#LaPrevia: Marina Fages se presenta junto a Dani Umpi y Centeiia Fútbol Club en el ciclo Contumancia

El próximo domingo 4 de agosto a partir de las 18 h en Plaza Mateo se desarrollará una nueva edición del ciclo Contumacia, donde se presentarán Dani Umpi, Centeiia Fútbol Club y la argentina Marina Fages, quien lo hará por primera vez en Uruguay.

Con cinco álbumes publicados en sus más de diez años de trayectoria, Marina Fages ha transitado desde el terreno más acústico de su primer disco “Madera Metal” hasta llegar a su actualidad cercana al hardcore y al rock alternativo, con su álbum “El mundo pequeño”, editado en 2023. Ha tocado en escenarios de varios países de Europa, así como también en Japón, contando además con otros hitos en su carrera tales como abrir para Metallica en 2017 o grabar una de las reconocidas sesiones KEXP. Además de su carrera musical, Marina es artista plástica, con exposiciones dentro y fuera de su país.

Como previa a su próxima visita, la entrevistamos y nos contó de su más reciente trabajo, repasamos su carrera y nos adelantó parte de sus planes para el resto del año.

  • Si tuvieras que presentarle tu música a alguien que aún no te escuchó ¿cómo lo harías?

    A nivel general diría que mi música está en el espectro del punk rock pero que hay momentos más hardcore y también baladas, sobre todo de mis primeros discos.

    Cuando repasamos tu discografía, nos encontramos con unos comienzos cercanos a sonidos intimistas y, luego, a través de los discos fuiste haciendo un camino hasta llegar a “El mundo pequeño”, tu último trabajo que es el más rockero, o más punk, por definirlo de alguna forma. ¿Cómo se dio esa transición musical?

    Me gusta explorar diferentes estados y, también, siento que mi composición y mis pinturas se relacionan con lo que estoy viviendo en ese momento, entonces hay distintas épocas que van acompañando lo que me va pasando, voy aprendiendo o necesitando. También, estos últimos años tengo más ganas de hacer música fuerte en vivo, es lo que más me divierte.

    Previo a “El mundo pequeño”, en 2020, publicaste “Vivo en piyama”, que es un disco acústico, producto de la cuarentena. ¿En aquél momento ya tenías compuestos, o al menos en mente, los temas y por dónde venía el sonido de “El mundo pequeño”?

    Bueno, qué loco que hayas pensado en eso. El proceso de pensar el disco, o sea de sentarme y pensar cómo va a ser mi nuevo disco, arrancó justo antes de la pandemia, en febrero de ese año, justo cuando estuve de visita en Río Grande, en el sur donde viví de chica. Algunas de esas canciones ya estaban en EPs y sabía que iban a ir saliendo algunas más en el proceso. Lo que tuve en cuenta en ese momento fue, más que nada, la decisión de encarar la producción artística de los temas yo misma, para poder hacer cosas que siempre quise hacer y que quedaban afuera por falta de tiempo. Quise darme todos los gustos de probar cosas más experimentales y esas transiciones entre canción y canción que fueran tejiendo el disco entero. A nivel imagen y concepto siempre tuve en claro que el disco iba a girar en torno al incendio y al ensimismamiento, un corazón en llamas que se consume lento.

    Al escuchar “El mundo pequeño” da la sensación de que soltaste una fuerza contenida en los años previos, como si fuera un disco que sirvió para desahogarte, especialmente teniendo en cuenta la pregunta anterior. ¿Lo sentís así, también?

    Sí, totalmente. Siento que de alguna forma logré perfeccionar cosas que ya venía haciendo hace mucho, pero también encontrar en lugar para otras cosas, como el gutural, que siempre quedaban afuera. Probar esas cosas me llevó tiempo, tuve que trabajar mucho el sonido y aprender también en el proceso, porque había mucho que no sabía hacer. Pero sí, lo siento como una liberación como cuando ya se aprende algo y podés hacerlo más fácilmente. Creo que el proceso para mi próximo disco, en ese sentido, va a tener un camino mucho más fácil.

    Además de la parte musical hay una notoria evolución en el aspecto vocal, donde ampliás los recursos, llegando a voces guturales como recién mencionabas. ¿Era un objetivo en sí mismo lograr esta amplitud en cuanto a lo vocal o surge a partir de las canciones?

    El gutural era algo que ya venía haciendo hace muchísimos años en vivo, a veces más (hasta casi gritar todo el show, jaja), a veces menos. Laburando con otros productores que tenían sus propias búsquedas artísticas era algo que casi siempre quedaba afuera porque no se sabía cómo incorporarlo sonoramente y que sea del gusto que manejaban. Yo hace mucho tiempo tenía ganas de meterlo y, bueno, ¡se logró! Me gusta mucho experimentar con la voz, no solo con guturales si no también con ruidos y formas extrañas, jaja, por ejemplo en “Buen dia te quiero” de mi primer disco.

    ¿Tenés entre tus discos alguno que consideres fundamental en tu carrera y que todos deberíamos escuchar?

    Supongo que “El mundo pequeño». Siento que es el disco más Marina Fages que hay en este momento.

    ¿Qué sentimiento te genera como música independiente acceder a determinados lugares como abrir un show de Metallica o girar por Japón?

    Son oportunidades zarpadas para aprender, como exámenes a varios niveles de actividad. O sea, desde resistencia o preparación, a la performance en vivo y también de trabajo en equipo. Luego, me gusta pensar como podría haberlo hecho mejor.

    ¿Cómo sentís que le llega tu música un público tan, aparentemente, distante culturalmente como el japonés?

    En principio hay algo de cómo se pronuncian las vocales en el japonés y en el español que es muy parecido, pero luego que algo llegue tan lejos y que prenda me resulta un misterio emocionante. Por otro lado, acá en Argentina, toda mi generación creció viendo animé y no entiendo bien qué parte de eso puede llegar a tener relación, pero se me ocurre que algo sí.

    ¿Qué tipo de show vamos a ver el domingo en Plaza Mateo?

    El domingo voy con mi banda, por primera vez a tocar mis canciones solistas, es algo que me emociona un montón, además de compartir la fecha con Dani Umpi que es un gran amigo hace años y admiro mucho su música. Así que voy con el formato más fuerte que tengo, con mucha distorsión y golpes precisos de batería, lista para bailar y también presta a que me acompañen a cantar porque eso me parece que es algo muy importante últimamente en mis shows, como un desahogo conjunto. Cantar y hacerlo fuerte es algo que al cuerpo le hace muy bien. A mí me hace muy bien, así que estoy invitando a todo mi público a que lo hagan también.

    ¿Qué nos podés adelantar de lo que sigue para vos el resto de este año y comienzos de 2025?

    El resto de este año, por ahora, viene un poco más “tranqui” que lo que ya pasó. Hay algunos lindos shows programados acá en Argentina y en noviembre voy a estar en un festival en Seattle llamado Freakout, y seguramente salgan algunas cosas más por allá. Estoy trabajando ya en el nuevo álbum, en el proceso de composición. Con eso estoy tan “cebada» que, a veces, siento que voy a explotar. Ojalá que pronto puedan escuchar esas canciones.

    Las entradas para el Vol. 6 del ciclo Contumacia se encuentran a la venta a través de Redtickets.

  • Foto: Difusión

     

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