Pretenders en Montevideo: Clase de Rock & Roll y distinción con la maestra Chrissie Hynde

El regreso de Pretenders a nuestro país luego de ocho años —esta vez como acto principal y en Antel Arena— fue una confirmación más de que las bandas que conjugan talento, elegancia y actitud no tienen fecha de vencimiento. A más de 45 años de su formación, la banda inglesa dio una clase de inmortalidad, comandada por una Chrissie Hynde que, sin dudas, tiene un lugar asegurado en el podio de la “Sra. Rock & Roll”. Con su característico flequillo siempre a la altura de los ojos, remera, jeans, botas por encima de las rodillas y Telecaster en mano, dio cátedra de los ítems mencionados.

Apoyada por una contundente banda —cuyos tres integrantes bien podrían ser sus hijos—, Hynde se lució con una gran presencia y despliegue vocal a lo largo de todo el show, que rondó la hora y cuarenta minutos, y tuvo algunos de sus puntos más altos en “Private Life” y “Forever Young”, interpretadas con esa mezcla de dulzura y desgarro que solo ella puede imprimir. Se dirigió al público en varias oportunidades saludando con un “Hello, Rockers”, bromeando por la alegría de ver “caras viejas” e hipnotizando a los presentes de varias generaciones.

La ductilidad de la banda fue otro de los grandes méritos de la noche, con el guitarrista James Walbourne destacándose por sus solos endemoniados y un acompañamiento impecable. Guió el set —que saltó de los riffs de “Hate for Sale” y “Junkie Walk” a la sensualidad contagiosa de “Night in My Veins”— sin perder el pulso rockero ni el estilo. Otro destaque merece el sonido del show: claro, limpio, potente y a un volumen perfecto, algo que en el Antel Arena no siempre se logra.

Si bien la banda recorrió la mayoría de su discografía y de sus canciones más importantes, las más ovacionadas fueron, sin dudas, “Back on the Chain Gang” y “Don’t Get Me Wrong” —probablemente su mayor éxito a nivel global—. A esas alturas, ya con el público de pie, coreándolas como se debe con los clásicos inoxidables.

La puesta en escena bien iluminada, pero más austera de lo habitual para un show de este nivel, funcionó correctamente. De todas formas, lo que importaba era la música y la experiencia de estar ante una banda legendaria. Pero si hubo un momento que condensó sensibilidad y complicidad, fue el de “I’ll Stand by You” (Last of the Independents, 1994) en el bloque final, cuando Hynde invitó a subir al escenario a una fan que, dominando los nervios, se animó a cantar junto a ella. Haciéndolo en gran forma ganándose la ovación por mérito propio. “Cuban Slide” y “Precious” en el final hicieron que el cierre fuera bien rockero —incluso alterando el orden previsto originalmente— para dejar al público encendido.

Con 13 discos publicados —desde el ya mencionado debut hasta el reciente Relentless (2023)—, Pretenders es una de esas bandas que, aunque sus hits radiales por estas latitudes alcancen a contarse con los dedos de una mano, saben cómo convertir una presentación en un viaje potente y auténtico, sin artificios ni necesidad de la nostalgia como único recurso. Rock & roll puro, sin fecha de vencimiento, con el sello de una leyenda viva que demostró que todavía tiene muchas clases para dar.
Fotos: Paul Hernández
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