Leandro Andrés: “Ponerse la coraza para salir a la vida”

Tras más de una década al frente de LoNaranjaDeLaLuz, Leandro Andrés abre una nueva etapa en su recorrido musical con el reciente lanzamiento de “Coraza Digital”, su primer trabajo en solitario. Un disco donde el cantante, músico y compositor explora nuevos terrenos en los que conviven el sonido orgánico con elementos electrónicos acompañados de letras con un perfil más personal.

Este viernes 17 de octubre, a las 21:30 hs, en Inmigrantes (J. Paullier esq. Guaná), Leandro presentará en vivo las canciones de “Coraza Digital” en una fecha de la que también será parte Pablo Félix, quien compartirá las canciones de su EP “Temporal”. Las entradas para la fecha están a la venta a través de RedTickets.

A propósito de una noche que estará poblada de buenas canciones conversamos con Leandro Andrés acerca de su más reciente lanzamiento, de la lírica autobiográfica que aborda en el álbum y sobre el desafío de salir a defender un proyecto bajo su nombre.

Por Liber Aicardi


Foto: Kevin Webster

¿Cómo fue el proceso detrás de las canciones de “Coraza Digital”? ¿Podemos decir que es el inicio de una carrera solista?

Está por verse todavía (sonríe). Al principio tenía dos canciones y estaba en esta encrucijada de tener ganas de producirlo con un productor y no poder, y la única manera que encontré fue hacerlo solo, para poder trabajar mano a mano con un productor y hacerlo con el criterio que tengamos él y yo. No era posible hacerlo dentro de LoNaranjaDeLaLuz, así que ese sonido que yo quería obviamente no se compartía entre los cinco. Entonces lo hice solo. Después veía cómo me lo bancaba eso, si tenía que tocar en vivo y toda esa presión que viene después, porque obviamente sacás un disco y tenés que tocarlo en vivo. Podés decir “lo hago y lo dejo ahí”, pero te hierve la sangre en las venas y tenés que salir a tocar, porque tocar en vivo es como la sal de la vida.

Tenía esas dos canciones y, en vez de hacerlas con la banda, se las mandé al productor, Sebastián Peralta. Obviamente hubo una charla previa, donde hablamos de estética, donde le pasé música de referencia, cómo quería que sonara, y ahí le pasé la primera canción, solo con guitarra acústica y voz. Me devolvió una banda sonando, y sonando como yo quería. A partir de ahí no tuve dudas en seguir por ese camino. Después veía cómo iba a salir ese disco, bajo qué nombre y tal. Ahí empezamos a trabajar: eso fue en junio de 2024 y seguimos hasta fin de año.

A la hora de pensar el disco, ¿cuáles fueron los pros y contras de hacerlo de este modo respecto a hacerlo con una banda?

A mí lo que me cambió fue la posibilidad de tomar decisiones tranquilo, y que yo ya sabía cuál era la estética que quería y cómo quería que sonara. Entonces, saber que no tenía que negociar eso me allanó el camino para trabajar tranquilamente.
Yo quería un sonido más moderno, y en la banda no todos lo queríamos, así que fui por ahí. Con el productor pudimos combinar esto del rock como lo conocemos, con un sonido más moderno.
¿El concepto de “Coraza Digital” ya lo tenías en la cabeza, o fue asomando a medida que ibas componiendo el disco?
Sí. “Coraza”, que es la primera canción del disco, es la que engloba todo el concepto estético: esto de ponerse la coraza para salir a la vida, por más que tengas algún tema personal.

Y lo digital sí se dio después, la canción esta estuvo primero y fue la que marcó el camino. Lo digital surgió después porque, en principio, iba a ser un disco 100% digital, con beats, hasta que después suplanté toda la parte de las baterías y las hice grabar. Son dos cosas distintas que las junté, y de alguna manera están los dos universos del disco: tiene esto analógico de que está cantado por mí, la guitarra tocada por mí, también toqué el bajo y hay una batería real, pero también hay muchas cosas digitales. Entonces está esa dualidad.

¿Cómo te llevás con el hecho de salir a defender este disco bajo tu nombre? No es lo mismo cuando sos parte de una banda, más allá de que fueras el compositor.

Sí, la banda te da un soporte. Y si bien la puesta en escena es con banda —y me siento afortunadamente recontra acompañado de cómo se terminó dando todo—, al principio tenía que asumir el nombre. Yo lo sentía hasta necesario.
En un momento eso iba creciendo, y una de las conversaciones que me hizo tomar la decisión fue con otro amigo, con “Pepe” (José Dell Acqua), que fue el que me escribió esta canción “Check Out en la Radial”. Le comenté la idea y me dijo: “Vos te escondés atrás de la banda, tenés que dar la cara”. Y también eso me hizo un click.
Yo ya tenía ganas y me gustaba eso: ir a las entrevistas, salir adelante, liderar. Y si bien con LoNaranjaDeLaLuz lo hacía, esto me dio otra libertad: filmarme en mi videoclip, dar la cara… eso justamente era lo que sentía necesario.

La banda te da un soporte y, si bien la puesta en escena es con banda y me siento afortunadamente recontra acompañado de cómo se terminó dando todo, al principio tenía que asumir el nombre. Yo lo sentía hasta necesario.

Más allá de que sea tu disco y tu proyecto, se percibe que es el grupo de canciones más personales que estás mostrando con respecto a LoNaranjaDeLaLuz. ¿Lo sentís así también?

También pasaba eso. Si bien las canciones de la banda LoNaranjaDeLaLuz son autobiográficas a la hora de narrar cosas que te pasaron, no son algo así tan íntimo. Decir lo que te pasa y decirlo así, sin coraza.
Ahora que mencionás la coraza como eso que nos ponemos todos para salir al mundo, un tema recurrente en tus composiciones es el aspecto laboral, por llamarlo de alguna manera…

Después me di cuenta, porque en realidad tanto esta canción como la otra “Lunes” son como canciones de oficio. El trabajo es parte de lo que hago todos los días y no me lo puedo sacar de encima, entonces lo integro a mi repertorio también. Por ejemplo, en el segundo disco de LoNaranjaDeLaLuz hicimos una canción llamada “Fin de Mes”, donde invitamos a Tabaré Rivero, que es el mejor para hablar mal del trabajo (risas).

Esa recurrencia del tema es filosófica: en este proceso, yo los fines de semana estaba componiendo, buscando, grabando algo, y el lunes tenía que cortar porque me tenía que ir. Era como que en el momento en que venía la fluidez, me tenía que ir. “¡Pah! No, no te puedo creer…” Quería volver lo antes posible a mi casa y encerrarme en ese cuarto de nuevo. Entonces admito en mi repertorio esta dualidad de querer estar tocando la guitarra en vez de estar en la Ciudad Vieja trabajando.

En cuanto a lo musical, te permitiste experimentar con teclados y secuencias. Hay algún autotune por ahí también… ¿Cómo surgió esa inquietud?

Esto fue así: me compré una computadora y una tarjeta de sonido. Me empecé a grabar en mi casa y había un plugin que decía “autotune”. Lo probé y me gustó. Así fue. Obviamente que para cantar en vivo no lo uso —se puede usar, pero prefiero que no—. Está puesto como efecto, no como corrector.

Si bien también está corrigiendo, me gusta el efecto, y eso obviamente generó controversia generacional. ¡Yo vengo del Pilsen Rock! ¡Qué autotune ni tocar con metrónomo ni nada de eso!

Y lo más controversial todavía es haberle escrito una canción al Tüssi (N. de R.: la canción “Tüssi”) con un trapero (Kairys 800 mg). Invité a un amigo que es trapero, pero que en realidad íbamos a ver a La Hermana Menor desde 2008, cuando llegué a Montevideo. Es un amigo re rockero, y ahora le pintó hacer eso. A mí me gusta y le doy para adelante.
El día que falleció Tüssi puse algo en Instagram, y él me lo mandó cantado, me mandó el estribillo y dije “ya está, lo tengo que hacer”.

Obviamente va a haber gente del palo a la que no le va a gustar, pero yo hago lo que siento. Y aparte de compartir con un amigo, me pareció que —por más que tenga autotune el rapeo— está re rockero también, tiene fuerza. Es el tema más de vanguardia, por llamarle así.

Hay un verso que me parece tremendo en “Check Out en la Radial” que dice “Emigrar es igual a matar eso que ibas a ser”. ¿Cuál es la historia detrás?

Eso está fuertísimo. Lo escribió mi amigo “Pepe”, y cuando puso eso me re llegó, me partió… porque justamente es eso. A mí me pasa que a veces voy a Juan Lacaze, y me acuerdo de cuando era chico y iba con mi padre al lugar donde vendían el asado a buscarlo, y ya estaban los parroquianos ahí tomando “una”. Yo tenía esa referencia del treintañero o cuarentañero lacazino, y yo no llegué a serlo porque me vine. Entonces, emigrar fue matar al treintañero de Juan Lacaze: ese estereotipo del que va a la pizzería a buscar para llevar, pero se queda tomando una mientras conversan del fútbol de los barrios o del carnaval.

Pero también me pasa con un amigo al que le escribí yo una canción, “Dura Poco”, un amigo que vive en España. Yo también me perdí la versión de mi amistad con él acá en Montevideo. ¿Cómo hubiera sido si él se hubiera quedado acá?
Aplica también para todo, ¿no?

Si bien obviamente también está corrigiendo, me gusta el efecto del autotune, y eso obviamente también generó controversia generacional. Yo vengo del Pilsen Rock, ¡qué autotune, ni tocar con metrónomo, ni nada de eso!

También compusiste una balada, “Final”. ¿Cómo surgió?

Tenía que tener una canción que se llamara igual a una del Darno, así que “Final” fue el título que le robé al Darno (risas). Esa es también de las letras más fuertes, de decir lo que te pasa y decirlo así: si tenés que decir que estás mal, estás mal, y ya está. Está enmarcada igual en un mensaje positivo, porque es esto de que todos podemos cambiar nuestra historia de alguna manera: cada uno puede hacer su propio destino dependiendo de cómo lo trabaje para llegar a su camino. Esta canción, al igual que otras del disco, tiene una particularidad —otra cosa que nunca había hecho con LoNaranjaDeLaLuz—: el hecho de que empiece con el estribillo. Eso nunca lo había hecho. Siempre era como un riff, un desarrollo y después llegaba el estribillo.

Y al momento de armar la banda para tocar en vivo, ¿cómo decidiste quién te iba a acompañar?

En LoNaranjaDeLaLuz tengo onda con todos, está todo bien con todos. Lo podría haber hecho con cualquiera de ellos, pero si elegía a uno y a otros no, quedaba rarísimo. Entonces, en principio decidí grabarlo con gente que no fuera de la banda. Después de que pasó el tiempo y se bajó un poco la vorágine del tercer disco, les pregunté si querían salir a tocar conmigo el disco. Algunos dijeron que sí.

Estamos ensayando con el bajista y el baterista de LoNaranjaDeLaLuz, y trabajando con un colega, Santiago Pires, que toca la guitarra y tira la secuencia en vivo. Ahora viene también un percusionista, Ayrton Dos Santos. Todo el disco tiene percusiones, pero son digitales, y tenía ganas de que sonaran en vivo. El sonido en vivo va a ser más orgánico.

¿Cuál fue la sensación cuando volviste a tocar con una banda?

No aguantaba más. La empecé a armar porque no aguantaba más sin ir a una sala de ensayo y tocar una canción. Todo esto lo hice sin pisar una sala de ensayo, que es todo lo contrario de lo que veníamos haciendo. El reencuentro fue impresionante. Aparte, fue sanador también —que eso es importante— que los vínculos estén igual. Uno cuando es grande ya no se pelea con la gente: vamos o no vamos, pero no existe eso de enojarse y no hablarse más. Eso habla bien, porque con la banda está todo bien y siempre mantuvimos el respeto, nunca pasó nada a mayores.
Eso permite justamente que podamos seguir tocando en este proyecto también. Yo no me lo esperaba, pero me dejaron el espacio, y cuando se los planteé lo tomaron bien.

Así que el reencuentro estuvo buenísimo, por la fuerza en vivo, y aparte por esto de tocar con secuencia, con el in-ear. Lo habíamos hecho las veces que grabamos discos en vivo, pero en la sala de ensayo nunca. Entonces cambió bastante la jugada.


Foto: Kevin Webster
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