ORO: “Siempre estuvimos al margen de tendencias y modas”

La banda de blues pesado ORO está cumpliendo 18 años de trayectoria. El trío ha sabido construir su propio camino redefiniendo los límites del blues, fusionándolo con la potencia y actitud del rock pesado, enriqueciendo su propuesta musical con poderosas presentaciones. A lo largo de cuatro álbumes de estudio y el registro audiovisual en vivo “Metido en la Corriente”, Federico Anastasiadis (batería y voz), Santiago Bondoni (guitarra y voz) y Guillermo Madeiro (bajo), consolidaron un sonido único en la escena de nuestro país, al tiempo que permanecieron fieles al estilo que abrazaron casi dos décadas atrás.

El próximo viernes 18 de octubre, a las 22:00 h en Sala Ducón (Durazno esq. Convención) ORO repasará buena parte de su carrera con el show “18 Años, 18 Canciones” y las entradas se pueden adquirir a través de Acceso Fácil. A propósito de tal celebración, conversamos con ellos.

Por Liber Aicardi

ORO, año 2008: Federico Anastasiadis, Guillermo Madeiro y Santiago Bondoni.
Foto: M. Singer

¿Cómo fueron los orígenes de la banda, hace 18 años?

Federico – Con Santiago íbamos al mismo liceo y teníamos una barra de amigos en común, nos conocimos por amigos en común. Y todos nuestros amigos en ese momento, que son amigos hasta el día de hoy, todos tocaban en bandas, todas bandas nucleadas bajo una onda más dentro de lo que es el punk rock y el hardcore. Estamos hablando de que teníamos entre 14 y 16 años. Ahí hicimos la que, para mí, fue la primera banda, ellos ya tocaban en otra banda.

Santiago – Sí, yo había tocado en otras bandas. Vivía en Las Piedras y tenía una banda con unos amigos allá, pero cuando vine a Montevideo y los conocí a ellos dos, formamos una banda de punk rock.

Federico – Se llamaba Estúpidos… ahí tocamos como cuatro o cinco años. Esa banda se terminó, pero Santiago y yo queríamos seguir tocando juntos. Ninguno de los dos cantaba, pero precisábamos lo mínimo para hacer una banda, que era tener un bajista. Yo conocía a Guille y, con él, yo sentía una conexión especial de amistad, una cierta sensibilidad. Ahí se armó el trío y nos largamos a cantar. Dijimos “primero, vamos a conseguir un bajista, empezamos a tocar y después vamos viendo cómo cantamos” y así se fue dando. En 2006 empezamos a tocar con ORO, y, cerca de fin de año, tuvimos el primer show en el sótano de El Living con Culpables, que es la banda de algunos de los que hoy son Los Nuevos Creyentes y Tucson & Varela, que era un dúo que tenía Tuka (Martín Solana, de HPLE) con Andrés Varela, tecladista en ese momento de Hablan Por La Espalda. Ese fue el primer show de ORO, hace 18 años.

¿De dónde viene ese gusto por el rock y blues de los 60s y 70s, siendo ustedes tan jóvenes en ese momento?

Santiago – Más que nada porque, como éramos tantos amigos que teníamos en común el gusto musical, siempre había un hermano más grande que le bajaba línea a alguno y nos compartíamos la música. O alguno iba a profesor de guitarra, entonces le pasaba un disco y lo traía, nos nutríamos entre nosotros. Así empezamos a escuchar ese tipo de música.

Federico – Había una avidez, también, de conocer cosas. Nosotros estábamos de chicos muy enroscados con el punk rock y todo eso, y empezamos a ir para atrás. Primero, el punk rock de los 70s, después las bandas de los 60s como MC5, The Stooges, hasta el origen del rock & roll. En un momento empezamos a curtir bandas clásicas de rock & roll ya más pesadas tipo Led Zeppelin, Black Sabbath, AC/DC, Motörhead, todo ese mundo nos fascinó. En paralelo, me acuerdo que fue la época que vinieron los Rolling Stones a Argentina en 2006 y, también, a partir de los Rolling, me compré un libro que salió, creo que por los 40 años de ellos, que traía un glosario de todas las referencias que tenía el libro. Ahí había 30, 40 cantantes de blues y de cada uno te decía dos, tres líneas y un par de discos recomendados. Me acuerdo que empecé a descubrir un montón de esos blueseros y yo, por lo menos, de ahí mamé mucho. Después, cuando también conocimos toda la movida de blues o de rock and roll de los 60s y 70s de acá, Días de Blues, Opus Alpha, Pappo, Pescado Rabioso, toda esa onda, terminó conformando nuestro sonido.

Santiago – Además, como ésas eran bandas que cantaban en español y nosotros veníamos escuchando muchas cosas en inglés, también nos hizo un clic. Porque podíamos ver referentes que cantaban en el mismo idioma y tratar de emular o replicar cierta onda y eso también repercutió mucho.

Federico – Me acuerdo que, cuando descubrí Días de Blues, Opus Alpha o los primeros discos de Pappo, yo no podía creer que en la misma época que estaba Zeppelin y Black Sabbath o Cream, había cosas muy parecidas pasando acá. Ahí hubo como una fascinación, toda esa onda nos tomó por completo. Seguro, también relacionado directamente a la formación, que al ser un trío de rock clásico, bata, bajo y viola, sentís más cercanía con otras formaciones similares. 18 años después escuchás muchas otras cosas, pero el ADN de ORO es ese. También, siempre quisimos que fuera una cosa sólida, porque el oro es un metal preciado, pero es fuerte, resistente y, a la vez, elegante.

Siempre estuvimos al margen de tendencias y modas. Fue como encontrar un clavo y darle, darle y darle. Este es nuestro sonido, nuestra búsqueda.

 

Federico Anastasiadis

¿Siempre tuvieron claro la formación de trío?

Santiago – Sí. Lo que pasó fue que ya desde el primer tema como que calzó la formación y los tres, creo que sentimos que no faltaba nada, sólo que cante uno. Pero el sonido, ese sonido que nosotros jodemos con el tractor que va para adelante, nace ahí. Creo que hoy no es tan común que haya tríos así.

Federico – Nunca estuvo en cuestión que haya una segunda guitarra, por ejemplo. Por más que en algún disco, en algún tema, metimos una armónica o un teclado, nunca estuvo en cuestión cambiar el sonido e incorporar otro instrumento. De hecho, cuando grabamos los discos, grabamos en vivo, como se grababa en esa época que te decía. Todo el material de ORO se grabó en vivo tocando los tres juntos en una sala. Hay muchos tríos que, por ejemplo, graban una guitarra base y después graban otra guitarra haciendo un arreglo, pero nosotros eso no lo hacemos. De repente, sí, “doblamos” las guitarras pero tocando lo mismo. Siempre nos interesó que eso que vos escuchás en un disco es lo que vas a escuchar en vivo. Capaz que no hay cinco voces, o no hay una pandereta en una parte, pero esencialmente está todo ahí, no es que tenés tres guitarras en el disco y después en vivo hay una sola y te faltan la mitad de los jugadores.

Al mismo tiempo siempre se han mantenido fieles al estilo y al margen de nuevos sonidos o tendencias, incluso hasta por el borde de la escena local. ¿Esa es una decisión consciente?

Federico – Siempre estuvimos al margen de tendencias o modas. Fue como encontrar un clavo y darle, darle y darle. Este es nuestro sonido, nuestra búsqueda, darle de lleno a eso. Es un poco buscado y otro poco inconsciente, porque así nos salía y porque tampoco nunca tuvimos la inquietud, por ejemplo de meter teclados, o de hacer una cosa más moderna o actual. Siempre estuvimos al margen sonoramente de otras cosas que pasaban, también porque todas esas referencias que hablábamos hoy, todo eso que nos gusta y todo el imaginario que tenemos con ORO, siento que es atemporal. Las cosas más clásicas son atemporales. Entonces, con lo bueno y con lo malo, siempre estuvimos al margen. Eso seguramente te hace estar al margen también de cosas que están buenas como festivales o de movidas que sí, estuvimos al margen y estamos al margen, pero así funciona. Es muy de nicho lo que tocamos nosotros. Para algunas cosas somos muy blueseros y, para los blueseros, somos muy pesados, más punkies.

Santiago – Y para los punkies somos medio soft (risas).

Federico – De repente teníamos una música súper pesada pero no llegaba a ser 100% metal o algo así, entonces también quedás al margen de eso. Si bien ORO es, y siempre ha sido, y se maneja como una banda independiente de cierta movida, hay bandas independientes que tienen un universo sonoro en común. También quedamos al margen de eso aún siendo co-generacionales con esas bandas. Somos como un bicho raro de la generación. Por lo menos acá, porque en Argentina, por ejemplo, tienen otra tradición de ese tipo de música que nunca se ha interrumpido y acá sí.

No se trata sólo de ensayar los temas, tratamos de darle forma al show. Antes tocábamos la misma lista de temas todos los toques y no nos importaba, estaba bien, era lo que hacíamos. Hoy por hoy, tratamos de buscar matices.

 

Santiago Bondoni

A pesar de haberse formado en 2006, el primer álbum llega recién en 2011. ¿Cómo fue ese proceso de llegar al primer disco?

Guillermo – En realidad, el disco estaba pronto mucho antes del 2011, creo que lo grabamos en 2009. Sí, hubo un intento de llevarlo a sellos y ver como sacarlo. Y también hubo parte de inexperiencia.

Federico – Tampoco estaban las plataformas. No había la facilidad que hay ahora para grabar un disco, tampoco teníamos los recursos como para encerrarnos a grabar. Tampoco teníamos mucha idea de cómo movernos y, al final, lo que hicimos fue comprar un dominio en internet y subimos el disco ahí. Estaba MySpace en ese momento, que era como Spotify, Facebook e Instagram todo junto.

Guillermo – Ese primer disco sale al público en 2011 y capaz que hay cinco o seis canciones que son de 2006, y la gente ya conocía las canciones antes que saliera el disco. Eso también es curioso.
Y en ese primer disco también grabamos todo lo que teníamos. Es larguísimo, bien de ópera prima, de apego a lo que hacés, de cope, también.

¿Cuál es el disco que consideran que pegaron un salto, tanto a nivel compositivo o como banda?

Santiago – Yo creo que “Blues Pesado” (2013) fue un mojón importante para nosotros porque fue el disco que grabamos en Sondor. Ahí ya estábamos más maduros y, grabar en ese lugar tan histórico, también fue todo un hito.

Federico – Aparte para “Blues Pesado” incorporamos a Nicolás Demczylo, que es amigo y ya nos hacía el sonido desde antes de grabar. Me acuerdo, de algo que no habíamos visto en el primer disco es que fuimos con todos los temas, grabamos todos los temas tal cual estaban. Acá hicimos un listado, teníamos como veinte canciones, hacíamos grabaciones en los ensayos, pulíamos, empezamos a descartar y a rever algunas cosas y terminamos logrando un disco de diez temas, que es más concreto. Si bien hoy, doce años después, capaz que no es el disco que haríamos ahora, en ese momento, fue un salto salado porque, ya, a la grabación le dimos más tiempo, sonoramente hay un salto salado, teníamos mejores instrumentos, tocábamos mejor…

Santiago – Y hubo mucho más pienso en la composición de las canciones si escuchás los primeros temas que grabamos, tenían 200 vueltas de lo mismo. Después de eso, nos fuimos depurando, inclusive hoy si tocamos un tema viejo le recortamos alguna vuelta.

Federico – Algo que para mí tuvo “Blues Pesado” fue redondear un concepto que nosotros teníamos. Hasta ese momento nunca habíamos escuchado hablar de blues pesado, hasta que hicimos un tema que se llamaba así, pero no quedó en el disco. A partir de ahí, empezamos a definir el sonido nuestro, son estas dos palabras, blues pesado. Mezclaba eso que hablábamos hoy, de ese blues, de los blues tradicionales, los blues de acá, con una cosa más visceral. Pero, cada disco es especial y cada disco es como un mojón, y es como una era dentro de la banda. Los discos te definen la era de la banda musical y estética, que a eso siempre le dimos bola, también.

Santiago – Y, para mí, el concepto de “blues pesado” si no lo inventamos, pegó en el palo (se ríe). Acá, en la vuelta, yo no lo había escuchado hasta ese momento.

Y en cuanto a shows ¿“Metido en la Corriente”, que también es un audiovisual grabado en la Sala Zavala Muniz, es un punto de inflexión en la carrera de la banda?

Guillermo – Totalmente, este debe ser el show que más preparamos también y el único que grabamos un disco en vivo. Y un video, lo que sería un DVD. Por ser ahí,
por la exposición, porque salga bien, había otras presiones también. Yo creo que ese fue, por lo menos, el que le metimos más cabeza.

Federico – Ya teníamos tres discos de estudio y algún EP, pero estaba esa cosa de que ORO era mejor en vivo que en estudio. Había gente que nos decía eso y nosotros también entendíamos que la mejor manera de descubrir a ORO, de escuchar la música, era en vivo más que en estudio. Siempre estaba eso de hacer algo en vivo y a la vez que no teníamos buen material audiovisual, entonces eso fue como varias cosas, fue tocar en un lugar alucinante, en un contexto divino y a la vez generar un disco y un vídeo que a mí me encanta. Sin duda, es un mojón salado. Aparte nosotros ya veníamos desde hace un tiempo como, por lo menos en términos sonoros dosificando la energía en el sentido de que no todas las canciones fueran cinco minutos machacando, buscar otros matices, tener otro tipo de canciones u otras dinámicas y creo que, en ese sentido, fue mostrar también otras facetas de ORO, más allá de lo que ya habíamos hecho que, de repente, las hacíamos en la sala o en algún show, pero no estaba plasmado en nada. Entonces, también, artísticamente estuvo bueno el desafío porque el contexto también te implicaba buscarle una vuelta a la cosa.

En ‘Máquina del Alma’ (2023) la esencia de la banda se mantuvo, pero fue más pensado, más laburado. Quizás, tuvo más adornos o más arreglos de otras cosas, pero en vivo no las extrañás demasiado.

 

Guillermo Madeiro

¿El último disco “Máquina del Alma» (2023) es el trabajo en el que llevan esa búsqueda de matices al estudio?

Guillermo – Totalmente. Sonoramente es el más buscado y, en relación, a las dinámicas también… y el trabajo con Nacho Echeverría (N de R: co-productor del disco) sobre todo, que fue la primera vez que trabajamos con un productor artístico que viene a los ensayos, que opina de las canciones. Sumó un montón.

Federico – Aparte veníamos, de todo el 2020 y 2021 sin tocar, o con unos pocos toques y poco ensayo, había sido raro. Siempre, una persona de afuera pero que a la vez es amigo de todos, es bueno para el grupo, renovó el aire, descomprimió y estuvo buenísimo. Era lo que necesitábamos y, como dice Guille, nos ayudó un montón a cerrar las canciones, a rever algunas cosas o a confirmar otras. Después, está el laburo en la mezcla y eso, si es seguro que es el disco que hay como más matices de volumen, de intensidad, si más búsqueda de climas dentro de una misma canción, inclusive.

Guillermo – Es el menos comprimido también, tiene más aire el sonido…

Federico – Pero eso ya, desde la composición de canciones, se fue dando así. Cuando se empezaron a acumular las canciones, nos dimos cuenta que había una cosa común, eso de tener más matices y otro tipo de ambientes que se había generado.
A Nico Demczylo, con quien habíamos laburado en los otros discos, siempre lo involucramos en una etapa posterior, casi previa a la grabación pero ya con todo liquidado, los temas súper ensayados, ya como para poner fecha y grabar. Acá veníamos con pocos toques, poco ensayo, estábamos a la deriva de alguna manera y teníamos las canciones, pero por eso también lo involucramos antes. Nacho se empezó a incorporar a los ensayos, acompañó todo ese proceso, grabó unos pianos que quedaron preciosos, estuvo bueno. ORO siempre ha sido como un triángulo sin filtraciones, muy cerrado, entonces cuando vos traes a alguien de afuera y rompe un poco ese esquema, fue recontra enriquecedor.

Santiago – Y aprender a recibir una crítica o un ajuste de algo que estás haciendo que, capaz, que no está tan bueno para la canción…

Guillermo – La confianza, también, en alguien de afuera que vos admirás y respetás y lo ves muy colocado con lo que estamos haciendo. La esencia de la banda se mantuvo, pero fue más pensado, más laburado, quizás tuvo más adornos o más arreglos de otras cosas, pero que en vivo no extrañás demasiado.

¿En qué momento los encuentran estos 18 años de la banda?

Federico – También, en otro año particular. A medida que pasan los años obviamente por circunstancias familiares, laborales, personales, en una banda de este tipo, en la que no es que te dedicás a esto, ni laburás de esto, a veces se va haciendo más complejo encontrar los momentos para la banda. Entonces, el año pasado salió el disco y dijimos “vamos a ver, que salga el disco y tocamos cuatro o cinco veces y es un año ganado”. Fuimos a Argentina, tocamos acá un par de veces y hicimos una movida, acá en la sala, que estuvo divina. Este año salió a principio de año una colaboración con el Flaco Barral, que fue un sueño para nosotros, que es un referente, un ídolo. Este año dijimos “sacamos esto, vamos a tocar algunas veces, a divertirnos” y, creo, con un poco menos de presión también. Surgió esta fecha y nos parecía que darle el contexto, el marco de los 18 años estaba bueno. Es otra realidad que es la realidad nuestra ahora, 18 años después, somos personas distintas.

Santiago – Disfrutando el momento en el que estamos. No podés pretender seguir tocando toda la vida igual, con el mismo ritmo. Antes, tocábamos todos los meses capaz o mes por medio. Hoy no es esa la realidad, pero también creo que últimamente cada vez que tuvimos un show tratamos de darle cierto marco, ya sea estético o algún marco en cuanto al sonido o lo que sea del momento de la banda, también trabajar con eso. No es sólo de ensayar los temas, tratamos de darle forma al show. Antes tocábamos la misma lista de temas todos los toques y no nos importaba, estaba bien, era lo que hacíamos. Hoy por hoy, tratamos de buscar matices.

¿Qué se puede adelantar del show “18 Años, 18 Canciones”?

Federico – Básicamente, el concepto es hacer el repaso por estos 18 años. con canciones de todos los discos, pero también no es que las elegimos al azar, sino que fuimos preseleccionando y, también, tocando y viendo cómo se adaptaban al el sonido de ORO de hoy en día. Si bien somos los mismos tres, ha cambiado el sonido, ha cambiado cómo toca cada uno, como se instrumenta, como se ambienta cada sonido. Entonces, dentro de ese contexto ver cuáles pueden funcionar mejor y, ahora, estamos en este tirón final afinando eso. Va a tener un único invitado, que es Matías Singer cantante y guitarrista de Los Nuevos Creyentes, que es un hermano para nosotros, amigo de toda la vida, de nuestra barra de amigos de siempre y es el ideólogo del nombre ORO, el nombre se le ocurrió a él. En esa época, volviendo al principio de la entrevista que hablábamos de cómo había iniciado la banda, él siempre tuvo facilidad para inventar nombres de bandas y como éramos tres y era como pesado pero queríamos darle un color, oro fue como que calzó perfecto. Para este toque va a ser nuestro invitado de honor.


Foto: Santi Sombra