La banda argentina 1915 se viene consolidando dentro de una nueva camada propuestas en el rock de su país . A comienzos de este mes de setiembre, el cuarteto compuesto por Cruz Hunkeler (voz y guitarra), Penzo (teclados), Alejo Freixas (bajo), y Jeremías Alegre (batería) publicó “Ceremonia”, su quinto álbum de estudio. Con más de una década de trayectoria, el grupo apuesta en este nuevo trabajo por la experimentación y los sonidos electrónicos, acompañados de letras reflexivas sobre la realidad que atravesamos, dando un salto también en este aspecto.
A pocos días de dar inicio la gira presentación de “Ceremonia” —que incluirá el show del viernes 17 de octubre en Sala del Museo, varias paradas en Argentina y Chile, y más adelante una serie de conciertos en Europa— conversamos con Penzo sobre el proceso del reciente lanzamiento, la evolución sonora de la banda y su relación con el público uruguayo. Las entradas para su regreso a Montevideo están a la venta a través de RedTickets.
Por Liber Aicardi

Foto: Paul Hernández
En febrero lanzaron “La Promesa”, un EP de cinco temas, y hace unas pocas semanas, el álbum “Ceremonia”. ¿Cómo surgió la decisión de publicar dos trabajos con pocos meses de diferencia?
El EP “La Promesa» resume un poco el trabajo del año pasado, todo lo que fuimos grabando durante el 2024, que fueron singles —incluso alguno de 2023—. Era un poco englobar todo ese material, esas canciones que fueron saliendo de manera individual en un EP que las contenga y que les dé nombre, que les dé un sentido. Y, al mismo tiempo, mientras lanzamos eso ya estábamos grabando Ceremonia. “Ceremonia” se empezó a grabar en febrero y en mayo ya estaba listo, entonces dijimos: “¿Para qué lo vamos a guardar? Hagamos el video y lancémoslo este año”. Fue un año muy fructífero a nivel discográfico.
¿El grupo de canciones que integra “Ceremonia» fue pensado en conjunto desde el inicio, de cara al disco?
Fuimos ya con la decisión de grabar un disco. Nos juntamos con EVLAY —un productor con el que ya habíamos hablado para hacer algo antes y no habíamos podido— y ahora se dieron las posibilidades. Nos juntamos con la idea de hacer un álbum que contenga ideas frescas que surjan en el estudio directamente. No llevamos maquetas ni nada: arrancamos a componer desde ahí, desde el estudio, con lo que iba surgiendo.
¿Qué encontraron en esta forma de trabajo de comenzar un álbum desde cero en el estudio?
Yo creo que es algo del vértigo de no saber si va a quedar, si va a servir, si por ahí todo lo que estés haciendo queda en la nada. Ese vértigo de ir al estudio sin saber qué vamos a grabar creo que le dio la magia que necesitaba para que nosotros nos sintamos identificados con el álbum. Y fue lo más divertido, realmente. Es divertido: estás ahí para jugar con la música y a crear, se crea todo lo que se puede. Después habrá ideas que no entraron, por supuesto, pero la pasamos bien, se gozó.
¿Hubo mucho trabajo de postproducción?
Se hicieron bastantes cambios, pero de manera expeditiva. Hubo muchas fases de mezcla, hubo un proceso de grabación y de postproducción, como decís vos, extenso, con idas y vueltas con la persona, con Javier Fracchia —que la rompió— en el mastering. Así que hubo un ida y vuelta extenso que nos llevó a todos al lugar más conforme. Pero fue bastante el laburo, sí. Te diría que lo que menos fue, son las baterías: las grabamos en dos días, por ejemplo, baterías y bajos. Eso fue expeditivo. Pero sí, la postproducción tuvo su trabajo.
Para este disco nos juntamos con la idea de hacer un álbum que contenga ideas frescas que surjan en el estudio directamente. No llevamos maquetas ni nada, arrancamos a componer en el estudio lo que iba surgiendo.
Cuando uno escucha el disco nota un rumbo distinto respecto de trabajos anteriores. En “Ceremonia” los sintes y las secuencias tienen mayor protagonismo. ¿A qué se debe este nuevo camino?
Siempre buscamos renovarnos disco a disco: en la forma en que hacemos las canciones, en la forma en que las producimos. Y este año nos tocó rebelarnos con lo que habíamos hecho antes, que era componer en la sala y grabar todo en vivo. Ahora hicimos todo lo contrario: compusimos en el estudio y grabamos todo por pedacitos. Así que creo que la razón fue esa: desafiarnos nuevamente a nosotros mismos con algo que no habíamos hecho.
Da la sensación de que “La Promesa” viene a ser el cierre de una etapa y “Ceremonia» el inicio de otra. ¿Lo sentís así también?
Es exactamente eso. Cerramos toda la etapa de los singles y de las canciones que habían surgido el último tiempo con “La Promesa», un EP corto, hermoso, y dijimos: “Ahora tenemos la cabeza fresca para empezar un concepto de cero”. Y ahí arrancaron las sesiones con EVLAY, y así fue surgiendo el disco “Ceremonia».
¿La decisión de este nuevo sonido de la banda vino más desde el lado de EVLAY o desde el lado de ustedes?
Eso fue, más que nada, tarea de EVLAY: desde la producción, desde la compu, el armado de algunas secuencias de batería, de algunos patrones, de arpegiadores. Y después lo orgánico también tuvo lugar porque hubo muchas guitarras, hay muchas guitarras acústicas en las canciones que se acoplaron a eso. Pero, desde los inicios, se trabajó mucho de esa manera, como te contaba recién.
Y particularmente desde tu rol de tecladista, ya que este es un disco donde tu instrumento toma mayor presencia, ¿cómo sentiste este proceso?
Fue lindo, muy express, muy del momento, y muchas ideas quedaron en las primeras tomas con EVLAY. Desde las primeras juntadas de producción y composición, a veces había cosas que ya quedaban. Así que, desde el lado tecladista, hubo cosas que no volví a regrabar. Después fuimos a un estudio de teclados y sintetizadores y ahí reemplazamos algunas cosas, pero un montón quedaron. Así que fue un poco dividido.
EVLAY es un productor más relacionado a propuestas urbanas que a una banda de rock. ¿Cómo fue esa decisión de elegirlo para que se encargara de la producción del nuevo disco?
En un principio ya teníamos ganas de laburar con él en “Fuera de lugar», nuestro anteúltimo disco, y no se pudo dar porque él estaba con muchos viajes, con mucho laburo con Wos —de hecho él es productor de Wos desde hace muchos años—. Y después de esa juntada fallida del anteúltimo álbum, yo estuve de viaje en Berlín el año pasado y salí del subte y me lo encontré. A los diez minutos me llama para juntarnos —yo estaba yendo a un festival de música— y ahí vimos un poco de música juntos y compartimos una tarde. Le conté los objetivos de la banda, que teníamos ganas de hacer un disco que nos re copara con él, y podíamos ver la forma de cuadrar algunas juntadas a ver si había química. En diciembre hubo una primera reunión de producción y en esa primera juntada de pruebas se compuso “Dos Partes», una de las canciones del álbum. Entonces ya hubo química desde el comienzo y le dimos para adelante. Cuadramos las fechas y, por suerte, lo pudimos hacer porque es una persona que viaja mucho, que hace muchas canciones individuales con artistas, y tomarse el tiempo de hacer un álbum, la verdad que es un honor para nosotros.
¿Cuánto tiene que ver él en el nuevo sonido y en esta nueva etapa de 1915?
Y te diría que un 100%. Buscábamos a alguien con una huella sonora de tal magnitud y lo logramos, afortunadamente.
Ustedes ya han trabajado con distintos productores, ¿qué es lo que considerás que aprendieron de ellos a lo largo del camino?
Aprendés a entender la música desde adentro. Por más que nosotros somos músicos, escuchamos mucha música, disfrutamos de la música e intentamos escucharla muchas veces desde un punto de vista más superficial para distintas situaciones. Y, al mismo tiempo, mientras disfrutamos de la música como cualquier persona del mundo, trabajamos muy sobre la música, muy desde adentro. Los productores son el núcleo interno de la música que suena hoy en día. Entonces, cada productor te está aportando visiones nuevas: de estructura, de sonido, de acompañamiento, de cómo acompañar una melodía, cuándo armonizar, cuándo no, cómo volver a presentar un motivo, cómo reciclar una parte… Aprendés todo lo interno del armado de canciones, que te da una visión más rica en ese sentido. Y lo intentamos aplicar nosotros mismos a la hora de seguir siendo músicos: tocar con los consejos del productor, o tocar pensando en que, cuando se grabe, va a funcionar mejor si hacés tal cosa. Es un montón de información que nos llevamos, por suerte, de este gran productor que es EVLAY y de todos con los que hayamos laburado: Guillermo Porro, Sebastián Morel, Guille Salort y Brian Taylor. Es una experiencia también que vas ganando.
En esta etapa estamos bastante más maduros. Ya son casi 12 años de banda, y la mirada filosófica, política, no está puesta en algo coyuntural, sino que está vista desde un lugar un poco más amplio.
Con respecto a las letras, en algunas de ellas se puede percibir algún dejo de melancolía —algo típico de la post pandemia— en otras hay crítica social. ¿Cómo trabajaron las letras para el disco?
En general es una gran labor de Cruz la tarea de la composición desde la armonía y melodía, y las letras también. En este disco surgieron más que nada las músicas primero, en el estudio, y después Cruz le sumó las melodías y las letras. Así que puedo decirte que, desde el lado de la lírica, hay un concepto al principio un poco de melancolía, como vos decías, un poco de desilusión con la realidad, con la actualidad, y era nuestra forma de retratar el movimiento individualista que se ve mucho hoy en día, y los jóvenes con una visión muy cerrada de su futuro. Y, al mismo tiempo, en otras canciones del disco planteamos nuevamente la esperanza, como más nos gusta hacer: un mensaje de unión, un mensaje de volver a agruparnos, de volver a la ceremonia. Así que el disco viaja por esas sensaciones desde la lírica, pero tiene un final un poco más clarificador.
En esta etapa estamos bastante más maduros. Ya son casi 12 años de banda, y la mirada filosófica, política, no está puesta en algo coyuntural o algo minucioso, sino que está vista desde un lugar un poco más amplio que es, de algún un modo, más filosófico.
El año que viene “Dual», el primer álbum de 1915, cumple 10 años. ¿Cómo recuerdan aquel primer disco a la distancia?
La verdad, re bien. Es un disco que se conecta muy bien con Ceremonia, porque trata de un concepto que tiene algunas similitudes con respecto a la dualidad, a las dos caras de una misma moneda, como Todo a la vez, por ejemplo, una de las canciones de Ceremonia que tiene algo del concepto de Dual. Yo creo que Dual es un inicio y Ceremonia es un cierre de ciclo, porque resignifica algunas cosas del Dual en un momento en el que la banda está más plantada, más madura. Y se van a festejar lindos esos diez años.
¿Cómo viene siendo la recepción del nuevo disco?
Muy bien, por ahora. A la gente le gustan mucho “Dos Partes”, “Por Dios”, “Eco, “Caminos Paralelos». Todos los temas del disco reciben buenos comentarios, se vienen escuchando mucho en las plataformas. Estamos muy contentos.
En breve comienzan su primera gira que los llevará también por Europa. ¿Cómo están viviendo esta previa?
Este quinto álbum nos lleva por primera vez a Europa. Vamos a tocar en España, en Irlanda, en Francia. Así que estamos encarando también todo ese trabajo de gira, que requiere mucha logística, mucha energía para el día a día, el armado de la presentación en vivo en un formato más pequeño, etc. Vamos a estar en Argentina también, en varias provincias; en Montevideo, en Uruguay, el 17 de octubre; y en Chile también.
¿Cómo sintieron la recepción del público uruguayo en las anteriores visitas?
Recuerdo el primer show en Live Era, que nos fuimos re felices con la energía del público, con lo cálida que había sido la gente en Montevideo cantando los temas. “Fuera de Lugar” había sido un disco rockero que presentamos ahí y estaban todos saltando. Estuvo espectacular. La verdad es que la primera vez que conocimos a nuestro público uruguayo fue fantástico, y en el Cosquín también recontra estuvieron haciendo el aguante, mientras tocaban otros artistas con más trayectoria. La verdad que fue espectacular el aguante que nos dieron, así que estamos muy felices de volver.

Foto: Paul Hernández