Con 18 años en el camino y un recorrido de ascenso constante, Eruca Sativa publicó en mayo pasado «A Tres Días de la Tierra», su esperado nuevo álbum, el primero en seis años con nuevas composiciones. Grabado en los históricos Criteria Studios de Miami —donde nacieron clásicos de AC/DC, Eric Clapton, Fleetwood Mac y Soda Stereo, entre otros—, el décimo trabajo de la banda marca el regreso al pulso inconfundible del power trío integrado por Lula Bertoldi, Brenda Martin y Gabriel Pedernera. Combinando riffs contundentes y aires folclóricos con letras que abordan desde la denuncia social a la faceta más personal, el álbum refleja la actitud que siempre ha definido a la banda.
Este viernes 5 de setiembre, a las 20:00 h en Sala del Museo, Eruca Sativa presentará en nuestro país su más reciente trabajo en un show que también recorrerá clásicos de su discografía. La noche tendrá como apertura a Fer o-Smith y las entradas se encuentran a la venta a través de RedTickets.
A propósito del show, Lula Bertoldi nos contó sobre el proceso creativo del nuevo disco, la necesidad de expresarse desde un lugar comprometido con la realidad y también nos ofreció su visión sobre la escena del rock en Argentina.
Por Liber Aicardi

Foto: Nora Lezano
¿Cómo fue el proceso de «A Tres Días de la Tierra», el primer disco de Eruca con canciones nuevas en seis años?
Así es, nos llevó un tiempo… Pasa que entre “Seremos Primavera” (2019) y este disco vino la pandemia. A nosotros nos morfó la pandemia porque acabábamos de lanzar el disco y cuando estábamos por arrancar la gira, ¡zas!, la debacle total. Así que nos quedó ahí como en una nebulosa. Sin embargo, fue un disco que tuvo mucha fuerza, mucha relevancia, sobre todo en contextos feministas, en contextos de resistencia. Muchos movimientos tomaron “Creo”, que es este gran himno que tiene el disco, y hasta el día de hoy es un tema que sigue teniendo eco. Yo creo que se amplificó incluso más esa canción que tiene tanta relevancia dentro del disco y dentro de nuestra discografía.
En la pandemia inventamos mil cosas para llevarla adelante, la verdad que fue difícil. Apenas se abrió un poquito, empezamos a tocar, pero con la pandemia todo se resignificó, todo entró un poco en crisis, y de esa crisis había que ver cómo salíamos. Salimos un poco desencontrados como banda, pero por suerte nos pasó que nos metimos a grabar un disco de versiones porque teníamos ganas de tocar juntos, pero no teníamos ganas de entrar en esa intimidad que es componer, porque componer tiene una intimidad que, a veces, si las cosas no están muy bien, puede generar más crisis todavía. Entonces dijimos: “che, nos extrañamos como banda, entremos al estudio, necesitamos material nuevo” y grabamos un disco de versiones. Y ahí grabamos “Dopelganga”, que es un disco de estudio pero de versiones, donde también está la versión de El Príncipe Gustavo Pena del tema “Mandolín”. Ese disco fue un bálsamo, nos hizo bien, nos volvimos a encontrar como banda, porque como personas nos adoramos. Lo que pasa es que medio que nos habíamos perdido en el camino y la música nos volvió a encontrar, y eso fue muy hermoso.
Después hicimos dos discos en vivo porque festejamos nuestros 15 años y, mientras tanto, algunas canciones daban vueltas y empezamos a armar nuestra “carpetita” de canciones nuevas. En el medio aparece Afo Verde, que fue el productor del disco, y le encantaron. Ahí todo empezó a cobrar un ritmo de “¡ah, se viene el disco!”. En julio del año pasado Afo nos propone entrar a grabar. Él vive en Miami y, la verdad, tiene una vida muy intensa, de mucha oficina en Sony y tiene mucho trabajo todo el día. Nos propuso ir para allá y él se llevaba la oficina al estudio para no desatender las otras cosas. La verdad que fue maravilloso porque estuvimos 15, 20 días ahí metidos con él en el estudio, trabajando a full, y fue increíble porque el resultado final fue de cuatro personas respirando música y respirando esas canciones.
¿Cómo definirías este disco?
Creo que lo lindo de este disco, es que van pasando las semanas —el disco salió en mayo— y van pasando las veces que lo tocamos en vivo, y lo vamos volviendo a saborear en vivo. Creo que es un disco muy honesto; muy honesto desde cómo fue grabado, porque fue grabado en vivo, los tres tocando. No hay ningún tipo de sobreproducción, no tiene overdubs, no tiene dobles guitarras, es lo que suena la banda, y por eso fue tan fácil tocarlo en vivo, porque llevarlo del disco al vivo fue ensayar un par de veces e ir a tocarlo. No tiene nada que no seamos nosotros tres tocando, salvo, por ejemplo, “Canción Urgente”, que tiene unas guitarras que grabó un invitado, pero en general el disco es el trío.
Creo que lo que más tiene el disco es honestidad: de cómo nos sentimos, de las cosas que pensamos, de cómo reflexionamos sobre esta era, sobre la realidad de nuestro país, sobre la política, sobre nuestras humanidades, sobre la guerra. Una colección de sentimientos muy verdaderos.
Probablemente es el disco más de trinchera de Eruca, ¿lo sentís así también?
Sí, yo también lo siento así. Mirá, yo creo que la dupla “Seremos Primavera” y “A Tres Días de la Tierra» son discos muy de trinchera, cada uno en su mood, cada uno en su espíritu. “Seremos Primavera” es un disco más experimental, donde nosotros nos ponemos un poco a prueba como instrumentistas, arregladores, productores, como músicos y como banda. En este dijimos: “¡Vamos, vamos, rock and roll! Un, dos, tres, palo y a la bolsa”. Pero también es muy de trinchera, de salir a decir y salir a denunciar y salir a revolucionar y a mover las cosas.
No nos queremos dejar llevar por los síntomas de este tiempo de caer en eso de cortar para la playlist y toda esa cosa medio diseccionada que, la verdad, no responde a lo que nos gusta a nosotros, que somos muy vintage en ese sentido y nos gusta.
El disco tiene 14 canciones, es más extenso que el estándar de los álbumes en la actualidad. ¿Cómo deciden incluir esa cantidad de canciones?
En ese aspecto yo creo que el disco es un poco rebelde. Primero por cómo fue grabado. Hoy se estila mucho la sobreproducción y lo digital. Quisimos ser un poco rebeldes porque creo que la rebeldía no solamente en el rock está en decir —ya es un montón el hecho de decir las letras—, sino también en cómo hacés lo que estás haciendo, que es un poco una mini revolución también, ¿no? Hacer un disco largo, un álbum completo, grabado en vivo en el estudio, editarlo en CD, es una forma de rebelarse también. Fue una cosa natural, no es que lo pensamos mucho, pero después nos dimos cuenta que era súper diferente hacerlo así también. Primero que era lo que nos pintaba realmente hacer, porque necesitábamos como banda un disco así y, después, como que todo se fue dando para que sea todo muy old school: ahora estamos tocando con amplificadores de nuevo arriba del escenario, a “todo culo”, y cosas que no hacíamos más porque estábamos más en el plan de lo digital y que no se contamine el escenario. Y ahora es como: “bueno, ya está, fue, ponemos el ampli fuerte y tocamos”. Es como que vos estás dando: “esto es lo que pienso, es así”, desde lo visual, desde lo sonoro, desde cómo grabamos un disco y desde cómo lo presentamos.
Al disco lo presentamos en el Estadio Obras, acá en Buenos Aires, y lo tocamos del tema 1 al tema 14, en el orden que está en el disco. Y decidimos hacerlo así toda la gira, porque es como también un statement, como decir: “esta es nuestra filosofía del disco. Si vos no lo escuchaste porque te lo pusieron en una playlist y escuchaste un solo track, ahora te lo vamos a tocar en vivo entero tal cual lo pensamos”. Y así, no sabés, funciona re bien.
El hecho de que sea un disco extenso creo por un lado les permite desarrollar más las distintas vetas de la banda, por ejemplo la folclórica que ya asomó en discos anteriores. Pero también cuando uno escucha el disco tiene una dinámica similar a la de un show. ¿Lo creés así también?
Yo creo que un disco es un poco un show, es un relato. Es un relato de algo que vos tenés que ir llevando a la gente, primero porque queremos que lo escuchen entero. La idea siempre del álbum no es que sea una colección de canciones que hay que meter en playlists en Spotify. No, nosotros no. Eso no es un álbum, eso es una colección de canciones que se ponen todas juntas. El álbum es un concepto, en este caso el concepto es cómo se va contando y la estética sonora, digamos, todo lo que elegimos como coherencia estética dentro del audio del disco. Es un todo, no es que un track suena de una forma y otro track totalmente distinto. Por eso fue grabado todo junto y fue hecho todo en una misma semana. Tiene mucho que ver eso y siento que también no nos queremos dejar llevar por los síntomas de este tiempo de caer en eso de cortar para la playlist y toda esa cosa medio diseccionada que, la verdad, no responde a lo que nos gusta a nosotros, que somos muy vintage en ese sentido y nos gusta. Estamos orgullosos de hacerlo y lo sostenemos como una bandera: hacemos un álbum y es un álbum, el disco es esto.
Por otro lado, temas como “Volar” o “No Pasarán”, por ejemplo, funcionan bien fuera del disco…
Obviamente que después, sueltos, los temas funcionan porque son lindas canciones, o tratamos de que sean buenas canciones. Pero dentro del contexto del disco, cuando viene “Volarte” y cuando viene “Chacarera del Primer Día», hay momentos fuertes. Es un disco de rock, obviamente, pero cuando viene la “Chacarera del Primer Día», todo el resto se justifica. Para mí es el eje del disco, es maravillosa. Es una canción que compuso Brenda, que al día de hoy la tocamos en vivo, la escucho en el disco y no lo puedo creer. Creo que es un temazo y que le da sentido al resto. Aunque sea el tema más downtempo, que sea una chacarera, es el tema que, para mí, le da un motivo al disco. No me preguntes por qué, siento que es así. Siento que es una canción súper profunda, que es una canción muy bien escrita, y tenemos el honor de tener una letrista y una compositora como Brenda Martin en la banda, que trae canciones maravillosas que las podemos interpretar todos juntos.
Me parece que la coherencia de los artistas siempre está a flor de piel, digas o no digas. No decir es emitir una opinión, estás opinando no diciendo, no denunciando o eligiendo no decir.
Algo similar pasa con “Canción Urgente”, que tiene mucha fuerza en la letra y en la interpretación a pesar de que musicalmente sea bien minimalista.
Otra canción de Brenda… Es fuertísima, y en esa además tenemos el lujo de que la cante Brenda, que también tiene su expresividad y todo su sentir cuando la canta, porque la escribió ella también. Esas son dos grandes joyas del disco, para mí. Dos grandes picos que hace el disco, que decís: “este no es un disco de rock así nomás”. Creo que esos temas hacen que la banda tenga un relieve distinto. Como que, “ok, se hace en el riff y la canción fuerte y yo grito”, pero viene ese momento que, sin gritar y sin distorsión, son dos momentos que te dejan “¡uy!, ¿qué es esto?”.
¿Cuánto de respuesta al momento social y político que vive actualmente Argentina es este disco?
Muchísimo. Imaginate que hay letras que se compusieron en el verano después que el actual presidente asume, en diciembre. Recuerdo que teníamos un show nosotros en el Movistar Arena, acá en Buenos Aires, dos días antes de que asuma, y fue una bajada de línea muy fuerte nuestro show. Dijimos muchas cosas. Lo dijimos con el repertorio, lo dijimos con las pantallas, pusimos mucha data en pantallas, porque a veces no nos gusta tanto decir con palabras sino tal vez ser más poéticos, pero con otras más directas, que tienen que ver más con el show. No tiene tanto que ver con que yo esté hablando y diciendo cosas. Entonces fue un momento muy fuerte. Ese día tocamos y estrenamos la “Chacarera del Primer Día”, porque ya había varios temas del disco que ya los veníamos tocando, y ese verano recuerdo que escribí la letra del estribillo de “Contra Nosotrxs”, que dice: “parece cine pero no, es hoy acá contra nosotros, no es la ficción, es bien real”. Una cosa que para mí era como un mal sueño. Como decir: “no puede ser que un tipo así haya ganado”. No que haya ganado, “no puedo creer que los argentinos elijamos esto”. Ese fue mi dolor más grande. Ese verano me acuerdo que era la charla común entre amigos, entre colegas, decir: “che, ¿qué elegimos como país?”. Fue muy fuerte el golpe.
Entonces, de esa situación, de ese verano salieron varias letras. Cuando nos fuimos de viaje a terminar de escribir salieron otras letras, pero sí, todo fue muy de la época. Es un disco de época, claramente. Lamentablemente en Argentina, muchos discos son de épocas pasadas y son de la época de ahora. Escuchá “Los Dinosaurios” de Charly y no puede ser que sea actual, como María Elena Walsh, y no podés creer que sean actuales. Así estamos… Escuchá también cómo León habla de la memoria, y la memoria, ¿dónde está? Seguimos patinando en barro… Entonces sí, este es un disco que claramente tiene que ver con un anclaje histórico. De todas formas, también materializa cosas que sentimos de hace un montón: injusticias, reclamos sociales, luchas latinoamericanas, de las mujeres, de los pueblos, de la guerra, que parece una cosa de antaño la guerra, y sin embargo hay un genocidio a cielo abierto en las redes sociales, y es para denunciar.
¿Se sienten cronistas de su época?
Vuelvo a lo que decía hoy cuando te decía que era un disco honesto. Eso somos nosotros, no nos sale no decir lo que pensamos. No nos sale decir: “chicos, no digamos esto o lo otro”. A riesgo de muchas cosas, porque hay mucha gente que te puede dejar de escuchar porque no está de acuerdo, y me parece bien que alguien no te escuche cuando no está de acuerdo. Es lo que hago yo con un montón de artistas con los que no estoy de acuerdo, pero, sin embargo, me gustaban y no los escucho más, o no les doy tanta bola. Me parece que la coherencia de los artistas siempre está a flor de piel, digas o no digas. No decir es emitir una opinión, estás opinando no diciendo, no denunciando o eligiendo no decir. En ese aspecto, mis ídolos de toda la vida han sido León Gieco, María Elena Walsh, Los Redondos, La Renga, todas bandas que han dicho siempre lo que piensan y han sido muy coherentes con sus luchas, digamos. Y en eso no me da pudor ni vergüenza defender las cosas que creo.
Me parece que es algo básico: si cualquier ciudadano de a pie lo puede hacer, ¿por qué yo, que soy artista, no lo voy a hacer? ¿Qué me prohíbe? ¿Que soy artista y que me escucha gente? Me parece lo contrario: una super amplificación de algo que siento que es justo, que es defender ciertos derechos que me parece que es bueno, que es algo positivo. O decir: “no a la guerra, alto el fuego”. Me parece algo re positivo, algo bueno, algo proactivo, no algo negativo y destructivo. Entonces, en ese aspecto creo que está buenísima la amplificación del mensaje.
¿Qué pasa en ese sentido con el rock en Argentina, especialmente en el mainstream, que no está tan presente ese discurso?
Yo creo que hay de todo. Tenés artistas mainstream como Trueno, como Wos o Milo J, que siendo muy pibes defienden cosas muy justas, muy copadas, bajan un mensaje re zarpado para los pibes, pudiendo no hacerlo, pudiendo estar en un pedo cósmico. Realmente se ponen a hablar de lo que hay que hablar. O Lali, que es un artista pop, que siento que en ese punto, como lo ha hecho Madonna en una época en los 90, decía un montón de cosas siendo un artista pop que podría no decir nada, vivir en una burbuja. Y está ahí, está re presente, desde las letras en muchos casos y también de ponerle el cuerpo a situaciones que lo valen.
Por eso creo que hoy en día la posición política no se define por un género. Desde cómo yo analizo la filosofía del rock, para mí el rock siempre debería responder a un discurso anti status quo, pero eso es lo que yo pienso. En muchos casos se materializa el rock como un producto que responde más a lógicas de mercado que a cosas mucho más profundas. Que está bien, no me parece algo juzgable, digamos. No podría juzgar eso. Me parece que cada cual hace lo que quiera, cada cual elige su camino y está perfecto.
Yo creo que en el caso de Eruca sentimos esa necesidad y tenemos la posibilidad de hacerlo, de decir lo que pensamos. Tenemos gente que lo escucha y medios que lo amplifican, y sentimos que es un gran poder hacer eso. Es una gran responsabilidad y, a la vez, es tener un gran poder de poder llegar a otras personas y hacerlas escuchar algo que, por ahí, las hace cambiar de opinión, reflexionar sobre alguna realidad de la que no están tan al tanto. Es una posibilidad de cambiar algo en la vida de las personas. Así como a alguien le podés salvar la vida con una canción o le podés cambiar el día, el arte en general tiene ese poder.
Tal vez las luces del rock están puestas sobre personajes que tienen un mensaje mucho más lavado. El mensaje contestatario del rock nunca se ha perdido, lo que pasa es que no está en el mainstream.
Me nombrabas a algunos artistas que no hacen estrictamente rock como Lali, Milo J, Wos ¿ellos ocupan un lugar que el rock ha dejado un poco de lado en ese sentido?
No, yo creo que el rock no dejó nada de lado. Tal vez las luces del rock, como se dice, están puestas sobre personajes que tal vez tienen un mensaje mucho más lavado. El mensaje contestatario del rock nunca se ha perdido, lo que pasa es que no está en el mainstream. Yo siento que todo lo que es el under, que no es lo que más vende hoy, sí tiene un mensaje súper poderoso, fuerte, revolucionario, feminista… hay muchísimas mujeres y muchísimas disidencias haciendo música en Argentina diciendo cosas increíbles y haciendo una música increíble. Entonces, no es que el rock dejó eso. Tal vez quienes están más en el spot no están en ese lugar como lo están artistas como Milo J que va y toca en la ex ESMA (N de R: Escuela de Mecánica de la Armada, centro clandestino de detención de personas en la dictadura militar argentina) y le cae la policía y le clausuran un show, o está con Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Son personajes muy importantes para la cultura, porque lo ven los pibes y los sigue un montón de gente, y hay muchos personajes de la cultura urbana que sí se la están jugando, no creo que sea menor eso. Me parece muy grosso, y es una filosofía del rock eso. Por eso, cuando a veces escucho que dicen “no sé si Wos es rock”… claro que sí. Primero porque son pibes jóvenes que están renovando la escena y segundo tienen muchas características del rock. No es que el rock se define por una sonoridad, Wos toca con una banda atrás y la rompe, puede ser más urbano, pero no me cabe ninguna duda de que también hace rock. Yo creo que va por otro lado. Dentro de ciertos mensajes que bajan en canciones, con ciertas sonoridades en ciertos discos puntuales de estos artistas, sí me parece bien que se los catalogue como rock porque están haciendo algo que tal vez el rock del mainstream no está haciendo. Pero no creo que sea porque el rock en general no haya dicho nada, sino porque quienes tenían las luminarias o los focos puestos no dijeron nada y se mantuvieron haciendo cancioncitas y “la la la, lu lu lu”, lo cual está muy bien, pero ahí pierde la esencia de ese rock contestatario que es el que me parece que es el que vos decís que hace falta, aunque sí está, está en los márgenes, no está ahí arriba en el billboard.
Yo, en ese sentido, no me rasgo las vestiduras por el rock, porque el rock nos ha decepcionado muchas veces, sobre todo el rock mainstream. Mirá todas las denuncias que hubo de chabones que eran violadores, abusadores, grandes estrellas de rock y qué sé yo, y están canceladísimos. La verdad que en ese aspecto, ni en pedo me rasgo las vestiduras por un género, sí, por una filosofía, y el rock para mí es una filosofía de vida, no tiene que ver con una sonoridad, tiene que ver con una forma de pensar y una forma de hacer las cosas.
Hablando del próximo show en Sala del Museo el 5 de setiembre ¿también va a tener la dinámica de tocar el disco en el orden que tiene el tracklist?
Vamos a hacer así sí, porque es algo que queremos sostener en la gira tocarlo en bloque, entero, y para que la gente también lo escuche así. Es re linda esa sensación, es decir: “si no escuchaste el disco entero antes, lo vas a escuchar en el show”.
