#TrackXTrack Milagros – “Somos Canales de Luz”

Sentada sobre un fardo en mi jardín con la guitarra en las manos y el sol
calentando mi espalda, escuchando a los horneros cantar sobre mi cabeza en las ramas del pino, cerca de su nido, en una tarde de primavera la recibí. Como un regalo que venía del más allá directo a mi y brotaba sin detenerse junto al flujo de la sensación pura de la alegría, el agradecimiento y el juego. Del diálogo con la naturaleza. De la amable sensación de mi relación con ella, de la vida que me rodea y todo lo que forma parte de mi casa.
Una chacarera con aires de chamamé, decimos con Joaquín Plada quien la llevó a otro nivel con la producción aportando arreglos instrumentales y logrando un fino equilibrio entre lo orgánico y lo contemporáneo. Así como también Santiago Vázquez le dio sus pinceladas eligiendo los matices de la quijada, el cajón y las palmas logrando que aparezcan en la canción los campos, los caminos, mientras te lleva a recorrerlos en un suave y airoso galope.

Esta canción la compuse hace muchos años en buenos aires, el 10 de
junio de 2019, una mañana que estaba sentada con mi teclado cantando y de pronto
interrumpí para ver algo en el teléfono, caí en las garras de Instagram y por suerte una poesía breve y poderosa me despertó y me devolvió a la vida, decía: “el sauce se peina todas las noches, el rocío lo ve y se moja”.
Puse el teléfono a grabar y me dispuse a cantar, continuando con su idea que me resultaba maravillosa e infinita.
En esa época yo aún oficiaba de baterista y cantaba desde allí en mi banda, cuya
mayoría de temas eran instrumentales con melodías llevadas por la clarinetista.
Mis canciones en ese entonces permanecían guardadas. Solo yo las conocía.
Allí por el 2022 ya estando viviendo en Uruguay embarcada en darle vida a mis obras decidí grabar y editar esta canción. A distancia comenzó la sutil y acertada producción de Horacio Piñón quien grabó guitarras y teclados en Buenos Aires, luego yo viajé y grabé la batería y la voz allí también en el estudio de Isidro Tagliapietra. Horacio mezcló y masterizó.
En septiembre de 2023 la lancé en plataformas como single. Hoy se integra a este EP del cual la siento raíz y madre.

Este es un canto dedicado a la muerte, compañera diaria de la vida. Como la sombra que da forma a la figura, la muerte resignifica la vida. Dándole profundidad, sentido y valor.
En esta canción me encontré imaginando que tal vez ella me encontraría en la montaña, que quizás se repetiría el patrón de mis hermanas, dos de ellas que se despidieron de la tierra sobre la cordillera. A ellas les canto, les dedico estas palabras honrando su vida dentro de la mía. Agradeciendo su camino, revisitando sus huellas, les envió en el viento una melodía invitando a que “suene en mis propias manos el pulso vivo de mis hermanas de ayer, de ayer”.
Su pulso vive en mí, en el bombo, en las montañas. Me sostienen y dan vuelo a este mensaje las mágicas guitarras de Juan Saraco (Dura Tierra, Arg.) las percusiones, programaciones y el bajo de Fernando Odella grabados en su estudio Kraken en San Carlos, Uruguay.
La producción de la canción fué un poco errática dados los tiempos de edición de la
película, su culminación entre mis manos y la fecha límite para ir a presentarla justamente a la montaña de Bariloche en el invierno terminando así siendo la canción producida por mí, pero no sola.

Como en un acto de magia que cierra un ciclo de años que se reencuentran en este EP apareció, cuando creía que ya no llegaba a terminarla a tiempo, el gran Isidro Tagliapietra (con quien años antes grabamos “El Sauce” en Buenos Aires ). Tuve entonces la fortuna de ir a grabar las voces al estudio Faro House Music de José Ignacio y contar con la ayuda y la acertada mano de Isidro Tagliapietra quién hizo también la mezcla y el master.

Esta obra surgió gracias a mi madre, mi gran maestra. Tengo el agrado y el inmenso
desafío de haber elegido ser su vecina. Una mañana se acercó a mí recinto y después
de contarme algún hecho desafortunado que le dolía y le tenía atravesada, antes de
que yo pudiera responderle siquiera, se auto respondió, con tono de “ ahí viene el
broche de oro” diciendo en voz alta con altivez: “ y bueno.., Nadie es profeta en su
tierra” . Y así se alejó, llevándose y “vendiéndome” ,sin darse cuenta, esa verdad.
Creyendo que con esa frase daba un cierre genial a su pesar, convencida!, repitiendo esa vieja afirmación, como si fuera su merecido no poder “triunfar”, no tener “éxito”, no ser profeta en su tierra. ¿Qué significa esto? pensé. ¡Que barbaridad! Yo cargo con esto también y me parece natural. Lo he oído toda mi vida. Pero yo no estoy de acuerdo, no lo voy a heredar ni a repetir como si fuera cierto. Voy a extirparlo ahora mismo, de mi casa, de mi madre y de mí. Agarré la guitarra, puse REC en el teléfono y empecé a cantar mi verdad: “Yo soy Profeta en mi tierra, ¿sino dónde?” El mensaje me parecía tan poderoso y revelador que la música debía encontrarse en altura y en profundidad. La veníamos trabajando con Joaquín Plada a la par que a “Con el Sol”, habíamos grabado guitarras y un puente instrumental interesante. Sin embargo la canción seguía buscando entrar en otras dimensiones.

Al llevarla a Pan de Azúcar y escucharla en la yurta de mi querido maestro y amigo
Santiago Vázquez ,donde se disponía a grabar el acompañamiento, con un set de
percusión interracial propio de sí, el proceso fue desvistiendo los arreglos, dejando
reaparecer la composición original. Fue entonces que coincidimos en que la música necesitaba tomar otro rumbo y que sería enteramente guiada, producida y grabada por él allí. Tabla, bombo leguero, cabash, hoja de palmera y udu integrando el set de percusión. La tierra representada por sus diversas culturas convertida en pulso, espacio y dimensión .
Acordamos en que el contrabajo sería el instrumento adecuado, tocado por una joven mujer: Julieta Taramasso. Finalmente Santiago mismo terminó de darle el vuelo y la dulzura que faltaba grabando su piano de pared, un registro humanizado de mi voz y una mezcla final identitaria, dotada de texturas y espacialidad lograda junto al talento de Nahuel Bentancour.

Esta es la versión instrumental que me pareció ideal para una de las escenas del
documental y ahí tomé conciencia de que era muy agradable oírla sin letra y sin voz y decidí editar esta versión. Me resulta también interesante escuchar la batería al
desunudo y la belleza de las guitarras de Horacio Piñón. Destacando la melodía de la outro de la canción que me resulta de una ternura particular.

Esta no es una canción sino un registro real del canto de las ballenas de Hawaii hecho por Marina Daian. Una caricia para nuestros oídos desde las profundidades del mar.