Quienes estuvimos el pasado sábado 14 en La Trastienda fuimos testigos de uno de los mejores shows en la historia de Cross. Sí, aunque pueda sonar pretencioso. El acertado recorrido que hicieron los, siempre, liderados por Marcelo Cross por sus 35 años de carrera, la impecable propuesta integral entre luces y sonido, así como la banda sólida en todos los aspectos, así lo demostraron. Pero, hubo algo que trascendió todo lo antedicho: el poder de las canciones. Esas canciones, muchas incrustadas en el inconsciente colectivo de más de una generación (bastaba con observar la presencia de pibes de veinti poco hasta metaleros old school) a fuerza de shows, especialmente en los ’90s, y del boca a boca. Porque, si de algo puede jactarse este power trío, es de mantener un público fiel a pesar de que su último disco es de 1997, de la, prácticamente, cero difusión mediática e, incluso, a pesar de su propios momentos de inestabilidad. Si bien el set estuvo basado, en su mayoría, en sus dos primeros álbumes «Sólo quiero salir de aquí» (1991) e «Instinto Salvaje» (1992, recientemente editado en vinilo), Cross revisitó toda su discografía. La noche debía ser una encuentro celebratorio y así lo fue, desde el arranque, con «Crudo y salvaje», hasta «110, Amsterdam y el cielo» que fue la elegida para el cierre y el único bis. En el medio, clásicos como «El manicomio», «Joven viejo», » El mal dolor», «Hacia los mutantes», «Margat», «La bruja», «El virus de los amplificadores», «Espirales», «A miles de kilómetros de acá» y los homónimos a sus dos primeros trabajos, entre muchas otras, fueron coreadas por un público que no paró de cantar ni agitar y que respondió de muy buena forma a la convocatoria. Una vez más, Cross, volvió para renovar ese vínculo tan sanguíneo que lo une a su gente, como en casi todos los diciembre de los últimos años. Ojalá no deba pasar otro año para presenciar otro show de la banda y, por sobre todo, que el próximo sea con nuevas canciones bajo el brazo. El rock en estado puro, agradecido. Lo que sigue, es nuestro registro en imágenes a cargo de Paul Hernández.