“Dinamita” Pereda: “El arte fue lo que salvó la cabeza de la gente durante el encierro”

A lo largo de más de una década Dinamita & La Swing Factory se ha distinguido tanto por su sonido hermanado con el rock de los 60´s y 70´s como por sus poderosas y atractivas presentaciones en vivo. Si bien, el año pasado y el arranque de este particular 2020 venía con todos los semáforos en verde, especialmente, para su líder Federico “Dinamita” Pereda, la emergencia sanitaria, obligó a la banda, como al resto la escena, a un paréntesis en cuanto a las actuaciones en vivo. Pero en la ruta de Dinamita esto no significó una señal de Pare, sino, más bien, de Reduzca la Velocidad, ya que el vocalista y guitarrista capitalizó el tiempo trabajando en material previamente registrado y en nuevas canciones. A propósito del show que el grupo brindará el próximo jueves 29, a las 21 hs, en La Trastienda MVD conversamos con Federico sobre todo esto en la entrevista que te compartimos a continuación y, además, estrenamos dos nuevos temas: “Hombre del pantano” y “Vals de la guerra”.

Por Liber Aicardi

¿Cómo pasaste este tiempo sin tocar tanto a nivel personal como artístico?
La verdad que, en un nivel personal y artístico, me agarraba muy bien porque yo considero que venía con los pequeños logros personales llegando a pequeños mojones. Me fui en mayo del año pasado a Estados Unidos y allá, con un montón de amigos que tengo, tengo diez años ya de ir a Estados Unidos, vas tejiendo la red, te van ayudando, siempre con una casa amiga para quedarme en una ciudad, el año pasado logré estar tocando un montón. Agarré una residencia en un bar de Brooklyn que se llama Skinny Denis, que es un bar que se toca mucho country y blues. Hace años que voy a tocar ahí y, con tiempo, había arreglado una residencia de todos los sábados del verano tocando todos los fines de semana con músicos locales. Todo eso derivó en un pequeño tour. Fui a tocar a Washington, después fui a tocar a Chicago, toque con músicos locales amigos, toqué en el House of Blues. Después, toqué con unos amigos que me contrataron de guitarrista para hacer un tour con la banda de ellos que se llama The National Reserve; es una banda de Nueva York, de rock clásico. Hicimos todo el Sur, hicimos como diez ciudades, pueblitos y, después, me fui a visitar a unos amigos a Los Angeles. Entonces, venía a full ¿no? Vine a Montevideo, me llamó Rada para tocar el show que se llamó Parte de la Historia, después hicimos un SODRE con mi banda en octubre, estaba tocan do el cielo con las manos ¿viste? En el verano nos fue muy bien. Metimos un montón de festivales chiquitos en la costa, hicimos un ciclo en Portezuelo con “El zorrito” (Fabián Quintiero), vinieron a tocar Bernard Fowler, corista de los Rolling. Estaba gozando, la verdad. Son años de venir haciendo el circuitito y venía bien, venía con ganas de volver a Estados Unidos, de terminar una música y me agarró el batacazo y nos internamos a laburar en música, puertas adentro. Eso fue lo que hicimos.

¿Concretamente trabajando en qué cosas?
Me dediqué a editar el show que hicimos el año pasado en el SODRE, que lo filmamos y lo grabamos. Llevó un montón de tiempo, todavía no lo terminé pero es un re laburo… y, después, estuve terminando unas canciones que las tenía ahí, que es un simple que vamos a sacar ahora para La Trastienda, que están ya masterizados: uno que se llama “El hombre del pantano” y otro que se llama “El vals de la guerra”. Son dos canciones en plan más Lado B, que estaban ahí, prontas, y las vamos a sacar. Después, estuve componiendo temas nuevos y terminado otros que estaban sin terminar, tocando mucho la guitarra, viendo mucho documental, juntándonos con amigos, reciclando instrumentos, probar pedales, zapar. Por ahora estamos aguantando, pero ya estamos necesitando volver.

A estas alturas, para vos, tocar es una necesidad hasta física ¿no?
Por suerte, en Uruguay, mal o bien, poder tocar es una realidad. Con un aforo reducido, lo cual no es económicamente viable, pero emocionalmente es viable que la gente te vaya a ver y vos ver a la gente y que la música suene en vivo. Eso es lo que estamos rescatando para esta Trastienda y hay una listita importante de temas. Es una excusa para que la banda esté tocando y los temas estén sonando, revisitar todo lo que ya se hizo y mantenerse sintonizado.

Tus últimos lanzamientos han sido en formato de single ¿te has ido adaptando a esta forma de publicar música?
Lo que pasa es que, en realidad, todo este disco estaba pensado como un disco. Después, empecé a trabajar las canciones más que cuando las trabajaba como para un disco. Lo fui haciendo a un ritmo que podía, no al que quería….y, bueno, es ir sacando los temas. Están ahí, se mezclan, se masterizan y se van sacando. Material tengo pila. El tema es que tampoco me gusta sacar algo que esté más o menos y la verdad es que hacer un disco tiene su costo económico y de tiempo, y tocando poco, cuesta disponer también de medios como para seguir produciendo. Si estás tocando mucho siempre está todo girando ¿viste? Principalmente, material tengo mucho: tengo ese disco en el SODRE del año pasado, que son como quince temas, y está bueno porque muestra a la banda en vivo… temas hay. Hay grabados y sin grabar. En La Trastienda vamos a estrenar un par.

Sin duda que el fuerte de lo que yo hago está en el en vivo y me doy cuenta que puede pegar más. Pero, a su vez, me he ido tratando de perfeccionar en el estudio, en el arte de la mezcla, del arreglo y la composición, para que en el estilo que uno hace quede lo mejor posible. Uno quiere siempre tratar de sonar lo mejor posible, que el tema suene mejor, que tenga mejor audio de viola, mejor gancho… Es en eso en lo que le estuve metiendo más cabeza.

¿Trabajar de esta forma te permite que, con el tiempo, vayas trabajando las canciones con otra perspectiva?
Sí, sin duda. Me parece que estos temas que voy a lanzar ahora, en otro momento podían pasar más desapercibidos por la vorágine de información que había, y hoy, creo, que la gente está un poco más sensible, entonces, capaz lo que es menos buscado para “pegarla” y algo más orgánico que no está pensado para eso, tiene mayor receptividad. Son canciones, están ahí, las vamos a tirar para que las escuchen y si gusta, gusta. Es un poco la cabeza con la que estoy, de ir haciendo la música y cuando la canción está, sale. Y no me apuro. No me gusta dormirme, me gustaría ir más rápido, pero hoy por hoy, creo que ya es bastante mantenerse activo. Hoy por hoy, como que no me gusta sacar muchas cosa y atiborrar a la gente de material. Es lo que es, va saliendo al ritmo que se puede, también.

También te da otra libertad el hecho de trabajar cada canción de forma independiente sin pensar en que, necesariamente, tiene que seguir un hilo como en un disco ¿no?
Es verdad. Si bien la mayoría de estas canciones han sido todas de sesiones de hace un par de años, tampoco tengo un contrato con un sello que me esté exigiendo material. Yo creo que el lugar de la música hoy es raro. Lo que sí, el arte salva cabezas ¿no? El arte fue lo que salvó la cabeza de la gente en este encierro. La gente se puso a mirar películas, escuchar discos, no sé, me parece.

¿Te sentís más un animal de escenario o de estudio?
Sin duda que el fuerte de lo que yo hago está en el en vivo y me doy cuenta que puede pegar más. Pero, a su vez, me he ido tratando de perfeccionar en el estudio, en el arte de la mezcla, del arreglo y la composición, para que en el estilo que uno hace quede lo mejor posible, uno quiere siempre tratar de sonar lo mejor posible, que el tema suene mejor, que tenga mejor audio de viola, mejor gancho… Es en eso en lo que le estuve metiendo más cabeza. No digo que antes no lo hubiera logrado pero es como que siempre estás buscando hacer algo un poco mejor. A mí el estudio me fascina, pero, el vivo es una parte muy importante. No diría que dejaría de hacer una cosa por la otra, pero, sin duda que me gusta tocar mucho en vivo y creo que gran parte de la fuerza de lo que yo hago está en vivo.

De todas formas, en el estudio buscás un sonido que sea lo más parecido al vivo…
Casi todas las grabaciones de la banda han sido en vivo. Te da limitaciones en algunas cosas pero te da un sentimiento de algo más orgánico, humano, de una banda tocando que, de repente, no es de la manera que se está trabajando la mayoría de la música hoy. Capaz que todo el trabajo con computadoras hace que todo quede cortado y pegado dentro de lo que puede ser una dinámica interna de una canción. O sea, la estrofa A es igual a la estrofa B y, antes, capaz que en una grabación de los Beatles, el redoblante de Ringo hacía una cosa que en la segunda parte no lo hacía y eso era el yeite que vos decías “ah mirá, en esta partecita pasa esto”. Creo que en esta música eso es lo que hace la diferencia para la gente que la disfruta y la aprecia. No quiere decir que no se pueda hacer tremenda música con los métodos de producción modernos, pero yo, dentro de lo que hago, quiero que sea una banda sonando lo mejor posible.

Capaz que yo llegué tarde a una manera de sentir la música, de vivirla. Por eso tengo muchos amigos de la generación de los 60’s, los 70’s. Yo, con Rada me entiendo. Todos mis coetáneos me decían “bajá la viola”, “hacé un solo más corto”, y Rada decía “más solo”, “más volumen”, “no te escucho”… Y capaz que una generación más moderna lo ve de otra manera. No sé si es mejor o es peor, pero yo me identifico con una manera de vivir la música distinta, la experiencia de la música la vivo desde otro lugar.

En tu gacetilla de prensa, el colega Jorge Costigliolo te define como un rara avis ¿Sentís que lo sos, al menos en el medio local?
Puede ser, sí. Capaz que yo llegué tarde a una manera de sentir la música, de vivirla. Por eso tengo muchos amigos de la generación de los 60’s, los 70’s. Yo con Rada me entiendo. Todos mis coetáneos me decían “bajá la viola”, “hacé un solo más corto” y Rada decía “más solo”, “más volumen”, “no te escucho”… Y capaz que una generación más moderna lo ve de otra manera. No sé si es mejor o es peor, pero yo me identifico con una manera de vivir la música distinta, la experiencia de la música la vivo desde otro lugar y me cuesta encontrarme con bandas de ahora me produzcan la misma experiencia que me pasa cuando escucho otras bandas; ni siquiera tiene que ser en inglés o en español. Igual, hay bandas de ahora que me matan. Por ejemplo, Kurt Vile, que es un rockero indie de Philadelphia, la rompe, y es indie rock clásico ¡y es tremendo! No quiere decir que no me identifico con gente de ahora, pero, capaz que de la manera que yo vivo la músico está más allegada a lo que estaba pasando antes: mucha improvisación acertada, una psicodelia que es difícil de beber si tenés un baterista que está programado “arranca la canción y termina la canción”, no hay lugar a crear algo fuera de eso, lo cual no es mejor ni peor. No me cierro a eso pero, también, por otro lado, me parece que la performance de la banda es lo que yo más trato de enaltecer, que si bien me gusta que esté todo armado y arreglado, dejarle, siempre, un pedazo de aire para que el tipo toque lo que le parezca. Que fluya y que, siguiendo arreglos y una estructura, haya espacio para que uno toque lo que tenga ganas de tocar.

¿Cómo estás preparando el show de La Trastienda?
Con ansiedad para lograr que la experiencia del show esté buena que es lo que más me importa. También tengo ganas de darle un refresh al show tocando temas que hace tiempo no tocamos, versionando algunas cosa que veníamos preparando, otros nuevos y algunos invitados, tratando de adaptarnos lo mejor posible a esto que es un aforo limitado, un show de mesas. Pero, no impide hacer lo que queremos hacer y que los temas suenen, que es lo más importante, cuando el tema está sonando, cuando el tema vive. Para mí el triunfo es ése, que los temas estén sonando.

Foto: Paul Hernández
Posted in: