Capítulo 14

Marcos Motosierra

• Foto: Nicolás Ramos

• En esta nueva edición de #SoyFan se da un hecho particular, y es que nuestro invitado es el primero en declararse fan de una banda nacional, por encima de otros artistas internacionales. Marcos Motosierra, vocalista de Motosierra, banda que en este 2017 cumple dieciocho años, podría haber elegido entre muchos grupos a los que admira como The Stooges, MC5, New York Dolls, The Ramones, Dead Boys, The Damned, The Cramps, Radio Birdman, The Hellacopters o Turbonegro. Pero no fue el caso. Marcos nos habla de su fanatismo por una banda, que al igual que la suya, irrumpió en la escena local con una propuesta salvaje y transgresora para la época: Chicos Eléctricos. Aprovechando que Motosierra se presenta el próximo viernes 15 de diciembre junto a Water Rats (Brasil), Deb and The Mentals (Brasil) y los locales Soketes en el Läjä Festival que se llevará a cabo en Bluzz Live, lo convocamos para participar de #SoyFan.

  Por el año 1992, Marcos iba al liceo 36 (IBO) y tenía de compañero a otro músico: Roberto “Tito” Lagos, guitarrista de The Supersónicos. Como él mismo recuerda “El Tito tenía banda, yo no. Quería, pero no sabía cómo ni me animaba. Por supuesto que hicimos buenas migas, y por ahí se me abrió una rendija por la cual asomarme a todo ese mundo de discos, bandas y toques que me fascinaba.” Su encuentro con la música de Chicos Eléctricos ocurrió un día como tantos al regreso del liceo, y así nos lo cuenta: “Un día vuelvo del liceo y pongo El Dorado 100.3. En el programa ‘Rock hasta el Mediodía’. Estaban entrevistando a una banda uruguaya y el vocalista estaba ‘de vivo’ tomándole el pelo a todo el mundo, al conductor, al rock nacional, a la sociedad uruguaya, a su propia banda y a sí mismo. Hablaba como si estuviese en la esquina tomando vino con los pibes. Empieza a sonar una canción que se burlaba de los ‘jipis’ mientras el estribillo repetía ‘¡Dale maluco!’. La entrevista termina de manera abrupta mientras otra canción irrumpe a todo ruido y velocidad pidiendo ‘dame más guacha’. Al otro día, en el liceo la conversación fue ‘¿escuchaste ayer esta banda?’ ‘Si, NO PARECEN URUGUAYOS’. Era lo que estábamos buscando” sentencia.

  Marcos continúa recordando que “ese mismo fin de semana, me atreví a ir por primera vez al boliche Juntacadáveres a verlos. Nadie iba a esos lugares. Un toque de rock generaba desconfianza y cero interés. Pagué la entrada, crucé la puerta… y me quedé paralizado. Había cuatro tipos arriba del escenario sudando sexo, droga y rock and roll a un volumen brutal. Tocaban como si todo les chupase un huevo. Se burlaban del público y tenían una actitud de total desdén por lo que pasaba fuera del escenario. Arrancaron con una versión de ‘Territorial pissings’ de los recién aparecidos Nirvana. Armaron un quilombo infernal y se fueron dejando todo en ruinas.” Ese show de “Los Eléctricos” marcó tanto al cantante al punto de afirmar que “mi vida cambió en ese momento para siempre. Inmediatamente me sentí en la necesidad de hacer eso mismo yo también. Pasé de ser espectador a soñar con subirme a tocar. Todas aquellas bandas, aquel mundo, aquel sonido que me obsesionaba y que pocos compartían conmigo, de repente ya no era algo tan lejano. Alguien en este país lo estaba haciendo y yo quería hacerlo también. Durante los próximos 7 años fui un devoto espectador de la carrera de la banda hasta el final. Entre su público encontré amigos y amigas que compartían ese mismo sentimiento casi como una secta. Encontré mi lugar.”

  La historia de Motosierra está unida a Chicos Eléctricos ya que “en el baño del último show de los Eléctricos nació Motosierra. El destino dictaminó que mi vida continuara ligada a la de aquellos tipos que me la habían cambiado años antes. Nunca fue fácil, no son gente fácil. A veces fue para bien, otras no tanto. Pasé de público pasivo a colaborador activo, a veces a compañero, a veces a rival. Pero el fuego sigue estando ahí”. Por su parte, Marcos, al final de cada año, cumple con un riguroso ritual: “desde el año 1993 mantengo una tradición. Todos los 31 de diciembre escucho íntegramente el ‘Glitch!’, segundo disco de los Eléctricos. Mi disco uruguayo favorito. Y todavía me sigue poniendo la piel de gallina. No puedo ni quiero parar de sentir eso. Jamás.”

  Al momento de realizar la selección de sus 5 temas favoritos de Chicos Eléctricos, Marcos, admite hacerlo “sin pensarlo mucho para no arrepentirme y querer cambiarlo al instante”, ya que, según él «la tarea de elegir sólo cinco canciones entre el riquísimo y variado catálogo de Los Eléctricos, es criminal».

• 1 – Liquen Rockers. Hablando de piel de gallina, siento eso y mucho más cuando la banda acelera y Andy Adler larga un solo que se suspende sobre la bola de ruido que retumba desde el fondo. Y de repente todo vuelve a explotar. Increíble.

• 2 – Cuchichild. Imposible olvidarse de lo que era esta bomba en vivo con su extensa y colgada jam en el medio, cuando la banda se iba bien a la mierda y se llevaba al público a pasear. Que importa la letra, esto es salvajismo en estado puro.

• 3 – OK. No es ninguna novedad, pero Nico Barcia es uno de los mejores letristas de este país. Con un estilo a veces burlón y a veces más amable, pero siempre directo y callejero es un maestro de la economía y la honestidad al momento de componer. En esta canción logra decir muchísimo con muy poco, retratar una generación y de paso hablarte derecho al corazón. Nuestro himno.

• 4 – Alcohol, alcohol. Un retrato de la bronca, desilusión y resentimiento que a veces genera vivir en Uruguay. Y con la única salida posible: mandar todo a la mierda y beber para olvidar. El riff suena robado de “Waiting for my man” de la Velvet Underground, mientras Adler escupe la letra con veneno y humor negro.

• 5 – Glitch! Un monstruo prehistórico y cuadrado que avanza como Godzilla destruyendo todo lo que se le ponga enfrente mientras el único riff se repite una y otra vez y tu cabeza sube y baja sin parar.