Martín Buscaglia: “Basta de Música es, de mis discos, el que más se parece a los que a mí me gusta escuchar”

Luego de diez años sin publicar un disco en solitario, Martín Buscaglia regresó con “Basta de Música”, un trabajo estilísticamente diverso, a la vez que concebido como unidad. En él, la instrumentación no se basa en el formato tradicional de banda, haciendo que la ausencia de algunos elementos en varios de sus temas, lejos de ser una carencia, potencie los mismos. A propósito del reciente lanzamiento de “Basta de Música”, conversamos con Martín, entre otras cosas, acerca del origen de las composiciones, la experiencia de crear junto a otros artistas y sobre cómo vivencia el hecho de publicar una obra en un momento tan particular como el que estamos viviendo, en donde, además, sus letras se resignifican.

Por Liber Aicardi

Foto: Matías De León

¿Cómo estás viviendo el hecho de publicar un disco en este contexto?
Yo, por ahora, estoy viendo los beneficios nada más. Más allá de que, obviamente, no fue adrede. Cuando salió el disco recibí, y aún sigo recibiendo- devoluciones de gente conocida y, también, de desconocidos, de colegas, de periodistas, etcétera. A los pocos días que salió el disco, me llega el mensaje de alguien que no conozco y decía: “Qué bueno el disco y qué buena estrategia editarlo en una cuarentena”. Me hizo mucha gracia y le contesté: “Sí, solamente me tuve que ir hasta Wuhan a cocinar sopa de murciélago pero parece que valió la pena” (se ríe).
Sabés que siento que, por fortuna, tengo algo para ofrecer algo ya cocinado, a lo que se le puso muchas horas de laburo y de cariño, también. Pienso que sería más angustiante estar en la mitad de un disco, que me faltaran grabar cosas y no saber ni cómo grabarlas, ni para qué, ni para cuándo. O haberlo sacado hace un tiempo y estar en una especie de limbo, un tiempo que debía utilizar para tocar y estar flotando sin saber cómo sacar afuera esas músicas. En este caso, como es un cautiverio forzoso este, te puede ser útil para escuchar un disco de pe a pa. Creo que muchas devoluciones que estoy teniendo del disco se deben, también, a que hay gente que tiene realmente el tiempo para escuchar más de una vez una obra. Es algo que parece obvio, pero, en las últimas décadas se ha ido perdiendo.

Es común eso de dejar para atrás un disco y nunca tener tiempo para escucharlo…
Y sí, claro. O picar un disco nomás para escuchar un par de temas; y eso te puede servir sólo en algún tipo de disco y en algún tipo de obra. No voy a que una obra sea mejor o peor por eso, pero, hay algunas que tienen una cosa global muy, muy, evidentemente, homogénea. Yo creo que este disco, por ejemplo, que este disco es homogéneo. Tiene un carácter y un sentido. Pero, hay algunos que vos ya escuchás un tema y sabés cómo son todos los temas o escuchás una letra y ya sabés cómo son todas las letras. Pienso, por ejemplo, en Marley, que es maravilloso y lo amo. Vos escuchás dos temas sueltos y ya podés saber de qué va, no le estás errando mucho; después, están todos buenos los temas pero ya entendiste de qué va ¿no? Después, hay otro tipo de artistas o de discos en que no es tan así. En mi caso, pienso que no es tan así. Pienso, mismo, en el orden de los temas, en un tema como “Chuza” que tiene una cosa más acidulada y más maquinosa, que tiene un sentido, pero, cobra otro sentido si antes escuchaste “Dos patos”, que es solamente un piano o si, después, escuchás “Leroy”, que tiene una cosa más vintage en el sonido y es más luminosa. En un disco así, pienso que cada canción te hace rever y resentir la que pasó y la que viene, también. Por eso, es mejor escucharlo desde el principio hasta el final.

Encima, hay letras que hasta parecen ser escritas para este momento… Pienso en “La comedia”, por ejemplo, donde incluso en las palabras del final, que son las últimas del disco, decís: “intuyo, espero que estemos sintiéndonos igual”, que hablan de distancia y cercanía a la vez.
Totalmente, totalmente. Y, como bien sabés, eso lo grabé antes de que empezara todo esto. Para mí, es muy emocionante pensarlo y darme cuenta y me lo han dicho, también, con esa canción. Aparte, yo sabía que el disco abría con “Los instrumentos” y cerraba con “La comedia”. Eso lo supe siempre y, de hecho, “La comedia” fue el primer y el último tema que grabé para el disco. Me refiero al primero y al último porque fue la primera grabación, ahí toca Diego Bartaburu la batería y yo estoy tocando un Wurlitzer, un órgano, a la vez y, después, al final, hago como una improvisación. Ese texto lo grabé el último día en que mezclamos el disco, en España; le pedí al técnico que me pusiera un micro y grabé ese final. Es un tema que para mí ya era emotivo y poderoso, pero con todo este contexto, que eso se haga evidente para otros, me emociona mucho.

En realidad, no es una búsqueda mía que un tema pase a otro distinto del tema anterior. Para nada. No me molestaría hacer un disco entero de funk o de melódico internacional si así siento que tengo que hacerlo.

Es un disco que, instrumentalmente, predominan los teclados y las bases de percusión ¿Fue algo buscado especialmente?
Por un lado, como te dije en un comienzo, es algo totalmente armonioso. En realidad no es una búsqueda mía que un tema pase a otro distinto al tema anterior. Para nada. No me molestaría hacer un disco entero de funk o melódico internacional, si así siento que tengo que hacerlo. No es una búsqueda por las diferencias, sino que se da. Veo la armonía, no la diferencia. En los sonidos y en los arreglos, tenía muchas cosas pensadas. Por una lado, es el disco de todos los que hecho, que más se parece a los discos que a mí me gusta escuchar. Pienso en un poema en los que cada palabra está por algo. Después, hay mucha percusión en el disco. Si te fijás, las pocas baterías que hay son bastante peculiares. Primero porque están tomadas con muy pocos micros, tocadas con muy pocos cuerpos. Hay bastante pocos bajos, que es una herramienta y un color que siempre está muy presente en mis discos, en mis canciones, el groove y las líneas de bajo, pero, en este disco, elegí que estuvieran más implícitas, digamos. Hay canciones que ni tienen bajo. “La comedia” mismo, “Para vencer”, que parece que tiene y no hay en ningún lado, no lo necesita; hay otros bajos tocados con teclas viejas, también… Como que ya escuchamos tanta música que se vuelven redundante muchas cosas. Yo pienso que estamos en una era post musical ya. No sólo post rock, o post canción o post hip-hop. Para mí, todo eso se está acercando casi al tango. En esta era post musical, vos ya tenés introyectado qué es una canción, qué es un puente, dónde entra una línea de bajo, dónde entra un coro, entonces, vos podés elegirlo o no, e igual la canción puede sostenerse sin eso. Eso lo tuve bien presente en el disco y, si te fijás, creo que excepto “Me enamoré”, que puede ser la que está más armada con guitarra, bajo, batería y teclas, el resto está armado con esa premisa de cómo elementos muy mínimos pueden sostener algo enorme.

¿De qué instrumentos surgieron las composiciones?
Surgieron de diversos instrumentos, no tanto de la guitarra. De hecho, si te fijás, guitarra que lleve el tema creo que toco en uno o dos temas, en general lo llevo más con el piano o con algún órgano o teclado. Entonces, surgen muchas tocando teclas, que es algo que hago más habitualmete en casa, no tanto en vivo y, después, muchas composiciones surgen de tocar en vivo, sobre todo tocando a dúo con Martín Ibarburu, que en los últimos años estuve girando mucho con él por Argentina y, también, por acá. Y en las pruebas de sonido. Descubrí como territorio fértil para la composición la prueba de sonido. Ya lo sabía de antes, pero como que me di cuenta ahora. Hay algo que pasa ahí que no es como la intimidad de tu casa, pero, tampoco hay público. Estás solo, al mismo tiempo tenés que regular el sonido de lo que va a ser la noche, entonces, estás como antenado, pero, tampoco querés quemar energía porque la vas a necesitar para la noche. Y eso te coloca en un lugar en el que muchas canciones o surgieron o hay arreglos o frases que me estaban faltando o maneras de encarar la interpretación. Es una novedad, para mí, al menos, darme cuenta de eso.

Es algo muy atractivo componer con otra gente, es algo que hago desde siempre. Es un ejercicio muy lindo salirte de vos, ponerte al servicio, realmente, de otra cosa. Siento que es algo que estuve laburando esta última década… Es muy lindo cuando componés más de una canción con alguien y ya ves qué tipo de catalizador es el otro para vos.

El disco incluye “Sencillo”, un tema que compusiste con Julieta Rada y que ella grabó en su último álbum ¿Qué te llevó a grabar tu propia versión?
Es algo muy atractivo componer con otra gente, es algo que hago desde siempre. Es un ejercicio muy lindo salirte de vos, ponerte al servicio, realmente, de otra cosa. Siento que es algo que estuve laburando esta última década. El último disco mío, de canciones nuevas y con mi nombre, es “Temporada de conejos” que salió hace diez años. Entre medio hice de todo pero, siempre, mancomunado con otros colegas. Ahora, lo veo como una década en servicio y los tres discos que hice en esa década también, puestos en favor de otra cosa. Y algo de eso hay cuando componés con alguien. Es muy lindo cuando componés más de una canción con alguien y ya ves qué tipo de catalizador es el otro para vos. Me refiero a que las canciones que hago con Gonzalo Brown, en este disco está “Los barcos”, con él me salen canciones grooveras, de uno o dos acordes; con Nico Ibarburu, cuando compongo me salen otras armonías más sofisticadas y, con Julieta, nos sale una veta pop, groovie, no sé bien como llamarla, pero otros temas que hemos hecho con ella agarran por ese lado. Elegí grabarla de nuevo primero, porque me gusta cantarla a esa canción. El énfasis de lo que te gusta en las canciones está en diversos lugares, para mí, por lo menos. Hay algunas que te gusta tocarlas, hay algunas que me gusta tocarlas cuando hay gente, otras que me gusta tocarlas cuando no hay nadie, para mí, en mi casa, otras que me gusta grabarlas y lo que más me gusta es cómo quedó grabada ó lo que pasó en la grabación y ésta, “Sencillo”, es una de las que me gusta cantar. Tiene algo, una melodía, una cosa que las palabras salen solas, es como cantar en la ducha aunque estés al rayo del sol. Por eso quería cantarla yo, también. Y después, hay una tradición larga, no tanto acá en Uruguay, pero, sobre todo, cuando era adolescente, digamos, cuando empecé a volverme músico oficial y profesionalmente, curtía mucho Brasil. Fue una gran escuela para mí. Y ahí es muy común que uno grabe un tema de otro, que el artista le dé el tema alguien y, que al tiempo después, lo grabe él y cada versión muestra una arista diferente de un mismo diamante.

¿Tenés mucha ansiedad por salir a tocar el disco?
No, la verdad que no. Tengo ganas de tocarlo, sí, pero está teniendo tan divina devolución que estoy disfrutando este momento. La verdad que disfruto mucho y toco mucho en vivo, es un lugar donde realmente pasan cosas y toco un montón, viajo un montón, pero sé que eso va a venir. Y recibir devoluciones de distintos países el disco salió en España, en Argentina, está on line en todos lados – estoy haciendo prensa con todos estos lugares y, mismo, hablar sobre el disco te hace descubrir cosas a vos mismo, como lo que te comenté hace un rato de las pruebas de sonido y cosas más etéreas aún. Estoy disfrutando este momento y, obviamente, cuando se acabe, pasar al siguiente nivel, pero, éste, tiene todavía su jugo y su interés.

Este es un disco que yo lo siento, y me lo han dicho también, que es un disco compañero. No todos los discos son así. Capaz, si era un disco para la playa o para agitar, quedaba un poco fuera de foco en esta situación. Pero, creo que es un disco que calza bien con curtirlo en aislamiento.

A la vez, por cómo se dieron las cosas, eso permite darle tiempo a la gente a que lo escuche bien antes de escuchar las canciones en vivo ¿no?
Sí, claro, es un momento para eso. Y es un disco que yo lo siento, y me lo han dicho también, que es un disco compañero. No todos los discos son así. Capaz, si era un disco para la playa o para agitar, quedaba un poco fuera de foco en esta situación. Pero este, creo que es un disco que calza bien con curtirlo en aislamiento. Justo, hace poco, me escribía alguien diciéndome que era como los discos de Zitarrosa pero para este siglo ¿viste esos veteranos que se levantan y ponen a Zitarrosa mientras toman mate? Me mandaron un mensaje, alguien muy muy divino, que decía que este disco era algo así. Si se acerca, aunque sea un poquito, a generar algo así ya me doy más que por satisfecho.

“Basta de Música”, publicado por Montevideo Music Group, se presenta en varios formatos. El nuevo álbum de Martín Buscaglia ya se encuentra disponible en todas las plataformas digitales de streaming y, además, podrás encontrar en disquerías el CD y el Vinilo.

Foto: Matías De León
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