Desde hace un par de semanas está disponible en plataformas digitales “Puntero”, el primer trabajo de CELP (Como En Las Películas), el proyecto en solitario de Gonzalo Zipitría, ex líder de Boomerang. A lo largo de ocho tracks el trabajo evidencia las nuevas inquietudes del músico, una búsqueda que, si bien por momentos podría tomarse como la evolución natural de la mencionada banda, también aparecen nuevas texturas y estructuras, que sumadas a la renovada propuesta escénica que muta a distintos formatos, denotan un rumbo musical definido.
Por otra parte, el viernes 18 de agosto, a las 21 hs en Sala Hugo Balzo del Auditorio Nacional del SODRE, “Puntero” tendrá su presentación oficial en vivo, en una noche que contará con invitados y a la que el propio Gonzalo siente como la más importante en su carrera, tanto por el material como por el momento en que se encuentra.
A propósito del lanzamiento y de la presentación del álbum, conversamos con él sobre esta nueva etapa de su carrera -ahora, amigado con el término “solista”-, el proceso del disco y la construcción de la nueva propuesta.
Por Liber Aicardi
¿Cómo fue el proceso desde que comenzaste con esta nueva etapa hasta la edición de “Puntero”?
Yo venía haciendo canciones que tenían un lugar especial y tenía ganas de hacerlas solo, como que pedían otro lugar y se lo comenté a Gustavo (N de R. Gustavo Iglesias, productor artístico). En realidad, el disco fue impulsado por dos amigos que son Andrés Israel y Nicolás Childe, yo me juntaba con ellos a comer asados y a guitarrear -guitarreábamos mucho- y ellos son muy fan de Boomerang. Ellos me ayudaron, como que me convencieron para que hiciera el disco. Ellos fueron los que me realmente me convencieron, me hicieron la cabeza y me ayudaron en todo momento para para que yo pudiera sacar el disco adelante, jugaron de una especie de productores ejecutivos. En ese momento, yo estaba medio perdido también y después del parate de Boomerang, enseguida vino la pandemia. Entonces tomó una dimensión el proyecto mucho más grande, o sea, pasó a ser mi proyecto principal, y así fue como surgió. En el 2018 empezaron las primeras canciones y en el 2020 como que se concretó. Eso fue todo muy rápido, desde que empecé a tocar lo que fue la primera fecha PYG, en plena pandemia, y ahí fue como acomodé el cuadro, digamos. Después empecé a definir todas las canciones que forman parte de “Puntero”.
El disco tuvo proceso más largo que lo habitual. ¿A qué se debió?
Totalmente. Es que quería ir totalmente en contra de lo que venía haciendo, quería frenar un poco, realmente. Estaba atravesando también cosas personales, nació mi segundo hijo, Julián. Había un montón de cosas que no veía con claridad, entonces decidí hacerlo sin correr atrás de un deadline y no tener que cumplir con schedule de cosas y me propuse totalmente que el proyecto no persiguiera eso, ni tampoco estar tan preocupado por vender tickets o perseguir algo que no sabía bien lo que era. Decidí tomarme mi tiempo para pensarlo, hasta el nombre lo que iba a tener, cómo me iba a presentar. Incluso, agarramos una dinámica muy linda con Gustavo, que es el productor, los fuimos desarrollando de a poco los temas, usábamos los tiempos en que queríamos hacerlo y, ya te digo, compuse mucho para el disco, era mucho ensayo y error. Y como él estaba en Argentina y la pandemia también nos alejó bastante, me tomé el tiempo necesario para poder hacerlo. De hecho, saqué el primer corte y saqué con un videoclip y encima estuve un año tocando como tratando de encontrar bien el formato, pero no me preocupó el tiempo, fue lo que menos me preocupó. Si, tenía una necesidad artística de salir, pero no quería que eso hiciera arrebatar el producto final, digamos, quería tenerlo todo perfecto. Se dieron cosas muy lindas en el proceso que las viví muy intensamente y lo disfruté mucho. Me pareció que era lo correcto.
¿Con qué te encontraste de diferente al momento de componer para vos respecto de una banda donde ya tenés un sonido definido, conocés ciertas estructuras, el sonido de la guitarra y ese tipo de cosas?
En que me dio una libertad tremenda. Me pasaron dos cosas, una buena y otra mala. La buena fue que tuve la libertad para hacer lo que realmente quisiera a hice lo que realmente quise. Yo componía y Gustavo fue un timón en eso, nos complementamos muy bien y el disco, realmente lo hicimos juntos. Fue un proceso muy de “un productor que está muy loco con un compositor de canciones”, pero él tenía una visión de por donde poder llevarlas y lo que tenía que sacar de mí, que muchas veces me ponía como en situaciones incómodas. Y eso me encantaba… y tratar de encontrar lugares donde yo no había llegado, sacarme de ese lugar donde yo caía siempre con las canciones. Y, por otro lado, que estaba yo solo y no había nadie más. No hay más “vamos a ensayar a una una sala cien veces la canción” y uno te dice “así no, cantá arriba, cantá más abajo, hacé este acorde, probamos esto y probamos aquello”. Acá estaba probando yo solo y muchas veces las canciones, se las presentaba a Gustavo y me decía “muy mal, estás cantando desafinado, es medio tono más abajo”. Fue esa la gran diferencia, digamos.
¿Eso hace que sea un disco más de estudio que de ensayo, por decirlo de alguna forma?
Y creo que también eso, ese aire o esa liviandad en el disco, también, que no está sobre sobrecargado de producción, sino que es como muy prolijo y elegante en ese aspecto. Tiene lo justo y no hay sobrecarga de ningún tipo y, de hecho, hablando con respecto a los músicos, me di el gusto de poder llamar a gente que me interesaba o que me parecía que iba a aportar a las canciones. Y aportaron una cosa mágica en cada uno de los temas. No quise acaparar todo haciéndolo yo y ver cómo voy a hacerlo, también, porque no tengo la capacidad para hacerlo. Entonces, tenía la libertad para armar la banda como quisiera.
Decidí hacer este disco sin correr atrás de un deadline y no tener que cumplir con schedule y me propuse que el proyecto no persiguiera eso, ni tampoco estar tan preocupado por vender tickets o perseguir algo que no sabía bien lo que era. Decidí tomarme mi tiempo para pensarlo, hasta el nombre lo que iba a tener, cómo me iba a presentar. Si, tenía una necesidad artística de salir, pero no quería que eso hiciera arrebatar el producto final, digamos. Quería tenerlo todo perfecto.
¿En qué momento encontraste el grupo de canciones que conforman “Puntero” dentro de las que tenías compuestas o en camino?
Cuando tenía un puñado de cinco o seis canciones y ya veía que se perfilaba un lindo álbum, ahí fue cuando dijimos “acá tenemos un disco”. Después, había canciones en particular que quedaron afuera, que la fuimos probando o las produjimos, las laburamos mucho. Hay algo que tenemos como premisa con Gustavo y es que hacemos las canciones y luchamos para que todas jueguen en primera y cuando vemos que están todas para entrar a la cancha, vemos cuál funciona y cual no, por hacerte la metáfora futbolera. Incluso, el último tema que es “Arrecife” lo compuse y lo hice antes de cerrar el disco. El disco tenía varios temas que, incluso, no tienen lugar porque no nos cerraban conceptualmente con toda esa atmósfera que hilvana el disco. No entraban por el tipo de canción, por la letra o por por mil otras cosas.
Me nombraste varias veces a Gustavo, pero ¿cuánto tiene que ver Pablo Mendoza en el desarrollo del proyecto en vivo?
Mucho, sin duda. Pablo es el histórico bajista de Boomerang, amigo desde los 10 años y estuvo en todos los proyectos musicales que estuve. Él siempre estuvo involucrado de alguna manera. Bueno, son muy importantes los dos porque Gustavo es como como la otra pata grande del proyecto y es el que diseña conmigo a este monstruo. Y Pablo, lo que tiene, es que es un sostén en todo aspecto, porque él es técnico, y en todo lo que es en vivo, en armar secuencias y todo eso es como mi técnico de grabación. Es mi compañero en el terreno de lucha, en la cancha. Lo de Gustavo es más logístico y de producción, con el que grabo la música digamos, y con Pablo, estoy acá, en el campo de batalla.
¿A nivel compositivo éste es tu disco más personal?
Si lo sentíste así, buenísimo. Me encanta eso que me decís, pero aparte, lo que me ha dicho gente también es que es como una continuación y una evolución de Boomerang. Pero la mayoría gente me dice cuando lo escucha bien es otra cosa, más allá de que es el mismo pibe que canta y todo, pero en cuanto a las letras, en cuanto a las canciones, se nota que hay un viraje. Este es un disco mucho más personal, totalmente. Incluso, creo que es un disco en donde hablo de una manera, en particular de mi entorno, también, que yo nunca lo había hecho, con esta soltura. Y sí, es muy personal. Es lo más personal que he hecho.
Muchas canciones del disco no tienen una estructura clásica de canción pop. ¿Cómo se dio eso?
Eso se dio de manera natural. En un momento dijimos «mostremos que no somos tan intelectuales, o arty”. No quería caer en eso de hacer música para gente que entiende la música y que es moderna ¿viste? No queríamos. Por eso hicimos “Medianoche”, nos dimos cuenta de que estábamos yéndonos un poco a la mierda con esas estructuras, como que estaban empezando a jugar demasiado. Hicimos un tema como “Medianoche” en donde Gustavo me dijo “hagamos una canción house, pero con todos los clichés de una canción pop, que tenga estrofa, puente, estribillo”, cosas de ese tipo. Lo hicimos así como para romper un poco con esa cosa arty que tenía.
¿En este caso lo clásico viene a ser rupturista, entonces?
Exactamente, es a la inversa. Fue totalmente buscado eso, por lo que decís, y de hecho también decidimos dejar un tema fuera del disco que es “Hasta dónde”, que es uno de mis temas favoritos. Sí, es más estratégico y también una propuesta de Mauro (N de R: Mauro Correa), que también es otra pata importante de todo esto con su sello Little Butterfly, que realmente también fue parte de ese cambio y de todo este repensar toda la historia de nuevo. Necesitaba cambiar también de escenario, pero para poder generar mi música. Me siento muy cómodo, nos entendimos mucho desde el primer momento que nos vimos, nos conocemos desde que somos muy chicos.
La premisa, desde el principio, era que el proyecto me permitiera viajar, que me permitiera moverme o yo solo poder bancarme con las canciones. Eso como una concepción más moderna del proyecto y siempre pensada para que yo tocara con bases en vivo, como un rapero. Empezamos a probarlo con Pablo, como dúo, después probamos banda, y ahora puede mutar a cualquiera forma.
“El arrepentido” tiene letra de Adrián Dárgelos de Babasonicos. ¿Como surgió ese encuentro?
Sí, eso estuvo buenísimo. Teníamos una idea, Gustavo tenía una base de un sample, había hecho un beat y, por otro lado, tuve la oportunidad de conocerlo a Adrián allá (en Buenos Aires), justo estaba leyendo el libro de él, el poemario de él y dijimos “¿por qué Adrián no escribe algo o hace algo en el disco?”. A mí, lo que me gustaba era que participe con la cercanía que había pero no quería que cantara. A mí, siempre me comparan con Dárgelos o con Babasonicos y yo quería alejarme totalmente de eso. Por suerte estuve con él, charlé con él, tuve su aval. Es una locura, porque aparte la interpretación que tuvo él… salió como un chiste en realidad, con Gustavo, de lo que era el arrepentido. Y Adrián lo interpretó, nos pasó ese poema cuando me junté con él, el significado para él era una cosa y para mí otra y yo lo cerré con un estribillo al final. Porque ¿viste que es como una coda el tema? Es a propósito, como que quiebra el disco y me encantó, porque aparte es un tipo que escribe una manera de que yo nunca podría escribir.
¿Cómo te encontrás con los distintos formatos que tiene el proyecto en vivo que te permite tocar solo, en dúo o pasar a formato banda?
Esa fue la premisa desde el principio, era que me permitiera viajar, que me permitiera moverme o yo solo poder bancarme con las canciones. Eso como una concepción más moderna del proyecto y siempre pensada para que yo tocara con bases en vivo, como un rapero. Empezamos con Pablo como dúo a probarlo, después probamos banda y, ahora, se puede mutar de cualquiera forma. De hecho, depende donde sea el show, tengo riders para tocar solo, dúo o trío. Básicamente son esos tres formatos formatos. Ahora nos fuimos a Buenos Aires, estuvo buenísimo y ya el trío con Pablo, Flavio (N de R: Flavio Galmarini, baterista) es letal.
¿Hubo un cambio en el público que ahora acepta sin problemas formatos híbridos de músicos con pistas grabadas?
Totalmente. Eso fue Gustavo, también, que me decía “no tengas miedo de tener un soundsystem y tirar las pistas de una batería… Festival internacional, lo que hacen todos. ¡No tengas miedo de poner fuerte una bata!”. Es más, por eso todo ese tiempo de ensayo y error en los años que estuvimos tocando sin sacar el disco. Aparte, nosotros mezclamos en vivo, tenemos redo, bombo y lo tiramos, no es que tiramos una pista, Play y listo, mezclamos ahí. No te quiero decir que no tiene más sangre, que es algo más humano tener la batería sonando, pero no extrañás nada si lo hacés bien. También, lo que nos pasó y a lo que nos enfrentamos es que -ahora tenemos un grupo armado y está buenísimo, es como que nos vamos conociendo las mañas y cómo funciona el grupo- pero, muchas veces el sonidista iba rotando. Entonces, también es muy difícil, cuando vas a un festival o vas de invitado, que te interpreten cómo tenés que sonar para sonar de esa manera, para que esa bata, esa secuencia esté altísima y en qué lugar van las cosas.
¿Qué nos podés adelantar del show presentación del disco?
No sé si me animo a decirte que va a ser el show más importante de toda mi carrera, es algo muy significativo para mí. Por el momento, por el disco, por todo lo que significa este disco, por todo lo recorrido todo este tiempo. Va a haber invitados que significaron mucho en mi carrera, reinventé todos los temas de Boomerang para tocarlos en vivo, me van a acompañar siempre y van a convivir dentro del universo de CELP. Va a estar “el Sanjo” (Martín Sanjinés), el guitarrista con el que fundamos Boomerang y va a estar en una parte importante de temas muy viejos y como reinventándolos, eso va a ser una cosa muy interesante. Va a haber un montón de amigos y no quiero contar nada más porque es una sorpresa, pero a Sanjo, sí te lo puedo confirmar. Trabajamos mucho la parte visual y estética, realmente la puesta en escena la vamos a jugar con algo muy lindo y va a ser una linda oportunidad para verlo todo este nuevo disco y toda esta nueva etapa en vivo, prestándole atención de otra manera, sentado en un teatro relindo como la Balzo que a mí encanta. Me tiene muy entusiasmado y me tiene muy copado. Estamos realmente aceitados, venimos tocando un montón y, bueno… la vamos a romper.
Las entradas para el show de CELP en Sala Hugo Balzo están a la venta a través de Tickantel.