Desde sus inicios, y a lo largo de sus más de veinte años de carrera, Hablan Por La Espalda ha transitado la escena uruguaya desde el margen. En los últimos años y como resultado del rumbo estilístico que tomó su música, plasmado en grandes trabajos como “Macumba” (2009) y “Sangre” (2015), acompañado de viscerales actuaciones en vivo, se han destacado en el medio local. Compartieron escenario con Iggy Pop en su histórica visita a nuestro país y ganaron un Premio Graffiti por votación popular. Un par de meses atrás, publicaron “Sudor (En Vivo)”, y hace unas pocas semanas, sorprendieron lanzando un cover del argentino Leo Dan, en colaboración con Juan Wauters, que será parte de un single a editarse en vinilo a fin de año. El próximo sábado 7 de octubre se presentarán en Sala Camacuá. Este show, fue el pretexto para conversar con su vocalista Fermín Solana, sobre el presente de la banda, el acercamiento a las raíces musicales de nuestro país, su relación con el medio y más.
Por Liber Aicardi
Si cuando empezaron, hace veinte años, te hubieran dicho que iban a hacer un cover de Leo Dan ¿qué hubieras dicho?
Sí, no sé qué hubiera dicho. Hubiera hecho algo tipo “Volver al futuro”. Me haría algo para no llegar a esta época (risas). Igual, con Hablan, a lo largo de los años, siempre hicimos muchos covers de distintas épocas. Capaz que no algo de Leo Dan, tan pop, pero sí, el otro día nos pusimos a repasar y tenemos, fácil, arriba de treinta covers desde los Ramones, Johnny Thunders, hasta The Who, Animals, Fugazzi… Siempre nos gustó hacer covers porque, también, es parte del fetiche de tener una banda creo, hacer temas que te encanta escuchar e interpretarlos. Pero el cover de Leo Dan fue de las experiencias más extremas (risas).
Igualmente en “Macumba” hubo un quiebre en el sonido de la banda y un acercamiento a la música de los 60’s y 70’s . ¿Cómo se dio ese cambio?
Sí, ese fue un cambio como re-espontáneo. Un poco producto de la investigación musical a lo largo del tiempo, de descubrir música a través de los vinilos, de los libros, de identificarse con música autóctona, de hacer ese pasaje de estar marcados e influenciados por lo anglosajón como era al principio, o lo uruguayo o lo regional que tenía influencias muy marcadas por lo anglosajón. De eso a pasar a apreciar música uruguaya directamente, obviamente vas haciendo como una transición y vas haciendo el link entre distintas cosas y capaz que llegaste a Pappo’s Blues y de ahí pegaste el salto a Días de Blues, y de ahí lo encadenaste con Tótem o El Kinto, o mismo Opus Alfa, Psiglo… Yo creo que es, un poco producto de la curiosidad. En la banda, todos somos de escuchar todo el tiempo música nueva (nueva para nosotros) y en realidad, el impacto fue enorme porque cuando vos te encontrás con algo que te gusta tanto y que, capaz, fue compuesto o grabado a diez cuadras de tu casa, empezás a entender un poco la historia, echás más raíces vos mismo en el lugar donde vivís. Y lo entendés también de otra manera porque te podés identificar más que con un músico de Nueva York o un músico inglés o brasilero, por decirte algo. Como que en ese momento, la influencia entró con mucha “polenta” en el alma de la banda, y una cosa fue llevando a la otra hasta llegar a “Macumba”, donde hubo un proceso de depuración de temas que también tocábamos en aquél entonces pero que no tenían tanto que ver con los que quedaron en el disco, se grabaron igual y terminaron saliendo en “Celebración”, que serían los lados B de “Macumba”. También se grabaron al mismo tiempo y “Macumba” quedó como impregnado de esa “orientalidad” y lo latino.
Cuando vos te encontrás con algo que te gusta tanto y que, capaz, fue compuesto o grabado a diez cuadras de tu casa, empezás a entender un poco la historia, echás más raíces vos mismo en el lugar donde vivís
¿Sentís que el medio los empezó a respetar más luego de ese cambio?
Sí, seguro porque hasta ahí casi que no habíamos tenido repercusión a nivel de prensa, a nivel del “mainstream” uruguayo, por decir de alguna forma, y “Macumba” sí, fue un vuelco que a ellos los tomó desprevenidos, pero para nosotros era muy claro que íbamos para ese lado. Pero claro, ellos, obviamente, no habían ido a nuestros toques. Llevábamos un año y “pico” tocando temas como “Macumba” o “El Embrujo” antes de sacar el disco. Entonces, cuando apareció el disco yo creo que sorprendió. Sorprendió para bien y sí, hay como un antes y después. No es que Hablan se hizo una banda súper famosa, pero sí pasamos de ser una banda muy marginal a ser una banda un poco menos marginal; y eso te lleva a tocar en los Premios Graffiti, en algún festival, cosas que eran impensadas para nosotros y que nosotros, al ser como unos desclasados, nos sentíamos cómodos porque era como “bueno, no nos dan bola, no nos entienden, váyanse a la concha de su madre; tenemos nuestro público, nuestra movida y sabemos por donde vamos”. Después, cuando aparecen, bueno, está bien… igual no creo que le hagamos el juego a nadie ni hagamos cosas por conveniencia, ni para caer bien. Y si de algo estamos convencidos de hacer, lo vamos a seguir haciendo y lo hemos hecho. Nosotros tomamos la música no sólo como un sonido, también hay una filosofía atrás de eso, hay una esencia y tratamos de transmitirla. Me gusta creer que la gente que nos sigue está afín con eso, como que hay un sentimiento en ser parte de eso.
Además de esa filosofía, también hay una iconografía en la que está San Jorge presente ¿Por qué adoptaron su figura como emblema de la banda?
El vínculo con San Jorge es un poco por un amigo brasilero que se llama Roger Canal, que es devoto de San Jorge. Por medio de él fuimos conociendo la figura de San Jorge (Ogun) y de alguna manera la fuimos conectando con la historia de la banda. En un momento teníamos una creencia de que estaba pesando sobre la banda como una especie de maldición, o como una nube negra que había trancado un poco el desarrollo de la banda. Entonces, la figura de San Jorge entró justo en un momento donde la banda en sí, y algunos integrantes de la banda, precisábamos una figura protectora o alguien que ayudara destrabar eso. Y justo fue más o menos en el período de grabación de “Macumba” y, a partir de ese momento, como forma de agradecimiento y como San Jorge protagonizó parte de la estética, de las letras y del sentimiento en sí del disco. Como un poco, el ícono de lo que estábamos buscando con el disco: romper ese maleficio y que la banda se sienta un poco más protegida. Quedó como enraizado en la banda y, también, en las personas de la banda.
Luego, en “Sangre” profundizaron ese sonido y es un álbum que tiene connotaciones muy personales ¿No?
Siempre se dice eso sobre “Sangre”, pero no se dice lo mismo sobre “Macumba”. En realidad, “Macumba”, también me parece que tiene mucho de personal en las letras. Sí, con respecto a “Sangre” hay una cosa más puntual que es que hubo como un disparador para algunas de las letras en sí, que fue una vivencia familiar, que, básicamente, afectó en mi caso y el de mi hermano (Tuka, guitarrista de la banda), y en cómo el resto de la banda acompañó ese momento, que se dio a raíz de una enfermedad de una pariente que, un poco tiñe el disco y lo marca. No en vano, el título es “Sangre”. Si bien es importante para parte del núcleo del disco, no es lo único y, también, me gusta afirmar que también había un sentimiento muy personal en “Macumba”. Letras como “A Luis” por ejemplo, es un tipo de letra que podría estar perfectamente en “Sangre”. O mismo, “El Embrujo”, capaz, que es una letra de amor perdido, pero puede ir por una línea similar, aunque un poco más optimista.
Yo creo que las letras de Hablan, y el mensaje, siempre es bastante personal, que busca contagiar e identificar.
No creo que le hagamos el juego a nadie, ni hagamos cosas por conveniencia, ni para caer bien. Y si de algo estamos convencidos de hacer, lo vamos a seguir haciendo
¿En qué está Hablan hoy?
Ahora, en el toque de la Camacuá, vamos a presentar algunos temas nuevos, más el tema de Leo Dan, más otro cover de una banda brasilera llamada Figueroas (que va a salir en el vinilo de 7 pulgadas) y estamos un poco en eso. Nos fijamos terminar de componer para poder grabar idealmente en el verano. En realidad se nos dilatan mucho los tiempos entre disco y disco porque no tentemos presiones de afuera, se va como sin querer el tiempo y te diría que ahora estamos bastante encaminados con un disco nuevo. Hay un montón de temas, hay una dirección, hay una intención, hay una estética que va cerrando. Como que esto del toque de ahora, sirvió como elemento de una auto-presión para llegar a tocar alguno de esos temas en vivo. En estos ensayos se vive ese entusiasmo, esa efervescencia de cuando estás descubriendo tus propias canciones. Ahora estamos enfocados en componer. Yo calculo que, si a fin de año, más o menos, se empieza a grabar, entre una cosa y otra, para mediados del año que viene (ojalá que antes) tendremos disco nuevo.
Por lo que decís, en cuanto al sonido, ya tienen el rumbo marcado.
El rumbo es, siempre, un tanto inclasificable, que es un poco lo que nos gusta a nosotros. O sea, hay de todo. No te podría decir “ahora vamos a tocar candombe-beat” ó “ahora vamos a tocar punk-rock”. Vamos a tocar punk-rock, psicodelia, blues, garage, cumbia, metal, dub, no sé… Va a haber de todo un poco, hay mucha cosa, está todo ahí en la licuadora. En algunos casos está todo en un mismo tema (risas). Pero sí, cada tema de ésos tiene una línea, y en algún lado, que es lo importante, se unen. Hay un hilo conductor. Ese descubrimiento, cuando lo encontrás, me parece, es cuando vas encontrando el disco. Es en el momento en que estamos. Es el momento en que los temas empiezan a acoplarse entre sí y está buenísimo.