Diego Janssen: “Me siento muy en el medio entre los músicos académicos y los músicos populares”

El domingo 18 de setiembre a las 20 hs. en Sala Hugo Balzo el músico multinstrumentista y productor Diego Janssen recorrerá sus dos trabajos discográficos publicados hasta el momento, “El hijo de” (2015) y “Conecta” (2021), en un show que ha denominado “Loops & Orquesta”. Ambas obras retratan distintos momentos de su vida, haciendo del viaje musical también un viaje personal, donde estará acompañado en vivo por Pepe Martínez en batería, Diego Banega en bajo, Liber Galloso en saxo tenor y Anahí Martincorena en danza flamenca, además de músicos de la UTEC de Mercedes y Federico Vaz abriendo la noche.
A propósito de esta importante fecha conversamos con Diego sobre el show, el proceso de “Conecta” y su trabajo como productor, entre otros temas.

Por Liber Aicardi

Foto: Reinaldo Altamirano

¿Cómo se dio el proceso de “Conecta”?
El proceso fue una locura porque lo empecé a componer en 2017, cuando salió la legalización de la marihuana, que empecé componiendo un tema, “Nace del suelo», y ahí, medio al toque, me entero que voy a ser padre. Eso me inspiró a querer decir más cosas en ese sentido. Y después mi nena nace y la empiezo a grabar, entonces me empezaron a servir todos los balbuceos. Como que mis dos discos fueron como películas, los dos demoraron tres o cuatro años en madurar. Yo empiezo a crear y después empiezo a experimentar, grabo guitarras, escribo arreglos, llamo a los músicos, les mando los arreglos, pero me lo tomo re tranquilo, no me lo tomo como un disco que tiene que salir en determinada fecha. Para mí los discos son como películas y en los dos casos contaron una historia de vida en el momento que me tocaron. El primer disco es mucho más oscuro, se puede decir, más de una persona tímida, introvertida y, ya, mi segundo disco, con una hija en juego, como que eso me dejó de importar. Me empezó a importar más ser auténtico con lo que yo pienso, con lo que soy y decir cosas.

¿En este disco lo personal fue más determinante que en el primero?
El primero también es súper personal, pero también con mucho de protesta inconsciente. Yo estaba todavía con lo de mi viejo, que se murió inesperadamente, cargado con ese dolor, digamos, es instrumental y es muy musical. Y quizás también social, pero con un contenido abstracto. Podemos decir que la gran diferencia entre el primero y el segundo es que el primero es muy abstracto y una cosa contemporánea. Tuvo muy buenas críticas de Guilherme (N de R: Guilherme de Alencar Pinto, investigador, docente, músico y periodista), tuvo muy buena crítica de Rúben Olivera y, sin embargo, a ellos mi segundo disco no les gustó tanto. Sin embargo hay mucha gente que le parece que mi segundo disco es mucho más lindo porque me animé a cantar y todo eso. Yo hago lo que se me va cantando, me encanta que me den palo, y me encanta que me elogien y lo que venga.

La naturaleza está muy presente en “Conecta” y hay una mayor apertura en el paisaje sonoro. Al mismo tiempo me decís que los eventos personales influyeron directamente. ¿Tenías otro disco en la cabeza cuando empezaste a componerlo o fue pintando de esta manera?
Fue pintando. Todos los temas del disco en su momento fueron instrumentales y después me di cuenta que tenían que tener una letra. Todas fueron composiciones que las hice de manera similar al disco anterior, haciéndole partes diferentes con música, con arreglos, con saxos, con guitarra, con armónicas, parecido al anterior. Pero después, me di cuenta que tenían melodía y que tenía letras para decir. Entonces fue pintando un mensaje, un orden y un concepto que comenzaba en el nacimiento y se ponía mucho más profundo hacia el final del disco. Lo que pasa que cuando querés ver tenés cinco o seis temas y un hilo conductor, es como que decanta el hilo. Aparte yo ya sabía que se tenía que llamar “Conecta”, pero para eso yo tenía que lograr sudar todo lo que yo estaba conectando en ese momento con mi vida. Después de presentar mi primer disco ya empecé a crear en mi cabeza el segundo y con la pandemia terminé de golpear. Al final está bueno eso de que te vaya pintando, porque nunca me hubiese imaginado la pandemia. Lo de la pandemia me influenció en la segunda mitad del disco. Me agarró entre ser padre, ir a la plaza y, de un día para el otro, no podía ir a la plaza con mi hija. Soy muy sincero con lo que me va pasando en el momento.

En un momento donde en Uruguay los géneros no se mezclaban, yo andaba en una comparsa tocando el tambor, tocaba en una banda de rock fusión y estudiaba en la Escuela Universitaria de Música composición. En todos lados era ‘el raro’, pero yo sabía que lo mío era justamente ser abierto, aprender todo tipo de lenguajes para desarrollar el mío propio.

¿En cuanto a la instrumentación, cómo la vas construyendo?
El esqueleto de lo que yo hago es la guitarra y el tambor. Yo soy un defensor de la continuidad de una estética de guitarra y tambor, que sabemos que el candombe fusión tiende más al teclado y el trío de jazz candombe. Lo mío trata de no mirar hacia ahí. Obviamente, me influenció mucho OPA, Hugo Fattorusso, mismo Jaime también, pero soy más de la guitarra. Y desde ahí voy experimentando. En mi primer disco experimenté con el bandoneón y me encantó porque me pareció que era necesario que la música tuviera bandoneón y tambores, que es algo que no es común que el candombe tenga ese aire. Lo mismo con las guitarras eléctricas. Yo a mi estética la denomino «madera y psicodelia». Justamente, es difícil ver en Uruguay, una banda de rock que acepte la raíz folclórica de la guitarra con cuerdas de nylon y los tambores. Y es muy difícil ver algo candombero, digamos, que acepte el rock como algo a incorporar. Tuvimos a Tótem, tuvimos a Mateo y, de alguna manera, la dictadura lo silenció, yo no veo que haya una continuidad con esa música. Sin embargo, el jazz ha logrado sobrevivir y está más vivo que nunca, yo nunca me sentí identificado con ese tipo de jazz, pero sin embargo me gusta incorporar los vientos.

¿Y al momento de llevarlo a una banda cómo lo sentís?
Ahí me sentí re cómodo porque me ayudó muchísimo todo lo que he estudiado de hacer arreglos, me siento muy bien liderando, laburo mucho los arreglos, me gusta masticar las cosas, he encontrado gente también que me supo seguir muy bien la cabeza, cada vez mejor. Aparte, me siento muy en el medio entre los músicos académicos y los músicos populares. En un momento donde en Uruguay los géneros no se mezclaban, yo andaba en una comparsa tocando el tambor, tocaba en una banda de rock fusión y estudiaba en la Escuela Universitaria de Música composición. En todos lados era “el raro”, pero yo sabía que lo mío era justamente ser abierto, aprender todo tipo de lenguajes para desarrollar el mío propio, digamos.

¿Cuánto influye tu experiencia como productor a la hora de hacer tu propio disco?
Eso es una pata muy fuerte que tengo, que me ayuda estar sólido, a saber lo que quiero y además, yo digo siempre que “las horas quedan grabadas”, si vos te pasás quince años grabando gente, toda la gente que pasó por el estudio vos la grabaste y te queda en el corazón y en la mente. Tuve la suerte, desde re chico, de trabajar con los mejores músicos del Uruguay. No tuve familia de músicos, pero tuve una experiencia muy sólida desde los 24, 25 años grabando dos discos de Buenos Muchachos, La Tabaré… Y yo era un gurí y me moría de vergüenza, pero te queda el recuerdo de cada artista cómo trabaja y su método. Entonces, claro, es una experiencia muy rica.

Hay otra gente haciendo música como yo, en ese palo del candombe fusión y que también arriesga y se la juega y me parece que lo que está faltando, un poco, es más eso en mi generación: seguir apostando a arriesgar y que haya un apoyo de entender que no es cualquier género. Está todo bien con todos los géneros musicales, pero hay géneros que vibran con la identidad de un país.

Justamente este año estás nominado a los Premios Graffiti en las categorías Mejor Álbum de Candombe Fusión y como Productor del Año. ¿Cómo tomás las nominaciones?
Las dos son diferentes, tengo mis dos lados muy presentes. Pero yo a los Graffiti no les suelo dar tanta bola pero he visto cómo la gente se fija y espero que me sirva para que vaya más gente al show. Sirven mucho en reconocimiento y no es menor estar nominado tanto como productor como compositor. Más que nada es eso.

¿Cómo te sentís dentro del panorama actual del candombe fusión?
Bueno, yo me siento como una de las voces nuevas, ya hace tiempo. Siento que ya en mi primer disco pude crear una estética propia, no fue en vano todo el tiempo de trabajo y recién a los treinta y tres años sacar el primer disco. Digo recién, porque la mayoría lo saca mucho antes. Yo había participado de muchas bandas y proyectos, pero mi primer disco en serio es “El hijo de”. Ya ahí logré una estética propia, un sentir y un camino que en “Conecta” no hizo más que seguir floreciendo. Hay otra gente haciendo música como yo, en ese palo y que también arriesga y se la juega y me parece que lo que está faltando, un poco, es más eso en mi generación: seguir apostando a arriesgar y que haya un apoyo de entender que no es cualquier género. Está todo bien con todos los géneros musicales pero hay géneros que vibran con la identidad de un país, en el sentido que esto que hago yo y hacen otros no es popular, es para tocar en un club de jazz o para tocar cada tanto en un teatro y pedir por favor que vaya la gente. Me parece que estamos haciendo un trabajo re importante para la cultura nacional, logrando que sea una cultura profunda. Normalmente la mayoría va a estar haciendo lo que conviene y lo que da trabajo. Y, después, hay gente que tiene la posibilidad, por ciertos privilegios o porque estamos locos o por lo que sea, que queremos vivir a fondo. La música en Uruguay es seria y alguien tiene que salir a hacer una músicos en esta vía y para mí el candombe fusión es algo grosso, es palabra mayor. Para mí, es lo más grande. Vos cuando hablás de los músicos más grandes de Uruguay, tenés que hablar del candombe fusión porque hablas de los Fattorusso, hablás de Mateo, hablás de Jaime. Y en la siguiente generación tenés a los Ibarburu, y en la generación que viene después venimos nosotros, está Manuel Contrera, tenés a Nino Restuccia que se fue para España, pero ¿por qué la la gente que nos jugamos a este tipo de cosas nos tenemos que ir a otros lugares? ¿por qué acá no encontramos tanto lugar?.

¿El show “Loops & Orquesta” lo tomás como la presentación de “Conecta”?
Es una especie de presentación oficial de “Conecta”, porque en realidad es la primera vez que voy a tocar mis dos discos al hilo, de esta manera, con esta banda. Pero yo me lo tomo como un espectáculo de dos discos, conceptual, donde respeto el orden de los discos tocando primero «El hijo de» y después toco «Conecta». Soy muy pinkfloydiano en eso.

Las entradas se encuentran a la venta a través de Tickantel.

Foto: Reinaldo Altamirano
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