Cuando en 1985, Gabriel Peluffo, grabó su primer álbum “Tango que me hiciste mal…” con Los Estómagos, muy pocos hubieran pronosticado que más de treinta años después, no sólo continuaría siendo una de las principales figuras del rock local sino que, además, editaría un disco de tangos y milongas. Pero ya en aquél entonces, estos géneros no le eran ajenos. Por el contrario, estarían presentes a lo largo de su carrera, sobrevolando tanto la obra de su primera banda como de Buitres. Fue recién en los últimos años, y luego de un proceso de auto convencimiento, que Peluffo decidió que era el momento de tomar de lleno por el camino del tango. Su primer disco como solista, “De barro y asfalto” tuvo su génesis cuando Buitres grababa su disco en Argentina. Allí conoció a Jorge y Carlos Cordone, quienes fueran guitarristas de Edmundo Rivero en la década del 80 y, hoy, lo acompañan con sus guitarras en su debut como solista. El próximo domingo 10, a las 21 hs. Gabriel Peluffo se presentará en vivo en la Sala Hugo Balzo del Auditorio Nacional del SODRE y antes nos habló, entre otras cosas, del significado que, para él, tiene este trabajo, de la elección del repertorio y sobre sus expectativas para con el nuevo proyecto.
Por Liber Aicardi
¿Este disco de tangos es una materia pendiente que tenías?
Este disco de tangos es un gusto que me quiero dar, pero un gusto no solamente personal, sino como cantante. Indudablemente, no me imaginaba como un cantante tradicional de tango, pero sí, que era un lugar, una playa a la que querría ir para interpretar algunas cosas que reconocía en mí desde mi infancia y me daba la impresión de que podía. Cuando era un tipo más joven, cuando estaba llegando a los treinta, me daba la impresión de que mi voz nunca iba a permitirme llegar a una textura para interpretar el tango. Sin embargo, con el tiempo, no solamente la textura de la voz sino lo que uno va aprendiendo me “dio el paño” para tirarme a esta experiencia que vino de dos lados. Fue como una señal. Conocí a los guitarristas con los que grabé el disco, los hermanos Cordone (que son argentinos) en el estudio de grabación donde estábamos grabando con Buitres. Los conocí ahí porque el dueño del estudio, Álvaro Villagra, los invitó al estudio para que me conocieran a mí, y a partir de ahí hice una relación con ellos y Álvaro me invitó a grabar el disco. Y al mismo tiempo, me invitaron a participar del proyecto Tango & Rock con el maestro Cobelli, Poly Rodríguez y Guzmán Mendaro junto a Christian Cary, entonces fue algo simultáneo que surgió hace un par de años, con lo cual no he parado.
Ya que mencionaste el tema de tu voz ¿Creés que tanto tu voz y tu forma de cantar están en el momento justo para entrarle al tango?
Sí, es éste el momento. Estoy convencido de eso y no solamente la grabación sino al haber cantado con Cobelli, con los hermanos Cordone con La Mufa, con la filarmónica, con la orquesta de tango…He cantado con un montón de gente muy diferente y ha sido un campo de prueba muy grande para ver si yo me sentía cómodo con mi voz y mi forma de interpretar. Con mi forma de interpretar estoy contento, para ver si mi voz daba la talla y la verdad que sí, ahora estoy muy convencido de mi mismo.
¿Desde cuándo cantás tango, más allá de que hayas grabado recién ahora?
Como aficionado canto tango como puedo cantar cualquier cosa como desde hace años porque el ejercicio mío de cantante, que fue autodidacta, se basaba en poner canciones y tratar de cantar como lo que estaba escuchando. Es un ejercicio que lo sigo haciendo aún hoy con otros artistas, no ha dejado de ser nunca así y con el tango lo hice toda la vida. Ahora, de hacer eso íntimo, que puede ser como el cantar en la ducha de cualquier persona a hacerlo público, ahí hay una cosa diferente, para lo cual tuve que entrenar, no fue fácil. Cuando yo me encuentro con los hermanos Cordone, la primer grabación es un ensayo grabado y, en base a eso, saco conclusiones, me traigo las pistas de ellos tocando la guitarra, me meto en un estudio acá y estoy mucho tiempo cantando, y lo mismo seguí haciendo en mi casa. Tuve que entrenar mucho para estar convencido yo mismo de que podía cantar.
¿Te “pesó la camiseta” al momento de cantar con los hermanos Cordone, que fueron guitarristas de Edmundo Rivero?
No, porque son gente divina, son gente muy llana. Ellos con músicos de alma, son músicos de todos los días, ellos tocan, prácticamente de miércoles a domingo en cualquier lado, acompañan gente, tocan solos, tocan con cantantes importantes o ahora están tocando en recitales porque algunos cantantes de rock los llevan, pero ellos tocan tango. Saben muchísimo de esto. Estuvieron con todos los grandes, entonces cuando abren la boca y dicen algo tenés que hacerles caso.
Cuando estaba llegando a los treinta, me daba la impresión de que mi voz nunca iba a permitirme llegar a una textura para interpretar el tango. Sin embargo, con el tiempo, no solamente la textura de la voz sino lo que uno va aprendiendo me ‘dio el paño’ para tirarme a esta experiencia
¿Siempre tuviste definido que la instrumentación del disco iba a ser solamente con guitarras? Es decir, no hay bandoneón, por ejemplo.
Tenía bastante claro que iba a ser así el primero. La idea general era ésta y a hacia ahí fui. El repertorio, que es el otro punto que uno decide después, se fue creando en la medida que fueron transcurriendo estas grabaciones. Y ahí hay un punto donde no hay un respeto por lo histórico del tango en cuanto a los diferentes estilos por lo que transita el tango. Por eso dice en el disco que es una idea, un poco, caprichosa. Con mucho respeto, igual, yo me acerqué al repertorio que me identificaba a mí y “los Cordone” estaban acostumbrados a tocar estos tangos en guitarra, hay algunos que son tangos orquestados que ellos los tocan con guitarra. Sin embargo, la coherencia de la obra es lo que está plasmado en esos once temas. Hay un sonido, hay una forma de cantar y es todo muy natural, independientemente del no respeto a la secuencia histórica que hay en la elección del material.
Al repasar los temas del disco uno encuentra que no son todos grandes éxitos, digamos. Sí, está “Sur”, “Malevaje” y alguno más, pero otros no lo son. Hay uno de ellos, en especial, que me llamó la atención titulado “Lo llamaban Serafín”, por ejemplo, que no es popular y está bueno que lo hagas conocer.
Sí, justamente. El tango tiene eso: son tantas décadas, es tan amplio, son tantos los estilos. Lo que hizo Edmundo Rivero fue muy original, porque él era un concertista de guitarra clásica que adoraba la música popular y que no quería ser guitarrista, quería ser cantante. Pero lo que el tipo hizo como aporte, en la década del sesenta, fue tomar temas que venían del lunfardo; algunos eran temas, otros eran poesías, otros eran anónimos y les puso música o les hizo los arreglos. Uno de ellos es “Serafín”. Me parece que tuvo un gran mérito en un momento donde, el tango estaba llegando a un momento donde la innovación, después de lo que había sido Piazzolla, era difícil saber por qué lado venía. Y él, rescató eso que es muy interesante, sin embargo no fue muy popular, y eso quedó ahí. Entonces yo dije: “eso es un diamante, que está ahí, en bruto y está bueno tocarlo” porque no es tan conocido. “En la vía” que es un tango, no es tan conocido tampoco, sin embargo, a mí me encanta y me gusta mucho cantarlo. De “Serafín” ni que hablar, es hermoso. “Romance de barrio” tampoco es muy conocido y es un “temazo”. La versión de la orquesta de Troilo, cantando Floreal Ruiz de ese tema, a mí, todavía me hace emocionar y por eso lo quise cantar. Y tampoco la idea era cantarlo con una orquesta, porque no iba a poder superar la cantada de Floreal ni la orquesta de Troilo. La idea era llevarlo a las guitarras.
Otro que me llamó la atención fue “Packard” que pone sobre la mesa la temática de las drogas y es un tango que tiene más de ochenta años…
Eso está buenísimo porque este es un tema anónimo que, si no me equivoco, Rivero le hizo toda la música y decidió hacerlo como recitado y, justamente lo que me llamaba la atención era que hablaba del tema de la droga en un momento que uno se pensaba que, tal vez la música no recogía esos temas, que no era una temática, pero sin embargo, lo era. El tango tiene mucho de eso, de los ángeles que caen en desgracia. Tiene muchísimas historias de mujeres que caen en desgracia, un montón…pero en éste, me parece que hay como un giro. Es muy bello como está descrito el panorama ese medio complicado. Hay una belleza singular en cómo está descrito.
¿Pensás que el público que te sigue, ya sea de Buitres o que le gusta el rock pueda acercarse más al tango? ¿Hay una intención, de tu parte, hacia eso o no?
Vos fijate que, a esta altura, yo no puedo estar haciendo una cruzada con respecto a la música…Yo estoy intentando crear un pequeño mundo, no lo quiero llevar para el lado de los Buitres, ni siquiera de Los Estómagos. Estoy creando un mundo que, en sí, en parte, es mío y es personal. Es mi primer proyecto personal y ese mundo que yo me imagino, me lo imagino un mundo pequeño. Está bueno que se acerque cualquiera…capaz que me imagino un mundo pequeño y termina siendo muy grande…
Yo estoy intentando crear un pequeño mundo. No lo quiero llevar para el lado de los Buitres, ni siquiera de Los Estómagos. Estoy creando un mundo que, en parte, es mío y es personal. Es mi primer proyecto personal y ese mundo que yo me imagino, me lo imagino un mundo pequeño
Pero, también, es verdad que mucha gente va a escuchar este disco porque sos el cantante de Buitres…
Sí, puede ser… Pero, a mí, me parece que está buenísimo escuchar música nueva, que está buenísimo leer escritores nuevos y ver películas nuevas, las series nuevas, me parece buenísimo. Pero, también me gusta mirar un poquito para atrás y leer cosa que se publicaron en otra época. Yo estoy tratando, no de recrear, sino de crear un mundo en el cual haya algunas pistas que estén en otras estaciones de tren. No en las que vienen para adelante sino que arranque un poquito de atrás. Me parece que está bueno porque, de repente, para gente joven, o de mi generación para atrás, les engancha. O a través de esto conocen otro mundo. Esto para mí está lleno de referencias. Esto, para mí, te lleva a Borges, a Bioy, a Onetti, te lleva a escuchar a la orquesta de Troilo, a la de Pugliese, te lleva a otro lado, a descubrir a Rivero si te interesa. Para mí que te lleva a ese lado, pero no te lleva a un lugar anacrónico o estancado. Te lleva a algo que te puede nutrir para adelante. Me parece que eso lo que yo quiero crear. Y me lo imagino pequeño el mundo, no me lo imagino muy grande. Me parece que es más grande porque yo soy una figura pública, muy conocida. Pero lo que me imagino es que, seguramente, algunos van a seguir por acá porque se van a sentir realmente atraídos. Yo creo que el arte, justamente, es un lugar donde vos vas si querés, vas si te gusta. Si te obligan a ir “hay que ir a ver a Peluffo” yo creo que nadie haría eso…sería “lo ví a Peluffo cantando tangos y, la verdad, cantará bien y todo pero yo voy a ir a ver a los Buitres” (risas) Y eso va a pasar, y es lo más natural del mundo. Pero, después habrá alguno que se enganche, que le gustaban los Buitres o que no le gustaba, y dice “mirá este tipo, me gusta como canta, me gusta lo que dice , o la obra que me presentó” y le genera lo que a mí me genera el arte. Yo veo una serie, veo una frase y digo “¡Opa! ¿Quién es el guionista que escribió esto?” y voy a ver. Y de repente, el guionista es escritor y le compro los libros, porque quiero ver esa frase otra vez, o quiero ver como un tipo con esa sensibilidad escribió eso. Es así.
Recién en estos últimos años el tango ha tenido un resurgimiento en cuanto a composiciones nuevas, hubo un “bache” de treinta o cuarenta años donde, prácticamente, no se escribían tangos nuevos, se cantaban los que ya estaban ¿Por qué te parece que pasaba eso?
Si, una cosa es la interpretación y otra cosa es la composición. El problema del tango, y le puede pasar lo mismo al rock, es la historia que tiene atrás. Es muy grande. Gardel fue un cantante internacional. Fue el mejor cantante de su época y, probablemente, de muchas épocas para adelante. Fue uno de los mejores cantantes que hubo en el mundo occidental en la cultura popular. Entonces, con esos antecedentes, más otros, más lo que fue después Piazzolla, me parece que el tango llegó un momento en el cual, de pasar a ser un fenómeno bailable, popular, prostibulario, a pasar a ser, prácticamente, la música de vanguardia, hizo todo un recorrido de décadas y en determinado momento las cosas se terminan. La gente ya no va a las milongas a bailar tango, va a bailar música tropical o folclore. Y ahora, lo que pasa es que es un lugar donde, desde el punto de vista cultural, compositivo, para el tipo que domina un instrumento, es muy atractivo. Es realmente atractivo. Es un lugar complejo para componer. Me parece que en la medida en que los artistas empiezan a formarse y empiezan a ver cuestiones complejas, pueden componer música clásica, pero también, algunos pueden componer tango. Después, el tango como música popular, han habido algunos y han sido muy buenos. Uno escucha a (Gustavo) Noceti compositor y, realmente, es de un nivel muy bueno. Esas cosas pasan. Lo que pasa es que pasan más puntualmente. Lo que tú me estás diciendo es un fenómeno de orquestas jóvenes que se están dando, tanto en Uruguay como en Argentina, donde hay tipos que ya están empezando a componer y, no solamente la música instrumental sino que están empezando a componer canciones. Es recontra interesante, es muy interesante. ¿Qué pase con eso? Depende si las nuevas generaciones se enganchan, nada más.