Tras su sorpresivo regreso a los escenarios en 2023, celebrando el 20.º aniversario de su recordado trabajo debut “5 Estrellas” y su edición en vinilo, Astroboy consolida su vuelta con nuevas canciones y una renovada identidad sonora plasmada en los singles “Dillom, Paco y Rosalía”, “Vendo por Viaje” y “Premonición”. Este jueves 7 estará disponible en plataformas digitales “Ver para creer”, un EP de cinco temas producido por Juan Campodónico, que marca formalmente el inicio de una nueva etapa sin renegar del espíritu que los posicionó como banda referente de la escena rockera local de los 2000.
El próximo 21 de agosto, a las 20:00 h en Sala del Museo la banda presentará en vivo “Ver para creer” en una noche que tendrá la apertura a cargo de Lucía Romero. Las entradas están a la venta a través de RedTickets.
A propósito del gran presente que atraviesa la banda, conversamos con Martín Rivero sobre el reencuentro, el proceso creativo detrás del nuevo material y la transformación personal y artística que atraviesa a Astroboy en esta nueva etapa.
Por Liber Aicardi

Foto: Matilde Campodónico
¿Cómo vivieron aquellos tres shows de 2023 en Magnolio, cuando regresaron después de 15 años sin actividad como banda?
Fue súper emocionante volver a tocar, y muy lindo reencontrarnos para eso: para reactivarla. Ese momento fue festejar los 20 años que cumplía el EP “5 Estrellas», que por suerte se dio la casualidad de que todos podíamos juntarnos a tocar. Nos tomó a todos de sorpresa porque, como no fue planificado, yo lo que quería era rescatar un poco a Astroboy, que no quedara como una cosa del pasado, y traerlo de vuelta al 2023. También reactivar Spotify, que la gente lo escuchara más, y se nos ocurrió la idea de sacarlo en vinilo. Una cosa fue llevando a la otra, y después un muy amigo nuestro nos insistió para que nos juntáramos e hiciéramos unos shows en Magnolio, o que hiciéramos algo. Me lo propuso a mí, y yo ahí le extendí la invitación a los demás, y ahí fue prendiendo de a poco la idea. No fue instantáneo: primero hubo cierto rechazo porque no sabíamos bien si estábamos para volver. Estaba bueno hacerlo para festejar que realmente aquella música logró seguir viva todos esos años y juntarnos por eso. Y bueno, se dio que todos como que nos mentalizamos y nos dijimos: “Puede estar bueno hacer eso”.
Fue muy emocionante, la verdad, porque es como recuperar una parte de la amistad que tiene que ver con la música, con eso intangible, con una cosa que es muy poderosa y que nos une mucho. A un grupo lo une mucho, y te atraviesa la música porque te conectás de otras maneras que trascienden los vínculos. Es una amistad que siempre estuvo propulsada por la música, y nos retroalimentamos como amigos y como grupo musical. Entonces fue súper lindo. Fue emocionante que se llenaran las salas así tan rápido. Me acuerdo que el mismo día que salió la venta —creo que fue en una hora— se agotaron las primeras entradas. Después, al otro día, dijimos: “Vamos de vuelta”, y así otra vez. Y eso, además de que es obviamente una caricia para el ego —como se dice—, fue una sorpresa absoluta, porque no estaba en los planes que eso sucediera, esa “astroboymanía”. Fue como toda una celebración muy completa, muy feliz.
¿Con qué público se encontraron?
Eso fue otra cosa interesante de ver, porque el primer día fue más como el núcleo familiar y aledaños. Entonces eran todos caras conocidas, mucha emoción y algún fan de otra época. El segundo día eran todos los fans y seguidores de la banda de toda la vida, los que reconocés más allá de que nosotros no tenemos un vínculo de amistad, pero a muchos los conocemos. Y el tercer día era toda gente nueva, mucha gente joven, y gente que excedía el círculo de aquel momento. Fue muy lindo ver esas tres fracciones de público bien distinguidas, se distinguían bien por cada noche.
Al poco tiempo, a fines del mismo año, publicaron “Magia” el primer single nuevo tras la reunión. De algún modo, fue la confirmación de que la cosa no quedaba solo en esos shows, sino que había un presente de la banda mirando hacia adelante.
Al menos eso se interpretaba desde afuera…
En realidad, creo que no lo teníamos claro. Era más bien como ir paso a paso e ir disfrutando del proceso. Fue más bien un disfrute de esa posibilidad que tuvimos de volver a reunirnos, y aprovechando eso hicimos una canción nueva. Pero también fue una prueba. Yo me acuerdo que me puse a componer porque tenía ganas de hacer algo en la onda de hoy, y me salió ese tema que me pareció muy Astroboy. Se los compartí, todos se coparon enseguida para aportar sus ideas y sus partes instrumentales, pero no había una clara posición de que íbamos a volver. Porque, además, todos vivimos bastante lejos: uno de los guitarristas vive en Buenos Aires, otro en Colonia, otro en Montevideo, yo vivo en Ciudad de la Costa, el baterista vive en Italia y hoy en día no está tocando más con nosotros por ese factor, porque la limitación geográfica es difícil de sobrellevar. El proyecto no admite hoy en día poder cubrir esos costos —y ni siquiera es un tema de costos, es más bien un tema de elecciones de vida— y él tiene su vida ahí. No podría venir porque tiene que trabajar, no es lo mismo que estar en una ciudad y hacerte un hueco para ensayar y para ir a un show.
No le podemos pedir a Astroboy que suene como sonaba en 2005 porque no hay manera, no hay manera de volver el tiempo atrás, aunque quieras.
En su momento, Astroboy se metió en el panorama local rompiendo ciertas estructuras, no solo por cantar en inglés, había un tema de actitud también, que los apartaba del resto de la movida de entonces. Ahora pasaron los años, y ustedes de alguna forma están del otro lado del mostrador, por decirlo de alguna forma. ¿Con qué actitud se encontraron ustedes que deberían volver? En el sentido de mantener aquel perfil rupturista o ir por un lugar más de “banda clásica”.
Lo que pasa es que el tiempo es una aplanadora: pasa por arriba de todos, y pasa por arriba de todo, de las formas, de las maneras… Entonces, es imposible que Astroboy hoy en día tenga esa misma actitud que teníamos cuando teníamos 18, 19, 20 años, que era transgresora en cierto sentido por el contexto, por la coyuntura y por la edad misma que teníamos. La edad de 18 años es una edad en donde uno debe ser así, debe ser rupturista, cuestionar lo establecido, tratar de ir en contra de la corriente. Y eso era Astroboy.
Hoy en día no es lo mismo. Yo creo que uno no le puede pedir —salvando todas las distancias—, pero no le podés pedir a los Rolling Stones que te impacten de la misma manera. No. Es simplemente disfrutar de eso que sigue estando y que es una cosa que en sí misma se transformó. Es otra cosa y tiene el carácter que toma hoy en día, en 2025. No le podemos pedir a Astroboy que suene como sonaba en 2005 porque no hay manera, no hay manera de volver el tiempo atrás, aunque quieras. Y no conozco casos en los que eso siga pasando. Capaz que si vos pensás en figuras como John Lydon, de los Sex Pistols, sí, él es siempre un rupturista, él es siempre una persona que está al margen del margen. Y tiene que ver también con una postura más política, en el sentido más amplio de la palabra.
Entonces, nosotros somos un grupo de música. Nos gustan las canciones, nos gusta ese tipo de música. Entonces, va por ahí. Es otra cosa, nos hemos transformado. La vida nos transformó. El lado en el que estamos ahora no sé cuál es, pero seguro que no es aquel de cuando éramos jóvenes. Pero lo bueno es haber llegado hasta acá.
Yo creo que si Astroboy no paraba en 2008, no hubiera tenido gracia. Quizás se podría haber convertido en una banda de tocar los fines de semana y no mucho más. Creo que esto tiene un carácter más emocional y más especial porque dejamos de tocar y volvimos a tocar, y le estamos buscando la vuelta, encontrándole otra manera. A mí me gusta eso de siempre tratar de darle un giro a la cosa y que no sea lo que esperás. En ese punto, me parece que podés ser rupturista. El Astroboy de hoy no es el Astroboy de ayer.
¿El disfrute a nivel interno de la banda también es otro?
Sí, cien por ciento. Porque, te digo, ya cada vez que nos juntamos es sentirnos agradecidos de poder pasar tiempo juntos, de tener ese tiempo, de que exista eso. Y eso nos hace valorar más las cosas. En su momento no, realmente. Yo digo muchas veces que teníamos la mira mal puesta, la brújula estaba un poco rota y poníamos esa mira en lugares equivocados, en vez de muchas veces tratar de disfrutar lo que estaba pasando. En ese momento dábamos muchas cosas por sentadas y no disfrutábamos de lo que sucedía. O capaz que sí, pero siempre exigíamos más… algunas cosas que pasaron.
Pero si no hubieran tenido aquella actitud, seguramente no hubieran sido la banda que fueron.
Totalmente. Estaba esa especie de convencimiento que teníamos de que íbamos a ir a tocar a Glastonbury y tener otra vida entre España y Londres. Ser unos Mockers jóvenes que venían a rescatar el rock del Río de la Plata, y lo que había perdido el mundo por no haber escuchado a los Shakers y a los Mockers. Teníamos un rollo, que nos sentíamos que éramos los embajadores de eso… y a nadie le importaba un pepino. Nada. Solo a nosotros (se ríe). Pero por haberle dado tanta importancia y tanta rosca es que llegamos a hacer algo, grabar los discos, llegar a la gente. Y sí, es un poco esto que vos decís: que fue por creerte eso, no te da el tiempo tampoco para disfrutar todo de una manera más contemplativa.
Hoy en día descarto hacer un disco cien por ciento en inglés, o mayoritariamente en inglés, y cantar un show todo en inglés. Me parece que es más divertido conectar con el público cantando en español.
Ahora, en 2025 vuelven a editar un disco, en formato EP, ya con una orientación a letras en español. ¿Esto significa un nuevo giro respecto al punto en que había quedado la banda, que fue “Big For The City” de 2007?
En realidad, no sé, porque este es un EP, son cinco canciones… Y lo que a mí me pasa es que, después de que Astroboy dejó de funcionar como banda, empecé a cambiar mi forma de componer y mi forma de comunicarme. Y terminé de entender enseguida que, apenas Astroboy se separó, saqué mi primer disco solista —Estas cosas no son mías— que es casi todo en español. Pero como que ya estaba el foco puesto en encontrar una manera de hacer música cantando en español. Y creo que puedo desarrollar una cosa más auténtica, relacionada a mi propio lenguaje, a mi universo. Más auténtico si lo hago en español. Sin embargo, después, cuando hice Campo, generamos cosas muy auténticas con Juan Campodónico —obviamente— haciendo esta mezcla entre el inglés y los ritmos sudamericanos, como “Cumbio”, que yo creo que es la primera cumbia en inglés. Hasta ese momento no existía ese “bicho”. Después se fue ampliando hasta la cumbia cheta, y muchas cosas más actuales, como una banda que se llama Los Bitchos, que tocan cumbia en Inglaterra. Todas esas cosas no pasaban.
Yo creo que está bueno jugar con ambos idiomas con pequeñas dosis. Me gustan los idiomas en general. Entonces no descarto volver a hacer una canción en inglés. Lo que no quiero es que —como nos pasó— sea toda una cosa tan para un solo lado. No me parece una barrera. Lo que sí me parece es que es importante poder conectar con el público con quien tocamos hoy en día, a quien cantamos hoy en día. Y me parece que eso es fundamental.
Muchas veces nos piden que cantemos en inglés. Cantamos en inglés las canciones de los discos anteriores. Y bueno, ahora hay algunas canciones que andan por ahí, pueden ser en inglés, pero por ahora no se presentó la oportunidad. Pero seguro que va a salir, porque no es algo que descarto. Lo que sí descarto es hacer un disco, hoy en día, cien por ciento en inglés, o mayoritariamente en inglés, y cantar un show todo en inglés. Me parece que es más divertido conectar con el público cantando en español.
Además, nuestros himnos más emblemáticos son en español: “El gran escape”, “Fácil”, “Mi reserva”, “Mejor así”… hay un montón que son en español. Aunque hay un par en inglés que tienen como un estatus de que al público le gusta mucho, como “Good Times” o “Time Has Passed” y alguna otra. Pero creo que es interesante lo que se genera con Astroboy cantando en español. Creo que es un tipo de grupo musical, de banda, que no hay en Uruguay así. Hay un montón de bandas indie, indie pop, indie rock… pero Astroboy tiene una mirada en un punto interesante, que es como entre himno, entre indie. Siempre hay como una especie de alegría, ironía, reírse de uno mismo. Yo lo comparo muchas veces con esas películas yankees que vos las ves una y otra vez, y te gustan, y te hacen sentir bien. Como esas comedias que las ves y pasás bien, no importa si la estás viendo por vigésima vez. La ponen en el cable o está ahí, la querés mirar, y pasás bien. Como que hay una familiaridad linda. Creo que eso es una cosa muy potente que tiene Astroboy, un sentimiento bastante peculiar en ese sentido.
¿Consideraron ya de arranque editar en formato EP al momento de publicar estas “Ver para creer”?
Consideramos todo, y fue una mezcla de factores. Para mí, el factor más decisivo para hacer un disco de cinco temas fue el hecho de que no le podemos pedir más al proyecto de lo que el proyecto puede dar hoy en día. Tenemos canciones de sobra, porque yo soy cancionista, me gusta ser compositor, es lo que hago. Pero no es un tema de las posibilidades del proyecto en cuanto a cuánta energía se le puede dar en este momento. Y, por otra parte, es la forma más rápida y eficaz de volver a activar a Astroboy. Si te metés a hacer un disco de diez canciones, podés entreverarte en el camino, podés ser más lento. Y ahí, en Astroboy, siempre hay como una sensación de urgencia que sigue hasta el día de hoy, de: “Bueno, tengo estas canciones, quiero grabarlas, vamos a sacarlas”, porque siempre eso es una pulsión grande. Como que la sensación de expresarse y sacar música, y que se pueda compartir, es muy urgente.
Por eso también llamamos a Juan Campodónico como productor. Porque necesitábamos una figura a quien seguir hoy en día, a quien seguirle cabeza, un modelo de trabajo, una forma de trabajar, una propuesta. Además de que lo admiramos y para nosotros es un honor, también estaba ese factor de familiaridad que tenemos con Juan, de mucha amistad. Creo que estuvo buenísimo eso, que está surtiendo efecto porque pudimos reactivar a la banda. Estamos tocando. Es la manera de empezar un proceso nuevo, es un proceso de una nueva etapa. Esta etapa no se termina con “Ver para creer”, y no estamos esperando que “Ver para creer”sea un éxito mundial y nos lleve de la mano a recorrer el mundo. No. Simplemente es una cuestión de seguir celebrando. Seguir celebrando la amistad musical que tenemos y seguir para donde el proyecto nos vaya indicando.
Estamos recontra felices con cómo suena el disco, lo que dicen las canciones, desde dónde estamos hablando. El tipo de sonoridad que tiene nos parece súper rico. Lo escuchamos y medio que no podemos creer que Astroboy suene así. También porque estamos muy acostumbrados a que sea la cosa un poco más retro —a veces era más garagera— y ahora suena desde este otro lado. Como decíamos hoy al inicio: no es el mismo Astroboy. Es otro. Hay cosas que siguen estando ahí, pero estamos mirando desde el otro lado del cristal.
Esta etapa no se termina con ‘Ver para creer’, y no estamos esperando que sea un éxito mundial y nos lleve de la mano a recorrer el mundo. No. Simplemente es una cuestión de seguir celebrando.
¿Con qué banda se encontraron a la hora de componer, en cuanto a los músicos que son cada uno de ustedes?
Hubo sorpresas, sí. No me refiero a “mirá cómo está tocando este”, sino con los aportes, ese tipo de cosas. Está buena la pregunta… Yo creo que cada uno encontró más su propia manera de hacer música, y encontró dónde se hace fuerte cada uno. Y eso es lo que hoy en día también permite que podamos hacer cosas a la distancia siendo muy certeros y eficaces, y haciendo cosas que son complementarias entre los miembros. Quizás antes perdíamos más tiempo encontrando el arreglo de cada uno, y yo creo que cada uno está como muy depurado en cuanto al tipo de aporte que puede hacer.
Y otra cosa buena es que, obviamente por un tema de las edades, los egos están todos más nivelados, y eso hace que sea más fácil poder hablar, tocar. Como que realmente yo he tratado mucho de dejar el ego de lado, porque era algo que no me hacía bien, y creo que todos tomamos ese camino. Entonces es como muy fructífero. De “Tuco” (Leandro Boné, guitarrista) me encantan unas guitarras que hace que son muy minimalistas, siempre están como empujando hacia adelante la canción. Y es su manera que encontró hoy en día, después de haber pasado por otros proyectos. “Paco” (Francisco Risso, guitarrista) encontró siempre unos arreglos que son como medio raros, graciosos, medio divertidos. Javier (Javier Vaz Martins, bajista) aporta un bajo que es como siempre lúdico, con unas idas y vueltas my lindas. Yo siempre trato de escribir sobre algunas cosas puntuales que me interesan, que tienen que ver con la nostalgia, que tienen que ver con mi niñez, con otras épocas, con el tiempo perdido, no sé… Entonces, creo que esto se potencia: cada uno sabe cuáles son sus puntos fuertes.
