Franny Glass: “Me di cuenta que el camino iba a ser crear en cada disco un universo distinto”

El cantante y compositor Gonzalo Deniz retomó su proyecto Franny Glass, el cual había dado por cerrado a fines de 2021. Tras haber lanzado en 2022 un disco bajo su nombre titulado “Mientras tanto, en Montevideo”, decidió iniciar una nueva etapa del proyecto que lo había acompañado durante 15 años. “Ahora Después” es el nombre del álbum que trajo de vuelta a Franny Glass y fue publicado hace unas pocas semanas, un trabajo que trasciende sus límites autoimpuestos y explora su costado más experimental.

Al mismo tiempo, la gira 2024 de Franny Glass tuvo su puntapié inicial el mismo día que su reciente lanzamiento y lo llevó por escenarios tanto del interior del país como de Argentina y Brasil. Tendrá su cierre el próximo jueves 5 de diciembre a las 21:00 h en Sala Zavala Muniz del Teatro Solís y las entradas se encuentran a la venta a través de Tickantel.

De todo esto conversamos con Gonzalo Deniz – o con Franny Glass o, ¿por qué no, con los dos? – en la entrevista que te compartimos a continuación.

Por Liber Aicardi


Foto: Nacho Correa

Empecemos por la decisión de volver con el proyecto Franny Glass y dejar atrás a Gonzalo Deniz. ¿A qué se debió?

Tiene razones de distinta índole. Tiene razones artísticas, que son a las que más les presto atención, generalmente; tiene razones prácticas o más pragmáticas, y también razones que tienen más que ver con lo inexplicable. Es decir, cómo se siente uno con respecto a las cosas, que a veces lo podés reflexionar y encontrar la raíz de eso, pero a veces es más común que sea una sensación, una intuición. En realidad, yo siempre tuve una relación conflictiva con el nombre de Franny Glass porque yo no bauticé el proyecto como bautizandome a mí y eso siempre me generó como un ruido, que naturalmente las personas pensaran que yo me hacía llamar así, o que yo me llamaba así. Entonces, siempre pensé que en algún momento iba a dejarlo atrás el nombre, y eso lo hice en la pandemia, cuando no sabíamos cómo íbamos a seguir, si iba a volver a haber conciertos, cómo iba a ser el arte, qué se iba a hacer cuando volviéramos, cuando supuestamente íbamos a ser mejores personas… Un montón de cosas nos prometimos y, al final, volvió todo a la normalidad, o peor, en algunos casos. Ese contexto fue una oportunidad en ese sentido, porque la búsqueda que termina en este disco para mí tiene una cosa de la música latinoamericana. Yo siento que siempre mis influencias habían estado más del lado anglo, digamos, en mis primeros discos, y paulatinamente fui investigando cada vez más en la música popular uruguaya, latinoamericana, y este disco, para mí, era como una reivindicación de esa parte y del camino más experimental dentro de ese camino más latinoamericanista. Entonces, para mí había una contradicción insalvable en aquél momento que el nombre del artista fuera Franny Glass. A mí me generaba una incomodidad. Sumemosle la relación conflictiva con el nombre y el contexto de la pandemia, entonces, era la oportunidad para sacar un disco con mi propio nombre que respondiera a esta búsqueda, a esta investigación y a este camino creativo que en el momento yo creí que iba a ser permanente, entonces había que darle un cierre al proyecto Franny Glass. “Mientras tanto, en Montevideo” (2022) era un puente y una referencia para quienes no sabían que Gonzalo Deniz era el responsable de Franny Glass, o que había estado en El Astillero, o en Mersey. Era como una introducción hacia este disco. Hasta hace tres meses, para mí no era una posibilidad la vuelta del proyecto Franny Glass. Es algo muy reciente que ocurre cuando yo termino las canciones bajo estrictas normativas que yo mismo me auto impuse, de lineamientos estéticos y de qué podía hacer y qué no podía hacer, qué estaba bien hacer y qué estaba mal hacer. Me parece que al comienzo de la grabación hay una decisión importante con Fabrizio (Rossi), con el productor, que fue, en términos de sonido y de producción, “no tenemos por qué responder a esos lineamientos”. Ahora vamos a dejar que este trabajo que yo hice durante tres, cuatro años sea permeable, como en una actitud más antropofágica, digamos, de que las influencias no tenían que responder solamente a ese sector, sino a la música al mundo de hoy, a las inquietudes que pudieran aparecer y a lo que las canciones pidieran. Ahí hay un cambio importante en mi relación con el material, fue como decir “bueno, ahora lo vamos a vestir como sea”, romper un poco con el dogma que me había llevado hasta ese momento y cuando estoy escuchando el trabajo terminado me dije “y ahora, la frutilla de la torta es que esto es un disco de Franny Glass” . Me pareció un movimiento poético, también, en relación al disco, porque la música que hice también es fruto, en cierta medida, de contradicciones y me parecía que esa contradicción que para mí el principio era imposible de llevar a cabo se terminaba con el último gesto creativo del disco. Ésa es como la reflexión que hice a posteriori a nivel artístico.

¿Y en cuanto los otros niveles que mencionabas?

A nivel cotidiano y práctico yo dejé atrás el nombre de Franny Glass, pero el nombre de Franny Glass no me dejó atrás a mí. A donde iba a trabajar, a tocar, siempre seguía estando como ese fantasma. Y hasta cierto punto, realmente estaba dispuesto a atravesar eso que ocurrió. Si bien tuve muchas puertas abiertas y siempre siento que tengo suerte y la música que hago es bien considerada en mi entorno, como que en muchos aspectos fue como empezar de vuelta y me estaba pasando que sentía que el proyecto Gonzalo Deniz era como para seguidores de Franny Glass que estaban un poco más informados, porque había todo un sector que, de repente, ni se enteraba si yo tocaba en la esquina de la casa. Todas eran cosas que yo había previsto de alguna manera. Y esa apertura a la decisión como a la posibilidad de que volviera al proyecto Franny Glass inesperadamente a mí me llenó de entusiasmo, de energía y de ganas de hacer cosas.
Yo siempre decía “no quiero tener 70 años y que me digan Franny”. Y lo que me di cuenta es que si seguía como venía, el problema ya no era cómo me iban a llamar, era que no iba a llegar a los 70 años… De alguna manera, fue como que ya no sentía el conflicto con el nombre, sentía que yo mismo lo había, internamente, superado.

Me di cuenta que el camino va a ser siempre esa inestabilidad, esa inconstancia, crear en cada disco un universo distinto. Franny Glass tiene siete discos con distintas facetas y me pareció interesante retomar eso, y seguir construyendo ese camino, más que inaugurar una identidad nueva.

Cuando uno escucha este nuevo disco, tiene la sensación que está escuchando un solista y no una banda, tal como el rumbo que habías tomado con Franny Glass anteriormente. ¿Consideraste en algún momento el rumbo que tenía el proyecto en la etapa anterior?

Lo que pasó fue que, prácticamente la banda que me acompaña ahora es la misma, con algunos cambios porque, por ejemplo, este disco no tiene tanta carga de cuerdas ni de vientos, hay menos músicos tocando. Sí, hay menos músicos tocando y yo me hice cargo como nunca de una cantidad de instrumentos que no solía tocar en mis discos, como el bajo y la percusión. También creía que en las canciones no había una aproximación a los arreglos convencionales y que por más de que yo no soy el mejor instrumentista, nadie iba a aproximarse a nivel de arreglos a las canciones como yo, que venía trabajando con esas canciones hacía mucho tiempo puertas adentro. Sentía que yo era el más indicado, digamos, dentro de lo que yo podía tocar. Después, por ejemplo Sergio Astengo grabó los bandoneones, Lucía Romero grabó las trompetas y grabó bastante gente además de mí en el disco, pero es cierto que yo creo que si hiciera el mapa de calor del disco, estoy por toda la cancha.

Por otra parte, tomás elementos como el bandoneón que se incorporaron en tu disco como Gonzalo Deniz, como si lo incorporaras a Franny Glass…

En “Mientras Tanto… En Montevideo” probé una estética sobre canciones preexistentes y algunas nuevas que me interesaba plasmar en este disco. Eso está presente en “Ahora Después». Por otro lado, esa apertura a meter lo que sea en la grabación y no solamente lo que responda a lo orgánico, como sintetizadores, por ejemplo, eso lo llevó hacia otro lugar. Y, después, está eso, retomando la conversación sobre Franny Glass, de darme cuenta que no era un camino permanente que yo creyera que iba a hacer siempre esta música y lo otro ya quedó atrás. Me di cuenta que el camino va a ser siempre esa inestabilidad, esa inconstancia digamos, en cada disco crear un universo distinto. Franny Glass tiene siete discos con distintas facetas y me pareció interesante retomar eso y seguir construyendo ese camino, más que inaugurar una identidad nueva.

En este disco, además de incorporar instrumentos no tan tradicionales respecto de los que venías tocando y estás a cargo de muchos otros. ¿Eso fue una decisión consciente o una necesidad que surge a partir de las canciones?

Había una idea de crear como si fuera un folclore inventado. Si bien tiene sus raíces en la música uruguaya, era como que yo me impuse unas reglas de composición que hacía que las canciones de repente tomaran caminos impredecibles y dentro de ese mundo era como que yo, de alguna manera, había aprendido ese lenguaje. Creía que las decisiones que iba a tomar podían estar más cerca de ese camino que yo quería tomar, pero también siempre está bueno contrastarlo con gente que lo agarra fuera de contexto y por eso, también, es importante la participación de los otros músicos. Ni que hablar el trabajo de Fabrizio Rossi. Él escuchó lo que yo quería proponer y acompañó, y en momentos como que tomó las riendas y tomó decisiones que fueron cruciales para el disco en relación a las canciones, al orden, a las letras, a la estructura. En el estudio él tiene muchos instrumentos, teclados, sintetizadores, instrumentos de percusión, entonces yo siento que el disco había tenido mucha preparación en mi cabeza y Fabri me venía haciendo sonido hacía como dos años ya, ya venía escuchando las canciones que yo había probado en vivo. Entonces, la consigna fue “lo que pudiéramos tocar entre nosotros dos, íbamos a acaparar nosotros” y cuando ya era un instrumento que salía un poco de nuestro radar de posibilidades técnicas, o a nivel tímbrico, ya aparecían las voces femeninas. Lucía (Romero) y Camila (Rodríguez) ya cantan siempre conmigo en vivo y son una parte del sonido del proyecto, pero, también había una cosa de aproximación, de que cualquier cosa podía ser un instrumento en este disco. El disco comienza con sonidos que yo grabé con el celular en mi casa, audios de WhatsApp, grabaciones, grabé a la caldera hirviendo, grabé al afilador que pasaba por la esquina de mi casa. Hay una canción, “Como Humanos”, que a nivel de arreglo es como una de las más jugadas me parece, porque tiene cierta tonalidad y una cosa medio como de música contemporánea, que por ejemplo durante toda la canción agarré mi celular y estuve pasando historias de WhatsApp, de Instagram, y eso es lo que fue quedando, Hay cosas que a primera escucha podrían parecer como que estábamos metiendo lo primero que se nos pasaba por la cabeza, pero todo tenía una lógica, había un argumento atrás. Capaz que no eran las reglas por las que siempre nos guiamos, sino que eran otras. Y para mí el disco tiene algo de eso, de generar cierta anomalía en las canciones y de que el oído pueda acostumbrarse a incorporarlas. A ver… no estoy inventando nada, pero había una búsqueda por ese lado de decir “esto a primera escucha es anormal, es una desviación, pero si lo escucho tres, cuatro veces, empiezo a incorporar ese universo” que fue lo que me pasó a mí al componerlas.

Me gusta ser Gonzalo Deniz para ir a buscar a mis hijos a la escuela, para hacer un asado, para ir a hacer un trámite, pero para estar arriba del escenario me siento mucho más cómodo con el traje ese de que no soy yo, de que hay una fantasía ahí.

En este disco, muchas imágenes que proponés en las letras son más cotidianas, pero no por eso menos profundas. También cambiaste el rumbo en la lírica…

Tal cual. Creo que es una búsqueda que ya venía apareciendo pero llevada a su máxima expresión, a su extremo. Hasta el punto de que en un momento, con algunas de estas canciones, quise hacer un proceso parecido al de “Canciones de amor por el fin del mundo», de mostrarlas en vivo, y lo hice en algunas instancias pero no me sentía cómodo. Me di cuenta que las canciones realmente iban a ser en el estudio, encontraba cierta incomodidad a la hora de tocarlas en vivo porque no tenía ni idea de qué le podía pasar a las personas que las recibieran. Sentí que era una obra acabada porque cada vez que hago un disco siento que ese universo ya lo llevé a su máxima expresión y en mi próximo disco tengo que hacer otra cosa. No me imagino haciendo el mismo disco otra vez, que es una manera de trabajar también, hacer el mismo disco cada vez más perfecto, cada vez mejor, y es totalmente válida. Pero como yo soy más educado con los Beatles, donde cada disco tiene un avance, una evolución, me di cuenta de que esta investigación y esta búsqueda la había plasmado satisfactoriamente y ahora ya quiero otra cosa.

El día que salió el disco “Ahora Después” empezaste una gira que va a tener su cierre el jueves 5 en Sala Zavala Muniz. ¿Cómo fueron las primeras fechas?

Para mí, esta gira acompaña el disco que salió, pero no es la presentación del disco. Entiendo que los discos necesitan tiempo y que terminó teniendo un peso importante que sea la vuelta de Franny Glass, que no es solamente un disco nuevo sino que también hay algo de volver. Hace un par de semanas fue la primera vez que me presenté como Franny Glass desde noviembre de 2021. Y es lo mismo, pero no es lo mismo. Se siente diferente para mí, y se siente diferente por las cosas que he escuchado y que me han dicho, digamos. Porque tampoco fue que yo me puse a hacer música instrumental electrónica, seguí siendo yo con mi guitarra. Pero, para algunas personas que escuchan Franny Glass y que me siguen, era un cambio significativo que yo retomara el nombre del proyecto. Y el otro día, al tocar en vivo, también lo sentí. Me di cuenta que me gusta ser Gonzalo Deniz para ir a buscar a mis hijos a la escuela, para hacer un asado, para ir a hacer un trámite, pero para estar arriba del escenario me siento mucho más cómodo con el traje ese de que no soy yo, de que hay una fantasía ahí. Escénicamente es mucho más mi hogar, Franny Glass que tener mi nombre. Hasta tocar con mi banda… porque Franny Glass somos todos en ese momento y Gonzalo Deniz soy yo. Entonces, estas presentaciones incluso la que voy a hacer en diciembre en la Zabala Muniz, para mí es el regreso del proyecto con canciones nuevas y retomando temas del repertorio que habían quedado afuera en los últimos años. Yo me imagino hacer una presentación del disco el año que viene, tocarlo más como fue grabado. Y estos shows los veo más como incorporar algunas canciones nuevas a un repertorio más vasto. Además, hay algunas canciones que yo las grabé de una manera y, después, en vivo siempre se tocaron de otra. Me parece que, cuando tenga la oportunidad de presentar este disco en vivo, se abre la puerta a que esas versiones que nunca fueron tocadas en vivo se puedan tocar.

Foto: Nacho Correa
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