El Astillero: “La consolidación tiene que ver con haber buscado y encontrado una voz propia del trío”

Tras realizar más de cuarenta recitales por todo nuestro país y Argentina, el jueves 7 de noviembre El Astillero se presentará por primera vez en el Teatro Solis, en el que, seguramente, será el show más importante en lo que va de su carrera. El trío integrado por Garo Arakelian, Diego Presa y Gonzalo Deniz, que, además, en el pasado mes de agosto, obtuvo tres Premios Graffiti por su segundo álbum “Cruzar la noche”, publicado en 2018, redondea, de esta manera, un gran año. A propósito de su próxima presentación en el Solis, conversamos con Garo y Diego acerca de la experiencia de echar a rodar sus canciones por el interior y la vecina orilla, de la consolidación del proyecto y sobre la exigencia auto impuesta a la hora de crear sus composiciones.

Por Liber Aicardi

Foto: Marcelo Bertolini

Vienen de presentarse en Argentina ¿Cómo fue esa experiencia?
Diego: Fue la segunda experiencia que tuvimos en Argentina en el año y fue sorprendente. Fue sorprendente la manera en la que nos recibieron y la manera en que la gente reaccionó a las canciones, sobre todo eso. Compartimos las tres fechas con Palo Pandolfo, pero, sobre todo el concierto en el CAFF (N de R: Club Atlético Fernández Fierro) en Capital, ese fue muy significativo. Fue una experiencia diferente por el lugar, tiene una mística.

¿Qué hizo diferente a ese show?
Garo: Lo hizo diferente que no la podés hacer de taquito, ahí, arriba de ese escenario. Tiene un margen de la cultura viva argentina fuerte, una cultura que, por ejemplo, tiene un tango que llega a competir con el tango clásico, con el tango de Piazzolla. Ahí es un centro donde se cambia y se altera la cultura de una capital como Buenos Aires, donde algunos pocos lugares son tan potentes como ése. Ahí no podíamos subir al escenario y decir “somos uruguayos, escúchennos” y con eso alcanza. Tenías que generar atención y sostenerla en un show de casi una hora.

Diego: Aparte, el público, básicamente, no nos conocía o nos conocía muy poco y la reacción a las canciones fue inmejorable.

Garo: Una de las cosas que más les llama la atención a ellos es la incomodidad que les genera no poder clasificarnos. Es normal eso dentro del mundo de la música y de la cultura pop con todas sus expansiones. El no clasificar saca un poco de quicio a cualquiera que tenga un espíritu taxonómico ¿no? o el arte o la facultad de ordenarlo todo. Lo que percibimos nosotros, en charlas con músicos, con conductores, con periodistas, es que les cuesta un poco ordenar qué está primero ¿está primero el folk? ¿está primero la milonga?¿está primero el canto popular uruguayo? ¿está primero el rock? A nosotros es algo que no nos preocupa. Más o menos somos resultante de todo eso, pero, entiendo que el que no lo decodifica necesita como ordenar las cosas ¿Es una banda de folclore con influencias de una banda de rock o es una banda de rock y folk con cosas de milonga? Eso es muy llamativo y también es una forma de vernos por primera vez, con una devolución objetiva.

Además, ahí no pesa la trayectoria previa; es ofrecerle las canciones al público y ver qué pasa.
Diego: Tal cual. Y una de las cosas que, a mí, me generó dudas fue cuál sería la reacción frente a aquellas canciones que tuvieran referencias más locales, por ejemplo “La móvil”. Yo sentí que la gente reaccionó al sustrato emocional de la canción y eso fue una de las cosas más lindas: defender las canciones y que las canciones se sostuvieran en ese ámbito tan, en principio, ajeno.

Y en cuanto a los shows por el interior de nuestro país ¿cómo fueron?
Garo: Yo me sentía como que tenía algo único y ahora ya nos emparejamos todos (risas) porque esta gira fue tremendamente intensa y, en cuanto a puntos en el mapa, hiper densa.

Diego: En general, nos sorprendió. Una cosa es Maldonado, donde los circuitos con la capital han sido más transitados, más dinámicos, pero, al Norte del Río Negro, Tacuarembó o Rivera no sabés con lo que te podés encontrar y cuál podría ser la relación con nuestras canciones. Rivera fue sorprendente, por ejemplo.

Otros músicos me han dicho que en el interior hay una necesidad de ver shows en vivo ¿Lo sintieron así?
Garo: Bueno, ahí, yo empiezo de atrás para adelante. La mayor parte de los músicos del Uruguay que dicen que hacen gira, para empezar, no hace gira; eso es lo primero. Y no te estoy respondiendo hablando mal de nadie. No son muchos los músicos que, realmente, cuando hablan de gira o del interior, tienen una base de datos como para poder saber quiénes en el interior quieren ver espectáculos. En Maldonado no quieren ver nada, en la mitad de Canelones no quieren ver nada. Yo creo que hay lugares que son de pertenencia a Montevideo, están tan cerca del centralismo montevideano que se sienten dentro del área de influencia montevideana. Eso sucede lejos, y no sucede en todos lados, tampoco. Hay lugares que tienen una tradición, un hambre de cultura… Treinta y Tres, por ejemplo. Entrás a Treinta y Tres, cruzás el Olimar por el puente Ruben Lena… Ahí adentro es todo diferente, la definición que hay de la canción uruguaya en Treinta y Tres o Tacuarembó o en Salto no existe en casi ningún otro lugar del país. En esos lugares se genera una demanda y una permeabilidad sensible muy diferente al resto del país. Es verdad que nos puede sorprender y todo, pero es puntual.

Diego: Me parece que son circuitos, son instancias que necesitan de un trabajo de insistencia a nivel de difusión. Me parece que son lazos que tienen que ver con expresiones culturales que tiene que ver con vasos comunicantes que tienen que tener como una irrigación constante. Nosotros, por ir una vez, no hicimos nada, más allá de la experiencia preciosa de ir. Para poder generar una real escena se necesita un trabajo de insistencia que no se logra fácilmente.

Garo: Es como generar, no es que lo genere uno, se genera, en términos de cultura popular un sentido de pertenencia. Yo siento que Bruce Springsteen es parte de mi vida. Eso no se mide con distancia, se mide con la relación que vos podés tener, con cuántas veces escuchaste los discos, cuánto te metiste adentro de las letras y cuántas veces vos estuviste comunicado con eso, ya sea en YouTube o presencialmente. Tiene que ver con eso, también. Multiplicás los puntos de encuentro y pasás a ser parte del otro y el otro parte de vos, también. Es un poco como idílico pero funciona así, también.

Yo creo que la consolidación de El Astillero, por lo menos, como nosotros lo vivenciamos, tiene que ver con haber buscado y haber encontrado una voz propia del trío; que sea una entidad, más allá de nosotros tres como músicos separados y como individuos. Yo siento que El Astillero, de alguna manera, se consolida con este segundo disco. Nosotros, ahí, encontramos una forma de decir del trío.

Diego Presa

¿Compartir estas experiencias les hace llegar a tener un sentimiento de banda? En el sentido de grupo me refiero.
Diego: De banda, sí, sin duda. Somos tres, entonces, tenemos una relación humana muy estrecha, una amistad profunda; lo que se genera es eso. Es como distintos niveles de profundidad, digamos, que va pasando el tiempo y la acumulación de experiencias, que son muy ricas, por supuesto, y hacen que se genere como una cuestión de clan. Yo lo definiría como un amistad que se profundiza y que se complejiza.

Garo: Pero, cuando salimos al escenario, salimos como banda. Ahí, somos una banda de rock ¿no? (risas)

¿Hay arenga y todo eso?
Garo: Sí, pero también, porque es propio de cualquier cosa que se logra trascendiendo la individualidad porque es una suma de variables, estar conectados arriba del escenario y todo eso ¿no? Capaz que está ahí el punto de contacto de banda; no, necesariamente, con todos los mecanismos con que se presenta una banda hoy en día, la foto, el nombre… no. Sino, con el espíritu de que si yo hago lo mío bien, no alcanza y, si yo lo hago mal, igual va a estar bien porque es una suma de todas esas variables que hay. En ese sentido, sí. Aparte, es un resultado que es colectivo. Hay un espíritu que es lo que dice Diego que son las relaciones y la estrechez, pero, además, cuando hay una cosa de que cuando sentís que el nombre de tu proyecto ya empieza a ser reconocido, creo que ahí, es donde nace, también, otra parte de vos.

Es el hecho que de que el público va a ver a El Astillero y no a Garo o a Diego o a Gonzalo.
Garo: Exactamente. Y eso, de alguna forma, es algo que buscamos desde el comienzo, no estar soportados en nuestros nombres, que fue como empezamos. Nuestro primer show fue con nuestros nombres propios.

¿Tienen definidos los roles sobre el escenario de antemano o es algo que se fue dando naturalmente?
Diego: ¿Vos estás hablando de los roles dentro de la comedia musical que representamos? (risas)

Garo: Ninguno quiere tener ningún rol de esos, pero no hay más remedio…

Diego: Nuestros roles dentro de las construcción musical de las canciones son cambiantes canción a canción. Ahí, no hay roles fijos, que es algo que, también, nos ha hecho entendernos mucho. Cada canción es un espacio que pide que nos coloquemos en distintos lugares. Eso en cuanto a lo estrictamente musical. Después, en cuanto a lo escénico, son cosas que vamos encontrando, no siempre es igual, tampoco. Por supuesto, tenemos personalidades que, de alguna manera, nos condicionan.

¿A partir de cuándo sintieron que el proyecto estaba consolidado, que estaba instalado dentro de un público?
Diego: Yo creo que la consolidación de El Astillero, por lo menos, como nosotros lo vivenciamos, tiene que ver con haber buscado y haber encontrado una voz propia del trío. Que sea una entidad, más allá de nosotros tres como músicos separados y como individuos. Yo siento que El Astillero, de alguna manera, se consolida con este segundo disco. Nosotros, ahí, encontramos una forma de decir del trío. Es cierto que es una trayectoria corta pero intensa, hemos hecho muchas cosas, hemos tocado muchísimo estos tres años, nos han sucedido cosas y el feedback ha sido siempre muy generoso desde el primer momento.

Garo: También es cierto que somos, en términos relativos, un artista nuevo, pero, sin embargo los tres tenemos una historia medianamente surtida y eso nos ha abierto puertas y nos ha permitido llamar la atención, también. Eso es cierto, pero, también, podíamos haber tenido todo eso a favor y tener unas canciones del orto. Porque también está eso: reconocer las oportunidades que te genera el trabajo previo tuyo, que sos el resultante de toda una vida anterior, que ese junta con otros dos compañeros, con lo que teníamos antes y en eso, sí, podemos tener una visibilidad que otros no, y lo reconocemos y lo entendemos. Pero, con eso, tu compromiso de tener un disco excelente es mucho mayor. No podés decir “tenemos esto, ya llamó la atención y esto va funcionar”. No, era como una cosa que pesaba.

Cualquier cosa que vos tengas a favor, si tenés vergüenza y ética, te dificulta hacer cosas de taquito. Hay un compromiso con el resultado. En el filtro previo, el ‘más o menos’ no sirve. Esto tiene que ser excelente, por lo que nos respalda y por las posibilidades que vamos teniendo.

Garo Arakelian

¿Lo sintieron como una prueba?
Garo: Cualquier cosa que vos tengas a favor, si tenés vergüenza y ética, te dificulta hacer cosas de taquito. Hay un compromiso con el resultado. En el filtro previo, el “más o menos”, no sirve. Esto tiene que ser excelente, por lo que nos respalda y por las posibilidades que vamos teniendo. Por eso, también, la gira. La gira tiene un sentido que es casi épico; mirá que cuarenta fechas, hoy en día en Uruguay, se te disuelve una banda antes… aparte de lo no trazable económicamente. Para nosotros fue “esto lo tenemos que hacer, tenemos que llevar esto a todo el país.”

Y este momento, después de lograr una aceptación, después de haber ganado varios Premios Graffiti con sus dos discos y de tener el reconocimiento del que hablábamos ¿Cómo lo viven?
Diego: Yo lo vivo von mucho entusiasmo, me dan muchas ganas de ponerme a escribir de vuelta y grabar de vuelta y hacer cosas nuevas.

Garo: El segundo disco fue la prueba. Ahí había que demostrar, había que descubrir si podíamos escribir juntos. El problema era si podíamos escribir un disco juntos, había que ver… Es muy difícil trabajar con otro y los músicos, en general, digamos que no son fáciles. Creo que sorteamos esa parte.

¿Esa fue la mayor dificultad?
Garo: Potencialmente, podía haber sido la mayor dificultad.

Diego: Creo que no llegamos a vivirlo con vértigo y, ahora, por lo menos, lo que me pasa a mí, es que miro hacia adelante y digo “bueno, ahora está bueno empezar a recorrer otro camino, escribir otro disco y otras canciones”

Probablemente, cuando comenzaron el proyecto no estaba en sus planes tocar en el Teatro Solis. Ahora que van a presentarse ahí ¿Qué implica eso para ustedes?
Diego: No pensábamos muchas cosas cuando arrancamos, en realidad. Implica volver a Montevideo, después de unos cuantos meses sin tocar acá. Después, simbólicamente es una sala pesada, no es cualquier sala. Pero, más que nada es una alegría, es un privilegio, es algo que nos estimula totalmente poder estar diseñando y preparando este concierto y volver de todas estas experiencias y volver a nuestra casa.

Garo: Y ser grandes y seguir teniendo desafíos, que te cambie el terreno basal en el que, supuestamente, ya entendés quién sos. Tenés que volver a proponerte una nueva visión de vos mismo, de El Astillero, ahora con esta nueva variable, en este escenario, cómo hacer para que tu dimensión artística esté acorde a la dimensión de este escenario; a la dimensión de este escenario o al pueblo al que vas tocar, porque, también, ahí, hay una similitud: vos tenés que resolver y hacer que funcione ahí. Andá con tres guitarras acústicas a un pueblo del interior a que te escuchen y te quieran seguir escuchando después del tercer tema ¿no? Y, además, tener que encontrar una forma de comunicar tus canciones que sea llana, que el otro tenga sentido de pertenencia con tus canciones, pero, también con tu voz, lograr eso.

El Astillero en los Premios Graffiti 2019. Foto: Paul Hernández
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