El pasado domingo 9, y a veinte años de su primera visita a estas latitudes, La Polla Records volvió a presentarse en Montevideo, esta vez en Antel Arena y con una inmejorable previa a cargo de los locales La Sangre de Verónika y los argentinos 2 Minutos, redondeando, así, una fiesta de puro punk. Esto hizo que, desde los primeros acordes de La Sangre (ofreciendo un contundente y efectivo set), pasando por la, también acertada, recorrida de clásicos por parte de los liderados por “Mosca” Velázquez, hasta el cierre estelar con la banda oriunda del País Vasco, la tarde-noche dominguera encontrara en el pogo a su denominador común, donde las esperas entre bandas sólo sirvieron de tregua para replegarse y volver a tomar impulso. Puntualmente, sobre las 21 hs, y ya con los más de 5000 asistentes más que dispuestos, el novel estadio fue testigo de su noche más agitada desde su inauguración. Con el, ya casi, sexagenario Evaristo Páramos comandando una de las principales insignias del punk de habla hispana y un gran telón de fondo donde se apreciaban las icónicas portadas de sus álbumes, La Polla volvió para bombardearnos con un repertorio del que ninguna institución, sistema, sector social y político dominante o conducta humana sale ileso. Y lo contradictorio de ello radica en que lo valioso de sus canciones (muchas de ellas escritas hace más de treinta años), resulta ser la peor señal para nosotros: su vigencia a causa de que no sólo muy pocas cosas han cambiado, sino que, lejos de esto, varias han empeorado.
En el repertorio, compuesto por 44 canciones de todas sus épocas, muchos de sus himnos, desde “Salve”, como puntapié inicial, hasta el cierre con la declaración de principios “Odio a los partidos”, pasando por “Nuestra alegre juventud”, “Chica yeye”, “Delincuencia”, “Come mierda”, “Porno en acción”, “No somos nada”, “Txus”, “Carne pa’ la picadora”, “Jhonny”, “Los 7 enanitos” o “Ellos dicen mierda”, por mencionar un puñado, se fueron intercalando con otros que no lo son tanto y con el reciente “Ni descanso, ni paz!”, homónimo del álbum que los trajo de nuevo a la ruta luego de una pausa de dieciséis años. Y todos ellos fueron coreados con igual entusiasmo por un público que no paró de cantar y agitar de forma generalizada, algo para nada sencillo de lograr con una lista tan extensa de temas. No es novedad que gran parte de la fórmula del éxito de La Polla, sobre todo en directo, yace en el histrionismo de un Evaristo, que, a pesar de haber sumado algunos kilos, no perdió su impronta ni su capacidad vocal para escupir sus fulminantes dardos con la necesaria virulencia y, si a eso le sumamos las casi dos horas de show, prácticamente, sin respiro entre temas, engrandece aún más el desempeño de la banda en general (que se mostró sólida, ajustada y potente) y de su líder en particular.
A continuación, te compartimos las imágenes capturadas por Paul Hernández, a modo de registro visual de un concierto que marcó un punto muy alto en el arranque de la temporada de shows internacionales en Uruguay y que será recordado por mucho tiempo, tanto por las generaciones old school como por las recién iniciadas en el género.