lo digo desde el lugar de instrumentista. Tocar el “Candombe de la aduana” no es papa… Y yo, con este disco, ya sabía por dónde venía la mano, no había que preguntárselo a nadie. Se digieren de antemano muchas cosas, creo que llegaron a Jorge cosas ya masticadas.
Y otra cosa, no te voy a decir que las cosas pasan sin darse cuenta, pero tenemos esa virtud de que las cosas pasen sin que nos generen un stress ni un esfuerzo desmedido. Yo me acuerdo que cuando arrancó el 2022 pensaba “tenemos el Solís, tenemos esto, tenemos aquello, etc”. Y ahora ya pasó, y fue una gozadera.
Jorge – Siempre, el tema fue cómo dialogamos con nuestro pasado y cómo lo incorporábamos de forma positiva. Y la verdad está en las canciones. Nosotros estamos acá sentados por las canciones de Níquel. Una vez más se cumple aquel axioma de que la suma de las partes es más que el todo.
¿Cómo proyectan la banda en esta etapa?
Jorge – Nosotros proyectamos la banda como tiene que proyectarse Níquel, que es en la base de desafíos artísticos, de encontrar su propia identidad. Si la identidad es tocar para cinco, será tocar para cinco. Aparte, el rock en sí mismo, está viviendo un momento complicado. Lo que es clarísimo es que ya no es la única música que hay para jóvenes. Eso es un dato de la realidad. Mi hijo de 16 años fue a ver al Duki y estaba el Velódromo hasta las manos, hacían pogo y allí de rock no había nada, solamente el pogo, la ceremonia. Entonces, como está todo en veremos, no tenemos ningún plan. Tenemos un material que grabamos en Argentina, fuimos a grabar allá, estuvimos en estudios importantes como Romaphonic y es música que ya se conocerá. Ahora vamos a tocar en La Trastienda, por ahí hacemos algún videoclip y desde ahí vamos viendo.
Cada vez hay más entretenimiento y menos arte en la música. Entonces, nosotros, el entretenimiento que podemos ofrecer es una banda de músicos reales tocando música real, que está pasando ahí. Eso, ahora, capaz que hasta es un hecho artístico difícil de encontrar. Lo que también hemos descubierto es que las canciones están absolutamente vigentes y, también, la propuesta musical del grupo, que es rock clásico con una identidad uruguaya.
Las entradas para el show de Níquel en La Trastienda el 25/05 están a la venta a través de Abitab.
Artista invitada: Lys
Foto: Paul Hernández