Fede Graña lanzó en la segunda mitad de 2024 los álbumes “Canción Mi Santo Grial” y “Pileta LIbre”, los dos primeros volúmenes de su trabajo titulado “La Mojarra”, que se completará en el correr de este año con la edición de dos discos más, conformando una ambiciosa obra cuádruple. La misma, además, es un testimonio de la prolífica esencia que el músico y compositor ha desarrollado a lo largo de su carrera a través de diversos proyectos, sea como integrante de Vieja Historia, Los Prolijos, Socio, los más recientes Los Otros, en solitario o en colaboración con otros artistas.
Algo que para Graña comenzó como un ejercicio, allá por 2010, en paralelo a su primer disco solista “Ansiedad” culminó en “un acto de resistencia y autenticidad que evoca el espíritu de ‘El Salmón’ de Andrés Calamaro». Los años fueron haciendo lo suyo y estas más de 30 canciones finalmente encontraron su tiempo y espacio.
El próximo 12 de abril, a las 21:00 h en Sala Hugo Balzo del Auditorio Nacional Adela Reta, Fede Graña presentará en vivo las canciones de los volúmenes l y ll de “La Mojarra”. Las entradas para el show ya se pueden adquirir a través de Tickantel.
Con todo lo mencionado, sobraban motivos para conversar con él sobre sus más recientes lanzamientos -en los cuales asumió además el rol de multiinstrumentista y productor artístico-, y del restante material que aguarda para ver la luz.
Por Liber Aicardi

Foto: Mauricio Rodríguez
¿Cuál es el origen de “La Mojarra”, esta obra de cuatro volúmenes, de los cuáles el año pasado ya publicaste dos?
En realidad, me sugirieron sacarlo en etapas para que la gente lo fuera conociendo más de a poco, y aún así me dijeron que fue demasiado rápido sacar dos discos en un año. Pero ahora, con el diario del lunes, considero que “La Mojarra” debió ser un proyecto paralelo como para entendidos y que no fuera mi proyecto principal. La verdad, el que dio origen a todo es el que terminó siendo el volumen 2 (“Pileta Libre”) porque yo venía haciendo el ejercicio de grabar lo primero que se me venía. Grabarlo directamente en la compu, cosa que lo experimenté a modo de cintero, vamos a llamarle. Yo quería grabar de principio a fin sin editar, en una especie de experimento que no pensé que fuera a terminar en un disco; era como ver qué pasaba si yo grababa la toma de principio a fin sin editar nada, si estuviera grabando en cinta en todos los instrumentos. En un principio era con un micrófono solo, un SM57, cosa que después se fue desvirtuando porque eso terminó en un repertorio de más de 40 canciones.
Paralelamente, en el año 2009-2010, el disco hermano del disco “Ansiedad» se llamaba “La Vida y la Muerte» y era mayoritariamente instrumental y es lo que terminó siendo “Canción Mi Santo Grial», que es un disco que habla de la muerte. ¿Qué pasó? ¿Por qué demoré tanto? Porque en mi cabeza, lo que yo estaba haciendo era una maqueta, era un proyecto como para armar una banda con una pequeña orquesta de cámara, porque tiene un montón de arreglos que los hice con guitarra, con teclado, por lo general sutiles, que van acompañando la armonía y la melodía, pero yo me imaginaba que esto podía hacerlo un oboe, un fagot, una flauta, una pequeña orquesta de cuerdas. Cuando venía un colchón de teclado yo ahí escuchaba un cuarteto de cuerdas acompañando todo en mi mente. Estaba sonando así y, cuando quise acordar, pasaron como cuatro o cinco años y estaba ya quedando viejo y oxidado. Entonces dije “este año lo termino, lo mezclo, lo masterizo”, escribí todas las letras de nuevo y ese año ¡pumba! le puse el sello de terminado.
¿Cómo hiciste para organizar todo el material que tenías?
Ahí ya fue más fácil, cuando tenía arriba de la mesa todas las canciones y, suponete, lo que sería el volumen 1 es bien marcado porque es “Canción Mi Santo Grial», como si fuera una ópera. Desde que empieza hasta que termina no hay una
pausa, no da un respiro, no hay un silencio y es totalmente conceptual. El disco 2 que se llama “Pileta Libre” me había quedado como de treinta y pico de temas, se me ocurrió partirlo al medio y por eso quedó cuádruple. Originalmente iba a ser triple y cuando lo partí al medio dejé las canciones que están ahora en el disco “Pileta Libre», que son una forma de descontracturar el primer volumen, y la parte B de “Pileta Libre” se llama “No Hay Nadie”, que es el que va a salir después de que toquemos en la Balzo y es más introspectivo, pero es la misma tesitura de grabación súper casera y folk indie, misma paleta de colores. El último volumen es un postre instrumental que se llama “Postales del Éter”, que es toda una colección de experimentos instrumentales que me fueron quedando en el camino, los cuales un par ganaron el Premio Nacional de Música. Hay uno que va así como ganó el premio, está como una especie de bonus track porque es re viejo y el otro que ganó yo lo seguí trabajando y trabajando y trabajando y ahora es nada que ver, tiene como la esencia al principio y después yo seguí es una obra como de 14 minutos. También tiene dos o tres platos fuertes como de 12, 14 minutos.
¿Cómo llegaste a la muerte como concepto para “Canción Mi Santo Grial»?
La idea mía era generar una historia. Las primeras dos canciones tienen un hilo conductor, y todo lo demás que fui escribiendo era relativo a la muerte, pero a modo de borrador. Cuando yo decido finiquitar el disco y terminarlo, que fue hace dos años en realidad, un poquito más capaz, al final me desaté de ese concepto de que fuera un hilo conductor, una historia, y lo que hice fue tener reflexiones sobre mi relacionamiento con mi propia muerte y la muerte como herramienta para aprovechar las pequeñas cosas y, sobre todo, el presente. Esa es como la premisa, la nombra todo el tiempo, apagar la mente, poder disfrutar el ahora, las pequeñas cosas de la vida, ahí está el eje del disco.
¿De dónde viene la elección personal de la temática de la muerte?
Yo he estado rodeado bastante de tragedia durante muchos años y tuve que aprender a convivir con la tragedia, digamos. Un poco con el humor y mucho a través de la terapia de la música, de la composición. A mí, la vida dramática, por así decirlo, que me tocó vivir, de la cual en muchos casos yo no soy partícipe de lo que pasa, simplemente estoy ahí como espectador y pasan cosas y uno no tiene el control de todo y eso es la vida. Entonces, en todos esos años que estuve bastante “a las piñas” con la vida, vamos a llamarle así, esa fue la raíz de la composición de ese disco. Acá mismo, en este lugar (su estudio) estaba abordando esa temática y me costaba mucho, es un tema muy tabú, bastante poco abordado, lo hice solo, la verdad es que no tuve a alguien que me acompañara o que me bancara la cabeza, y también me costó horrible.
Lo que hice en ‘Canción Mi Santo Grial’ fue tener reflexiones sobre mi relacionamiento con mi propia muerte y la muerte como herramienta para aprovechar las pequeñas cosas y, sobre todo, el presente. Apagar la mente, poder disfrutar el ahora, las pequeñas cosas de la vida, ahí está el eje del disco.
¿Haber hecho el disco solo fue una elección?
En un momento, el volumen 1 “Canción Mi Santo Grial» lo traje para Los Prolijos y me dijeron que sí, que estaba bárbaro, que les encantaba. Después, se disolvieron Los Prolijos y se lo quería hacer grabar a mi banda siguiente, que fue Los Otros y cuando le dije al baterista de Los Otros (Esteban “Chicu” López) para que grabara la batería, me dijo que ya estaba bárbaro, que sonaba fenomenal. Y cuando un baterista profesional escucha lo que yo grabé y me dice que eso está bárbaro y que suena re bien y que yo tengo una buena impronta para tocar la batería, ahí como que me animé. Yo tengo un sonido totalmente amateur en la batería, vamos a llamarlo “camorrero”, pero ya estaba culminando todo el asunto del disco triple y ya era como una cuestión más egoica de decir “¡pah! mirá lo que pude hacer yo solo”. Grabé todos los instrumentos, lo mezclé y hasta ahí llegué, lo masterizó mi sobrino Tomi Doldán, porque masterizar ya no quería. Aparte, sentía que capaz que lo arruinaba porque ya estaba cansado, quería alguien externo que lo deje sonando lindo y parejo, bien ecualizado.
¿Cómo fue el trabajo de producción que hiciste? Sobre todo por lo que decías hoy que te imaginabas una instrumentación más grande cuando componías las canciones en la guitarra.
En realidad, el proceso de creación y grabación fue bastante simultáneo porque yo lo iba haciendo de forma casera, totalmente, en las casas donde fui viviendo. En el proceso de grabación y creación como que yo voy volcando pistas y pistas y pistas para tratar de encontrar un sonido. A veces grabo el mismo arreglo con guitarras o en distintos momentos y, a veces, dejo las dos o tres. Dejo una más adelante, dos bajitas y, cuando viene el corte final, ahí me pongo botón conmigo mismo y ahí si entro a recortar canales. Por ejemplo, que el teclado entre en el estribillo con una pandereta, antes no; con la guitarra acústica, lo mismo, antes del estribillo no hay acústica, entonces cuando entra el estribillo hay una expansión así de armónicos y sonoros… son como truquitos de producción, vamos a llamarle.
El segundo disco es el más diverso de los dos que lanzaste hasta ahora y es el más espontáneo también de las canciones.
Si, si son súper descontracturadas y, ya te digo, de las 30 y pico, 40, se terminaron dando a luz a lo que sería el segundo y tercer disco, son todas en una tesitura totalmente distendida.
Y en ese disco “Pileta Libre”, tenés dos canciones que son homenaje, si se puede llamar así, a Riki Musso y a Freddie Mercury. ¿Son tus dos influencias principales?
No lo sé, yo sería mucho más influenciado por los Beatles si fuera el caso. Yo tendría que hacer una canción a John Lennon en algún momento…
Cuando ya estaba culminando el disco triple, ya era una cuestión más egoica de decir ‘¡pah! mirá lo que pude hacer yo solo’. Grabé todos los instrumentos, lo mezclé y hasta ahí llegué, porque masterizarlo ya no quería. Sentía que capaz que lo arruinaba porque ya estaba cansado, quería alguien externo que lo deje sonando lindo y parejo, bien ecualizado.
Llegaste a cantar vestido de Freddie Mercury en algún show…
Sí, eso fue una locura total. Freddie Mercury fue el músico que a mí más me cautivó cuando era chico, cuando tenía 6 o 7 años, una cosa así. No paraba de mirar el concierto de Wembley, era una locura para mí. Y con Riki Musso yo tuve un acercamiento por su disco “Formidable” (2014). Me lo recomendaron como diciendo “está bueno, es la esencia perdida del Cuarteto de Nos viejo, pero sonando muy bien”. Lo escuché y con mi socio, no lo parábamos de escuchar, no lo podíamos creer ¡qué locura este tipo! Con Los Prolijos lo llamamos a invitar, porque yo compuse una canción vestido de Ricky Musso, es decir, hice de cuenta que yo era Riky Musso y compuse una canción acerca del proceso de electrónica y de todo eso. Yo me doy un poco de “mania” para soldar cables y eso, pero Ricky es una bestia, un freaky total, y me llegué a juntar con él. Aceptó y todo, le gustó la canción después se terminó disolviendo Los Prolijos y quedó ahí.
¿Cómo estás preparando la presentación de estos dos discos en la Sala Hugo Balzo?
En un principio nos pusimos la meta de tocar enteritos los dos discos y, después, cuando puse la lista de temas, ahí me di cuenta que era bastante larga. Me permití sacar alguno y estuvo genial porque ahora nos dio tiempo para pulir bien lo que teníamos, que son nueve canciones del primero y también nueve o diez del segundo. Con los chiquilines estamos súper contentos con lo que está pasando porque es raro el proceso, yo hice todo el proceso solo, frente a la compu y ahora tengo que bajarlo a tierra y ver cómo distribuirlo con la banda,
Y en ese proceso de bajar las canciones al resto de la banda y, ¿te pasó de redescubrir canciones?
Tal cual. Es como que las versionamos a las canciones y agarraron vida, también.
Lo que me di cuenta es que, como yo lo terminé y lo solté hace dos años, algunas cosas tuve que ir a escucharlas para ver lo que había hecho yo. No es que tengo los cuatro discos grabados en la cabeza y, sí, hay cosas que son minuciosas, de búsqueda sesuda, hay mucha elaboración artesanal, sobre todo en el primer disco y lo que después fue el último, el instrumental.
¿Cómo sigue tu año después de esta presentación?
Van a salir los dos discos restantes este año y probablemente en invierno me vaya a Alemania, que mi novia está viviendo allá, pero voy a ir tres meses. Ahí queda en pausa el proyecto musical, pero tenemos alguna cosa en la agenda antes que me vaya. Después de este show, veremos…estoy muy concentrado en la
Balzo. Paralelamente a todo el el laburo de grabación, me largué a dibujar.
Yo no me considero un gran dibujante, pero hace muchos años que pila gente me dice “vos tenés que mostrar, está bueno lo que hacés, tiene originalidad”. Así que, junto con las tapas de los discos, hice una vorágine de dibujos representativos de todo el material del disco cuádruple, lo escaneé todo en alta calidad y estoy compaginando, agregando texto y eso. Quiero sacar un libro que sea en defensa del material. Porque se ha perdido mucho el factor tangible, el factor físico, entonces quiero tratar de empezar a velar por acercar más la obra al destinatario. Es como si fuera el librito del CD pero multiplicado por cuatro, un poquito más grande. Esa sería la consigna.
