El próximo sábado 3 de setiembre en la Sala Hugo Balzo del Auditorio Nacional Adela Reta, Diego Presa presentará en vivo «Visitante», su más reciente lanzamiento, un EP donde el cantautor aborda su costado más intimista acompañado de sonoridades basadas en guitarra criolla y voz.
Por otra parte, Diego viene de recibir tres nominaciones para la edición 2022 de los Premios Graffiti por «El revés de la sombra», el trabajo que publicó el pasado año junto a Julieta Díaz.
A propósito de todo esto, conversamos con él y nos contó acerca del proceso de su nuevo EP, sobre sus decisiones estéticas y del show presentación.
Por Liber Aicardi
¿Cuándo surgen las canciones de «Visitante»?
Son canciones de los últimos años, te diría de 2020, 2021. En realidad yo tenía un cuerpo de canciones que compuse después de «Cuarto», que salió en 2020, y en un momento me interesó mostrárselas a Juan Ravioli. A Juan lo conocí hace unos cuantos años, habíamos tocado juntos en 2010, teníamos un vínculo muy lindo y en un momento le propuse si tenía ganas de producirme un nuevo disco solista. Le acerqué estas canciones, más otras, y él me propuso acotar el proyecto a un EP y con una sonoridad basada en la guitarra criolla. Esa fue su propuesta, ya que él había escuchado mis discos y no encontraba ese timbre, ese sonido, esa referencia a la cuerda de nylon y a la música criolla. Ahí, elegimos esas cinco canciones que eran las que más tenían que ver con la propuesta y ahí definimos que fuera «Visitante».
El resultado es un trabajo milonguero, básicamente de guitarra y voz.
Tal cual, está basado en la sonoridad de la guitarra de cuerdas de nylon y en mi voz. Esa era la premisa y eso es lo que se escucha. En un primer plano eso, y el resto de los arreglos, de alguna manera, acompañan, colorean las canciones pero de una manera más austera si se quiere, minimalista. Hay muy poca electricidad, también, alguna nota de Kubero Díaz (N de R: guitarrista argentino), el resto son elementos acústicos.
Venías de «Cuarto», un disco donde apareció un costado tuyo más electrónico ¿»Visitante» es una suerte de retorno al sonido orgánico?
Para mi es muy natural, sobre todo este camino solista está signado por la curiosidad, por las ganas de investigar, experimentar distintas formas de abordar las canciones. Y también de trabajar con diferentes personas, que es algo que me genera curiosidad y me gustan los posibles caminos que toman esas colaboraciones. Entonces, trabajar con Fabrizio (N de R: Fabrizio Rossi, productor artístico de su álbum «Cuarto», de 2020) en ese momento, tenía que ver con un deseo de irme del formato de cantautor de guitarra y voz. Porque hay muchísimos ejemplos de música que yo escucho que tienen que ver con una canción de autor, pero no, necesariamente, basada en un instrumento acústico, no trovadoresca digamos, desde Suicide hasta Arcade Fire, o la parte más de teclados de Leonard Cohen. En ese momento me interesó explorar por ese lado, pero siempre está presente la canción desnuda, el hueso de la canción que es el instrumento acústico y la voz. Me gusta volver a esa forma primigenia, digamos.
También tiene que ver con el formato de la mayoría de tus shows en vivo ¿no?
Sí, yo básicamente cuando toco, la mayor parte de mis presentaciones son a guitarra y voz. A veces, he hecho conciertos a piano y voz, acompañado por el pianista Pablo Gómez. Si no también lo que hago es cambiar las sonoridades de la guitarra, a veces me acompaño con la guitarra eléctrica, a veces con la guitarra folk, de cuerdas de acero y ahora, también, con las cuerdas de nylon.
¿Qué tiene de especial para vos el sonido de la guitarra de cuerdas de nylon?
Primero que nada, me retrotrae a una música que yo escuchaba cuando era niño, que era la música que tocaba mi abuelo, mismo con esa guitarra que grabé «Visitante» y que voy a tocar en el concierto. Mi abuelo (N de R: Enrique Presa, 1916 – 2003) tocaba milongas, pero también tocaba géneros más antiguos como el estillo, el triste, que es una música que se pierde en el tiempo. Y eso forma parte de mi background de las cosas que yo escuché desde siempre, entonces, toda la cuestión milonguera no es caprichosa ni casual. De alguna manera me gustaba la idea de poder referenciarme a esa primera influencia. Yo creo que la tímbrica de las cuerdas de nylon ha definido la música popular de Uruguay y tenía ganas de explorar por ahí.
¿Cómo te influyó esa cuestión familiar?
Influye, por supuesto. El instrumento con el cual vas trabajando desde la génesis de una canción influye en el resultado final. Muchas veces se transforma en otra cosa. Muchas veces una canción nacida en un ámbito pequeño con un instrumento acústico se termina transformando en una canción eléctrica acompañada por muchos músicos. En este caso sobrevivió ese espíritu. Más que nada era eso, retomar el linaje familiar que yo siento a través de mi abuelo y, también, una forma de hacer canciones en La Banda Oriental. Si bien no es un disco folclórico, yo me acerco de costado a los géneros, digamos. Son aires ¿no? Aires de milonga, puede haber una samba pero la manera en la que yo me acerco a las canciones no tiene que ver con los géneros sino con bordearlos.
Mi abuelo tocaba milongas, pero también tocaba géneros más antiguos como el estillo, el triste, que es una música que se pierde en el tiempo. Y eso forma parte de mi background de las cosas que yo escuché desde siempre, entonces, toda la cuestión milonguera no es caprichosa ni casual. De alguna manera me gustaba la idea de poder referenciarme a esa primera influencia. Yo creo que la tímbrica de las cuerdas de nylon ha definido la música popular de Uruguay y tenía ganas de explorar por ahí.
Se dío que con un año de distancia lanzaste dos EPs «El revés de la sombra» junto a Julieta Díaz y este nuevo trabajo solista. ¿Cómo se da tu incursión en este formato?
No hay una intención a priori, no hay una estrategia comercial por cómo se escucha la música ahora ni nada por el estilo. Se dio que, con Julieta en 2021, teníamos ese cuerpo de canciones y se abrió la posibilidad de grabarlas y fue como nuestro primer encuentro. Ahora estamos grabando un LP. Y en «Visitante» el formato tuvo que ver con este diálogo con Juan. Tengo ganas, después, de responder a este EP, capaz que a fin de año, con otra serie de canciones que de alguna manera le respondan a éste y muestren, capaz, otras búsquedas que tengo en este momento.
A mí el formato, los discos, me siguen interesando. Me parece que las estructuras dicen sobre lo que uno está mostrando más allá de las canciones de manera separada. Crecí escuchando discos y me interesan los discos, me interesa encontrarle una estructura de canciones más allá de las canciones por separado.
Personalmente me pasó que, a pesar de ser menos de quince minutos de música, lo sentí como que era detenerse un poco de la vorágine del ruido de la vida cotidiana, bajar a escuchar cinco canciones tranquilas en medio de tanta información. Quizás sean pocos minutos respecto a un LP, pero son suficientes para el ritmo que llevamos hoy en día.
Es interesante lo que decís, es una mirada que está buena. Yo creo que este es un momento de reflexión sobre qué lugar tienen las canciones, qué lugar tienen determinadas manifestaciones artísticas en nuestra vida cotidiana y si siguen teniendo la fuerza que tenían en otro momento. Me da la sensación que es un momento de transición y de cambio en el que la gente se acerca a estas entidades. Es muy diferente como escucha música un joven-joven que alguien de más de cuarenta años. No la música que escucha, sino cómo escucha la música. Y probablemente tenga que ver el tiempo de dedicación, la posibilidad de parar y prestarle atención a esta serie de cuestiones misteriosas; la música es muy rara (se ríe) sigue siendo extraña. Por supuesto que los formatos y las maneras de escuchar música terminan influyendo en la música en sí, en lo que se termina haciendo. Capaz que hay un aspecto que está un poco de modé pero que lo defiendo, que es un mundo que todavía tiene cosas para dar.
¿El nombre «Visitante» tiene que ver con eso que mencionás de volver, o visitar, el origen de la canción?
Yo lo pensé más que nada primero por un lado coyuntural, que tiene que ver con que lo grabe en Argentina, con músicos argentinos y que, de alguna manera yo estaba siendo visitante, estaba jugando de visitante. Pero, después, hay un sentido más complejo, más profundo para mí que tiene que ver con la canción, que es la capacidad que tienen las canciones de visitar y meterse en ámbitos muy íntimos, muy privados de las personas de maneras misteriosas. Uno no sabe, una vez que compuso una canción y la grabó, lo que puede llegar a suceder con ella. Y las canciones, más allá que éste es un momento en el que se puede haber generado una superficialización en el consumo de las canciones, por otro lado siguen teniendo un poder transformador espiritual fuerte, un golpe en la vida cotidiana de las personas. En la vida cotidiana y en la vida íntima, como otras manifestaciones artísticas.
Yo creo que este es un momento de reflexión sobre qué lugar tienen las canciones, qué lugar tienen determinadas manifestaciones artísticas en nuestra vida cotidiana y si siguen teniendo la fuerza que tenían en otro momento. Me da la sensación que es un momento de transición y de cambio en el que la gente se acerca a estas entidades. Es muy diferente como escucha música un joven-joven que alguien de más de cuarenta años. No la música que escucha, sino cómo escucha la música.
¿Cómo tomaron con Julieta las nominaciones a los Graffiti por el EP grabado en conjunto?
Julieta está muy contenta. También es su primera incursión dentro del ámbito de la música y que se le haya prestado atención a canciones que co – compuso hizo que estuviera fascinada con eso. A mí es un trabajo que me gusta mucho el que estamos haciendo con ella y me parece que merece ser escuchado y está buenísimo que hayan tenido en cuenta las composiciones. Las nominaciones tienen que ver con la autoría de las canciones y a mí eso es algo que siempre me gusta porque tengo mucho amor y respeto al oficio de la composición y a la autoría de las canciones. A mí me encanta eso.
¿Qué podés adelantarnos del show presentación en la Sala Hugo Balzo?
Lo que seguro se puede adelantar es que va a estar dividido en dos partes. Una parte con un formato de trío criollo, con cuerdas de nylon, de guitarras criollas, con Nahuel Roth y Juan Ravioli, que vienen los dos de Buenos Aires para acompañarme. Va a tener una primera mitad con esa sonoridad bien acústica. Y después, una segunda parte eléctrica con la banda que me viene acompañando siempre ampliando el repertorio respecto a otros discos y a otras cosas que me interesan siempre explorar. Como te decía: es un camino que está signado por la investigación, por el deseo y por el capricho, básicamente.
Las entradas están a la venta a través de Tickantel.