Pulp desbordó clase y estilo en el Teatro de Verano

El Teatro de Verano Ramón Collazo se vistió de elegancia y distinción el pasado martes 21, con la presencia de la banda inglesa Pulp en el marco de la primera fecha del festival Primavera 0. Los británicos se encuentran de visita en nuestro continente con su gira “This is what we do for an encore”, que los reunió tras diez años de inactividad como grupo, y brindaron un exquisito show donde recorrieron gran parte de lo mejor de su discografía, especialmente los temas de su clásico álbum “Different Class”.

Por Liber Aicardi


Foto: Marcos Mezzottoni

Exactamente a las 9 de la noche del martes, con una intro de visuales que calentaban el ambiente con frases del tipo “Hagan ruido” y que cerraban el círculo con el nombre del tour, dio comienzo la concreción del sueño de muchos quienes allá, por mediados de los 90’s, jamás imaginaron tener frente a sí y pisando suelo uruguayo a la emblemática banda liderada por Jarvis Cocker.
Una vez que el resto de la banda se encontró en sus posiciones, sonaron las primeras notas de “I spy” y la voz del carismático frontman fue tomando la forma de su silueta (contrastando con una gran luna llena de fondo) desde una escalinata que a lo largo del show sería un protagonista más. Allí estaba Cocker – de ambo aterciopelado azul marino y botas de taco – mostrándonos que la clase no se pierde con los años.

Tras el inicio, llegaría “Disco 2000”, uno de los himnos que nos dejó la música pop del Siglo XX y le siguieron “Something changed” (dedicada al fallecido bajista Steve Mackey), la dupla “Weeds” y “Weeds ll”, “F.E.L.L.I.N.G.C.A.L.L.E.D.L.O.V.E.” entre otras. Al promediar la noche, la pantalla se convirtió en un telón rojo mientras un sofá aguardaba por el vocalista para ambientar uno de los momentos más memorables del show y, sin dudas, el más histriónico. Si algo distinguió a Pulp de sus contemporáneos fue su veta cinematográfica, que les llevó a aportar más que un sonido de moda y en vivo, su líder, sabe jugar muy bien ese rol. Cocker es capaz de cantarte desde un sillón, acostado en el piso, subir y bajar la escalinata varias veces, bailarte como en una disco, ir de un lado al otro enloqueciendo al stage con el cable del micrófono e intercambiar diálogos con el público en un torpe pero voluntarioso español. Todo esto sostenido por una banda ajustadísima que no deja hueco por cubrir.

Hacia el final llegaron otros grandes momentos como “Babies” (con lluvia de confetti incluída), “Underwear” y la más celebrada de la noche: “Common people”, clásico si los hay. Y aún quedaban los bises (o encore) con “Razmattazz” y “Glory days”, para ponerle punto final a la celebración brit.

El de Pulp, fue un show digno de aquella gloriosa época en la que las bandas británicas volvieron a dominar el mundo, esta vez en plan clásico, pero sin olor a naftalina, sino al contrario, elegante y refinado. De una clase diferente.


Foto: Marcos Mezzottoni
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