Nicolás Kramer de El Robot Bajo el Agua: “Le creo mucho a lo intuitivo en cualquier proceso creativo”

El Robot Bajo el Agua es la banda liderada por Nicolás Kramer – ex líder de Jaime Sin Tierra y uno de los referentes de la escena indie de la vecina orilla – proyecto que en el próximo año cumplirá dos décadas de existencia. Si bien entró en pausa entre 2010 y 2019, “El lado Velado” marcó su regreso discográfico y a la actividad sobre las tablas con una una renovada formación que completan Norman Mac Loughlin (bajo, teclados, programaciones), Li Francucci (guitarra eléctrica), Marcelo Borrello (teclados) y Alejandro Allal (batería y programaciones).

El viernes 24 de marzo a las 20 hs en Sala Hugo Balzo del Auditorio Nacional Adela Reta, El Robot Bajo el Agua regresa a Montevideo para compartir fecha con los locales Excelentes Nadadores. A propósito del acuático encuentro repasamos junto a Nicolás la carrera de El Robot, conversamos sobre sus elecciones compositivas y hasta nos brindó sus impresiones sobre la escena actual de ambas márgenes del Río de la Plata.

Por Liber Aicardi

Foto: Diego Homez

¿Qué significa para vos que El Robot Bajo el Agua esté próximo a cumplir veinte años?
El año que viene, los primeros discos que editamos, por el 2004, están cumpliendo veinte años. Yo creo que es una sorpresa grande para mí, seguir tocando y grabando discos. Es algo que sinceramente no estaba en mis planes y se fue dando, un poco, de manera espontánea. El Robot es un proyecto que armé no tanto para tocar en vivo, pero sí para seguir grabando discos, porque sigo reflexionando y pensando en formato de canciones, entonces las emociones que seguí escribiendo las fui volcando hacia este proyecto.
Hubo una pausa muy grande en El Robot entre 2000 y 2019, que es el tiempo que me tomé para componer el último disco que se llama “El lado velado”. Así, que es un proyecto que, para mí, puede entrar en pausas indefinidas en cualquier momento. Si bien ahora estamos en unos años de mucho más movimiento hacia afuera y estamos grabando singles, salió un material en vivo y está a pronto a salir otro, también tenemos algún material nuevo. El Robot ha sido un proyecto que yo podría suspender sin ningún problema y que lo pone en marcha la música. No estoy yo empujándolo, sino que cuando siento que hay material, se pone en movimiento y, si no, puede entrar en estas latencias que te acabo de mencionar.
Que se cumplan veinte años, me sorprende y al mismo tiempo es una alegría muy grande.

Esto que mencionás de que es un proyecto que puede quedar suspendido en cualquier momento y por tiempo indefinido, es algo así como aquello de “si no tengo nada para decir, mejor no decir nada”.
Sí, definitivamente. Si no hay canciones, si no hay algo que movilice desde lo musical, a mí no me interesa. No soy para nada de forzar esos procesos y últimamente viene habiendo como una serie de canciones que piden pista, por decirlo de alguna forma. Y, lógicamente, me interesa grabar en buenas condiciones, me interesa escribir, componer y producir un material que me parezca interesante. Pero estoy parado en un lugar respecto a la música en el cuál no le tengo que rendir cuentas a nadie y, mucho menos, a mí mismo. Te digo esto porque si no hay un material que pide ser grabado, o algo para elaborar, o un proceso que desarrollar, no lo fuerzo para nada. Nunca lo hice y, mucho menos, a esta altura de mi vida, que ya estoy bastante grande (se ríe).

¿Cómo surge el concepto estético, musical y hasta visual de El Robot?
Te diría que hubo un hilo del cual fuimos tirando y seguimos tirando con cuidado para que no se rompa, para que no se interrumpa y eso fue como mostrándonos a mi y a los que forman parte del proyecto. Yo le creo mucho a lo intuitivo en cualquier proceso creativo. Yo sospecho de la mente, en el sentido que hay que creerle a todo lo que la mente dice. Por supuesto, tengo una mente bastante ruidosa, creo que como todo el mundo, entonces busco más una aproximación intuitiva, espontánea, un poco lúdica con las canciones, con la música. Lo que se fue dando en los primeros cinco discos de estudios, de trabajar sobre patrones repetitivos y que todas las canciones funcionen sobre la misma pista y sin silencios, todo eso fue apareciendo espontáneamente. Fue como llevar un recurso muy, muy sencillo, tan lejos como fuera posible y mirando en retrospectiva, creo que es una forma de mirar a la cual también le doy crédito. Yo mismo veo que eso fue haciendo un recorrido, que tiene un hilo conductor o algo de orden de lo conceptual como decías vos, pero yo lo fui descubriendo mientras lo andaba, no había una idea previa.

Estoy parado en un lugar respecto a la música en el cual no le tengo que rendir cuentas a nadie y, mucho menos, a mí mismo. Te digo esto porque si no hay un material que pide ser grabado, o algo para elaborar, o un proceso que desarrollar, no lo fuerzo para nada. Nunca lo hice y, mucho menos, a esta altura de mi vida, que ya estoy bastante grande.

¿Cómo llegaste a esto que mencionás de construir canciones sobre un mismo patrón, unidas entre sí, incluso de una forma que los discos podríán tomarse también como una gran canción de diez partes?
Sinceramente, no sé cómo llegué ahí. Sí te puedo decir que mucha de la música que más me acompaña, me gusta escuchar y disfruto es música instrumental. Por mis curiosidades y búsquedas, me gusta mucho la música oriental, la música de la India, determinadas sonoridades donde lo cíclico y lo repetitivo se desarrollan como en un contínuo. Y eso se ve que me fue permeando y creo que es el formato que apareció espontáneamente, un poco como un juego, cuando grabamos aquellos discos que, te digo, que el año que viene están cumpliendo veinte años .

¿Hubo algún momento en que se haya vuelto inconsciente y que lo hayas incorporado como compositor?
No. Yo te diría que fue, de alguna forma, hacer consciente lo inconsciente. Es algo que fue pasando en el proceso de los dos primeros discos que grabamos casi al mismo tiempo. A mí, en algún momento, me pareció interesante al darme cuenta que algunas canciones comenzaban con el mismo acorde que terminaba la anterior y se podía aprovechar para unirlas. El resultado con el que nos encontramos nos sorprendió a nosotros mismos en su momento y nos pareció una exploración válida. Y a partir de ahí, en los siguientes discos, seguimos explotando ese recurso, viendo hasta dónde podíamos llevarlo. Pero, lo primero, fue seguir esa pista y ver hasta dónde nos llevaba. Exactamente eso.

En 2022 participaron del ciclo audiovisual Música en la Ribera, que luego derivó en un disco en vivo. ¿Cómo fue la experiencia?
Para nosotros es exactamente eso, un disco en vivo y es una propuesta de una fundación que se llama Fundación Andreani, que queda acá, en el barrio de La Boca y el ciclo se llama así porque vincula a los artistas con la costa del Riachuelo. Es una propuesta donde grabamos un set en vivo y eso estaba acompañado con imágenes de una misma grabación, es una toma única y, después, hay otro material que se filmó con nosotros interactuando con las instalaciones de la costa y con un trasbordador antiguo que hay ahí, en el Riachuelo. Todo eso está subido al canal de YouTube https://www.youtube.com/watch?v=ColDBbzfUKs de la Fundación y nos gustó tanto la toma de audio que, justamente, es una interpretación de canciones en formato contínuo – lo que veníamos hablando antes – pero, para nosotros, tiene la cualidad que son las versiones que estamos tocando actualmente. Entonces, hay algo de haber traído ese viejo repertorio al presente y nos gustó tanto como quedó que pedimos permiso a la fundación para editarlo en formato de audio y, afortunadamente, nos acompañaron con esa idea.

¿Cómo fue esa experiencia de intervenir el paisaje?
También se dio de manera bastante espontánea. La propuesta de la Fundación fue que armáramos un set de veinte minutos sin silencios, porque la gente que nos convocó conoce la banda y conoce nuestra propuesta. Yo tuve algunas reuniones previas con los directores y nos encontramos el día de la filmación, con un montón de material que filmamos nosotros sin saber muy bien para qué lo iban a usar, y resultó esta interacción con el Riachuelo y el trasbordador que te comentaba. Nosotros nos prestamos a la experiencia y a la exploración sin saber muy bien qué tenían ellos en mente y, la verdad, que el resultado nos sorprende para bien. Pero nos agarró bastante desprevenidos. Nosotros sabíamos qué canciones íbamos a tocar, pero las imágenes son algo que nos encontramos siguiendo la aventura que nos proponían el director y la directora.

Con respecto a la escena uruguaya, me interesa mucho más lo que sucede con bandas de las que no llenan estadios, de las que tocan en lugares pequeños como pueden ser Excelentes Nadadores o Julen y la Gente Sola; bandas pequeñas que van haciendo un camino, creo, que similar al que hicimos nosotros de este lado del río, con mucho esfuerzo. Y, al mismo tiempo, terminan siendo bandas con las que no solo compartimos una escena sino un espíritu.

Hablando un poco de tu etapa con Jaime Sin Tierra ¿cómo recordás aquél momento del indie porteño y cómo ves en la actualidad dicha escena?
En algún momento se cumplió un aniversario de algún disco de Jaime y yo hice un comentario, un poco en chiste, pero me doy cuenta que es mi mirada con respecto a ese tiempo y yo dije: “cuando el indie era indie”. Y hubo algunas personas que reaccionaron positivamente a ese comentario.
Lo que yo veo que es que hoy la escena que se llama indie está bancada por multinacionales que funcionan de otra forma, pero que de independiente, al menos, no tiene nada de lo que era en los 90s, donde no había plataformas, donde no había otra manera de que la gente escuchara tu música más que poniéndote los CDs en la mochila y dejándolos en consignación en las disquerías, y yendo a volantear a la salida de shows de otras bandas que nos gustaban, que la gente se enterara que existías y eventualmente algún día viniera a verte.
Lo recuerdo como con un esfuerzo enorme, una dedicación total, una aventura y una autogestión en el más crudo sentido de la palabra. No había otra forma de grabar un disco que haciéndolo vos, no había otra forma de distribuir esa música que poniéndote la mochila al hombro – como te decía – y poniéndole el cuerpo a todo esto. Era una escena que no tenía sustento. Así como hubo una escena parecida en los 80s, también en los 90 ‘s apareció algo de la autogestión y del deseo que teníamos algunas bandas de hacer música, de tocarla en vivo y de que la gente nos conociera. Fue un esfuerzo enorme y yo lo recuerdo con mucha ternura, con mucho cariño y, al mismo tiempo, con una distancia grande porque pasó en la otra mitad de mi vida. Yo eso lo hice a los 20 y ahora tengo 46, entonces, es como mirar a alguien que yo ya no soy, pero al mismo tiempo sé que estuve ahí. Le pusimos mucha energía y mucho amor. No había otra forma de hacerlo que como lo hicimos, no había opciones.

Y mirando hacia este lado del Río de la Plata ¿cómo ves la escena montevideana teniendo en cuenta, por ejemplo, que el año pasado abrieron el show de La Foca?
Por La Foca tengo un cariño enorme porque hemos sido compañeros de ruta desde los 90s. Venimos compartiendo fechas hace mucho, entonces aunque hayan cambiado los proyectos, en mi caso, y ellos lo hayan sostenido bajo el mismo nombre, somos sobrevivientes de los 90’s y de los 2000’s. Entonces hay una hermandad. Con respecto a la escena uruguaya, me interesa mucho más lo que sucede con bandas de las que no llenan estadios, de las que tocan en lugares pequeños como pueden ser Excelentes Nadadores o Julen y la Gente Sola; bandas pequeñas que van haciendo un camino, creo, que similar al que hicimos nosotros de este lado del río, con mucho esfuerzo. Y, al mismo tiempo, terminan siendo bandas con las que no solo compartimos una escena sino un espíritu.
Cada vez que vamos a Montevideo – que es algo que a mí me gusta y me hace bien, me nutre – descubro algo que me sorprende para bien. Y en ese sentido el hallazgo del último viaje han sido los Excelentes Nadadores. Nosotros fuimos a abrir el show de La Foca en La Trastienda, el año pasado, y la noche previa a ese show, Fede Julen justamente nos dijo “toca una banda acá cerca, si quieren los pongo en lista y la van a ver”. Y eran los Excelentes Nadadores y fue una gran sorpresa en todo sentido. De alguna manera, al contarte esto, te resumo lo que nos tiene a punto de cruzar el rió de nuevo en pocos días, que es esta hermandad medio espontánea, este sentido de pertenencia en una estética, en una sensibilidad. Y lo digo humildemente, creo que los Excelentes Nadadores son, de alguna forma, herederos de los que empezamos a grabar o sacar discos antes, pero obviamente ellos tienen un sonido propio que es un buen ejemplo de lo que me gusta del rock uruguayo en este momento.

¿Qué planes tiene El Robot Bajo el Agua a corto y mediano plazo?
Tenemos material a punto de salir. El año pasado grabamos dos shows en vivo en dos noches consecutivas a sala llena en un lugar que se llama Centro Cultural Richards y estuvimos trabajando sobre ese material, que va a salir en formato digital únicamente, supongo que de aquí a dos o tres semanas. Es un material parecido, de alguna forma, al que te mencionaba de Andreani. Es algo que dura poco y es una muestra de la banda en vivo. También estamos trabajando en algunas canciones nuevas que no tienen fecha de salida pero que están bastante desarrolladas. Así que, entre una cosa y otra, va a ser un año donde vamos a seguir editando material viejo, material de la banda en vivo y material nuevo.

¿Cuáles son tus expectativas para la fecha junto a Excelentes Nadadores en la Sala Hugo Balzo?
Sinceramente son muy altas porque la sala es hermosa, las dos bandas sonamos muy bien, lo digo con sinceridad. Yo, lo que vi de los Excelentes Nadadores el año pasado me pareció muy sólido. Creo que, por nuestro lado, consolidamos un repertorio y tenemos, ya, mucho material. Así que las expectativas son altas y estoy siendo sincero con lo que creo que la gente que se acerque se va a encontrar: dos buenas bandas tocando bien y haciendo canciones de ésas que producen algún tipo de emoción, de conexión, de inmersión ¿por qué no? ya que las dos somos tan acuáticas. Es una propuesta de sumergirse en una atmósfera, en un clima. A mí, y vuelvo a mi experiencia como oyente, me gusta cuando voy a ver una banda y siento que salgo de ahí emocionado, o conmovido, o transformado, o con ganas de ir a verlos de nuevo.
Creo que la gente que se acerque, me atrevería a decir, que va a vivir algo de esto. No les puedo asegurar que si no lo viven les devolvemos la plata de la entrada porque hay que cubrir muchos gastos, pero sí que la vamos a pasar muy bien.

Las entradas para el show se encuentran a la venta a través de Tickantel.

Nicolás Kramer en La Trastienda MVD, agosto 2022.
Foto: Paul Hernández
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