En octubre de 2021 Iván & Los Terribles publicó su tercer álbum titulado “La colección infinita», un trabajo que vio la luz cinco años después de su predecesor “El maestro interior”.
A un año de su edición, la banda integrada por Iván Krisman (bajo y voz), Esteban Machado (teclados), Fabricio Luraschi (batería, percusión y coros), Marcelo Alfaro (bajo y coros) y Pol Villasuso (sintetizadores) presentará oficialmente en vivo su más reciente lanzamiento el próximo jueves 13 de octubre a las 22 hs. en Inmigrantes (J. Paullier esq. Guaná).
A propósito del show conversamos con Iván acerca del proceso disco, las circunstancias que determinaron la distancia discográfica y de las referencias, tanto artísticas como científicas, que marcaron la tónica de “La colección infinita”.
Por Liber Aicardi
¿Cómo fue el proceso de “La colección infinita”?¿A qué se debío tanta distancia entre éste y el álbum anterior, de 2016?
La verdad es que no sé a qué se debió. Veníamos con un ritmo, en un momento, y con un objetivo, también, de trabajar medio rápido, de no grabar las canciones muy trabajadas, no hacer eso de tocarlas dos años y después grabarlas, pero nos pasaron varias cosas: dos de nosotros somos padres, el baterista vive en el interior, uno de los sintetistas tiene su carrera artística y eso lo lleva a que tenga trabajo en el exterior. Después, también estuvieron los años de pandemia que para nosotros fueron un corte en seco prácticamente. Cuando se cortaron los recitales y la gente no se podía ni reunir, eso me agarró justo en un momento donde estaba trabajando al lado del estudio de Ernesto Tabárez y el me dijo en un momento que me iba a ayudar a armar los demos del disco nuevo, yo ya tenía las canciones medio compuestas y las grabé con él. Él me ayudó a programar las baterías, a grabar los bajos y a grabar las voces y, en un momento, le mandé a la banda todas las canciones con una estructura, un sonido y la melodía como para que ellos compusieran sus arreglos libremente y, después, en el camino pasaron cosas muy extrañas como que me fui acercando a La Vela Puerca y a sus integrantes, entonces me ofrecieron el estudio de ellos para grabar el material. Estaba la oportunidad de utilizar un estudio profesional y a Esteban Demelas, uno de los técnicos, le interesó la idea de grabar en vivo, se lo propuse, hicimos la pre producción y en un día y medio grabamos el disco. La mezcla fue bastante rápida también. Fue un proceso que contó con apoyos muy especiales, trabajamos en condiciones en las que no habíamos trabajado antes. Eso creo que marca la calidad del sonido.
¿Componés expresamente para el disco o, al momento de definir, elegís dentro del material que ya tenés?
Yo compongo de un tirón, digamos. Vengo trabajando como en partes y después, convertir eso en canción y escribir la letra, sobre todo, es todo junto, un laburo de un mes, un mes y medio. Este disco tuvo una cosa que no tuvieron los anteriores que los demos y las estructuras fueron armadas en soledad.
¿La pandemia y esto que mencionás, que las estructuras fueron armas en soledad, le puede haber aportado cierta oscuridad al disco?
La oscuridad venía de antes y, siempre, los discos nuestros hablan de la enfermedad y de la relación entre la mente y el cuerpo. Ese es un tema que está presente en todos los discos. Incluso, en el disco anterior, la canción “La máquina blanda”, que es la que más se escuchó, es una canción que habla del virus y de la vacuna y de lo que se siente en el cuerpo y de la idea del lenguaje como virus. Entonces, eso como una cosa que viene atravesándonos hace tiempo y que nos afectó en mantener una distancia, en no poder tocar. Nosotros veníamos en un ritmo de tocar todos los meses o más de una vez por mes y eso nos determinó, nos mató un poco, también. No fue algo inspirador, fue una limitación con la que trabajar.
¿Componés ya pensando en el sonido del bajo como sostén de las canciones?
El bajo lo que tiene, a diferencia de la guitarra, es que cuando vas a generar acordes tenés que trabajar con menos notas y tenés que tener como un poder de síntesis en la armonía y en todo, pero todo eso te lo devuelve en que tiene una sonoridad más contundente y más linda a mi modo de ver. Está menos escuchada, cansa menos al oído, realmente te sacude el cuerpo, entonces cuando compongo tengo en cuenta eso: tiene que ser algo que tenés que llevarlo a su mínima expresión, como un minimalismo armónico donde tenés que elegir bien las notas. Lo que más me cuesta es la parte de las letras, eso sí. Yo vengo con un método muy antiguo de mezclar frases de libros o de películas, o de obras de teatro, o cosas escuchadas, o dichos populares y armar con las letras como esos aparatos, digamos, donde yo no escribí nada realmente, no me enfrento nunca a la hoja en blanco, digamos. Eso hace que, a posteriori yo también sea como un escucha o un intérprete de las letras.
Este es el primer disco que yo me propuse que fuera como una retrospectiva de todo lo que me ha impactado artísticamente, que tuviera citas o menciones, referencias a música, películas, libros y todo eso que me ha impactado, como un momento de mirar para atrás y ver qué es lo que me ha convertido en lo que soy. Entonces traté de que aparecieran todas las cosas más significativas que yo podía señalar en mi formación como persona en general.
Este es el primer disco que yo me propuse que fuera como una retrospectiva de todo lo que me ha impactado artísticamente, que tuviera citas o menciones, referencias a música, películas, libros y todo eso que me ha impactado, como un momento de mirar par atrás y ver qué es lo que me ha convertido en lo que soy.
Perfectamente el disco podría venir con un glosario de esas referencias…
Sí, sí. Lo pensé porque realmente es como transmitir la riqueza que hay en ese mundo, por eso se llama así también el disco. Uno, ahora, piensa como la metáfora falsa que es el internet, como que ahí hay información infinita y el contenido es infinito. Pero todo eso se viene gestando hace miles de años y se pierde esa noción histórica que tiene la construcción de algunas ideas, de algunas formas, de algunos sentidos que se vienen trabajando desde tiempos inmemoriales y que ahora se presentan de una forma accesible para todo el mundo, pero no todo el mundo tiene idea de cuál es el origen.
Eso es mucho del trabajo de Pol Villasuso, nuestro sintetista. Fue Esteban Demelas el que tuvo la idea de armarlo así, pero fue Villasuso el que llenó de contenido. Entonces, cuando termina una canción está esa pequeña obra musical que son pistas y texturas, sobre todo de sintetizadores que le dan continuidad. Ese laburo es como el plano más abstracto, que es el que maneja Pol, que son las texturas, que son omnipresentes y que son un correlato subliminal. Y además, en vivo hacemos eso, no paramos nunca a hablar, siempre estamos generando algo. En una época tocábamos mucho y muy seguido, y eso lo fuimos recontra puliendo también. Lo tenemos re adquirido con el paso de los años y los escenario. Es una herramienta que usamos mucho.
¿Ese concepto de retrospectiva que mencionabas fue algo que trabajaste desde el primer momento, de cara al disco?
No. En un momento me di cuenta que estaba citando cosas muy importantes. En eso era distinto, no era una cosa de generar escenarios y trabajar sobre distintos temas, sino que estaba trabajando sobre esa historia y, en un momento, sobre todo cuando apareció la referencia a Boom Boom Kid, me di cuenta que acá estaban apareciendo personas que no son de ahora. Es alguien que fue muy significativo en otro momento, que está acá y en una parte que está compuesta sobre un final de un tema de los Chicos Eléctricos, que también fue en el mismo momento. Fue como “este escenario es el mío, este es mi 1997, es lo que yo viví en ese año”. Como en otro momento, cuando en 4to. de liceo tuve un muy buen profesor de filosofía, y el tipo me dio muy para adelante en eso. Me hizo como una marca pedagógica, me dijo “vos en esto tenés futuro”. Que te digan así, a esa edad, donde no tenés nada propio, te digan que tenés algo tan poderoso que uno pueda tirar para atrás en la historia de la humanidad como algo sustancioso y eso también está en el disco. Sobre todo esa marca de la filosofía antigua, ese espesor de la historia y lo importante que es tener conciencia histórica y de los años que tienen que pasar para que las cosas se gesten y cuantos años tienen las ideas que siguen influyendo para tener una idea, más o menos, de cuándo y dónde estás parado. Y eso es lo primero que dice el disco: “el arte que practicamos fue forjado hace miles de años en un mundo que no existe más”. Eso no es una obviedad.
Para mí, el arte tiene que seguir conservándose como un lugar donde se exprese la violencia creativa. Es un lugar de descarga para el público, para el artista y para determinadas ideas que en otros lugares no tienen espacio porque uno no puede ser violento en el estadio, ni en su casa, ni con éste, ni con el otro.
El disco tiene la particularidad de que todos los temas están enganchados, como fundiéndose en una gran canción de ocho partes. ¿Cómo surgió esta forma de unir los temas?
¿Hay una intención que el disco funcione como disparador para que genere una curiosidad en el oyente y que profundice en las referencias?
Sí. Eso está desde siempre. Esta banda siempre fue un vehículo para difundir determinadas ideas científicas, en el caso de psicoanálisis y de post estructuralismo, ideas del mayo del ‘68 en adelante, digamos, y toda esa escuela de filósofos revolucionarios y cuestionadores de modos de producción y toda esa mano. Y del psicoanálisis como correlato de cómo sucede eso en cada individuo y cuestionamientos filosóficos de cómo es la convivencia. Eso está desde siempre. Es una banda que tiene ese costado político, digamos, que viene por ese lado. Y la música viene a ser un correlato de conmoción en relación a ese mensaje. Eso está desde el principio, siempre las citas a la misma clase de filósofos o escritores sobre esos temas generando conciencia de dónde está el malestar de convivir en una sociedad y por qué se producen determinados fenómenos y darle un lugar a la violencia que esos fenómenos expresan. Para mí el arte tiene que seguir conservándose como un lugar donde se exprese la violencia creativa. Es un lugar de descarga para el público, para el artista y para determinadas ideas que en otros lugares no tienen espacio porque uno no puede ser violento en el estadio, ni en su casa, ni con éste, ni con el otro. Entonces ¿qué hago con todo esto que a mí me pone rabioso? Tiene que haber un lugar y en esta cultura ese lugar es cada vez más marginal porque no hay más el derecho a estar enojado y estar violento. Y tiene que haber un espacio. Eso tiene que ser en el arte, que es donde no daña a nadie, sino que produce efectos de disolución.
¿Qué pasó, para vos, en el camino que la cultura rock ha perdido ese rol de disparador al que te referís?
Yo no creo que eso se haya perdido. Yo creo que eso, si vos te fijás, a dónde hay que ir para encontrar algo parecido. Entonces, son como ciclos que tienen como veinte años, treinta años entre una y otra. Eso pulsa históricamente con mucha fuerza y hace flor de quilombo y genera una destrucción de todos lo conocido, y después termina siendo absorbido por la industria y muere. Luego vienen unos años que son un embole y es lo que estamos viviendo. Si vos pensás en la muerte de Cobain, ponele, después de eso siguió habiendo como una cosa rockera extrema hasta que se convirtió en una idiotez, como pasa siempre, y de eso no hace muchos años, hace veinte. Es posible que falten todavía unos años para que esto pulse nuevamente y que esto vuelva a ser lo que todos necesitamos o que todo el mundo se identifique masivamente con eso.
¿Cómo fue reencotrarse con las canciones para ensayarlas de cara a la presentacíón del disco?
Fue lindo volver a encontrarse con las canciones para tocarlas. En realidad, la banda estuvo parada todos estos meses, aunque no era la idea que esto sucediera de esta forma. También se fue postergando, estuvimos discutiendo de qué forma, pensamos qué hacer, también tenemos esa limitación de que no se venden entradas. En un momento los lugares entraron en una, también, de los portocolos, las capacidades, todo eso fue mutando y a nosotros no nos servía nada tampoco. Ahora, que estamos todos en el mismo país, por lo menos, había que hacerlo. Y lo estamos haciendo un poco porque hay que hacerlo. Hay gente que nos ayudó, que apostó a que esto fuera una realidad, entonces, este es un paso que había que dar. Organicé esta fecha y organicé una más, a fin de año, y como que hasta ahí va a ser la actividad de este grupo por ahora. Yo tenía otra expectativa de lo que sucediera con este disco. En este disco hay aportes musicales muy significativos. Hay un saxofonista que grabó un solo que es fundamental, que nunca lo habíamos hecho, y que va a estar en el show, que es Carlos Quijano de La Vela Puerca, también Laura Gutman y se fue dando que toda esa gente que interpretó todas estas partes va a participar. Y eso cambia todo porque tampoco lo hacemos muy seguido que suba gente a tocar con nosotros. También va a tocar José Nozar de Buenos Muchachos que, si bien no grabó, supervisó la grabación y colaboró. Entonces, para nosotros también va a a ser como volver a reunir a la gente que participó.