Nico Barcia: “Tener un dream team no garantiza un carajo”

Service de Sound es el nuevo proyecto conformado por Nico Barcia, Ignacio Echeverría y José Nozar, tres músicos de prolongada trayectoria en el medio, que si bien ya habían compartido tablas en sus diversas combinaciones, hasta ahora no había tenido lugar un proyecto que los unificara.
En agosto pasado, el trío lanzó su primer álbum donde encontramos ocho canciones con la intensidad como hilo conductor, pero que presentan diversos universos que conquetean tanto con el rock & roll de garage como con las atmósferas psicodélicas.

A propósito de la edición del disco debut conversamos con Nico de una forma tan extensa, a la vez que personal y profunda, como suele ser el resultado de las entrevistas con uno de los referentes del rock de los 90’s.

El próximo miércoles 11, a las 21:00 h en El Living (J. Paullier 1050) podremos ver en vivo a Service de Sound y las entradas para el show se pueden adquirir a través del IG de @alpecho.uy.

Por Liber Aicardi

Service de Sound: José Nozar, Nico Barcia y Nacho Echeverría
Foto: Elis Montagne

¿Cómo surge Service de Sound?

A Nacho y al “negro” Nozar los conozco hace pila de tiempo, al “negro” bastante más, pero los conozco desde las épocas de los Buenos Muchachos y de Los Chicos Eléctricos. Con “el negro” nos hemos juntado a tocar desde antes de la pandemia. Hicimos Mantras Perros con Paulo Kishimoto y grabamos unos simples, un EP. Después, Paulo se fue de Uruguay y yo tuve unos shows con “el negro”, solos, lo cual lo dimos todo, porque era guitarra y batería, nada más. Hicimos un par de fechas juntos y estas dos cosas que te nombro podrían ser un origen de lo que pasó después.vEn realidad, con él siempre mantuvimos esa afinidad y ese vínculo musical, además del personal y empezaron a pasar más cosas, a surgir más canciones, más ideas y fue clavado llamar a Nacho, con quien “el negro” tocaba, con quien yo ya había tocado hacía un tiempo atrás, haciendo Chicos Eléctricos y era perfecto, además de como músico, el vínculo musical y personal también es muy importante.
Ese fue el comienzo, dijimos, “tengamos metas cortas, vamos a hacer unas canciones». “¿Y qué vamos a hacer? No sé, canciones”.

¿Estas canciones son productos de zapadas entre ustedes o ya tenían cosas armadas?

Por lo general, hay de todo tipo de canciones acá. Hay algunas que sí surgen del tocar juntos y de boludear. Hay otras que surgen de decir “tengo esta partecita” y ponele que el Nacho trae un piano que no sabe qué puede pasar y pasan un montón de cosas. Hay otras que son “vengo con una idea que es así y así”, más visible, más que se entiende para dónde va, pero siempre con la mano de los otros para terminar de dar forma. Así empezamos con un par de canciones y, después, grabamos tres y dijimos: “esto está bien”, al menos creemos que está bien.

¿No arrancaron el proyecto con el objetivo de terminar haciendo en un disco, entonces?

Al principio, no. Después, si. Hay algo acá que está bueno para tomar en cuenta que es que Uruguay es un medio muy pequeño, donde es muy normal que haya bandas y sub-bandas y polibandas donde se cruza uno y se cruza el otro, que por un lado es divertido. Por otro lado, muchos músicos, digamos, profesionales tienen que hacer eso para laburar, porque en realidad, si vos sos un pibe que toca la viola y sos un buen violero y pretendés vivir de eso, la lógica es que tenés que tocar en cuatro proyectos o cinco proyectos. Yo no soy capaz de hacer eso, ni elegí hacer eso. No es que no soy capaz intelectualmente y motrizmente de hacerlo, pero no es algo que yo elegí. Pero cuando lo elegís, y vivís en Uruguay, llega un punto que tenés que inventar cosas con otros. Ahora, esa invención de las cosas con otros a veces está copada, a veces tiene algo como de mecánico, como de empleo público, porque vos lo ves y decís “bo, esto es como una cosa que pasa como por inercia” y muy pocas veces tiene una justificación estética, musical. Esto no es meramente que Nico de Los Chicos Eléctricos se juntó con “el negro” y Nacho de los Buenos Muchachos. Con eso solo no alcanza, para mí. ¿Viste que está este dicho de “¡Pah! ¡Qué dream team que se armaron!”? Pero el dream team no garantiza un carajo y está lleno de casos – que no los vamos a nombrar – pero, hay un montón de casos de dream teams que no sirven para nada.
Entonces, yo creo que en nuestro caso no importa todo lo demás, porque creo que justificamos el tocar los tres, estas tres personas juntas.

El disco tiene dos vertientes claras que son las canciones que van por el lado más psicodélico y otras explotan más el costado rockero, hasta noise por momentos. ¿Cómo toman forma esas canciones?

Sí, hay tres o cuatro vetas del rock and roll, entre ellas la psicodelia, es una que siempre me sedujo pila, pero es verdad que por ahí estoy más asociado a otra cosa, más directa. Entonces, lo dejo ser cuando pasa, cuando va para un lado o para el otro, creo que por mismo el formato de la banda, al ser una sola guitarra, no tener bajo y tener sintes y teclados, ya te lleva a una cosa que muy directa más “parte cabeza”. Pero es cierto que tiene una veta más etérea, o más colgada, o más pop, aunque no nos fijamos mucho en eso.

¿Cómo llegan a la decisión de que Nacho toque teclados y sintetizadores, dejando de lado el bajo?

En realidad, lo hace en un par de canciones. En un par de canciones toca el bajo, pero en realidad básicamente no lo hace, aunque hace la gran Manzarek: él toca, tiene un controlador donde toca bajos pero con teclas. Eso fue una de las cosas más seductoras de esto, porque Nacho es tremendo bajista, es tremendo guitarrista es tremendo cantante, es tremendo pianista, es tremendo músico, pero él ha hecho otras cosas y creo que también es es clave lo que hace él en la banda para que, justamente como te dije recién, se justifique Service de Sound más allá del “¡Qué dream team!”. Yo creo que tiene mucho que ver eso, el formato y los sintes de Nacho y que no haya bajo, eso ya condiciona un montón para bien la búsqueda.

¿Han salido canciones desde ese lugar?

Sin duda, claro.

Esto no es meramente que Nico de Los Chicos Eléctricos se juntó con ‘el negro’ y Nacho de los Buenos Muchachos. Con eso solo no alcanza, para mí. ¿Viste que está este dicho de ‘¡Pah! ¡Qué dream team que se armaron!’? Pero el dream team no garantiza un carajo.

¿Tanto como de la guitarra?

Sí, te diría que sí. Por lo general, hay distintos perfiles para escribir canciones. Yo soy como muy directo, una persona que escribe canciones que siempre empiezan de un riff súper entendible y de una melodía súper entendible, entonces es como que cómo vas a armar eso que ya está; si vos tenés un buen riff, un buen ritmo y una buena melodía, lo que hay que hacer nada más es tener buen gusto para armarlo. Esa es una manera de escribir, pero también hay otras maneras. Ha pasado en este disco, como que Nacho empieza a tirar algunas cosas con el piano y decimos “¿y esto? ¿qué pasa acá?”. Y nadie sabe bien qué pasa, y es maravilloso, es otra forma de escribir. Acá, en Service de Sound, conviven las distinta maneras de escribir. Si bien cada uno tiene su perfil, “el negro” es un gran arreglador, es una persona que produce en su cabeza. Todos somos como muy buenos productores también, y creo que hay algo importante, cuando vas creciendo, más allá de los buenos músicos, va siendo fundamental sentirte bien con las personas con las que laburás. Esto incluye que cada uno trabaje para la canción siempre, que no haya psicologías friccionantes, que no haya taras de ego mal aplicadas, porque ego siempre hay, pero que no haya taras de ego mal aplicadas que te restan, que las fuerzas siempre se están sumando y, siempre, cada uno está ocupando el lugar que va teniendo mientras las cosas pasan. Entonces, creo que esto es bien importante lo que nos pasa a nosotros a la hora de escribir las canciones, a la hora de ser una banda, cuando trabajamos. Es muy bueno trabajar entre nosotros en ese aspecto.

Una cosa que tiene el disco, es que las canciones no tienen estribillo como sucede por lo general en la musica pop tal como la conocemos. En este caso el estribillo puede ser un silbido, puede ser un arreglo de guitarra que funciona como estribillo. ¿Esto es en cierta forma una declaración del principios?

No, no tanto. Pero sí es algo que sabemos que pasa y que está bueno. Mucha gente me lo ha dicho como crítica “¿y el estribillo, dónde está?” Bueno, capaz que no está, pero no pasa nada. Capaz que no está en las palabras, pero sí está en los arreglos. En “Colgada” el silbido es el estribillo, por ejemplo. Después, así te podría decir otras. Hay canciones que no tienen una parte, por ejemplo hay canciones que no tienen ningún estribillo y tienen solamente un puente en el medio, como por ejemplo “Línea Oregon”, no es que decimos “vamos a hacer un tema sin estribillo”. Asimismo, también, en el armado de las canciones hay vueltas impares, hay partes que no tienen una lógica muy común. Yo pienso que, en un punto, eso no lo hace muy pegadizo de una, pero sí muy interesante, incluso el desarrollo de la canción es como circular.

El disco es como circular también, porque empieza tranqui, tiene sus subidas, se parte al medio con un tema instrumental “Club Negro N°1”, vuelve a arrancar y termina con “Escorpión”, que es un tema de clima tranquilo.

Bueno, ese tema instrumental un colega tuyo, Felipe Reyes, hizo una interpretación que me gustó. Le dio la interpretación de que es como cuando vos das vuelta al disco en “Club Negro N°1”. Ahí ves también el armado de una obra, de un trabajo. Ese fue el último tema que hicimos. Lo hicimos porque nos faltaba algo en el disco y no entendíamos qué era, hasta que descubrimos qué era. Y nos metimos en la sala, en pleno ensayo, metimos un overhead y cerró todo. También está esa: creo que también tenemos esa visión de obra, que también está bueno. De una obra que es un todo, que da toda una vuelta y tiene todo un relato, incluso no siendo un disco de género. Porque no es un disco de género, puede haber una canción más soul o puede haber unos medios tiempos realmente muy bajos, pero que nunca se pierde la tensión como, por ejemplo “Escorpión” o “Una guerra”, que son canciones que están, en cuanto a tempo, muy abajo y hay que sostener eso sin que se te caiga.

Yo tuve un montón de bandas maravillosas con enemigos adentro. Pero me refiero a mi mismo, no estoy señalando a nadie más. Yo fui mi propio enemigo muchas veces y en Service de Sound no veo esto, no veo enemigos adentro. Me parece que eso es lo que destacaría más.

¿Les viene la tentación, por ejemplo, de que en algún tema de los que son más tranquilos, en algún momento rompa en algo más estridente?

Sí, sí, claro. Y luchan, tienen una lucha ahí, pero tiene que ser algo como buscar la medida en la que eso sea efectivo. Creo que no abusamos de recursos y eso me parece que está bueno. Nosotros trabajamos mucho sobre un concepto que inventamos nosotros, que le llamamos “biblioteca del color”. “Biblioteca del color” para nosotros significa que en un relato, en un disco que dura una media hora, pasan cosas que son puntuales, pero todas distintas entre sí. Hay gestos, hay momentos, hay golpes, hay incógnitas, cosas que van pasando a lo largo de esos treinta minutos que te dan una biblioteca del color, que te dan un toque en lo que vos vas contando para que eso no sean treinta minutos de un mismo formato, o treinta minutos de las mismas canciones, o treinta minutos de una misma manera de tocar o de abordar las cosas. Y eso nos gusta, nos gusta mucho.
Tiene que ver con el concepto de la dinámica en la música. Me refiero a que las cosas no tienen que estar sonando todas a la misma vez. Yo tardé años en encontrar la dinámica. Para empezar, yo me despertaba y trataba de hacer todo el ruido posible, todo el tiempo posible. Así lo hice durante mucho tiempo y está todo bien, no reniego de eso, pero la dinámica es otro concepto, es un concepto de llenar espacios, de escuchar al otro, de compensar una cosa con otra. No me acuerdo quién fue que lo dijo con tal claridad que “el silencio es el lienzo de los músicos». Ésa es la dinámica. Y no hablo de que sea una cosa bajita, nosotros tocamos a volumen, tocamos fuerte, nuestros shows en vivo son intensos, pero por más que estemos tocando una cosa suave o medio tiempo, cada golpe de batería es una obra de modelar, modelar y hacer sonar, y llevarla.

¿Qué tiene Service de Sound de especial que no tienen otros proyectos de los tantos que participaste?

Yo creo que, más allá de estos aspectos de dinámica y de composición y de producción más despegados, que yo destacaría frente a otras cosas, te diría que en realidad lo que más tiene es que es un grupo de músicos y personas que logramos tener un vínculo de trabajo, un vínculo afectivo y un vínculo social. y mantener un objetivo juntos que nunca había tenido hasta ahora. Eso me lo hace sentir algo muy importante. Somoa personas con las que no solamente nos sentimos bien trabajando, y eso lo notás, porque los grupos de laburo son universos complejos, muy complejos… y muchas veces los enemigos están adentro. Yo tuve un montón de bandas maravillosas con enemigos adentro. Pero me refiero a mi mismo, no estoy señalando a nadie más. Yo fui mi propio enemigo muchas veces. Y en Service de Sound no veo esto. No veo enemigos adentro, ¿viste? Me parece que eso es lo que destacaría más.

Esta es una apreciación estrictamente personal. yo siento, cada vez que te entrevisto y hablamos de un proyecto tuyo, te noto muy entusiasmado y viene a lo que hablábamos antes, eso de engancharte con proyectos puntuales.

¿Te puedo preguntar una cosa yo a vos?

¡Claro!

¿Me ves como un exceso de ilusión? Mirá que me la re banco con la respuesta.

No, en especial. Sí, te veo que hablás de tus proyectos con pasión. Como en el caso de las bandas de trayectoria extensa cuando sacan un nuevo disco, pero en tu caso con cada proyecto.

Me lo tomo así, la verdad que sí. Me lo tomo con mucha pasión. Yo siento que tengo una misión cuando hago la música, ésa es la verdad. Logra sensibilizarme y emocionarme, y transformarme. Se transforma mi persona, se transforma mi manera de vincularme con el mundo. Eso es lo que me da, porque plata no me da. Y me pasa, también, que puede tener que ver con tu pregunta, y es que también creo que esto tiene que ver con una visión también del medio. Vos sabés que este es un medio pequeño y por esto mismo que hablábamos recién de que es lo más normal del mundo que la gente toque con uno y con otro. Llega un momento que yo siento, sin desmerecer a nadie, que a veces pierden peso los proyectos cuando es un molinete donde va pasando gente para un lado y para el otro, es como un bolillero donde vos caes en una banda o en un proyecto. Entonces, yo aprendí, o acepté, o elegí, que no iba a tener un hogar permanente en la música. A mí me gustaría tener un hogar permanente, pero para empezar, yo comparto esta banda maravillosa con personas que son músicos que trabajan en otras cosas, en otras bandas, en otros proyectos. En lo que me enfoco es que el nuestro sea único, que el nuestro no tenga nada que ver con ninguno de los demás, porque en este momento, este es mi hogar. Es ahora, este es mi hogar musicalmente, entonces, yo a un hogar le meto entusiasmo, le meto una mirada esperanzadora, una mirada liberadora, una mirada libidinosa, una mirada pasional. La verdad, no tengo otra forma de vivirlo. Espero que dure y que podamos, entre nosotros, encontrarle el sentido a que siga existiendo. Yo creo que seguramente vaya a pasar y, si no, vendrán otras vidas para todos.

Foto: Paul Hernández
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